Semana Korroh
Dia : 1

Raiting : K
Genres : Family/Humor
Resumen: Iroh debe llevarse a su hijo a una importante reunión. Lamentablemente para el, el pequeño tiene el mismo carácter que su madre.¿Que sucederá?

AVATAR THE LEGEND OF KORRA NO ME PERTENECE


El descubrimiento

El general despertó más temprano de lo usual. Unos gritos hicieron que abandonara su sueño.
Se levanto de su cama y se dirigió a la cocina.

Allí encontró a la morena intentando hablar con un niño, de tez blanca y ojos color celeste. Tenía su cabello, color negro, muy alborotado.
-¿Te hemos despertado? - pregunto ella.
-No te preocupes - dijo aún con voz ronca - debo levantarme temprano. ¿Qué sucedió?
-Tahiel está molesto porque tiene hambre pero no quiere comer lo que le prepare.
Iroh se agacho, para quedar a la altura del pequeño niño de tan solo tres años.
-Tahiel, tu madre preparo la comida para ti. Debes comer.
-¡No quiero! - grito el niño.

El la miro a ella, esperando una salvación. Su hijo tenía el mismo carácter que su madre, no podía lidiar con él.
-No sé qué hacer – dijo mientras se levantaba.
-Haz lo que quieras – dijo ella suspirando – solo procura que coma. Tal vez no llegue a cenar.
-¿Qué? – grito el - ¿Te vas?
-Surgió una emergencia – dijo ella mientras se ponía sus botas – un pequeño grupo de rebeldes, nada importante, pero Lin quiere que este ahí.
-¿Eso significa que me dejaras con Tahiel?
-Si, eres su padre.
-No, definitivamente no. Hoy es la reunión - contesto desesperado.
-¿Cuál reunión? – pregunto ella.
-Sabes que en poco tiempo asumiré como señor del fuego. Debo hacer todos los trámites legales, reunirme con los sabios. Aun debo demostrar que soy capaz para el trono.
-Lo siento, pero nadie puede hacerse cargo de Tahiel. Pema está ocupada con los niños. Rohan tiene fiebre y los demás estaremos con Lin.
-¿No puedes llevártelo tu?
-Oh, sí – dijo ella con sarcasmo – porque es mejor que mi hijo de tres años este conmigo en una batalla. Tal vez descubramos de una vez por todas si es un maestro fuego o agua. Perdona por sugerir que lo lleves a una aburrida reunión.
-No vas a llevártelo ¿Verdad?
-Me conoces tan bien – dijo ella para darle un beso en la mejilla – vuelvo tarde.
Tomo al niño en sus brazos y le dio un beso en la mejilla.
-Adiós Tahiel – dijo mientras jugaba con su pelo.
-Adiós mami – contesto el pequeño niño.
-Espera – dijo el – no me dejes a-
Fue interrumpido por el ruido de la puerta. Ella se había ido.

El pequeño miro a su padre.
-Parece que somos tú y yo – dijo él.
-Tengo hambre.
-Come la comida que te preparo tu madre – contesto.
-¡No quiero! – dijo tirándose en el suelo.
El niño había comenzado un berrinche, mientras que Iroh comenzaba a perder la paciencia.
-Espero que encargarme de una Nación entera sea más fácil que esto.
El general miro el reloj y casi se altera al darse cuenta de lo tarde que es.
-¡Llego tarde! – dice mientras corre a buscar su abrigo.
-Papi, tengo hambre – volvió a repetir el niño.
-Luego comerás, ahora debes acompañar a papi a una reunión muy importante – dijo mientras cargaba al niño en brazos.


El general llego corriendo a la sala de reuniones.
Observo la gran puerta dorada.
-Escúchame Tahiel – dijo mirando a su hijo a los ojos – debes comportarte aquí ¿Está bien?
-Pero tengo hambre – dijo el pequeño
-Al salir de aquí comeremos, te lo prometo.

Bajo a su hijo y entro de la mano del pequeño a la sala.
Un grupo de tres ancianos, los más sabios de la nación del fuego, se mostraron sorprendidos al ver esa escena.
-General Iroh ¿A qué se debe este? ….. ¿Honor? – inquirió uno observando al niño.
Los sabios eran muy irritables. Debían hablar temas importantes y no querían lidiar con un niño.
-Lo siento, no tuve alternativa – contesto el – pero les aseguro que no notaran su presencia.
El genera se sentó alrededor de la gran mesa, mientras que su pequeño hijo se sentó en el suelo, jugando con sus pies.
-Bueno, comencemos – dijo uno de los sabios.

Así comenzaron a tratar cada uno de los temas importantes de la Nación del fuego.
El niño se levanto y se acerco a uno de los ancianos, que estaba totalmente calvo.
-¿Por qué no tienes pelo? – pregunto con total inocencia.
La cara de Iroh se volvió roja. No podía creerlo.
El anciano intento evitarlo, pero el niño insistió.
-¿Acaso naciste así?
-No – se limito a responder.
-¿Te lo has arrancado? ¿Por eso tienes esa cara de enojado?
"Creo que no seré el señor del fuego. Tendré suerte si no me ejecutan"
-Tahiel – dijo el general tomando a su hijo – no debemos decirle esas cosas a las personas mayores.
-¿Por qué no? – pregunto él. Tenía el mismo carácter impulsivo que su madre.
-Porque no, puede ser molesto a veces. Quédate quieto ¿Si?

El general se disculpo y prosiguieron la reunión.
-Definitivamente muestras muchas aptitudes para este cargo – dijo uno, haciendo sentir orgulloso a Iroh.
-Yo quiero ser el señor del fuego – dijo de repente el niño, lleno de alegría, subiéndose a la mesa.
-Tahiel, baja – dijo su padre.
-Tú no puedes ser el señor del fuego – le contesto el anciano calvo.
-¿Por qué no? – pregunto él, molesto.
-Porque eres muy joven – contesto firme el anciano – además, aun no sabemos si dominas el fuego.
-Pero eso no es justo – dijo el pequeño – no es necesario dominar el fuego.
-Si que lo es.
El pequeño comenzó con otra rabieta e Iroh vio venir el final de su carrera.
-¡No es justo! – gritaba el pequeño que estaba sobre la mesa, ya que su padre no había logrado bajarlo.
-Tahiel – dijo Iroh – baja.
-¡No! Yo quiero dominar el fuego como tú, papi.
Iroh estaba perdiendo la paciencia.
Una llama salió de repente. Tenía potencia y estuvo a punto de quemar la barba de uno de los ancianos. Todos se tiraron al piso por instinto, excepto Iroh, que se quedo mirando de donde provenía.
-Tahiel – dijo incrédulo - ¡Eres un maestro fuego!
El pequeño observo sus manos.
-Parece que serás el próximo señor del fuego, luego de tu padre – comento el anciano calvo.
El pequeño comenzó a saltar de alegría.
-¡Sí! ¡Soy un maestro fuego!
Iroh tomo a su hijo y lo abrazo. Aun no podía creer el potencial que tenia con tan solo tres años.
-Estoy orgulloso de ti – dijo sonriendo.

Para sorpresa de Iroh los sabios comenzaron a reír.
-No recuerdo la última vez que reí – comento uno.
-Iroh – dijo otro posando su mano en el hombro del general – serás un gran señor del fuego.
-¿De verdad? – decía él, incrédulo.
-Lo juro.
-¿Y yo? – preguntó el pequeño.
El anciano calvo se dirigió a él.
-Definitivamente tu serás el mejor señor del fuego que haya tenido esta nación – dijo para luego alborotarle el pelo.
El general no podía creer que su hijo haya "ablandado" a los sabios.


Llego a su casa con una sonrisa en su cara.
-Papi, tengo hambre – dijo su hijo.
-Veremos que tenemos por aquí.
Iroh comenzó a buscar algo para preparar, aunque no tenía la menor idea de cómo hacerlo. Nunca había cocinado.
-Tahiel ¿Qué te parece si-
El general dejo de hablar cuando encontró a su hijo comiendo la comida que su madre había preparado a la mañana.
-Tahiel ¿Te gusta la comida?
-Si – dijo mientras devoraba la comida con sus manos- está muy rica.
-¿No está fría?
-Si, pero ya la calenté.
-¿Cómo? – preguntó el.
-Así – dijo para luego encender una pequeña llama en comparación con la anterior.
"Al parecer saca su potencial cuando está enojado"
-Tahiel, me alegro que seas un maestro fuego, pero debes tener cuidado ¿Si?
-Si, papi.
El sonido de la puerta se escucho de nuevo.

-Finalmente llegue – dijo la morena mientras entraba a su hogar.
-Mami – grito el niño corriendo hacia Korra.
-Hola Tahiel – dijo abrazándolo y llenándolo de besos - ¿Cómo está el niño más lindo de toda la nación del fuego?
EL pequeño comenzó a reír.
-Veo que lo has hecho bien – le comento a Iroh – y has logrado que coma su comida. ¿Alguna novedad?
-Si – dijo el sonriendo – muchas.