Amigo Imaginario

Una tierna historia sobre dos tristes niños de 6 años de diferentes épocas que recibirán su primer regalo de navidad antes de que el destino los obligue a hacerse enemigos. H/SS NO SLASH

Una historia contada fuera de época, pero que igual puede ser leída en cualquier día del año…como hoy jeje

Advertencias: Ninguna, sólo menciono que no pienso hacer Slash.

Disclaimer: al demonio con estoXD, no pondré algo que ya todo mundo debería saber.

En fin, disfruten. --u

Capítulo I

El niño que nadie quiere

Sólo faltaba unas semanas para que la Navidad se hiciera una vez más presente en el mundo, y por su puesto en Privet Drive no pasó por desapercibido.

Los techos de las casas estaban cubiertas de nieve al igual que las calles, parecían un hermoso ornamento sacado de un cuento. Las luces coloridas alumbraban cada oscuro rincón de la colonia, y pequeños niños jugaban con bolas de nieve persiguiendo a sus amigos en una pequeña guerra campal que organizaban. Entre ellos estaba Dudley Dursley un niño rechoncho de 6 años con cara redonda y mejillas coloradas tapado de pies a cabeza para evitar enfermarse en el frío invierno, claro por órdenes de su madre.

Cada niño de la calle se veía ocupado en sus asuntos, jugando, riendo, y hasta comiendo, sólo un pequeño no participaba en juego alguno, sólo permanecía sentado en la entrada de su casa viendo a su primo divertirse con sus demás amigos, su nombre era Harry Potter, un pequeño niño flacucho que tendría la misma edad que su primo.

Era huérfano, como ya sabemos, y fue dejado a las puertas de los Dursley cuando era tan sólo un pequeño de un año, fue dejado con la esperanza que lo cuidaran, que le dieran una verdadera familia y un lugar acogedor para que viviera feliz antes de que su destino pudiera encararle.

Realmente eso sería lo mejor para el niño.

Pero para desgracia de Harry lo único que halló en esa familia fue humillación tras humillación, maltratos y reproches.

Su vida era triste y solitaria. Por eso Harry se limitaba al estar al margen de la gente sin importar que fuera niño o adulto, después de todo todos le rehuían, todos le despreciaban, todos…hasta quienes no conocía-a excepción de esa gente curiosa que de pronto le saludaban como si le conocieran, pero siempre terminaban por desaparecer-.

Era un imán para los ataques. Como pasaría en ese día en donde iniciaría el primer capítulo mágico de su vida…

-¡Ey Potter toma esto!-una gran bola de nieve pegó en la cabeza de Harry cuando este estaba desprevenido

-Dudley no hagas eso-se quejó el pequeño sacudiendo su holgada chamarra azul rey y su viejo sombrero verde tejido a mano que le había regalado la señora Figg.

-¡Ay ay ay! ¡Soy Harry Potter y me lastimaron con una bolita de nieve!¡Ahora me voy a llorar a mi pulgosa alacena como una nenita!-cantilló Piers Polkiss, frecuente cómplice de Dudley en las golpizas que le daban como si fuera su saco de deportes, todos los niños que le oyeron rieron a carcajadas señalando a Harry y cantando "¡Harry es una niña llorona y nadie lo quiere!"

Harry miró a todos con ojos vidriosos apretando los puños con fuerza resistiéndose a llorar frente a tanta gente, lo que más le enfadaba era que los mayores hicieran caso omiso de las burlas que generalmente sufría.

-¿Qué te pasa Potter? ¿te comió la lengua una rata?jaja-Dudley comenzó a reír como loco hasta que una bola de nieve detuvo su risa, todo mundo quedó mudo mirando a Dudley como si fuera una olla hirviente a punto de estallar-¿quién lo hizo?-preguntó con voz amenazadora enrojeciendo como un jitomate.

-Vino del lugar de Potter –dijo un chico que estaba tras Dudley

-¡Fue él!¡Fue Potter!-gritó una niña señalando a Harry, este parecía no entender del por que le culpaban, o más bien, de donde había salido la bola de nieve, si, bueno, había salido de donde el estaba, y sí, él había estado pensando que sería gracioso contraatacar a su primo cuando el estaba desprevenido, pero el no había tomado ni un puñado de nieve, no se había movido de su lugar.

-¡A él!-gritó Dudley arrojándose hacia el pequeño y flacucho niño junto con sus compinches, Harry se metió entre las jardineras de su tía Petunia escapando de los niños que querían pegarle, pronto varias bolas de nieve comenzaron a golpearle en todo su cuerpo, como si todos los niños de la calle le atacaran.

-¡Quién le pegué más veces a Potter se ganará un pedazo de pastel de frutas de mi mamá!- anunció Piers animando a más niños atacar a Harry quien corría lo más alejado posible de sus atacantes sin tener la mínima posibilidad de defenderse. Por suerte era demasiado rápido y muy pequeño para poder esconderse en alguna parte, cuando perdió de vista a sus atacantes se metió en un bote de basura esperando que no lo encontrasen.

-¿Dónde está?

-creo se fue por allá

-Vamos yo ya quiero mi pastel de frutas

-sueña Malcom ese pedazo será mío

Harry se sintió aliviado cuando el barullo fue disminuyendo fuera del seguro bote donde se había refugiado. Levantó la tapadera tan sólo lo suficiente para mirar a su alrededor.

Nadie.

Pero aún así no era seguro salir con todos los niños de la calle buscándole para darle una golpiza, prefirió quedarse en el bote hasta que oscureciera, se dejó caer y se escondió entre sus rodillas sollozando en la oscuridad.

Pasaron horas hasta que sintió que era más prudente salir, toda su ropa ya maltrecha se vió envuelta de pedazos de comida podrida y papeles usados y embarrados de quien sabe que cosa, Harry prefirió no imaginarse que era.

Regresó a su casa a paso lento pensando en esos crueles niños y en sus crueles palabras "Nadie lo quiere", eso dijeron, sería menos doloroso para Harry si el supiera que no era cierto, pero para su desgracia era verdad, nadie lo quería, estaba sólo.

-¡Potter!¿Dónde demonios estabas? ¡te dije que tenías que lavar todos los trastes!-refunfuñó su tía Petunia retorciendo su boca y arrugando su nariz en forma desagradable como sólo ella solía hacerlo.

-Lo siento tía, tuve problemas

-¡si ya me enteré que andas molestando a los vecinos y en especial a tu primo!

-¡eso es mentira!-reclamó el pequeño con la cara fruncida

-¡Y todavía me respondes! ¡sólo espera a que llegue Vernon y le diga de tu insolencia!

-Tía…perdón yo no quería…-agachó su carita sumisamente sabiendo que su batalla era perdida.

-Ya vete a lavar los trastos, estás castigado hoy no cenarás-se cruzó de brazos mirando despectivamente al pequeño ignorando que estaba sucio y mal oliente por la basura. Harry no tuvo otra opción que obedecer, se quitó su gran chamarra y se dispuso a lavar los trastes estirándose lo suficiente para alcanzar la llave del agua.

-¡Mamá ya puedes mirar!-después un rato Dudley apareció en las escaleras disfrazado de Santa Claus, a su tía casi le da un colapso de alegría cuando vió a su hijo haciéndole cariñitos tontos y besándole ridículamente por todo su rostro.

-¡Mi pequeño nene te vez precioso! Eres perfecto para ese papel escolar, eres tan lindo y cariñoso como el verdadero Santa, ¡uy mi bebe!¡ mi nene!

-Ya mamá no me des tantos besos ensucias mi barba-gruñó Dudley empujando bruscamente la cara de su madre, esta en vez de reprenderle sólo sonrió

-oh disculpa mi niño precioso, sólo espera que tu padre venga y te vea-Harry dio un largo suspiro aburrido por la manera tan ridícula que le hacían fiestas a Dudley tal como si fuera un niño de 3 años.-¿y tú que vez?-preguntó su tía y Harry alzó los hombros sumisamente.

-está celoso que no le dieron el papel, y como es un niño feo, malo y egoísta no le va a traer nada Santa como siempre.-Petunia sonrió con orgullo a su hijo dedicando después una mirada de desprecio al pequeño Harry

-Tienes razón tesoro, Santa sólo le trae cosas lindas a los niños lindos como tú-Harry sólo les miraba en silencio acostumbrado a los desprecios de su familia.

Cuando su tío Vernon llegó hizo un gran revuelo al ver al regordete de su hijo vestido de Santa, mientras que a Harry le tocaba la peor parte al recibir una fea reprimenda por cosas que el no había hecho, el pequeño niño no se defendió, sabía que aunque lo hiciera no serviría de nada al ser él, el niño que nadie quería.

Al llegar la hora de la cena sentaron a Harry en la mesa sin darle un bocado de comida, sólo torturaron a su pequeño estómago que gruñía por comer la carne que le daban a Dudley o por los panques que engullía tío Vernon.

-¿puedo comer un pedacito de panqué?-preguntó el pequeño con la esperanza que sus tíos se conmovieran y le dieran algo para calmar su hambre, ya que tampoco había comido muy bien ya que Dudley le había tirado casi toda su comida y pisoteado como diversión.

-No, estás castigado-dijo Vernon con la boca atestada de comida

-Entonces ¿ya me puedo ir a dormir?-preguntó el pequeño, Vernon y Petunia se miraron como para consultarse.

-Te retirarás hasta que laves los platos de la cena-y así fue, hasta que los Dursley terminaron Harry no pudo retirarse de la mesa.

Al terminar su última tarea del día Harry se devolvió a su almacén debajo de la escalera para dormir y quizá soñar en ricos dulces y panques que no compartiría con Dudley.

Antes de encerrarse en su almacén escuchó a Petunia hablar con Dudley sobre sus regalos de navidad.

-¿Ya escribiste tu carta para Santa?

-Ya la empecé mamá, pero aún no termino

-Tan ambicioso como su padre-esta vez era Vernon orgulloso de que su hijo hiciera, seguramente, una lista más larga que la alfombra de la sala.

-Bueno, pero apresúrate antes de noche buena para que Santa te traiga todo lo que quieras

-¿todo lo que quiera?-repitió Harry antes de cerrar la puerta de su almacén. Un poco animado tomó su pequeña linterna, un viejo papel arrugado y un lápiz del tamaño de un meñique, preparándose para escribir una carta para Santa, que aunque le costaba un poco de trabajo escribir sin tener con quien consultar palabras difíciles, siempre solía hacerlo en secreto ya que si lo encontraban con ella se la quemarían como las muchas otras que habría hecho en el pasado, aunque en esos tiempos sólo eran dibujos ya que no sabía aún escribir muy bien si no es que nada, pero esta vez él le escribiría solito, con o sin errores, no dejaría que la encontraran, la escondería muy bien y quizá Santa esta vez sí le traería lo que el realmente quería en ese momento.

Querido Santa:

Mi nombre es Harry Potter, quizá no me conozcas ya que nunca antes había llegado una carta hasta tus manos, ya que…-Harry paró hasta aquí pensando si sería bueno explicarle la razón del por que no llegaban cartas hasta él.

-Si le digo quizá piense que soy un mentiroso-pensó tristemente planeando después en una mentirita piadosa para explicar su situación.

ya que no tenía nada que pedir-no sonaba muy mal y quizá Santa le creería-pero ahora sólo será una cosita, y te prometo que nunca nuca te volveré a molestar con algo más…yo lo único que quiero es un...-pensó cuidadosamente lo que quería ya que quizá Santa no podría traérselo, entendería que no se lo trajera, después de todo nadie lo quería y quizá Santa tampoco lo querría, lo pensó un largo rato hasta que decidió terminar la frase- yo lo único que quiero es un amigo, entenderé si no encuentras uno para mí, pero es lo único que te pediría en toda toda la vida, te lo prometo. Ojalá tengas el tiempo suficiente para leer mi carta ya que debes estar muy ocupado al tener que entregarle regalos a todos los niños del mundo en sola una noche, debe ser muy bonito hacer lo que tu haces, ojalá algún día te pudiera conocer, pero ya sería mucho pedir.

-¿cómo termino la carta?-se preguntó el pequeño y sólo una cosa se le vino a la mente algo sincero y proveniente del corazón.

Te quiere Harry Potter-iba a guardar su cartita recordando algo de pronto, de nuevo se acomodó y siguió escribiendo.

P.D. Ten cuidado con el techo está muy resbaloso por la nieve, aunque supongo ya lo sabes.

Harry releyó su carta y con una sonrisa en la cara la guardó debajo de su almohada, dejándose abrazar por los brazos de Morfeo soñando que volaba por los cielos con un hombre grande y rechoncho de barba enredada y oscura, era un sueño que Harry tenía muy a menudo, pero siempre pensaba que podría ser un sueño relacionado con Santa.

Al día siguiente despertó muy temprano para poder ver las caricaturas de la mañana sin que sus tíos y su primo se enteraran, se cambió y se puso sus pantuflas viejas abriendo la puerta de su alacena en un pequeño rechinido, se mordió el labio al creer escuchar a alguien que se había despertado, pero sólo era Vernon roncando como una locomotora.

Dio un suspiro de alivio y recordó su carta que había escrito en la noche, levantó su almohada y su carita sonriente poco a poco fue transformándose en pura desilusión, su carta para Santa había desaparecido. Rebuscó y busco por todo el almacén sin éxito alguno, sus ojitos se le llenaron de lágrimas al pensar que alguno de sus tíos lo habrían ido a ver mientras dormía y quitársela, después de todo no sería la primera vez.

Olvidó por completo las caricaturas e hizo varios pucheros, en un arranque de furia corrió fuera de la casa con tan sólo un pantalón verde de gabardina y un suéter blanco que era del doble de tamaño que él.

Corrió y corrió hasta que llegó al parque dejándose caer en la fría nieve al lado de los columpios maldiciendo su mala suerte.

-¿Por qué no me quieren? ¿por qué no dejan que Santa me traiga mi regalo?-en ese momento un hombre alto y desalineado se paró al lado de Harry mirándole con cierto interés, apestaba a alcohol y a suciedad, haciendo notar de esa manera su presencia al lado de Harry.

-¿Por qué lloras pequeño?-preguntó el hombre con voz melosa Harry miró hacia el extraño encontrando una extraña mirada que nunca antes había visto.

-¿Quién es usted?

-sólo un amigo que quiere ayudarte-dijo intentando no perder el equilibrio, sentándose finalmente en el columpió a una distancia muy cercana de Harry-eres un niñito muy lindo-miró a Harry con cierto morbo en la mirada-¿te encuentras solito?

-no debo hablar con extraños-Harry se levantó sintiendo un escalofrío al estar cerca de ese tipo, cuando se iba a ir el tipo lo detuvo con una media sonrisa

-quédate conmigo y juguemos, ¿no quieres jugar conmigo?-el niño negó tímidamente con la cabeza-vamos te daré muchos dulces-jaló a Harry bruscamente obligándolo a sentarse en sus rodillas-te va a gustar pequeño…ya verás como nos vamos a divertir

-no…yo no quiero-Harry no entendía lo que pasaba, pero simplemente ese hombre no le daba buena espina, tan sólo le daba asco estar junto a él con su pestilente aroma.

-Ya te dije que te va a gustar-acarició la mejilla del temeroso pequeño que inútilmente trataba de safarse de ese hombre-y no se vale gritar ¿eh? Sólo es un jueguito tuyo y mío shhh-el vagabundo puso un dedo en sus labios-nadie se debe enterar es un pequeño secretito sólo entre tu y yo ¿no es emocionante tener un secretito?-poco a poco la mano del hombre fue bajando hasta la pierna del pequeño mientras este lloraba con los ojos apretados temblando como nunca antes lo había hecho, ¿qué era lo que quería ese hombre de él?¿por qué lo quería tan cerca suyo? Quizá quería pegarle y hacerle daño

Cuando la mano del hombre llegó a su pierna Harry dio un pequeño salto a la vez que el individuo dio un grito en el aire…

Y si se preguntan ,no, este no es el amigo de Harry, nomás faltaba eso :s.

El capítulo II se ha titulado: "El niño del que todos rehuyen"

Espero les guste, dejen Rev si eso desean XD. Y no se preocupen, esta historia no es muy larga así que creo que la terminaré dentro de poco, ya tengo unos pocos capítulos escritos. (lo digo por que aun hay historias que no he acabado nñu), pero esta en especial me entusiasmó en hacerla, así que ahí va (posiblemente ya esté terminada antes que otros proyectos --u si seréXD)

¡Byeces se las cuidan! Y no dejen de visitar mi blog donde les muestro al "Niño que debió morir"XD, la dirección del blog esta en mi perfil…como página o no se…aprieten los botones que están por ahí creo es HomepageXD uno de ellos los debe guiar al blog jeje