ESTILO

By: K.G.Á.É.

Momo desconoce por qué su senpai está molesto con él. Cuando trata de arreglarlo, las cosas dan un giro inesperado…¿Momo-kun? ¿Qué estás haciendo?—… MomoNitori+Rin+Sousuke

Free! - Iwatobi Swim Club no me pertenece.

ESTILO

Momo estaba conversando en el pasillo de los dormitorios cuando:

— ¡Momotarou!—escuchó a su senpai llamarle.

—Geh—Nitori-senpai no solía llamarle así, eso sólo podía significar que ésta vez se había pasado con lo-que-sea-que-haya-hecho, lo último que recordaba es haberle dado un regalo. Que sólo dijera su nombre y se fuera conteniéndose de decir más, fue peor que si le gritase. Ahora no sabría que había hecho mal.

Pensó que se le pasaría, porque su senpai siempre fue muy paciente con él. Cuando llegó a la habitación y este salió, no le tomó mucha importancia. Cuando desde entonces esto se repitió no sólo en la habitación, sino que prácticamente estaba esquivándolo donde fuera, supo que no sería tan fácil dejarlo pasar. Además, también quería la atención de su senpai de vuelta, porque se sentía extraño siendo ignorado y había ese extraño dolor en su pecho que no le dejaba respirar ni concentrarse.

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Momo trató de pensar en la razón de por qué su senpai estaba molesto. Sin éxito. Sólo podía pensar en el regalo que le dio, no obstante, creía que no era posible que esa fuera la causa; porque fue un buen regalo: era una playera larga azul cielo con una cara de gato con un lazo. Muy al estilo de él.

— ¡Agh!—gritó mientras se revolvía los cabellos cansado de pensar. Su senpai ésta vez no había podido escapar de la habitación porque estaba haciendo tarea, por lo que tendría oportunidad de aclarar las cosas o eso pensó.

Toc toc

— ¡Momo, te llama el entrenador!—al parecer no podría aclarar nada. Salió viendo de reojo la espalda de su senpai, esperando que siguiera allí a su regreso.

Por su parte, el joven del lunar sabía que era incorrecto lo que estaba haciendo. Suspiró. Sacando el regalo que recibiera días atrás, se convenció que tenía motivos para estar molesto:

Eso era un vestido, lo viera por donde lo viera.

Momo se lo había dado a modo de disculpa por lo del susto del gigantesco y grotesco animal que sacara de sabrá-Dios-donde. De acuerdo a sus palabras, no parecía haberlo comprado para él con el afán de jugarle una broma, en realidad, no parecía ni saber que era un vestido.

Volvió a ver el vestido ahora extendido en su cama. Ni siquiera creía que hubiera acertado la talla…

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Como le había dicho al terminar la práctica, fue a su habitación:

—Ai, voy a pasar—tocó ligeramente.

— ¡Ah! ¡Espera, Rin-senpai! ¡No…!—pero era demasiado tarde, Rin ya había abierto la puerta.

—Creo que te dejaré solo por un rato—volvió a cerrar en cuanto le vio.

— ¡Es un malentendido! ¡Senpai! ¡Por favor, escúchame!—salió de prisa. Era mejor aclarar todo antes de que algo más pasara.

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No había pasado mucho tiempo, cuando Momo regresó a la habitación. Lo que vio en el pasillo lo asombró. Nunca pensó que Rin-senpai fuera a llevar alguna chica al dormitorio, sobre todo con lo de las reglas.

Mientras se acercaba para conocer quién era la chica de su capitán, no pudo evitar admirar su belleza. Rin-senpai tenía buen gusto. La chica a la cual estaba abrazando era de estructura pequeña, tenía lindas piernas y piel blanca, junto con un corte que le parecía demasiado familiar y llevaba un lindo vestido, algo corto, que extrañamente tenía un diseño muy parecido a esa playera que había comprado para su senpai y...

— ¡¿Ni-Nitori-senpai?!—acelerando el paso, no pudo evitar tartamudear su nombre en sorpresa.

— ¡Ah! ¡Momo-kun!—se alejó un poco, creando distancia entre él y quien le abrazara.

—Tsk—chascó la lengua al culpable de que tuviera que confortar al pobre Ai, de nuevo.

—E-Eso es—con su mano temblorosa señaló sus ropas.

— ¡No mires!—trató inútilmente de cubrir sus piernas con sus manos, sintiendo su rostro arder.

Momo estaba tan sorprendido y ligeramente sonrojado por lo bien que lucía su senpai en ese atuendo, hasta el punto de hacerle creer que era una linda chica. Entonces una duda asaltó su mente; dejando a su curiosidad tomar el mando de su cuerpo, sin previo aviso, levantó el volado del vestido sacando un gritillo a su senpai, coloreando aún más sus mejillas.

— ¿Qué crees que estás haciendo?—antes de poder ver si su senpai llevaba bragas, recibió un golpe de un sonrojado y molesto capitán.

— ¡Auch!—se quejó, sobando su cabeza.

—Rin ¿pasó algo?—Sousuke salió de su habitación encontrándose con la pintoresca escena:

El hermano menor del excapitán de Samezuka, Momo, de cuclillas con lagrimillas en los ojos y las manos en su cabeza mientras Rin tenía una expresión que gritaba: cuan cansado estaba de él y de lo-que-fuera-que-hubiera-hecho, más el curioso atuendo del chico de segundo, Nitori, que gritaba 'pista' por todos lados. Aunque era curioso…

—Te queda bien—pensó, de algún modo iba con el estilo del chico (todos esos gatos en su ropa).

—Sousuke—pese a que no le gritó, Rin le estaba reprendiendo con la mirada.

—Lo dije en serio—reafirmó.

—Gracias, creo…—respondió Ai, ya resignado de ser el centro de atención.

Rin sólo suspiró.

—Como sea. Ai regresemos a tu habitación, necesitas cambiarte—posó una mano sobre su hombro, encaminándolo en esa dirección.

—Si …—

— ¡No es justo! ¿Por qué Rin-senpai si puede ver las bragas de Nitori-senpai?—le señaló acusador.

— ¡¿Eh?!—Nitori de nuevo era un farolillo encendido.

— ¡Por supuesto que no voy a hacer eso! Dejaré que Ai se cambie por cuenta—respondió a la mirada socarrona de Sousuke y las falsas acusaciones de Momo.

— ¡Esperen un momento! P-Puede que vista así, pero no llevo algo como eso debajo ¿Ven?—levantó la falda dejando ver sus boxes de varón que tenían un lindo gatito en ellos.

Momo terminó con una hemorragia. Su imaginación se había disparado en el instante en que su senpai se descubrió; y aunque debió estar decepcionado, la visión del chico era adorable y hasta cierto punto provocativa.

— ¡Ah! ¿Momo-kun?—le vio preocupado. Sin entender.

— ¡Ai!—le tapó enseguida con su chamarra, la cual rápidamente se había quitado—No le des más con que fantasear—le reprendió.

— ¡Ah!—justo caía en cuenta de lo que acababa de hacer: avergonzarse a sí mismo aún más.

—Sousuke no te rías—le regañó, aunque del chico ningún ruido hubiera salido, pues por la mano que cubría su boca estaba claro que se estaba divirtiendo con todo el asunto.

—Dejaré a Momo a tu cargo—entonces se llevó a su antigua habitación a Nitori, quien cubría con sus manos su rostro enrojecido y sólo quería que la tierra se lo tragase.

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Luego de que su hemorragia se detuviera, y haber recibido un sermón del por qué, aunque Ai se veía bien en el vestido que le obsequiase, era incorrecto regalarle ese tipo de cosas porque podía parecer una broma de mal gusto; llegó el momento de volver a su habitación con su senpai, al cual le debía una disculpa.

Cuando encontró el cuarto en penumbras y al chico en cuestión hecho bolita en su cama, cubierto en su totalidad por las cobijas, supo que no sería fácil ser perdonado. Aun así se armó de valor.

—Perdón. En serio que no me di cuenta que era un vestido ¿Senpai?—aunque no lo estaba viendo, estaba inclinado para disculparse. Cuando el silencio que siguió a su disculpa se prolongó, comenzó a preocuparse.

¿Acaso su senpai comenzaría a odiarlo?

La idea comenzaba a tomar fuerza con cada segundo de silencio que pasaba.

—Está bien. Fue un malentendido—salvándolo de la penumbra de sus pensamientos, la suave voz de su senpai se dejó oír.

La sonrisa en su rostro fue instantánea. Si hubiera podido verle hubiera sido mejor, pero por esa noche tendría que conformarse.

—Yo. ¡Traeré un regalo apropiado la próxima vez!—comentó emocionado, después de todo, no era odiado.

—No es necesario—una mirada tímida se dejó ver entre las cobijas. Cuando le miró desaparecer de nuevo entre las mantas, dándole un 'buenas noches', se convenció que tenía que comprarle algo, ésta vez para ver más de sus expresiones. Con algo de suerte, le sonreiría.

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