Espero que os guste este fic producto del insomnio :)
Ichigo tragó saliva antes de llamar a la puerta. Mientras esperaba la respuesta, su corazón comenzó a latir tan deprisa que creía que en cualquier momento se le iba a salir del pecho.
La voz de Byakuya le indicó que podía pasar y él abrió la puerta mientras saludaba educadamente. El jefe del clan Kuchiki estaba sentado en el suelo sobre sus rodillas frente a una mesa en la que solo había una tetera y dos tazas de té de fina porcelana.
Temblando, Ichigo se acercó hasta donde estaba Byakuya y se sentó frente a él. Sin casi mirarlo Byakuya comenzó a servir el té.
Al otro lado de la puerta Rukia esperaba nerviosa a que Ichigo terminase de hablar con su hermano.
-Y bien, ¿qué es de lo que me querías hablar? –La voz de Byakuya sonaba dura y el shinigami sustituto comenzó a dudar de los motivos que le habían llevado a cometer semejante locura.
-Pues verás…es que Rukia…-Comenzó a tartamudear.
-No te entiendo, ¿le pasa algo a Rukia? –Preguntó Byakuya mientras daba un sorbo al té. Ichigo negó con la cabeza.
-No, señor, Rukia está perfectamente, pero es que nos preguntábamos si…
Al otro lado Rukia negaba con la cabeza con la terrible sensación de que aquello sería un desastre. No tenía que haber dejado a Ichigo ir solo.
Al final, tras un largo rato tartamudeando, Ichigo logró decir lo que quería decir:
-Queríamossabersipodemoscasarnos. –Lo dijo todo el tirón sin respirar y sin vocalizar apenas. Al otro lado de la puerta se oyó el golpe que Rukia se dio al golpearse la frente con la mano. Byakuya alzó una ceja y depositó la taza con cuidado sobre el plato.
-¿Qué?
-Que si Rukia y yo contamos con tu bendición para casarnos. –Esta vez habló más despacio, aunque temiendo la respuesta.
Byakuya se puso en pie y comenzó a pasearse por la sala. Ichigo cerró los ojos y se encogió un poco, estaba bastante asustado.
-Así que lo de mi hermana y tú va en serio. –Dijo él a modo de respuesta.
-Sí, señor.
-Vaya, tenía la esperanza de que Rukia abriese los ojos y buscase a alguien mejor, pero reconozco que tienes agallas, y que la debes querer mucho si te atreves a venir aquí a pedir su mano sin ser ni siquiera un shinigami completo.
Ichigo escuchaba todo esto con los ojos cerrados y la cabeza gacha. Él le había dicho a Rukia que, probablemente, su hermano no aceptase aquel matrimonio por eso mismo, pero ella le había obligado a ir.
-Yo…Es cierto que no soy un shinigami completo, pero creo que he demostrado mi valía muchas veces, y que Rukia siempre ha estado a salvo conmigo, señor. Además, puedo decir que la quiero de verdad…-Nada más decir esto cerró la boca, siendo consciente de que, probablemente, aquello no ayudase.
Byakuya volvió a sentarse frente a Ichigo y este lo miró a los ojos de forma desafiante. Durante unos breves segundos creyó ver que Byakuya sonreía.
-En eso tienes razón, Rukia siempre ha estado a salvo contigo. Bien, si esa es su decisión, supongo que tendré que daros mi bendición.
-¿De…de verdad? Muchas gracias! –Ichigo le tendió la mano a Byakuya, que la apretó con fuerza.
De pronto, la puerta se abrió de golpe y apareció Rukia, que se lanzó contra su hermano abrazándolo con fuerza.
-Gracias Niiiiiiii-sama. Sabía que aceptarías.
-Rukia, por favor, compórtate. –Le pidió Byakuya. Ella se sonrojó y le tomó de la mano mientras miraba a Ichigo feliz.
