Reto de Midnighttreasure
Pairing: Mimato
Características: Mimi está de vacaciones en la playa y decide tomar el sol haciendo topless. De repente, en medio de su tranquilo descanso, aparece un dron que comienza a volar a su alrededor a lo que empieza a chillar espantada: ¡Algún pervertido la está grabando! Cuando busca el culpable, ve un hombre rubio que maneja el aparato con un mando a distancia y se le encara (si se olvida de que está en topless y Yamato muere de vergüenza 1000 puntos). El hombre trata de perdirle perdón, explicándole que es un ingeniero que está probando un nuevo prototipo lejos de la gente pero cuando ella empieza a llamarle pervertido se enfada y se pone muy serio, llamándola loca y tal. Tú decides cómo termina. Puede que suba la marea y no puedan salir, que se queden ahí a oscuras, que algo pase y aparezca un guardía de seguridad porque está prohibido estar...¡sorpréndeme!
Género: el que quieras
On my last day
Lore-chan
Ir a la playa cuando ya todos había regresado a trabajar, casi al final de la estación y no había que pelear por un metro cuadrado de arena era maravilloso. Mimi podía desabrocharse la parte superior de su pequeño bikini y no preocuparse por las miradas depravadas del resto que se paseaban a su alrededor preguntándole si necesitaba alguien que le untara bloqueador o se quedara más de unos minutos con la baba colgando por que llevaba la cola sin cubrirse ya que su traje de baño era al estilo occidental escandaloso.
El sol estaba esplendoroso y decidió tomar sol de espaldas para broncearse decentemente su pecho desnudo, estómago y piernas. Se colocó los anteojos oscuros y se acomodó. ¡Esto era vida, señores!
Pero, momento… un sonido molesto la hizo abrir uno de sus ojos. Se acomodó sobre sus antebrazos para buscar qué era aquello que no la dejaba descansar como era debido.
No logró dar con ello.
Se acomodó por segunda vez y miró al cielo … fue ahí cuando lo encontró. Un dron sobre ella, apuntándola directo – según Mimi – ¡grabándola! Y quizás enviando sus imágenes ¡quién sabe dónde!
Se enfureció por completo y sosteniendo la parte superior del bikini se levantó indignada a buscar al culpable.
A su alrededor, había una pareja joven, quizás recién casados que descansaban bajo el quitasol. También un par de niños corriendo del agua cuando las olas rompían en la orilla. Un chico paseando a su perro. Una chica leyendo un libro de poesías… y más allá, casi en los roqueríos – un rubio en traje de baño con los pies en el mar, hasta el tobillo, peleaba con el control de remoto del dron.
He ahí al pervertido de la playa.
Avanzó por la arena sosteniéndose el bikini como si fuera la dueña del lugar. Llegó a él y chasqueó los dedos de su mano derecha con molestia.
El rubio giró y sus ojos azules la miraron sin entender el porqué de su actitud.
—¿Es tuyo el dron?
Él chico miró a lo lejos y encontró su juguete sobrevolando una toalla rosada.
—Lo es.
—¿Me estás grabando acaso? ¿Quién te crees que eres?
—¿Perdón? – él arqueó una de sus cejas y Mimi pasó por alto lo atractivo que se veía haciendo eso – Hay un mal entendido, señorita – atajó el rubio al ver que ella abría la boca para reclamarle algo – soy ingeniero y yo desarrollé ese dron para sobrevolar lugares no poblados y de difícil acceso, no para "grabar" a personas.
—Pues no te creo. Porque no entiendo que habiendo tanto lugar para sobrevolar hayas decidido hacerlo justo en el momento que tomo sol sin ropa.
Él, recién caía en cuenta que la muchacha se sostenía el bikini desabrochado con el brazo, la miró de reojo, rápidamente para que ella no notase que estaba recorriéndola con los ojos.
—Pues quiero dejarle en claro que no la estaba grabando. Lamento que haya pensado eso.
Indignada, Mimi le hizo un desprecio y dando media vuelta se devolvió a su toalla. El rubio trató de no girar la cabeza cuando la vio de espaldas, pero era bastante difícil con el tamaño cuerpo que tenía la castaña y peor ver que su trasero estaba allí con casi nada de tela que lo cubriese.
Sacudió la cabeza y siguió con su tarea.
El dron se había ido. Mimi se dejó caer en la arena y lanzó su top a un lado. Esperaba no tener que ir a lidiar de nuevo con el rubio pervertido. Podría ser guapo y todo lo que quisiera, pero nadie la grababa sin su permiso.
Se estaba quedando dormida, sabía que no debía hacerlo con el sol tan fuerte pero qué más daba. Quería llegar bronceada y ser la envidia de todas sus compañeras.
.
Despertó con el sonido del dron en la oreja. Abrió los ojos y el maldito aparato estaba allí, otra vez arriba de ella.
"Sí, claro lugares no poblados" pensó Mimi y de un salto fue otra vez a buscar al chico que ahora estaba sentado sobre una toalla azul con las piernas cruzadas una sobre la otra… con el bendito control en sus manos.
Esta vez no fue educada y llegó apuntándolo con el dedo.
—¡Tú! ¡Degenerado!
Él enrojeció por completo, era como si le hubiera dado insolación de un segundo a otro. Tragó saliva por dificultad y trató de mirarla a la cara.
—Voy a romper esta estúpida cosa – exclamó tomando el control y lanzándolo lejos.
El rubio no era que no tuviera paciencia, pero ya solo el hecho de que ella lo llamara depravado y, además, lanzara lejos su preciado aparato eran motivos suficientes para colmarla. Había estado más de un mes desarrollando el prototipo.
—¡¿Estás loca?! – reclamó levantándose de golpe.
—¡El loco eres tú! – Mimi hundió su dedo en el pecho desnudo de él - ¿No tienes decencia? ¿No te enseñó tu madre a no grabar a personas sin su permiso? Menos si está tomando sol tranquilamente.
—¡Yo no te estoy grabando! – atacó tratando de no bajar la mirada.
—¡¿Cómo que no?! ¡Mírate! Estás rojo porque he descubierto tu perversión y…
—¡Estoy así porque estas desnuda! – gritó al fin.
Mimi se miró y, efectivamente, con la rabia había olvidado cubrirse y ahí estaba a torso desnudo gritándole al rubio del dron. Se sonrojó y se tapó con las manos.
—¿Quién es el pervertido ahora que sea pasea por la playa habiendo niños desnuda y …? – el chico miró a su alrededor y se dio cuenta que, aparte de ellos, solo estaba la pareja de recién casados ordenando sus cosas para irse.
—Eres… ¡ay! – pateó la arena y quiso abofetearlo.
—No te estaba grabando, loca exhibicionista.
—Sí, claro. Idiota depravado.
—Me llames depravado, no lo soy.
—Depravado, depravado, depravado, depravado, depravado – repitió ella como disco rayado a todo volumen.
—¡Hey, para con eso! - ¿en verdad esa chica era así de inmadura?
Mimi siguió llamándolo depravado y él cansado la rodeó para ir a buscar su control. La castaña adivinó sus intenciones y se le adelantó tomándolo con su mano izquierda y colocándolo a sus espaldas. Con su otro brazo se tapaba.
—Esto se viene conmigo. Para que no grabes a nadie nunca más. Y agradece que no te reporto con la policía.
—Entrégamelo – advirtió.
—No.
—Te lo estoy pidiendo en buenos términos.
—No.
Él se masajeó los ojos buscando paciencia, pero ésta se había acabado hace mucho rato atrás.
La miró de tal forma que Mimi respingó de susto y caminó hacia atrás hasta que sus pies estaban en el agua. Antes de que se diera cuenta tenía al rubio encima de ella para arrebatarle lo que era suyo. En el forcejeo, ambos tropezaron y cayeron de lleno al mar justo cuando una ola rompía en ellos.
Control mojado, rubio mojado, castaña empapada.
—¡Pero qué…! - él emergió del agua salada agarrándose los cabellos al ver que ya no podría recuperar su trabajo.
Mimi también lo hizo, pero tosiendo y con el cabello en la cara. Glamour en otra historia.
—¡Mira lo que has hecho! – y tras ver que sus senos estaban otra vez a la vista se tapó los ojos - ¡Maldición!
—¡Pésima idea venir hoy, pésima!
Salió del agua, estilando y caminando directo a su toalla… la cual ya no estaba. No estaban sus pertenencias por ningún lado. Se tapó otra vez y miró a todos lados y lo único que vio fue al rubio caminando hacia ella.
Él se detuvo a medio metro y recogió de la arena su dron. Ni siquiera le dirigió una mirada y dio media vuelta para volver a donde tenía sus cosas.
…Tampoco había nada.
—¡Nos han robado! – exclamó la castaña a sus espaldas y él la quedó mirando con un: "No me digas".
Y para empeorar el asunto las nubes se habían adueñado de la playa y el viento comenzó a soplar.
Él, exhausto, comenzó a caminar para irse. Ya no quería nada más ese día. Mañana intentaría armar un nuevo dron y ojalá en un lugar desierto.
—Espera - dijo ella en voz baja.
—¿Qué? ¿Quieres ayuda del depravado?
Silencio. El rubio giró y la vio allí medio desnuda, tiritando de frío y su voz de buen samaritano lo visitó como nunca antes. Se acercó a la castaña y le extendió su toalla azul para que se tapara.
—Gracias…
—Yamato – le indicó emprendiendo la marcha otra vez – así sabes cómo llamarme aparte de "pervertido".
—Pero tú…
—Déjame dejarte algo en claro – Yamato se detuvo de pronto – no tengo la necesidad de grabar a nadie. Estaba probando mi trabajo. Créelo si quieres, si no es problema tuyo.
—¿Eres siempre tan odioso?
—Sólo con las mujeres que me gritan algo que no soy y que me reclaman desnudas.
Mimi se sacó la toalla arrojándosela a la cara y enojada caminó a la acera: -Gracias por tu ayuda, prefiero irme sola.
—¿ah? – el rubio la miró pestañeando incrédulo. ¿Iba a hacerlo? ¿En ese estado y con ese frío? ¿Estaba buscando que le pasara algo? – ¡hey! – la llamó corriendo donde estaba – Te llevo, dime dónde vives y te llevo. No puedes estar así, te puede pasar algo – y le colocó de vuelta la toalla sobre los hombros.
—Eres un idiota – gimoteó – por tu culpa y la de tu dron no disfrute el día en la playa. Mi último día de vacaciones. Me robaron mis pertenencias, no me bronceé como debía y más encima tengo que aceptar la ayuda de un tipo que conozco por ser… - Yamato le alzó una de sus cejas haciéndole ver que tuviera cuidado con las palabras que utilizaba para con su ayuda - … ser tú.
—Pudo haber sido peor – dijo el rubio encogiéndose de hombros – vamos, te llevo.
—Gracias – dijo en un hilo de voz.
—¿Cómo? No te oí.
—Gracias.
—¿Es en serio? Lo dices muy despacio.
Mimi le golpeó el hombro con el puño cerrado.
—Eres realmente antipático.
—Eres realmente mala dando las gracias y pésima reconociendo cuando te equivocas.
—Yo no me… - se mordió la lengua y tras botar el aire de sus pulmones siguió – lamento haberte dicho depravado… Yamato.
—Y… ¿?
—Y ¿Qué?
—¡Arruinaste mi dron! – levantó el aparato para que ella lo viese – dos meses de trabajo al agua salada.
El rubio dio media vuelta y Mimi caminó tras suyo. Anduvieron en silencio, ella pudiendo contemplarlo desde la tranquilidad y no desde el enojo y le gustaba su piel blanca, la forma en que su espalda se separaba en dos gracias a la columna. Era delgado, pero atlético.
"No está mal", se dijo a si misma levantando ambas cejas cuando se detuvo en su trasero.
Se detuvieron frente a un auto azul eléctrico y Mimi esperó a que el chico le abriera la puera… lo que nunca sucedió. Yamato le sacó la alarma al auto, echó el dron y el control en la maletera y se subió.
Tuvo que aguantarse de mostrar una sonrisa al notar porqué la chica seguía parada afuera. Asomó la mitad del cuerpo al exterior y le preguntó:
—¿Estás esperando que el pervertido te habrá la puerta?
—Eres un petulante. Pensar que por un segundo te encontré atractivo.
—¿Lo hiciste? – no pudo evitarlo más, allí estaba la sonrisa en su cara.
—¡Pero me retracto de todo en este segundo!
Entró al auto y de un portazo cerró la puerta. No quería hablar y se lo expresó torciendo el cuello y mirando por la ventana hacia afuera.
Yamato dio vuelta la llave y el motor ronroneo. Quien iba a pensar que en su también último día de vacaciones iba a encontrar a semejante chica.
Quizás no sería la última vez que la viera o que la llevara en su auto.
Tampoco le molestaría que lo llamaran pervertido… pero en otras circunstancias.
.
.
Mid… ¿reto cumplido?
Nos leemos!
