La otra noche había tratado de hablar con Sakura, pero no sirvió de nada, fue en vano. Ella ni siquiera intentaba hacer el amor de una forma placentera, de la forma que a él le gustaba y lo complacía. Algo le estaba pasando y ella no se lo quería decir por razones que el desconocía. Él siempre le decía que por favor lo complazca, como el trataba de complacerla a ella, pero no funcionaba, ella estaba demasiado vaga, no tenía ganas de hacerlo más. Naruto sabía perfectamente que ella no necesitaba que le diga cómo hacer el amor, y le preguntaba porque siempre se lo tenía que decir. Pero Sakura le contestaba de mal humor y le decía que no tenía ganas de hacerlo, y que solo eso le pasaba. Pero Naruto no se tragaba eso, y no quería parecer un quejoso, pero ella sabía que siempre llovía en su corazón, que habían muchas heridas abiertas, que todavía no habían cicatrizado y seguían ahí más presentes que nunca, y aun frescas. Y el trataba de ser chistoso y agradable con ella, pero era tan difícil razonar con una persona tan mal humorada. Naruto se preguntó porque lo ponía tan triste, si todo esto lo hacía porque no lo amaba más. Y esa misma noche le pregunto otra vez porque no lo complacía, y Sakura estallo y le grito sonrojada:

- ¡No te das cuenta idiota...estoy en mi periodo!