Descargo de responsabilidad: Los personajes ni el anime me pertenecen son de Tite Kubo.
Advertencia: Los personajes pueden contener OoC, y el capítulo contiene lime.
¿Por qué estaban en este lugar?
¿Por qué estaban desnudos?
Su pequeño cuerpo desnudo recostado sobre esa cama con tantas espinas, dejan inexistente la marca de su constante llanto, no duelen, al contrario la despiertan del profundo sueño.
La piel de ambos ardía. Él estaba encima, a espaldas de ella probando la curva de su espalda mientras un suave gemido escapó de los labios de la mujer.
Ambos sudaban.
¿Cómo empezó? Ella se volvió a preguntar nuevamente.
Su vida diaria era respirar segundo a segundo, su vida era monótona, cansada, de muchos años que eran imposible de recuperar. Su vida estaba deshecha, sus ilusiones perdidas, sus sueños rotos, sus promesas sin cumplir, palabras que nunca la alcanzaron, que el viento se llevó y no retornarán. Sin embargo, su esperanza no se ha ido, su luz está en este mundo, mientras su pequeña hermana esté con ella, seguirá avanzando a pesar del dolor y la decepción.
Así era, hasta que aquel intruso llegó y se cruzó en su camino.
Él no era su prometido. Él era el socio de su prometido.
Ella recuerda que en el siglo XXI no es obligatorio llegar virgen al matrimonio, fue un argumento para pecar y con ese pensamiento dio pie a su idilio, el cual era ilegal.
Las delicadas manos de la joven se aferraban a la sábana, mientras ella sentía un hormigueo placentero que provocaban los suspiros escapaban de sus bellos labios y a él le gustaba observar sus delirios. Lo excitaba.
Manos grandes y fuertes delinearon las caderas de Hisana, al igual que los labios varoniles.
Estaba mal. Era un terrible pecado. Tan delicioso pecado.
Kuchiki Byakuya uno de los hombre más ricos del país, conocido por su impasibilidad, por ser orgulloso y honorable. En la actualidad, es amante de una mujer comprometida. Habían llegado muy lejos pero era inevitable, era imposible dejar de buscarla. Era imposible e inevitable no amarla.
Él sabía que ella era una mujer con espíritu dulce y sanguinario, sabía que ella terminaría por destrozarlo. ¡Qué placer!
No se dieron cuenta en que momento él la volteo. Estaban cara a cara, respirando sus alientos capaces de quemar sus rostros y más allá.
Él la besó. Un beso al estilo francés, sus lenguas se enredaban y el calor aumentaba, entonces él descendió a su cuello y ella suspiraba cada vez más rápido. Él viajó hacia sus suaves pechos, lamiendo delicadamente el suave seno de la dama. Ella se arqueaba, incapaz de no soltar un gemido, se sentía más y más húmeda.
Sus respiraciones no eran controladas, sus sentimientos eran absortos, descubriendo las puertas del placer, una conexión tibia y mojada de sus bocas hinchadas besando lo espléndido que han encontrado en aquella puerta de satisfacción. Ambos se enardecen a través de sus aromas.
Él rozó su impecable y perniciosa piel, él era adicto al dulce veneno, ella lo mataba poco a poco.
Ella se iba a casar.
En ese entonces no podía dejar de pensar, en el hecho de que ella tendría que acostarse con un hombre que le doblaba la edad, era desagradable el sólo pensarlo, fue un argumento más para cometer este acto tan placentero y condenable.
Haría todo por Rukia, su amada hermana menor. Se iba casar por ella.
Ser infiel no fue planeado. Solo sucedió.
Quizás Dios los perdone.
Ellos se condenaron. Los humanos siempre tan débiles ante los sentimientos.
Hisana luchó pero ella perdió.
Byakuya se dirigió hacia el sur, hacia su condición femenina y acarició con su lengua. Ella gritó, un gemido tan alto, el placer la recorría y sus piernas se adormecieron. Hisana soltó las sábanas y jaló los cabellos su amante.
Era demasiado para ella. Estaba avergonzada, ella gritaba de gozo y se preguntó si alguien la podía escuchar. El pensarlo la avergonzaba aún más e intentaba no gemir pero no podía controlarse.
Culpa, también sentía eso.
Sólo quienes han caminado descalzos sobre piedras saben acoger el sufrimiento del otro, compartir su dolor; ella lo había vivido, pero ahora ella es quién hace sufrir. Al intuir que ella no podía escapar de aquellos sentimientos, ella deseo ensordecer y no ver. El sendero era estrecho, no caben dos personas, deben de ir solos.
Ella misma se clavó una espina, llamada culpa. Los sentimientos de culpa se repetían tanto en ella, que se aburrió de ellos y los dejó a un lado.
Ella se quemaría en el infierno, estaba segura pero comenzó a olvidar cuando un espasmo la recorrió de pies a cabeza. No podía dejar de gritar ante su orgasmo.
Él besó su vientre, luego sus labios y la abrazó. Las manos del hombre tocaban sus caderas y muslos. Sus frentes juntas, ellos se miraban, ella estaba agitada.
No es debido, ella le decía pero su abultado deseo decía lo contrario. Su obstinación contra debilidad, su astucia contra su inocencia, su seducción contra su voluntad, terminaban en los latidos rápidos del corazón.
Sus manos en la profundidad del delicado cuerpo, sus besos y los de él.
Su corazón estaba regresando a la normalidad hasta que él separó sus piernas con sus gruesas manos. Su corazón comenzó a agitarse. Su hombría en la entrada de su feminidad, rozando.
No era la primera vez, a pesar de eso ella igual tembló.
No era miedo, ella no sabría explicarlo.
Él la anhelaba.
Él estaba aquí. Trató de olvidarla, se encontró incapaz de acostarse con otra mujer. El deseo de estar con ella, a su lado incremento. Incluso ahora, estando con ella ilícitamente su deseo no había disminuido sino aumentado. Él no sabe cuándo comenzó a amarla.
Eran humanos, su piel con la suya encendió algo que no pudieron controlar.
Las uñas de la menuda mujer arañando la espalda de su amante, al sentir que él estaba dentro de ella. Ella grito de placer. Él gruño, la besó y luego respiro en los cabellos de su amada al mismo tiempo que sus instintos lo guiaron a balancearse suavemente.
—¡Byakuya! —gimió Hisana. Ella no sabía qué hacer, la corriente se extendía en todo su cuerpo.
El nombre del pelinegro resonaba a cada instante en toda la habitación, eran vocalizados sin permiso. Simplemente abandonaban a Hisana por instinto.
Él se movía más y más rápido, ni siquiera sentía el dolor de los arañazos proporcionados por el éxtasis de la frágil mujer. Él gruñía, estaba ronco sin duda alguna.
El vaivén de la cama también los delataba.
Byakuya enredó sus manos con las de Hisana. Se veía hermosa, tan sonrojada, su rostro tan angelical, sus gemidos era un deleite, sus ojos tan inocentes y profundos. Se perdió en ellos.
Las paredes femeninas se contraían. El cuerpo de Hisana se sacudía imparablemente en los brazos fuertes de su compañero. Los jadeos y gemidos eran más rápidos e intensos. Él la siguió.
Era suya, quería que fuese suya. Sólo ella podía decidir, pero él era de ella.
Ella estaba casi inconsciente en su abrazo. Él observaba cada detalle de ella.
Ellos se miraban.
Una lágrima descendió de los ojos de la mujer prometida a otro hombre. El hombre a su lado secó sus lágrimas con las yemas de sus dedos.
Él lo sabía, ella se iba a casar. Ellos serían algo oculto y sucio, ella no quería eso para ninguno. Estaban haciendo algo destructivo, tan placentero y tan risueño.
Un temido pecado.
¿Si se hubieran conocido antes sería diferente? Nunca lo sabrán.
¿Si ella decidiese por él, su prometido la dejaría libre? Nunca la dejaría, se lo había dejado claro hace tanto tiempo. Su hermana estaba de por medio.
Deseaba encontrar una solución. Dejar de verse y terminar con esto no funcionaría pero siempre terminaban de esta forma, mintiéndose el uno al otro. Ella y su hermana se irían con él, no habría que temer. Ella no lo haría, ella no tenía el valor, era cobarde. Muy cobarde ante lo preciado que tenía, su hermana.
Sólo serían amantes, siempre con el recuerdo de sus miradas, no importa el tiempo.
Después de esto, ¿Dónde quedó la culpa?
Su prometido podía ser todo, no obstante él no merecía esto.
Es la primera vez que comparto una historia T-T (lágrimas de emoción).
Esta idea surgió de los relatos de la vida amorosa de mi tía en Estados Unidos (mi familia es muy numerosa *invadiremos al mundo, estamos en todas partes, muajajaja*), nos contó que fue una pillina jaja, bueno que engañó a su novio con el mejor amigo de este O-O ( si esa fue mi cara), y pues asi comenzó esto.
Espero que la intimidad que escribí no sea tan desagradable, no puedo creer que lo escribí (con ayuda de mi hermana mayor, sin ella estaría perdida en el espacio, Gracias Giane!).
Si les gusto, me hacen feliz y sino pues azótenme o mándenme amenazas. Todo es bien recibido por mí.
