Bueno, esto nació de un pequeño reto que tuve con una amiga, y la verdad es que de alguna manera me terminó encantado, por muy bizarro que suene, me gusta la dinámica que manejan estos dos.
Abrió la caja con una ligera sonrisa en los labios, sonrisa que murió al ver la tela revuelta que contenía, no era que esperara mucho del otro, sabía que no tenia demasiada cabeza para pensar en obsequios adecuados... pero por eso mismo tenía un mes entero insinuándole sobre el metrónomo que le hacía falta o sobre ese kit de mantenimiento para pianos. Observó de reojo al rubio que casi daba saltos por la emoción contenida, estaba mucho más emocionado que él mismo, eso que ni que.
El danes estaba que se retorcía de nervios, estaba seguro que iba a encantarle su regalo, era la cosa más genial del mundo, después de ellos dos claro esta... La había comprado una semana atrás, descartando otras cosas menos interesantes relacionadas con música y comida, las galletas hubieran sido buena opción, pero no lo suficiente.
-¿Qué te parece? - Interrumpió el mutismo del otro, incapaz de retenerse por más tiempo- Anda sácalo, no te contengas, estoy seguro que es de tu talla, pero quiero ver como te queda -Insistió moviendo los brazos para animarlo sin fijarse en la expresión poco complacida de su rostro -Anda - insistió acercándose y tomando la camiseta de la caja para extenderla frente a sus ojos -¿Verdad que es genial? Pruébatela, vamos - y sin esperar más respuesta se le tiro encima para tratar de desvestirlo y meterle la prenda a la fuerza por la cabeza
Su sonrisa se incremento más al notar que le iba perfectamente, al menos en tamaño, pues cualquier otro que no fuera el seguramente quedaría bastante impactado -y no de muy buena manera- al toparse al austriaco usando una camisa verde brillante con una leyenda que aclaraba que no había canguros en Austria, seguida del dibujo de uno de esos simpáticos animales.
-Voy a matarte- amenazó con voz calma, los ojos brillando de furia y las mejillas rojas por la vergüenza - O por lo menos a darte un buen castigo-
-Pe...pero...pero...- el mas alto dio un par de pasos hacia atrás sin perderlo de vista, Rode daba miedo cuando se ponía así, mucho miedo - ¿No te gusto mi regalo? - susurro entre asustado y apenado, el en verdad pensó que iba a gustarle... así seguramente la gente dejaría de ir hasta allá buscando canguros.
-Ahora vas a ver cuanto me ha gustado... liebe- susurro con su voz mas peligrosa, dando pequeños pasitos en su dirección, golpeando suavemente su batuta contra una mano, sonriendo de lado al ver como el nórdico seguía el movimiento con interés, aunque sin dejar de retroceder, al menos hasta que lo tuvo contra la pared, sin posibilidad de huida... ahora si que le enseñaría una lección...
