1

Recuerdos del pasado:

Una joven de cabello castaño y ojos marrones, caminaba lentamente por Weller Naill Center, rumbo al único lugar que creyó que nunca visitaría.

Aun aquellos horribles recuerdos, estaban frescos en su mente.

Ya había pasado cinco años desde aquello, y a un no lo podía olvidar.

Todos sus amigos se alejaron de ella, cuando lo supieron y su mejor amigo también lo hizo.

Como si el clima reflejara su inmensa tristeza, una fuerte lluvia empezó a caer en esos momentos por todo Londres; al tiempo que recordaba (como un video casetera muggle) aquel verano de 1997, tres días antes de que entrara a Hogwarts:

Flash Back

Me encontraba en casa de mis tíos (para ser mas especifica, en Wiiney Splers) pasando las últimas semanas que me quedaba de verano, antes de ingresar a Hogwarts.

Lo mas importante para mi, siempre fue mis estudios, a si que antes de que mis padres me mandaran para acá, recogí todos mis libros de la escuela, y los metí en la maleta.

Mis tíos me decían que descansara un poco y que saliera a tomar aire fresco, igual, los libros no se iban a ir de mi lado.

A un lo recuerdo como si fuera ayer:

Mi tía Miriam me dijo que saliera a la plaza, ya que estaban de fiesta (o algo así) y como es el destino, aquel día no decidí quedarme en casa (como siempre) si no que salí como una simple muggle en un día de fiesta.

Todas las calles estaban decoradas para la ocasión; miles de sonidos musicales entraban y salían de mis oídos, y ninguno los entendía.

En ese momento, una carroza majestuosa con vivos colores, paso por mi lado; y las personas que estaban en ella, me saludaron jovialmente. Poco a poco, me fui contagiando de aquella alegría que los habitantes de Wiiney Splers daban.

Como una niña chiquita de cinco años, recorrí todas las calles, vislumbrándome con las esplendorosas luces y fogosos decorados.

Pero de un momento a otro, uno gritos de unos niñitos chiquitos se hicieron presentes, y "cortaron" aquel ambiente de fiesta que había hace solo unos pocos segundos….

Fin del Flash Back

Mire a todos lados: La gente me gritaba: - ¡Loca! ¿Qué le pasa? – no sabía por que lo hacían, hasta que entendí el por que:

El semáforo estaba en verde y yo en plena calle como una tonta.

Con las mejillas rojas de la vergüenza, camine lo mas rápido que pude hacia el anden; pero con miles de charcos debajo de mis pies, es muy difícil hacerlo.

Me dirigí hacia el parque, solitario y con leves sombras que atravesaban con rapidez por los árboles, me senté en una pequeña banca y aquel ensimismamiento (que me había estado acompañando desde hacia ya dos años) se hizo presente; y sin permiso, aquel recuerdo azotó mi mente:

Flash Back

Corrí lo más rápido que pude hacia el lugar donde habían surgido los gritos, y me quede seca al contemplar aquella escena tan espeluznante:

Cinco mortifagos, acorralaban a 6 pequeños e inofensivos infantes con la varita. Miles de muggles estaban alrededor, y en ese momento pensé – Harry ¿Por qué no estas aquí? – no sabía que hacer, las piernas me temblaban de arriba a bajo. Tenía mi varita en el bolsillo de mi falda (nunca salía sin ella) una buena prevención que aprendí de mi querido amigo Harry Potter. En ese momento, una duda cruzo mi mente: Si los mortifagos buscaban a Harry ¿Por que estaban aquí? En un lugar a miles de kilómetros de Little Whinging, no lo entendía.

Pero ya habría tiempo de echarle cabeza aquella pregunta, ahora tenía que colocar a salvo a esos pequeños.

Sin pensarlo dos veces (tal cual lo hubiera hecho Harry) saque mi varita y corrí hacia los mortifagos.

- ¡Petrificus Totalus! – exclame al primero que se me cruzo.

Cuando quedo petrificado, caí en cuenta que era Dolohov, me miraba con ganas de matarme; yo solo le hice una mueca de ira, y me aleje de el.

Bellatrix Lestrange asechaba a dos hermanitas de por hay unos siete años.

- Aléjate de ellas, ahora mismo – le espete con furia. Esta me miro y soltó una socarrona carcajada.

- ¿Haciéndote la valientita como Potter? – Me preguntó fríamente – Eso no te queda nada bien, sangre sucia.

La rabia se me fue subiendo lentamente; antes me dolía que me dijesen así, ahora me enfurecía.

- Nunca…me vuelvas…a…decir…sangre…sucia – le dije entre dientes, y levante mi varita – Ahora mismo, me vas a decir ¿Que hacen aquí? – Bellatrix soltó una sonora carcajada y me miro expectante.

- Te buscamos a ti – fue lo único que me dijo, antes de que la voz de Lucios Malfoy resonara tras mis espaldas:

No me había dado cuenta, que malfoy había invocado el hechizo: - Desmaius – y en una fracción de segundo, caía con un estruendorozo sonido al suelo….

Fin del Flash Back

La lluvia se hacía mas intensa, a medida que aquellos recuerdos iban avanzando.

Desde hacía meses que estaba yendo a una terapia con una sicóloga bruja, una vieja amiga de Hogwarts: Lavender Brown. Ella era la única que no se había ido de mi lado. A un que no le conté todo con lujo de detalles, pero poco a poco se fue convirtiendo en mi concejera, confidente y mejor amiga.

Todas las personas que pasaban por mi lado, me miraban como si fuese un bicho raro, a un que con justa razón:

Mientras todos caminaban con rapidez a causa de la lluvia, yo estaba hay sentada en aquella banca, con la mirada perdida y con un rostro que reflejaba mi desgracia.

Desde aquel encuentro con los mortifagos en Wiiney Splers, mi actitud y todo lo anterior que era Hermione Granger, había cambiado:

Flash Back

Empecé abrir los ojos con sorna. Mire a mí alrededor: Me encontraba en un callejón oscuro y solo una leve luz iluminaba mi cuerpo mojado.

- ¿Dónde estoy? – susurré, luego me mire mis pies y mis manos, estaba amarada, comencé a gritar como loca:

- ¡Auxilio, suéltenme, auxilio, los mortifagos me atraparon, auxilio!

- ¿Crees que alguien te va a escuchar, sangre sucia? – me preguntó una fría y oscura vos (que creía saber quien era, ya que arrastraba las palabras) saliendo de la oscuridad.

Mis suposiciones fueron acertadas: Lucios Malfoy era quien acaba de salir de las penumbras, el mismo que me había hechizado.

- ¡Suéltame! – le ordene con fiereza, a un que sabía que eso no podía ser posible.

- Una sangre sucia como tú ¿Dándome órdenes? – Me dijo con vehemencia – No me hagas reír.

- ¿Qué quieren de mi?

- Nosotros nada – me contestó con indiferencia – Pero si nuestro señor – había quedado mas confundida de lo que estaba: Ellos no me necesitaban, ¿Pero si Voldemort?

- No te entiendo – le dije muy sería.

- Haber, ¿Cómo te explico? – Comenzó Malfoy con una sutil voz – Mi señor quiere que tú te alíes a nosotros, para que así le traigas a Potter, y poderlo destruir – todo aquello lo dijo tan rápido, que no tuve tiempo de asimilarlo. Tuvieron que pasar cerca de unos 20 segundos, para que mi cerebro procesara la información.

- ¡Ni en sueños! – Grité – ¡Nunca haría eso, y dile a Voldemort que se valla olvidando de ello! – no sabía de donde habían surgido aquellas palabras, pero las dije con tanta furia, que hasta se me aguaron los ojos.

- Es que no es si quieres o no, es que debes hacerlo – me comentó Malfoy más frío de lo habitual.

Lo mire expectante por unos momentos. ¿Aliarme a Voldemort, para destruir a Harry, mi mejor amigo? Eso era una locura, no lo podía hacer.

- Antes muerta, que aliarme con ustedes – le espeté con fiereza. Una sonrisa macabra, cruzo los labios de Lucius en esos momentos; ya sabía lo que significaba aquella sonrisa: No tenía más escapatoria.

- Si no te alias a nosotros – empezó hablar, después de un momento de silencio – Pues…tu familia – y sacando su varita, apuntó hacia un extremo del callejón – Morirá – aquella palabra me cayó como un balde de agua fría. ¿Mataría a mi familia, si no me convertía en una Mortífaga?

- ¡No!- grité de nuevo – No puedes hacer eso.

- ¿A no? ¿Por qué no puedo? – me preguntó, con altivez.

- No le hagan nada a mi familia, por favor – le suplique, mientras varias lagrimas salían de mis ojos.

- Tienes dos opciones – me dijo Malfoy, ayudándose con los dedos – La primera, convertirte en Mortífaga y traer a Potter hacia nuestro señor, y la segunda quedarte sin familia, tu decides.

Estaba entre la espada y la pared, no sabía que hacer. Si elegía la opción uno, significaba la traición hacia mi mejor amigo y si elegía la opción dos, perdería a las dos únicas personas que me trajeron a este mundo.

La lluvia comenzó aumentar y el silencio reino en todo el callejón. Lucios me miraba fulminante, al tiempo que guardaba su varita.

- Mira hacia haya – me ordenó, señalándome hacia el extremo del callejón, que hace un momento había apuntado con la varita.

Me senté con dificultad (ya que estaba amarrada de pies a cabeza) y miré con detenimiento. Casi me da un desmayo, al ver a mis padres amarrados e inconcientes.

- Suéltalos – le dije, y trate de forcejear contra mis ataduras, pero era inútil.

- Tú decides, si salvar la vida de tus padres o serle fiel a tu mejor amigo – fue lo único que me dijo, antes de que desapareciera de mi lado y volviera aparecer al lado de mis padres.

Me quede pensando por un momento, mis ojos se llenaron de lagrimas y un vació, reino mi corazón.

Abrí la boca, pero en ese momento se me olvido como hablar. No sentía mi lengua y un grande taco estaba en mi garganta. Mire hacia el cielo y en un hilo de vos, susurré: – Espero que algún día me puedas perdonar por esto, Harry

Luego mire a Malfoy y dije entre cortada:

- No…les hagas…nada…los…los….los ayudaré…

Fin del Flash Back

Mi llanto se hizo presente en ese momento. Lloraba por lo estupida que fui, al aliarme con Voldemort, lloraba por que gracia a eso, me arruine por completo mi vida.

Me cubrí la cara (ya que me daba vergüenza que me vieran llorando) y mire hacia el suelo, empapado por el agua.

El pito de los carros entra y salían por mis oídos, hasta que alguien dijo mi nombre y levante la cara.

- Hermione – volvió a repetir aquella voz. Mire a todos lados, pero no había nadie, lo único que había era un VogsBaguen rojo, estacionado al frente.

- Hermione, soy yo – en ese instante, la cabeza de Lavender salió por entre la ventanilla del VogsBaguen. Me miraba como medio confundida - ¿Qué haces hay mojándote? – me preguntó, con manera desaprobatoria. Sin dejarme responder, volvió hablar – Ven entra, vamos a mi casa.

Acepté sin reproche, mientras más lejos estuviera de aquel lugar, mucho mejor.

Entre en el auto, Lavender me abrazó al tiempo que me daba un beso en la mejilla (en forma de saludo) – Eres una tontina ¿Qué hacías hay, mojándote? – me preguntó, mientras encendía el carro.

Miré por la ventanilla, tratando de no contestarle aquella pregunta, pero sabía que Lavender me estaba mirando esperando alguna respuesta.

- Pues… - no sabía que decirle, si le decía la verdad me regañaría, y eso era lo que menos quería en esos momentos – Nada…pensando en muchas cosas, no más. Iba en ese preciso instante a coger un taxi, para que me llevara a la casa – fue lo primero que se me vino a la mente.

Lavender me miro de reojo – Pero si tú tienes carro – me recordó con vehemencia - ¿Por qué ibas agarrar un Taxi?

A Lavender Brown no se le podía mentir, ella sabía que eso no era cierto.

- Esta bien, yo…estaba…estaba…estaba pensando…sobre…sobre…sobre lo que sucedió hace dos años.

En ese instante, Lavender frenó bruscamente y me miro con reproche – Te dije mil veces, que no pensaras en eso ¿Hasta cuando, Hermione?

Me encogí de hombros. Sabía que eso no estaba bien, pero ¿Qué más podía hacer? Si aun aquellos recuerdos, estaban frescos en mi mente.

- No es mi intención Lavender – me defendí, recuperando mi postura de suficiencia – Aquellos recuerdos vienen solos, a mi mente.

- Solo vienen, por que tú los llamas – me espetó y volvió arrancar, ya que todos los carros le pitaban desesperados – ¿No han servido para nada las terapias? – me preguntó sin mirarme.

Agache mi cabeza. Si habían servido, pero esas cosas no eran fáciles de olvidar.

- Esta bien, cuando estemos en mi casa haremos la décima terapia en este mes, para ver si te puedes despejar un poco de eso.

No le dije nada, igual aquellas terapias me daban una y otra vez el mismo resultado: Que aquellos recuerdos estuvieran cada vez más en mi mente.

Según mi reloj, nos gastamos media hora en llegar hacia la casa de Lavender (Ya que el esposo de ella, había comprado una casa, a las afueras de Londres)

Cuando entro el auto al garage, bajamos de el y entramos a la casa.

- ¿No esta tu esposo aquí? – le pregunté un poco nerviosa, ya que a Dean (un antiguo compañero de Hogwarts) ya no le caía tan bien que digamos, después de lo sucedido hace cinco años.

- No, esta trabajando – me respondió con indiferencia. Abrió la puerta, y me invitó a pasar.

Siempre lo había dicho: El decorado vanguardista que Lavender y Dean le habían dado a la casa, le daba un toque muy magico y muggle.

- Ven, haremos la terapia en la sala – me dijo, mientras nos encaminábamos hacia ella.

Llegamos a la sala: Un espacio muy amplio, con muebles color café claro y una mesa del siglo XIX con portarretratos de todos nuestros amigos de Hogwarts, la adornaban.

- Ya vengo.

Miré a Lavender, que se alejaba de la sala hacia la cocina, y sentándome en un sofá, agarre un portarretrato que me trajo en ese momento un leve recuerdo:

Flash Back

Me dolía mucho el brazo izquierdo, la señora Weasley nos estaba afanando para que bajáramos rápido, ya que nos dejaría el tren.

- Muchachos, muévanle – nos ordenaba desde la cocina.

- Hay mamá, espérate un momento – le espetaba Ron, desde el dormitorio que había compartido con Harry en el verano.

- Tú mamá esta como loca, Ron – le comenté, entrando en la habitación.

- Si, tranquila, ya la escuché.

- Solo te estoy diciendo – le reproche y blanquee mis ojos.

- La señora Weasley siempre es así – terció Harry, agarrando su baúl y haciéndoseme a un lado – Ya no me sorprende.

Lo mire de reojo, y me cubrí mi brazo izquierdo, con la chaqueta que llevaba puesta.

Desde que había regresado de la casa de mis tíos, a pasar los últimos tres días del verano que restaban, no había podido mirar a los ojos a Harry, me daba vergüenza y tristeza a la vez verlo.

- Hermione…eh… ¿Te puedo decir algo? – me preguntó, un poco nervioso. No sabía si aceptar o no, pero al final accedí

Salimos del dormitorio, dejando a Ron solo, mientras alegaba como loco.

Harry me llevó hacia las escaleras de la madriguera (con la mano cogida) y cuando estuvo seguro de que no había nadie, empezó hablar:

- Este…Hermione…yo…yo….este... ¿Por que no me miras? – me preguntó un poco confuso, al ver que tenía la cabeza agachada.

Me mordí el labio inferior, no tenía ni idea que decirle.

- Ven, mírame – me dijo, levantando con delicadeza mi rostro.

Cuando nuestras miradas se cruzaron, no sabía por que demonios aquella extraña sensación estaba naciendo en mi corazón. Era como si aquellos ojos verdes me intimidaran y me colocaran nerviosa.

Lo que había pasado con los mortifagos, ya estaba pasando como a un segundo plano, por que ahora tan solo mirar a Harry, me revolcaba el estomago.

- Bueno – musitó, soltándome el rostro – Eh, Hermione…yo…te…te…te…te quería…te quería…te quería decir que…que tu…tu…tu…eh…me…me…eh…me…eh…que tu…bueno pues que yo…este….que desde hace mucho…eh…yo…tu…eh…me…este…

- levante el ceño, no entendía el por que del nerviosismo de Harry - ¿Estas bien? ¿Te pasa algo?– le pregunté un poco preocupada, a un que esa misma pregunta me la debería hacer yo.

Harry respiró profundo, y agarrándome la cara me dijo: - Que tu me…gu…

- Ustedes dos, bajen ya – nos grito de repente, la señora Weasley desde el recibidor.

- Bueno…mejor bajemos ¿no? – opiné y agarré mi baúl. Mientras bajaba las escaleras, mire de reojo a Harry, que había pegado un puño con la otra mano…

Fin del Flash Back

- ¿Quieres? – me preguntó Lavender, mostrándome unos ricos Sándwich con Yogurt.

Salí en ese instante, de mi ensimismamiento (como una bala, cuando atraviesa el cuerpo) y la mire contrariada - ¿Qué? – exclamé.

- Que si quieres – me volvió a repetir. Mire los Sándwiches y acepté. Aunque ni se por que lo acepté, ya que ni tenía ganas de comer, cada bocado que pasaba por la garganta, lo sentía como si me estuviese comiendo un pedazo de alfombra, ruda y áspera.

- Ahora si, desahógate – me ordenó Lavender, colocándose al frente mio –Dime todo lo que quieras, yo te escucharé.

La mire por un instante con aire taciturno, después me encogí de hombros, y el silencio reino en la sala.

Tenía mi miraba fija en el suelo, no quería contarle nada mas, además ¿Apara que? Si aquellas "terapias" no me estaban sirviendo de nada, solo me hacían revivir una y otra vez, aquella historia que nunca quisiera haber vivido.

Flash Back

Ya habíamos atravesado el andén 9 3/4 y cuando lo hicimos, la inmensa locomotora color rojo escarlata, nos esperaba echando humo por la boquilla, en medio de una muchedumbre que estaba alrededor.

Miré a Harry, tenía la cabeza agachada y no era capaz de mirarme a los ojos. Me pregunté el por que de su comportamiento, pero no dije nada.

Subimos al expreso, con las apremiasiones de la señora Weasley.

- Se cuidan mucho – nos dijo, cuando ya estábamos en el tren – Y no vallan hacer travesuras.

- ¡Mamá! – Le reprochó Ron – Tú sabes que ya no estamos en esas.

- A verdad – exclamó la señora Weasley – No me acordaba que ya son "adolescentes" y que ahora sus preocupaciones son tener a alguien más que una amiga o amigo, y lucir bella o elegante, siempre – cuando la señora Weasley terminó me reí por lo bajo, pero paré, cuando sentí la fría mirada de Ron en mi nuca.

- ¡Mi mamá si que me avergüenza!- farfullaba, cuando el expreso apuro la marcha – Sinceramente….

- ¡Ron! – Le espeté – Respétala, es tu madre. Y como suele suceder siempre en nuestras conversaciones, aquella fue una de las miles, que se convirtió en discusión.

Como al cabo de diez minutos, me cansé de discutir y cambie de asiento hacia donde estaba Harry.

Ninguno de los dos, éramos capas de mirarnos, por mi parte, por que me daba vergüenza verlo, después de aquel "pequeño" incidente.

Luego de dos horas, el carrito de la comida paso y compramos muchas ranas de chocolate y grageas de todos los sabores.

- Ah, me salió Krum – dijo de repente Ron, tirando al suelo el cromo que le había salido en la rana de chocolate – Va…ya no me importa.

- No la tienes por que tirar al suelo – le dije con rudeza y mirándolo mal, la agarre y me la guarde en el bolsillo.

- Claro, como fue tu novio lo defiendes – me dijo con vehemencia.

- El no fue mi novio, solo fue un buen amigo – le dije, a un que me ruborice un poco. Ron hizo muecas de: "hu, si claro" y continuó comiéndose su rana.

En ese instante, mire de reojo a Harry, que estaba comiéndose una gragea de vainilla con aire taciturno. Me le acerque con lentitud, y sin saber por que iba a ser lo que iba a ser, lo abracé con fuerza y le di un beso en la mejilla.

- ¿Qué te pasa? – le pregunté, a un abrazándolo. Este me miro y sonrió (aquella sonrisa, sin saber por que, me mató) y en un susurro me dijo:

- Nada, solo…pensaba en Voldemort, y en que estará planeando – cuando dijo eso, mi corazón como que dejo de latir, y sentí como un balde de agua fría caía sobre mí.

Yo era lo que estaba planeando Voldemort

Para derrotarlo…yo, su mejor amiga…

Fin del Flash Back

El ruido de un auto estacionándose afuera, fue lo que me saco de mis recuerdos. Lavender se levantó como un resorte del sofá, y miró por entre las cortinas del ventanal.

- Es Dean – dijo en un susurro de sorpresa.

Me coloqué toda nerviosa y al igual que ella, me levanté del sofá.

- Mejor me voy – le dije, agarrando mi bolso – No quiero ocasionarte problemas, por estar aquí.

- Claro que no te vas – me espetó – Además esta casa es de los dos, y aquí puede entrar las personas que yo quiera.

Resignada (y con miedo de que Dean me lanzara aquellas miradas frívolas que solía lanzarme) volví y me acomode de nuevo en el sofá, esperando a que el entrara.

Abrieron la puerta con parcimonia y mis manos ya estaban sudando.

Por ella, entro un hombre de compostura un tanto atlética (pero no tanta, como la de Harry) y vestido con un traje de pana.

- Hola amor – saludó, sin notar mi presencia Ni que la note pensé. Justo cuando iba a subir las escaleras, volteo de nuevo y me vio hay sentada en el sofá de su sala.

- Ah….hola – dijo con vos fría, luego se devolvió hacia Lavender y en vos baja (pero con un tono muy adecuado para que lo escuchase) le preguntó - ¿Qué hace ella aquí? – Noté como las mejillas rosadas de Lavender, cambiaban de color a un tono mas fuerte; con una sonrisa me dijo - ¿Nos disculpas? – y acto seguido, se fueron hacia el vestíbulo, donde Lavender colocó una puerta entre el y la sala, para que no escuchara nada.

Me levanté del sofá, y con paso lento me acerque hacia la puerta, lo que alcanzaba a escuchar, era:

- ¿¡Cómo se te ocurre preguntarme eso, delante de ella!? – le preguntaba Lavender a su esposo, en un tono un poco mas alto de lo normal.

- ¡Pero tu muy bien sabes, que a mi no me gusta que ella este aquí en mi casa! – le contestó con rudeza. En ese instante, se me llenaron mis ojos de lágrimas; antes Dean me consideraba como una buena amiga, ahora, estaba en su lista negra.

- ¡Pues yo puedo traer a la casa, a quien se me de la gana! – Le espetó – Además, esta casa la compramos entre los dos, y por ende nos pertenece a los DOS.

- ¡Puedes invitar a todas las personas que quieras, pero a ella no!

- ¿COMO QUE A ELLA NO? – Le preguntó, ahora gritando - ¡MIRA DEAN THOMAS, HERMIONE ES MI AMIGA, TE GUSTE O NO; Y LA VOY A SEGUIR INITANDO CUANTAS VECES SE ME DE LA GANA!

- PUES SI TU PREFIERES A ESA…ESA…A TU AMIGUITA, PUES MEJOR ME LARGO DE AQUÍ – No pude soportarlo mas, no era justo que ellos dos pelearan por mi culpa, así que saque mi varita del bolsillo del pantalón y derribe la puerta.

- No es necesario que te vallas, Dean – le informé, conteniendo mis lagrimas – Yo soy la que me voy.

Dean me miro entre confundido y feliz, y miro hacia otro lado.

- No Hermione, no es necesario que te vallas. Quédate – me rogó Lavender, pero yo negué con la cabeza.

- No Lavender, no quiero ser la causante de un discusión matrimonial, mejor me voy – y antes de que mi amiga me detuviera, cerré los ojos con fuerza y con un "plin" desaparecí.