* Antes de empezar, quiero dar un breve resumen para los fans de Twilight que no siguen mi historia de Angel & Demian.Ángel pertenece completamente al buffyverso de Joss Whedon, es un vampiro con alma que busca hacer el bien en el mundo. Mientras que Demian, es un personaje de mi propia autoria (igual que sus amigos). Demian fue huérfano y vivió en las calles, hasta que una noche un vampiro le ataco y sus poderes despertaron. El posee todos los poderes de los vampiros, velocidad, fuerza, curación acelerada, etc. Pero al tener 15 años todavía, no los ha desarrollado por completo. Ángel lo adopto poco después de encontrarle en las calles y ahora son una familia. Los personajes de la saga Twilight pertenecen a Stephanie Meyer, y yo solo escribo esto por diversión. Aun que en mi descripción puse que esto contendría azotes/spanking paternal, quiero asegurarles que la historia no se centra en ello. SI no en algo completamente de aventura.
Que lo disfruten =)
CONMEMORANDO MI 7MO ANIVERSARIO COMO ESCRITOR (Que rápido pasa el tiempo)
CAPITULO 1
Tarde del 31 de octubre.
— ¿De verdad tengo que usar esto? – preguntaba Demian tras salir de la habitación.
Iba vestido con un traje de pirata que Ángel le había comprado en algún tiempo al salir del trabajo. El traje era demasiado tonto para Demian, los pantalones negros eran acampanados, la camiseta blanca tenía un encaje ridículo y el chaleco tenía una cinta dorada en las esquinas que le parecía innecesaria. Y luego estaba el sombrero, era enorme, con una calavera mal pintada en el frente y tenía una pluma negra en una esquina, que parecía más una cola de mapache que una pluma. Pero aun con todas esas razones, a Ángel le había gustado mucho el disfraz.
— Sip, la escuela pide que vayan disfrazados hoy. Es una fiesta Demian. – comento el vampiro. El no veía ningún problema con la ropa que Demian llevaba puesta, era ropa casi tan formal como un traje para adulto. No entendía porque el niño era tan negativo en ello.
— Claro, pero yo no quiero ser el payaso. Voy a hacer el ridículo.
— No harás el ridículo, ese traje te queda muy bien.
— Eso dices tú porque eres mi papá, peor las chicas no pensaran lo mismo. – decía, tratando de ocultar parte del encaje de la camisa bajo su chaleco, pero era imposible. La cosa era demasiado esponjada para ser ocultada. – Vamos, tengo 15 años. Es ridículo que vaya disfrazado de pirata.
Ángel suspiro rendido. — ¿Qué es lo que no te gusta del disfraz? – pregunto, dispuesto a escuchar realmente sus puntos de vista.
— ¡Nada!, estos pantalones son incómodos. El encaje de esta camisa es horrendo, y este sombrero no me queda. – dijo exasperado. Se puso el sombrero sobre la cabeza, y en efecto, este se corrió hacia abajo. Cubriéndole el rostro.
Ángel se rio al verlo de esa manera, se levanto de la silla donde llevaba ya rato sentado y se aproximo a su chico para acomodarle el sombrero. – Tiene una correa aquí atrás, solo tienes que ajustarla. ¿Qué tal ahora? – Demian movió la cabeza un poco para comprobar que el sombrero ya no se caía. Aun así, su rostro seguía gritando LO ODIO en todo su esplendor. – Vamos, hijo. Dame un respiro, solo es un disfraz. – Ángel se sentía ya derrotado, era más que obvio que no habría poder humano en la tierra que pudiera hacer cambiar a Demian de parecer. Era muy obstinado.
— Pero es un disfraz para niños. Ya no soy un niño. – dijo con morritos.
Ángel se paso una mano por la cara, armándose de paciencia. — ¿Entonces de que hubieras preferido ir disfrazado?
Demian lo pensó un segundo. – De alguno de esos sujetos super geniales de las películas, ya sabes, con las chaquetas de piel y las armas.
Ángel puso los ojos en blanco, por supuesto que su hijo querría ir vestido como uno de esos barbaros que se podían encontrar en cualquier película o serie en la televisión. A él no le importaba la tradición del halloween, ni nada de eso. Solo quería lucir bien, a la moda. Como supuso cualquier otro chico del siglo XXI querría. Por suerte para él, sus últimas palabras le habían dado una nueva idea.
— ¿Si te presto mi chaqueta de cuero, estarías feliz? – le pregunto.
Demian abrió mucho los ojos. La chaqueta de cuero de Ángel era un objeto sagrado en esa casa. Era la única cosa material a la que el vampiro parecía tener afecto, y como alguien no lo haría, si era una chaqueta negra larga bastante cool. — ¿De verdad me la prestarías? ¿A mí? – aun no lo creía.
Ángel rio. — ¿Acaso ves que haya alguien más aquí? – pregunto lleno de ironía. – Claro que te la prestaría, tonto. Prestarles tus cosas viejas a los hijos es parte de ser un padre. – dijo con una expendida sonrisa. Misma que Demian correspondió, pues cada vez que Ángel se refería a él como su hijo, lo hacía sentir querido. Por primera vez en su vida, querido por una persona de verdad.
Ángel fue a su habitación a buscar la chaqueta, y regreso en segundos para ponérsela el mismo a su hijo. Demian era un chico alto, pero todavía no tan alto como para que la chaqueta le quedara bien. Así que la chaqueta prácticamente le quedaba por encima de los tobillos, y como sus brazos no eran tan largos como los de Ángel, se le tuvo que doblar un poco a las mangas para que le quedaran bien.
Ángel se quedo contemplándole entonces por unos segundos. Asegurándose de que realmente le quedara bien. — Da unos pasos, ¿sí?
Demian puso los ojos en blanco. – Papá. – murmuro fastidiado.
— ¿Qué?, no te estoy pidiendo hacer algo imposible. Anda ya. – dijo un poco molesto ya, la actitud de Demian estaba bien hasta cierto punto, pero hacer berrinches hasta por caminar, era algo que no le iba a permitir. Así que le dio una nalgadita, que Demian tomo como advertencia para empezar a caminar.
— ¿Feliz? – pregunto fastidiado.
— No, siento que mi mano esta acalambrada. Quizás debería usarla para que se me quite. ¿Qué piensas? – dijo lleno de ironía. De nuevo, Demian fue inteligente para captar la advertencia y no dijo nada más. Ángel se armo de paciencia, y continúo hablando de la chaqueta. — Te queda bastante bien, a decir verdad.
— Gracias, creo que. . .— Demian se puso un poco rojo, vestido así podía ver por si mismo lo que algunas personas ya le habían dicho. – Me parezco un poco a ti.
— Mas que un poco diría yo. — murmuro Ángel, después de todo estaba impactado por el gran parecido físico que tenían los dos. Es más, de no ser porque conocía muy bien la historia del chico, se habría preguntado si en verdad no era su hijo.
– Anda ya, termina de ponerte el disfraz o llegaremos tarde a la escuela.
Ángel estaciono el auto a media cuadra de la escuela. Pues por estar cerca de la noche de Halloween, las calles estaban repletas de niños (y no tan niños) disfrazados que salían a divertirse o a pedir dulces. Y lo último que Ángel quería era atropellar a alguien, así que camino con su hijo hasta la escuela. Donde esa tarde se llevaría a cabo un evento oficial. Ángel estaba sorprendido de que una escuela de la reputación del Shenandoah Valley, se tomara el tiempo de organizar eventos recreativos para sus alumnos. En especial un baile de Halloween. Si hubiese sido uno de invierno, con etiqueta y gala lo entendería, pero uno con dulces y disfraces. Era algo que no podía comprender. Aun así, había accedido a llevar a Demian para que se divirtiera. Para que por una noche se olvidara de cazar vampiros y se concentrara en ser un chico normal.
La entrada de la escuela estaba adornada con tiras de papel de color anaranjado y negro. Y había un esqueleto de plástico vestido con el uniforme en cada lado puerta. Montones de chicos estaban en el patio, y otros en las escaleras bebiendo soda. Pero todo lo que ellos tenían en común, era que ninguno se mostraba como realmente era. Pues todos iban disfrazados, algunos con mascaras, otros con maquillaje, sin importar que, Ángel estaba seguro de que al otro día no podría reconocer a nadie.
— ¿Qué pasa? – le pregunto a Demian, tras ver su preocupación en el rostro.
— Uh, es que yo. . . nunca he estado en. . . un baile. Claro, a veces entraba a robar comida de los bailes de las preparatorias, pero nunca estuve en uno. Ósea, yo ni siquiera sé bailar. – dijo casi en pánico.
Ángel tuvo que hacer un esfuerzo titánico por no reírse. No porque le parecía algo tonto lo que el chico le decía, si no, porque había estado esperando ese momento desde hacía meses. El momento en que su hijo necesitaba de un consejo paternal.
— Vamos, Demian. No tienes que preocuparte por eso, a todos los llega la primera vez. . . Además, esto no es un baile, es una fiesta.
— ¿Y no tengo que bailar?
Ángel ahora si rio. – No si tú no quieres. Puedes estar con tus amigos todo el tiempo
— ¿Pero y si se burlan de mi?
— ¿Por qué lo harían? – el chico solo se encogió de hombros. Angol ya sabía la respuesta, y no le gustaba para nada. – Oh, Demian. No debes sentirte menos que todos estos chicos, tú eres igual a todos ellos. Si, quizás antes no tenías una familia o algo que te hiciera sentirlo. Pero ahora me tienes a mí, hijo. Y estoy orgulloso de llamarte así, ¿lo sabes, verdad?
Demian solo asintió con la cabeza. Cabizbajo, pero agradecido por las palabras del vampiro. — Gracias, papá.
— No tienes que agradecerme, solo recuerda quien eres y todo estará bien. – dijo, pero se quedo callado por la repentina aparición de los amigos de Demian.
— ¡Demian, el pirata barba negra! – exclamo Rob con entusiasmo, luego se percato de la presencia del vampiro. – Hola señor, Galway. ¿Qué tal la noche?
— Hola Rob, Hola Isaac. – dirigiéndose al chico vestido de arlequín que se ocultaba tras el rubio vestido de ¿guerrero medieval?, no estaba muy seguro. – Todo muy bien.
Isaac se quito la máscara, pues le costaba un poco respirar con ella. – Hola señor Galway, Demian te ves genial.
— ¿Enserio lo crees? – los ojos de Demian se iluminaron de repente. Y eso fue la señal que Ángel esperaba para saber que todo estaría bien. Su hijo podría ser un poco introvertido con las personas, pero una vez que encontraba algo a que tener confianza, comenzaba a ser el chico extraordinario que tanto adoraba.
— Bueno chicos, les dejo. – dijo a todos en general. Luego regreso su vista específicamente sobre su hijo. – Vendré por ti más tarde, hijo.
— Sip, gracias papá.
Ángel le sonrió y se retiro lentamente de la escena. No hacía falta usar su oído vampírico para saber que los chicos estaban elogiándose los disfraces. Chicos eran chicos, después de todo. Así que regreso caminando de vuelta hasta su auto, con toda la seguridad de que Demian estaría bien ahí dentro, que estaría seguro. Cosa que él no estaría en los próximos minutos.
Se subió al auto, sin percatarse de la presencia oscura que había dentro de él, y termino siendo absorbido por una oscuridad total. Fue como si lo hubiesen noqueado, pero 10 veces más fuerte que eso. Sin duda, uno de los dolores más fuertes que había sentido en su existencia, si no es que el peor.
Demian y los chicos ingresaron a la fiesta. Los profesores se habían esforzado mucho en su decoración, pues aun que todo era prácticamente papel pintado y telarañas falsas. No se perdía el toque refinado de la institución. Era muy bonito, en especial un mural pintado a mano con calaveras y brujas danzando alrededor del escudo de la institución. La música tampoco estaba mal, y el profesor Sullivan, que iba vestido de una combinación de rockero con zombie, estaba sirviendo ponche en vasos para todos. Eso sí que hizo reír mucho a Demian, pues su profesor de ciencias no solía ser del tipo servicial.
Entonces, Isaac regreso sosteniendo con dificultades 3 vasos de ponche para ellos.
— Gracias, izzy. – dijo Demian. Rob ni se molesto en agradecer, era algo habitual.
— Por una vez, la escuela me agrada. – dijo Rob, que no paraba de mover las piernas con el ritmo de la canción que estaba tocando.
— O Dios, debe ser el fin del mundo. – comento izzy lleno de ironía.
Demian rio. — ¿Te imaginas que todos los días fueran así?
— Oh, amigo. Eso sería como estar en el cielo. – dijo con la mirada perdida en la excitación de su imaginación. Luego, se soltó a bailar como loco cuando la música cambio, y sus amigos rieron, Rob siempre encontraba la manera de ser tan espontaneo y gracioso al mismo tiempo, que debía de ser un don. — ¡Vamos, tontos! ¡Muevan esos pies! – les exigió. Demian e Izzy se miraron, inseguros. Ninguno de los dos era muy bueno bailando, de hecho, eran pésimos. – O vamos, inténtelo o hare que las chicas los obliguen. – les advirtió Rob. Ambos negaron con la cabeza, sabían muy bien de lo que Rob era capaz de hacer para salirse con la suya. Y antes de quedar avergonzados delante de cualquier chica, preferían hacerlo ante ellos. Así que comenzaron a bailar, o a por lo menos brincas y mover las piernas. Lo que desato un ataque de risa en su amigo rubio.
— Chicos, de verdad. Son una maravilla. – dijo lleno de ironía, y sin dejar nunca de bailar. Demian reía, después de todo, aquello no estaba tan mal.
Estuvieron bailando varias canciones de aquella manera tan rara, y entonces se detuvieron al ver llegar al grupo de amigas de Kate Taylor. Esas chicas sí que sabían hacer una buena entrada, no solo habían esperado a que alguien reprodujera una canción más lenta, sino que además habían empujado las puertas todas juntas. Como si en lugar de 5 chicas, se tratase de todo un pelotón de guerra. Muchos de los chicos se quedaron anonadados al verlas, pues sus disfraces eran sutilmente provocativos. Rob no fue la excepción, la baba casi se le caí por la boca al ver a su chica vestida como un ángel, si, con un vestido blanco (más corto de lo que sería correcto) y alas en la espalda.
— ¿Necesitas un pañal Rob?, porque creo que te acabas de hacer encima. – dijo Izzy lleno de ironía. Demian rio como loco.
— ¿Así?, ya veremos quién necesita ese pañal. ¡Chicas! – exclamo fuerte y claro. Kate le dirigió una mirada acompañada con una sonrisa. Y ella y sus amigas empezaron a aproximarse hacia ellos. Rob miro a Izzy con malicia, pues sabia cuan penoso era el muchacho con las chicas.
Izzy no espero a tener a las chicas más cerca y apenas tuvo oportunidad, se perdió entre la multitud que bailaba en la pista. Demian pensó en hacer lo mismo, pues una cosa era hacer el ridículo con sus amigos, pero otro delante de una chica. En especial de alguna tan bonita como las de ese grupo. Sin embargo, para cuando se dio cuenta, Kate ya había lanzado a su amiga Hayley sobre él.
— Hola, Demian. – dijo ella al estar frente a su pecho.
— Ho—Hola Hayley. – tartamudeo un poco al decirlo. Era la primera vez que hablaba con la chica, bueno, ya lo habían hecho en la mesa del comedor algunas veces, pero nunca habían estado solos. Mucho menos así de cerca.
— Vamos chicos, no sean modestos. – Les dijo Kate con un guiño de ojos.
Hayley se apretó más contra el pecho de Demian. Y este la miro desconcertado, sin saber qué hacer. Hayley iba vestida con un precioso disfraz de hada del bosque, uno que no necesitaba para nada pues era una chica muy hermosa, de cabellos rojos, ojos verdes como el jade y una piel tan blanca y suave que a veces daba la impresión de ser una muñeca de porcelana. Por suerte, o quizás no tanta, para Demian, la chica empezó a bailar, y el pudo seguir un poco el ritmo de sus movimientos. Pero estaban tan cerca el uno del otro, que tenía miedo de pisarla. Mucho miedo en verdad.
— ¿Alguien te ha dicho que tienes unos ojos muy bonitos? – pregunto ella.
Demian casi se atraganta con su saliva al escuchar eso, ¿estaba en verdad aquella chica hermosa coqueteando con él? – Uh, yo. . . Gracias, tu. . . tus ojos también son muy bonitos. – dijo apenado.
— Son heredados, de mi madre. – dijo ella. Y antes de que Demian se diera cuenta, la música había comenzado a ser lenta de nuevo. Y ella le había rodeado el cuello con sus brazos. Ahora, estaban mucho más cerca. — ¿Sabes?, a veces pienso que deberíamos ser más cercanos tu y yo.
Ahora sí, Demian estaba seguro de que le estaba coqueteando. Y se sentía tan extraño consigo mismo que empezaba a tener calor. Demasiado calor. Y fue ahí cuando sintió aquel escalofrió horrendo recorrerle la espalda. El escalofrió que siempre sentía cuando algo andaba mal, cuando algo oscuro estaba en su entorno. Trato de desviar la mirada para buscar que era, pero Hayley le tomo el rostro con ambas manos y le obligo a mirarla. – Quiero que seamos amigos. – dijo ella.
Demian sonrió ante tal idea, pero solo duro un instante. Pues sintió un dolor punzante en la cabeza, como si alguien le hubiese golpeado por detrás. Y eso era algo que no podía ignorar más. Tomo las manos de Hayley con las suyas para quitárselas de encima, le dio una vuelta y la dejo ir. Para cuando ella giro, Demian ya había emprendido camino.
— ¡Demian! – le llamo desconcertada, pero el muchacho no le hizo caso.
Demian se abrió paso entre todos los monstruos que representaban sus compañeros, no sabía cómo, o porque, pero sabía exactamente hacia dónde ir. Una angustia muy grande creció en su corazón, y apresuro el paso para salir de la escuela. Entonces corrió hacia la parte trasera del patio, y ahí se encontró con lo peor.
Ángel estaba tirado bajo un árbol, inconsciente y una cosa con capucha negra estaba cantando algo en un lenguaje que no podía entender. Además, había una especie de a hoguera con cosas extrañas junto a ellos. El se escondió tras otro árbol para ver mejor a la cosa y decidir el momento exacto en el cual atacar, sin embargo, el fuego de la a hoguera pronto se convirtió en un remolino de fuego que la cosa estaba controlando directo hacia Ángel, y de tocarlo, quien sabe que le pasaría. Así que no espero mas, salto fuera del árbol y empujo a la cosa. Esta cayó al suelo estrepitosamente, pero cuando se giro, revelo su rostro viejo y demacrado. Además de sus horrendos dientes podridos.
— Puja, eres horrible. – dijo Demian, dándole una patada en la cara para volver a derribarla. Pero la cosa se alzo increíblemente rápido y lo embistió. Trato de someterle los brazos y levantarlo, pero Demian pataleaba con todas sus fuerzas y los dos cayeron al suelo. Amontonados.
Demian vio que el remolino de fuego no dejaba de avanzar, dio un codazo a la criatura en el rostro para soltarse de su agarre y levantarse. Entonces corrió directo al remolino, encendió sus manos con sus rayos energéticos, pensando que con ellos podría destruirlo, pero no fue así. El remolino cobro fuerza, y lo succiono a él, y a Ángel hacia su interior.
* Bueno mis amigos. Por favor Review!
