Hola. He regresado con un nuevo fic de Harry Potter ._.U Que no es nada raro porque ultimamente solo escribo de estos libros.
Este fic se centra en el primer año de Harry & cia, y sería una historia paralela a la que ya conocemos.
Que se tenga en cuenta que puede haber cosas algo raras y rayantes ^^U pero forma parte del fic.
Este sigue la misma línea que mis otros fics ("Historias y Travesuras en Hogwarts", "Aquí y Allí" y "Una vida con una oportunidad") y pueden que salgan algunas cosillas de los otros. Pero os lo explicaré para que pilleis el hilo. ^^
Disclaimer: Harry Potter y su mundo pertenecen a Rowling. Yo solo escribo por diversión y ya saben lo demás, ¿no?
*^*^*^*^*^*^*
La Profecía de Gryffindor
Capítulo 1º: Comienza la historia...
Un día, entre sueños, anduve por ellos mirando el futuro. Solía hacer eso siempre...
Pero aquel día, fui demasiado lejos...
Vi un futuro donde los hijos de muggles eran perseguidos y asesinados por
ser lo que son. Los muggles eran tratados como basura.
Y los brujos y brujas simpatizantes de muggles son llamados traidores.
El Mundo Mágico se divide en la creencia de Sangre Limpia y Sangre Sucia.
Y todo, en las manos de un brujo que se llenó de maldad hasta más no poder.
La oscuridad le envolvió dejando solo odio en él.
Ese brujo, quería cambiar a su antojo el Mundo Mágico,
donde los Sangre Limpia tenían todo el poder.
En el futuro que vi, yo ya no existo. Solo puedo contemplarlo desde la otra Vida.
Todo en lo que creía, todo por lo que luché, será pisoteado.
Por ello, un descendiente mío será capaz de hacerle frente a él...
Será capaz de abrir la Puerta del Ocaso, que está entre la Vida y la Muerte.
Sólo él... Y nadie más...
Prólogo del libro de "La Profecía" de Godric Gryffindor.
Página 3.
-¡Her-mi-o-ne! -canturreó al oído de su amiga.
-¿Eh? ¿Qué?
-¿Vas a dejar ese libro de una vez y decirme qué quieres que te compre?
-Estoo... Me da igual. Cualquier cosa está bien.
Giró los ojos hacia el techo y salió del compartimento. Anduvo por el tren buscando a una mujer que había pasado antes. Llevaba un carro lleno de dulces. Antes no había comprado porque no tenía mucha hambre. Pero ahora su estómago rugía sin parar.
Era su primer año en Hogwarts. Y como todos los de primer año, estaba muy nervioso. Le había hablado mucho de la escuela de magia y hechicería pero él nunca había ido antes. Aunque la verdad, estuvo escondido del Mundo Mágico durante muchos años. Por lo visto, según le contaron, cuando tenía solo 1 año se había enfrentado a un mago muy poderoso y le había derrotado. Aunque él no se acordaba de nada... Y tampoco sabía cómo lo había logrado... Pero para su desgracia, sus padres no tuvieron tanta suerte y murieron... Desde entonces, se fue a vivir con unos parientes suyos que eran muggles. No le trataron muy bien, y a los 5 años se fue de allí para ir a vivir con su padrino. Que le trató el doble de bien que cualquier otra persona (incluso más). Pero a pesar de que su padrino también era un brujo como él, siguieron estando en secreto. Porque Harry era muy famoso y era mejor no crecer entre tanta fama.
A pesar de todo, Harry Potter había crecido como un niño normal y corriente. No era muy alto, y era más bien delgado. Pero según le había dicho, su padre era así. Harry tenía el pelo muy revuelto y despeinado, de color negro azabache. Sus ojos eran verdes brillantes, como las esmeraldas. Y en su frente, tenía una cicatriz en forma de rayo.
Andando por los pasillos, se encontró con tres chicos que estaban alrededor de una caja de zapatos. Dos de ellos eran idénticos en todos los detalles, pelirrojos y con cara traviesa. Y el otro chico, negro y algo más bajito que ellos. Harry se dio cuenta de que la caja hacía ruidos muy extraños.
Harry siguió andando hasta que llegó al final del tren, en el último vagón. Allí, estaba la mujer del carrito atendiendo a varios alumnos que llevaban una insignia con la letra "P" en el pecho. En un rincón, dos chicos discutían. Harry se fijó y tenían el mismo color de pelo como los dos gemelos que vio antes.
-Por favor, Ron, vuelve a tu compartimento -dijo el más alto de los dos, que llevaba también una insignia en el pecho.
-¡No quiero! Fred y George tienen una caja llena de tarántulas. ¡Sabes que odio las arañas! -respondió el otro. Era pecoso y bastante alto, aunque no más que su hermano.
Harry compró varias ranas de chocolate y pasteles de caldero y regresó a su compartimento. Hermione estaba sentada fuera de él, apoyada en la puerta.
-¿Qué haces ahí afuera? -le preguntó Harry.
-Para que supieras donde estaba. A ver si te lo pasabas.
-Tranquila. No soy tan despistado -dijo mientras le daba a su amiga una rana de chocolate.
-Gracias.
-De nada. Oye, ¿a ti te ha gustado ese libro, no?
-Sí. Es bastante interesante.
-¡Pero si solo tiene poemas! Los poemas son aburridos.
-No todos. Algunos son muy bonitos, y otros muy tristes.
-Pero siguen siendo poemas.
Hermione frunció el ceño y le sacó la lengua. Harry le hizo lo mismo. Harry y Hermione eran amigos desde hace varios años. Hermione era igual de alta que Harry. Tenía una espesa melena castaña y ojos marrones.
En ese momento, empezaron a escucharse gritos de alumnos y de puertas cerrándose rápidamente.
-¿Qué pasará? -preguntó Harry poniéndose de pie.
El chico que estaba hablando antes, el que odiaba las arañas, apareció corriendo y con una expresión de miedo en el rostro.
-¡Ayudadme! ¡Por favor! -gritó y se ocultó detrás de Harry.
-¿Qué ocurre? -preguntó Hermione asustada.
Por el suelo de los vagones venían corriendo miles de arañas. Eran tantas que parecían una alfombra negra. Sin poder evitarlo, Harry entró en su compartimento, seguido por Hermione y el chico. Siguieron viendo a las arañas por el cristal de la puerta.
-¿Pero de dónde han salido tantas arañas? -dijo Harry asombrado.
-No lo sé.
-Han sido Fred y George.
Harry y Hermione se giraron hacia el chico. Estaba acurrucado en un rincón del compartimento. Tenía agarrada las rodillas con los brazos.
-Les gustan mucho las bromas. Y como saben que odio a las arañas... Hicieron que aparecieran muchas.
Harry volvió a asomarse por la ventanilla, pero para su asombro, todas las arañas parecían que se derretían y desaparecieron.
-¡Eys, ya no están! -exclamó.
-Uf... Menos mal -suspiró el chico.
La puerta se abrió y entraron los gemelos.
-¿Qué tal las arañitas, Ronnie?
-¿Has pasado miedo?
-¡No tiene gracia! ¡Sabéis que las odio! -protestó.
-¿De verdad? No lo sabíamos.
-¡Sabes que sí, Fred!
Por otra parte, el otro gemelo se quedó mirando a Harry. Y después de unos segundos, sus ojos se ensancharon y señaló a Harry.
-¡ERES TÚ! -gritó. Sus otros dos hermanos dejaron de discutir.
-¿Eh? ¿Qué? -dijo Harry extraño.
-¡Eres Harry! ¡Harry Potter!
-¿En serio?
-¿Es verdad?
Harry sintió como sus mejillas comenzaron a enrojecer. Los tres se quedaron mirando a Harry como fascinados, cuando Hermione se colocó en medio con el entrecejo fruncido.
-¡Harry no es un escaparate! -gritó. -¡Asi que dejen de mirarlo así!
-Euh... Perdona, eh.
-Es que nos han hablado tanto de ti que...
-Encantado, Harry. Yo me llamo Fred Weasley y este es mi hermano gemelo George Weasley. Ese de ahí creo que es mi hermano Ron Weasley, pero no estamos muy seguros.
-¡Oye!
-Mucho gusto -contestó Harry estrechando la mano de cada uno.
-¿Y tú eres...?
-Me llamo Hermione Granger -dijo la chica con voz altiva.
-Hola -dijeron los dos gemelos a coro.
La puerta del compartimento volvió a abrirse y apareció el otro chico pelirrojo. Parecía muy enfadado.
-¡Vosotros! -señaló a los gemelos. -¡¿Qué habéis hecho?!
-¿Nosotros?
-Nada, hermanito.
-Harry, este es Percy Weasley.
-Nuestro hermano prefecto.
-Encantado -dijo Percy cambiando de carácter y saludando muy cordialmente.
-Estooo... Hola...
-¡Vosotros dos! ¡Aún no hemos llegado y ya la estáis liando! –gritó Percy girándose a los gemelos.
-¡Argh! Vamos listo contigo como prefecto.
-Uno se lo pasaba mejor sin ti.
-¡Callaos! ¡Ahora mismo os vais a vuestro compartimento y os quedáis allí mismo!
-Vale.
Los dos gemelos se sentaron y se cruzaron de brazos al mismo tiempo.
-¿Qué hacéis?
-Quedarnos en el compartimento.
-Como nos has dicho.
-¡Pero este no es vuestro compartimento! ¡Dejad de molestarles y salid ahora mismo!
-Pero si a ellos no les molesta.
-¿Verdad que no, Harry, Hermione?
-A mí no -dijo Harry. Hermione solo bufó.
-¿Lo ves?
-Venga, déjanos, hermanito.
-Que no vamos a hacer nada.
Percy gruñó y apretó sus puños con todas sus fuerzas. Después de respirar profundamente un par de veces, salió del compartimento con un portazo.
-Fiuuuu. No veas como se pone cuando se enfada.
-¿A qué curso vais? -preguntó George.
-Los dos vamos a primer año.
-Igual que yo -dijo Ron.
-Nosotros vamos a tercer año. Para desgracia de los profesores...
-Aún seguimos allí.
-¿Por desgracia? -preguntó Harry.
-Somos un tanto...
-Traviesos...
-¿Un tanto? -dijo sarcástico Ron arqueando una ceja.
-Oh, bueno... En realidad...
-Mucho...
-Muchísimo...
-Bastante...
-Exagerao...
-Demasié...
-Está bien. Sois el terror de Hogwarts, lo he captado -dijo Harry riendo.
-No deberíais hacer cosas malas. Os podrían expulsar -dijo Hermione.
-Tranquila. Solo hacemos cosas pequeñas.
-¿No habéis hecho volar nunca una clase entera? -preguntó Harry mientras le brillaban los ojos pícaramente.
-No. Eso lo reservados para nuestro último año.
-Ja, ja, qué bueno.
Siguieron hablando hasta que el paisaje de la ventanilla se volvió oscuro y gris.
-Es mejor que nos cambiemos ya -dijo Fred.
-¡Anda!
-¿Qué pasa?
-Nuestros baúles están en el otro compartimento.
-Es cierto.
-Nos tenemos que marchar. A ver si luego nos vemos.
-Yo también me voy -añadió Ron.
-Hasta luego.
-Hasta luego.
-Bueno, ¿quién se tapa los ojos primeros? -preguntó Harry mientras sacaba su uniforme de su baúl.
-Pues las damas primero.
-Okey. No miro -y dicho esto, Harry se dio la vuelta, cerrando los ojos. Después de unos minutos...
-Ya estoy.
Harry se giró.
-¡Uouh! ¡Hermione, estás que te sales!
La chica le dio un puñetazo a Harry en el hombro.
-¡Auch! ¿Por qué hiciste eso?
-Porque te lo merecías.
-Vamos, mujer. Que solo te estaba piropeando.
-Venga, cámbiate ya -le ordenó Hermione girándose.
Harry tardó mucho menos que ella en cambiarse.
-Estoy listo. ¿Qué te parece? -le preguntó mientras giraba para enseñárselo.
-Se te ha pegado algo de él -rió Hermione.
-Sí, yo también lo pienso -dijo Harry algo molesto. -¡Pero da igual! Yo pienso que él es fantástico -exclamó Harry recuperando su ánimo.
-Se nota que le aprecias mucho.
-Sí. Él fue quien me crió y me dio todo lo que pudiera darme para ser feliz... Mejor que ellos... -susurró Harry.
-Pero tranquilo. El pasado es el pasado. No debes preocuparte.
-¡Eso ya lo sé! Y bueno, ¿qué tal? -dijo Harry enseñándole su uniforme.
El uniforme de los chicos estaba compuesto de unos pantalones grises, un jersey de cuello alto gris que llegaba por debajo de la cintura y que se cernía al cuerpo con un cinturón. El jersey tenía una hebilla plateada, y de ella se agarraba lo que parecía una corbata que aún era negra. Dependiendo de qué casa fuese, cambiaría de color. Al igual que algunas rayas en mangas, bordes y cuellos del jersey. Y sobre el jersey un chaleco negro. El uniforme de las chicas era igual, sólo cambiaba que ellas llevaban faldas.
-Por favor, Harry, déjalo.
De repente, el tren dio un frenazo y Hermione cayó en su asiento y Harry se golpeó contra la pared.
-¿Qué pasa? -preguntó Hermione, y miró por la ventana. -¡Anda, ya hemos llegado! ¡Ya hemos llegado!
-¿Ah, sí? -dijo Harry mientras se frotaba la nariz y miraba por la ventanilla.
-¡Sí!
-¡Por favor, dejen sus baúles y demás pertenencias en el tren! ¡Más tarde serán llevadas a Hogwarts!
-Vamos -dijo Harry mientras salía.
-¡Espera, Harry! Coge tu túnica, puede que afuera haga frío.
-Vale.
Y Hermione tenía razón. Cuando salieron afuera, el frío de septiembre les dio en la cara, haciendo que a Harry le entrase un escalofrío.
-¿Y ahora qué? -preguntó Harry que no tenía ni idea.
-No lo sé.
-¡Eeeh! ¡Eeeeh!
Harry y Hermione se dieron la vuelta, e intentando pasar por entre varios alumnos de primero, venía Ron. Aunque se le notaba de leguas, era más alto que la mayoría.
-Hola de nuevo.
-Hola. ¿Sabes qué hay que hacer ahora?
-No lo sé -dijo Ron encogiéndose de hombros. -Lo único que dijeron George y Fred es que no me comiesen los kappas. Tonterías -dijo torciendo la boca.
-¡Los de primer año! ¡Por aquí los de primer año!
Los tres miraron hacia esa potente voz que llamaba. Un hombre muy alto y bastante ancho. Con una barba que le cubría casi toda la cara, y su pelo era negro, largo y revuelto.
-¡Es Hagrid! -exclamó Harry.
-¿Le conoces?
-Bueno... Nos hemos visto un par de veces -dijo Harry encogiéndose de hombros.
Hagrid siguió moviendo su lámpara y llamando a los de primer año, hasta que vio a Harry, quien se acercó a él para seguirle.
-¡Hola, Harry! Te estaba buscando. ¡Oh! Veo que ya tienes amigos, ¿eh?
-Sí.
-Bueno, eso está bien. Espera, que aún creo que falta gente. ¡LOS DE PRIMER AÑO POR AQUÍIII! ¡Eh, tú! ¡El de la cara redonda! ¡Por aquí, por aquí! Bien, ¿ya estamos todos? ¡Pues vamos!
Y Hagrid comenzó a caminar seguido por un grupo de niños. El semi-gigante les llevó hasta una orilla donde había varios botes.
-Cuatro para cada uno.
Harry, Ron y Hermione se subieron juntos a uno. Y el niño despistado de antes también se les unió.
Las barcas comenzaron a moverse solas en dirección hacia el castillo. Todos estaban extasiados con la vista del gran castillo, que tenía todas sus ventanas iluminadas y daba una imagen imponente. Harry estaba asombrándose nuevamente cuando escuchó el ruido de algo cayéndose al agua. Harry se giró rápidamente y se percató de que el chico que iba con ellos ya no estaba.
-¡Alguien se ha caído al agua! -gritó Harry y se acercó a ayudarle.
-¡Calmaos! ¡Calmaos! -la barca en la que iba Hagrid se acercó rápidamente. Con una sola mano, Hagrid cogió al niño y lo devolvió a la barca. -Ten más cuidado.
-Sí ... -dijo el chico titiritando.
-Menudo chapuzón -dijo Ron.
-Je... je... Neville Longbottom... Encantado...
Después del pequeño incidente, siguieron su travesía hasta Hogwarts. Se detuvieron en un pequeño muelle donde desembarcaron. Subieron por unas escaleras de piedras y llegaron a los terrenos de Hogwarts. Hagrid los llevó hasta la imponente puerta principal, y despidiéndose de ellos, se marchó, antes dando tres golpes a la puerta. Los alumnos aguardaron unos minutos, hasta que las puertas se abrieron. Una mujer de aspecto severo, con gafas de montura cuadrada, con su pelo negro recogido en un moño y vestida con una túnica verde, les estaba esperando. (NdH: Premio para quien adivine de quien se trata... XD)
-Bienvenidos a Hogwarts -dijo ella en cuanto todos los alumnos estuvieron dentro. – Soy Minerva McGonagall, subdirectora de Hogwarts. Dentro de poco entraréis al Gran Comedor, donde dará comienzo el Gran banquete de principios de curso. Pero antes, seréis seleccionados para una casa. Debeís saber que es muy importante... Porque vuestras casas serán vuestras familias por lo que queda de curso. No haréis nada sin que afecte a vuestra casa...
-¿Incluso ir al baño le afecta? -dijo Harry por lo bajo para que solo Ron lo oyera, quien tuvo que aguantar una carcajada.
-Hay cuatro casas, que son: Hufflepuff, Ravenclaw, Slytherin y Gryffindor. Aguarden aquí unos segundos hasta que los llame -dijo McGonagall mientras se retiraba.
-¿Os imagináis que caemos en Slytherin? Yo no sé vosotros, pero yo me cuelgo de un enorme sauce que he visto ahí afuera.
-Vamos, Harry. No exageres -dijo Hermione dándole un leve golpe en el brazo.
-No te creas, Hermione. Todos los que acaban en Slytherin son magos oscuros.
-¿Oscuros?
-Eso es que no se lavan -añadió Harry.
-¡Pero Harry! -exclamó Hermione aguantando la risa, lo que no pudo hacer Ron.
-¿Qué? Creéme... Según me han contado, hay uno que nunca se lava -dijo Harry riendo.
-¿En serio?
-Sí. Según me contaron... Le puedes tirar una pelota de papel al pelo que se le queda pegada.
Las risas de los tres se escucharon por todas las escaleras.
-Los veo muy felices -dijo McGonagall cuando regresó y les vio a los tres aguantándose la barriga de la risa.
-No vea -dijo Ron.
-Vamos. Todo está preparado -dijo McGonagall mientras entraba por las puertas del Gran Comedor, seguida de alumnos temerosos de primer año. Harry, Hermione y Ron comenzaron a sentir el miedo, pero aún seguían riéndose por lo de antes.
La profesora McGonagall les llevó hasta la mesa alta donde se sentaban los profesores. Delante había un taburete y sobre él un sombrero viejo y andrajoso. La profesora McGonagall les hizo pararse delante de los profesores, y ella se colocó al lado del taburete con un pergamino.
-Os iré llamando. Y cuando escuchéis vuestros nombres, vendréis y os colocáis el sombrero seleccionador...
-¡Qué cosa más vieja! -dijo Harry.
-¡Chist! -le chistó Hermione.
Harry comenzó a mirar a todos los profesores mientras que llamaban a cada alumno y aguardaba su turno. En una esquina estaba Hagrid, quien saludó a Harry en cuanto él le miró. Al lado de él se sentaba una mujer gordita y bajita llena de tierra. Al lado de esa bruja, había una mujer de pelo blanco y ojos amarillos. Después estaba un hombre joven, que vestía una túnica cían bastante elegante, que intercambiaba algunas palabras con un hombre de pelo negro y grasoso y que vestía una túnica negra (NdH: Otro acertijo... ¿Y este quién es...? XD). Luego había una silla vacía y en el centro de la mesa, sentado en una enorme y lujosa silla, un hombre anciano, con una larga barba y melena plateada. Con unos ojos azules intensos ocultos tras unas gafas con forma de media luna. Vestía una lujosa túnica lila decorada con estrellas...
-¡Granger, Hermione!
-¡Suerte!
-¡A la yugular, Hermione!
La chica le lanzó una mirada furiosa a Harry, pero enseguida olvidó toda su furia porque estaba muerta de pánico. Hermione se colocó el sombrero sobre su cabeza, que le tapó hasta los ojos, y aguardó la decisión del sombrero.
-Le queda muy bien el sombrero a Hermione, ¿eh?
-Sí, es justo de su talla.
Después de unos segundos, el sombrero seleccionador gritó Gryffindor en medio del comedor. La mesa que estaba más a la izquierda comenzó a aplaudir y a gritar.
Harry siguió aguardando su turno, mientras veía como el sombrero seleccionador ponía a cada niño en la casa que mejor le iba.
-¡Malfoy, Draco!
-¡Uouh! No sabíamos que tuviésemos dragones en Hogwarts.
-Ten cuidado, Harry. Los Malfoy son una de las peores familias que existe. Fueron seguidores de Tú-Sabes-Quien.
-¿Que-Yo-Sé-Quién-Es? No fastidies. ¿Quién-Es-Quién-Yo-Sé-Que-Es?
-Pues Tú-Ya-Sabes-Quién.
-Pero si Tú-Ya-Sabes-Quién-Es, ¿por qué no me lo dices? Porque Yo-No-Sé-Quién-Yo-Sé-Quien-Es-Y-Tú-Sabes-También.
-¿Me estás liando? -le preguntó Ron con el entrecejo fruncido.
-Sí -contestó Harry encogiéndose de hombros. -Es que no sé porqué te da miedo decir un simple nombre. Es como si yo me asustase cada vez que diga Ron. Tendría que decir: El-Chico-Que-Tiene-Como-Nombre-La-Bebida-De-Los-Piratas...
Ron sonrió y en ese momento Malfoy fue declarado un Slytherin. Siguieron pasando alumnos hasta que fue el turno de Harry.
-¡Potter, Harry!
-Me suena ese nombre.
-Y a mí. ¿Es el mío?
-No, espera. ¡Que es el mío! -dijo Harry riendo y acercándose al taburete.
Muchos empezaron a cuchichear y a levantarse para ver mejor a Harry. Pero éste estaba más ocupado en ponerse el sombrero.
"Oh, un Potter."
"¿Qué tiene de asombroso?"
"Pues que es innecesario que te me pongas. Porque se sabe perfectamente a donde vas a ir a parar."
"Haberlo dicho antes. Porque no veas lo incomodo que eres."
"Sin duda, el humor de los Potter. Asi que tú irás..."
"¿A Potter's House?"
"No, no... A... GRYFFINDOR!!!"
La mesa de Gryffindor comenzó a aplaudir y a gritar más que nunca.
-Espere, Potter... -le dijo McGonagall antes de que pudiera reunirse con su casa. Ella le tocó con su varita y su corbata y algunos adornos de su jersey se tornaron escarlata y dorados. -Bienvenido a Gryffindor -le dijo ella con una sonrisa. Él también le sonrió y se fue corriendo a la mesa de Gryffindor. Varios alumnos le recibieron calurosamente, y Hermione le abrazó muy fuerte.
La selección continuó hasta que llegó a Ron. Quien también fue declarado un Gryffindor.
-¡Bienvenido, desconocido! -dijeron Fred y George a Ron.
-¡Felicidades, Ron! -le felicitó Percy.
-¡Uf! Me veía en Slyhterin -suspiró Ron.
El hombre que se sentaba en la mesa del centro se puso de pie y miró a todos con los brazos abiertos.
-¡Bienvenidos! Este año promete ser muy, pero que muy interesante. Pero antes de decir lo magnífico que va a ser, llenemos la panza y luego charlamos.
En ese momento, miles de platos aparecieron con distintos manjares.
-¡Caray! -exclamó Ron.
-¡Qué aproveche! -dijo Harry mientras se servía un poco de todo.
-¡Adoro a Dumbledore cuando nos ordena eso! -exclamó George cogiendo unos cuantos muslos de pollo.
-Hola, Harry. ¿Cómo estás? -le saludó un chico de primer año que tenía el pelo de color arena.
-Pues muy bien, gracias. ¿Y tú?
-También bien.
-¡Fantástico! Ahora dime, ¿cómo te llamas?
-Vaya... Ja, ja, ja, ja, ja. Perdona. Me llamo Seamus Finnigan.
-Encantado -respondió Harry.
-Y yo me llamo Dean Thomas -dijo un chico que estaba al lado de Seamus de piel morena.
-Hola, Dean.
-Eys, ¿es cierto eso de que has estado viviendo con muggles?
-Bueno... Hasta los seis años. Luego me fui a vivir con mi padrino.
-¿Ah, sí? -dijeron dos chicas de primer año que estaban cerca.
-Sí -dijo Harry mientras que se llevaba un trozo de carne a la boca.
-¿Tu padrino es brujo? -preguntó una de esas chicas.
-Sí, lo es.
-¿Y cómo es que no te hemos visto por el Mundo Mágico ni nada? -preguntó esta vez Neville.
-Pues he estado escondido.
-¿De verdad?
-Sí. En una cueva bajo tierra. Y también...
-Eso es mentira -le cortó Hermione. -Ha estado viviendo en una casa cerca de MongrelVille. Que es una ciudad enteramente muggle.
-¡Oooooh! -exclamaron todos.
-Me cortaste la diversión -le susurró Harry.
-No debes mentir sobre eso, Harry.
Siguieron cenando hasta que no pudieron más. Cuando los restos de comida desaparecieron el director de Hogwarts se volvió a levantar.
-¡Bienvenidos a Hogwarts, alumnos nuevos y a los no tan nuevos! Espero que este año aprendáis tanto como en otros y que viváis experiencias que os enriquezcan como personas. Para empezar, debéis saber que está prohibido hacer magia por los pasillos, como me ha recordado el señor Filch, el conserje. Y el Bosque Prohibido está fuera de los límites permitidos, asi que no intentéis nada. Porque Hagrid, el guardabosque y guardián de las llaves de Hogwarts, siempre está vigilando. Eso es todo. Que tengáis dulces sueños y que descanséis para vuestro primer día de clase de mañana.
-¡Vamos, los de primer año! -dijo Percy mientras salía del Gran Comedor. -¡Seguidme!
Todos le siguieron mientras que él andaba con paso importante. Pasaron por varias puertas ocultas, por escaleras que se mueven y por tapices, hasta que llegaron a un retrato de una mujer vestida con un traje rosa de seda.
-¿La contraseña?
-Garra de Grifo.
El retrato se apartó, dejando ver un hueco en la pared.
-¡Vamos! -dijo Percy mientras pasaba por él. Todos le siguieron.
Entraron a una sala muy acogedora pintada de color escarlata y con decorados dorados y con tapices. Había una chimenea y varias mesas, sillas y sillones.
-Esta es la Sala Común de Gryffindor. Recordad bien la contraseña porque será la única forma de que entréis. El cuarto de las chicas es por esas escaleras, y la de los chicos por esa. Buscad una puerta donde ponga "Primer Año". Allí ya deben de estar vuestras pertenencias. Buenas noches.
Harry y Ron se despidieron de Hermione y subieron por las escaleras. No tardaron mucho hasta encontrar su habitación. Y como dijo Percy, sus baúles ya estaban allí. Harry se puso su pijama y se metió en su cama.
-Buenas noches, Ron.
-Buenas noches, Harry.
Harry cerró las cortinas de su cama, y en cuanto cerró los ojos se quedó dormido.
Mientras tanto, en un despacho circular, lleno de estantes con libros y con un elegante escritorio, Dumbledore miraba por una ventana circular mientras se tocaba la barba.
-Estoy seguro de que este será un gran año para todos.
Continuará...
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Puede que al principio se parezca al libro. Pero con el tiempo irá cambiando. ^^
Por cierto, Hermione y Harry se conocieron en "Una vida con una oportunidad".
Dejen reviews!!!
