Disclaimer: *sigh* Sin comentarios.

Claim: Jared/Kim, ¿a que no son amor? :3

Advertencias: Humm, esas cosas no se dicen.

Notas: Hace tiempito escribí esto. No estoy muy conforme, pero bleh.

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Note book


— Jared —escuchaste a tu compañera de pupitre por encima del sopor en el que te habías metido.

Sacudiste tu cabeza, saliendo del ensimismamiento, conectando tu cerebro.

— ¿Qué? —ni siquiera te molestaste en mirarla a los ojos.

— ¿Me prestarías tu lápiz? Me he dejado el mío en casa y-

— Puedes tomarlo —y te encogiste de hombros.

Ella te agradeció con una nota de decepción que apenas notaste.

Y la hora de clase te pareció aburrida, como siempre. Desde que te habías transformado en licántropo, y habías escuchado todas las leyendas con mayor atención, no podías tener la cabeza en otro lado que no fuera ese tema.

Sam había imprimado primero y, hasta ahora era el único. Él aseguraba que era algo maravilloso, pero tú no tenías interés alguno en experimentarlo. No por ahora.

La clase terminó al fin, y todos tus compañeros de salón se apresuraron a salir de allí. Era viernes.

Te levantaste con parsimonia, dispuesto a irte a tu casa o pasar la tarde con Sam, Embry y Paul por ahí, para que el día pasara rápido.

Volviste a la realidad cuando tu hombro chocó contra algo. Ese algo se quejó.

— ¡Jared!

Te levantaste, maldiciendo por lo bajo, y ayudaste a levantar los bártulos que se le cayeron a Kim, producto del golpe.

Unas palabras garabateadas al borde de una hoja del cuaderno de la muchacha te llaman la atención.

'¿Qué dem...?'

Tu apellido, enlazado al de ella, con un vago unidos por siempre escrito con su letra al costado.

La miraste confundido, mientras le alcanzabas el cuaderno.

Ella te dice entonces que lo siente, que está muy avergonzada, pero no prestas atención a sus palabras. Miras su rostro, sus ojos, su cabello, su nariz, su boca. Todo.

Puedes sentir los lazos que te atan a ella y que de ahora en más no podrás alejarte de su lado. Tampoco es que llegaras a querer aquello.

La miras con nuevos ojos.

Sonríes, porque sabes que Sam llevaba razón, y que te equivocabas. Sonríes, porque tienes pruebas de que Kim no te rechazará. Y sonríes, porque gracias a ese cuaderno de notas, ya sabes cuál es tu destino y con quién vas a compartirlo.