NOTAS DEL AUTOR:

Pues bien, esta historia a nacido por idea de mi muy querida hermanita (te adoro Sasu-nee). Después de que casi se me muriera porque no había una historia con esta temática me dije "¿por qué no?" y heme aquí.
Realmente se la dedico con todo mi amor y corazón, ya que sin ella esta historia no estaría aquí.

Genero: Shonen-Ai (Yaoi); Si no te gusta por favor, evitate el enojo al leer esto.
Pareja: Riren (Rivaille y Eren)
Universo Alterno.


Había huido. Había escapado. En cuanto su padre se entere (o más bien, viera que no hay nadie que cante cuando se habrá la concha) lo regañaría como nunca antes por haberlos dejado en vergüenza ante todo el océano; ya podía imaginar como la marea subiría a causa de su enfado.

Aunque se sentía mal por abandonar el gran espectáculo de Mikasa, más aun después de las intensas horas de canto (obligadas) cortesía de ella y sus hermanas. Pero no era su culpa, no quería que lo presentaran públicamente como él único hijo de Poseidón; 16 años, piel bronceada, ojos verdes y brillantes (como "Esmeraldas" decían sus hermanas) y una cola del mismo tono. Ese era él. Eren el menor de 4 hermanas; Annie, Historia, Ymir y Sasha. Todas locas pero las amaba como a nadie más.

Más ahora debía dejar de divagar sobre lo que habría pasado en la ceremonia de canto, debía alejar lo más posible esos pensamientos, hacerse acopio de valor y centrarse en su objetivo; un barco pirata. No hacía más 1 mes que, en uno de sus tantos escapes, lo había encontrado cerca de un acantilado; magnifico, enorme, imponente, elegante. Todas las cualidades que me aseguraban que sería un gran lugar para investigar. Conteniendo las ganas de explorar el barco en ese preciso momento decidí nadar rápidamente de regreso al reino. Después de avisarle a Armin mi descubrimiento ambos decidimos ir juntos para echar un vistazo.

Y ahora henos allí, nadando lado a lado, ambos sumamente emocionados por la aventura que nos aguadaba.

- Eren ¿estás seguro de que quieres entrar?.- Al momento de escuchar a mi amigo voltee la vista; cabello rubio corto, unos ojos entre verdosos y grises, complexión delgada y pequeña y su muy pero muy colorida cola que tenia combinaciones entre amarilla y azulada.

- ¡Oh vamos Armin! no vayas a huir con la cola agitada por el miedo.- Conteste con burla mientras veía como se debatía internamente, mirando el barco y a mí por intervalos regulares.

- No tengo miedo.

- En ese caso vamos de una vez.

Sin darle tiempo a responder lo tome de la mano y lo jale a la velocidad de mi nado. Entramos al barco por un hueco que tenia la popa. Cuando estuvimos dentro del barco decidí soltar a Armin, ya que estaba seguro que no huiría sin que lo siguiera de regreso a la ciudad.

Exploramos todo, desde la proa a la popa. De vez en cuando encontraba algún objeto bastante curioso del mundo de los humanos y le enseñaba a Armin mi descubrimiento; ambos nos emocionábamos y solo podíamos darnos ideas o imaginar para que sirvieran esas cosas tan raras de los humanos. Criaturas fascinantes, creaban una infinidad de objetos variados que servían para quien sabe que tanto. En una bolsa que colgaba de mi brazo iba metiendo aquello que fuera interesante o de mi completo interés; uno, dos, tres cosas, sin duda alguna debían ser para algo sumamente fascinante.

De un momento a otro el barco se sacudió. "Maldición". Tanto Armin como yo nadamos de manera sigilosa hacia una ventana del barco y con sumo cuidado echamos un vistazo. Lo sabía. A las afueras había un tiburón gigante (seguramente el culpable de aquella sacudida) o mejor conocido por la gente como "Titan".
Con una mirada le hice una señal a Arim, el cual entendió perfectamente que debíamos de salir de allí lo más pronto posible. Teníamos que regresar a las cercanías de la ciudad y allí estaríamos a salvo.

Gracias a mi padre teníamos protección de aquellas peligrosas criaturas, pero cualquiera que nadara mas lejos de cierto punto (aquello que denominábamos muralla) se vería fuera del amparo que brindaba la ciudad y terminaría, por consiguiente, muerto. Muchos tritones y sirenas habían perecido por explorar más allá, era debido a eso que padre había prohibido rotundamente el salir de las murallas; a pesar de eso y de que padre era sumamente poderoso no mataba a los Titanes, ya que según él eran criaturas vivas y merecían tener el mismo derecho a vivir tanto como un tritón o una sirena.

Revise una vez más hacia afuera, el Titan estaba distraído, con un movimiento de manos le indique a Armin la ruta de escape y ambos nos dispusimos a nadar por allí. Sigilosos y cautelosos nos escurrimos entre el barco, deteniéndonos de vez en vez cuando sentíamos una sacudida en el barco. Cuando por fin hayamos aquel hueco que había en la quilla nadamos lo más rápido que pudimos; grave error. El Titan noto el cambio en el agua y rápidamente se dispuso a atacarnos.

Nadamos lo más rápido que pudimos, Armin a intervalos –embargado por el cansancio de nadar tan rápido- disminuía su velocidad. Aterrado porque mi amigo pudiera ser devorado por mi culpa solo atine a tomar su brazo y jalarlo, nadando aun más rápido y con más fuerza para poder salir ambos de allí lo más rápido posible.

- ¡Vamos Armin, solo un poco más y llegaremos!

- Ere-Eren, no puedo más, estoy agotado.

- ¡No digas eso, la muralla ya se ve! ¡Solo aguanta un poco más!

El Titan nos seguía los pasos, podía ver como abría las fauces cuando volteaba atrás, entonces se me ocurrió una idea. Empuje a Armin y de inmediato aquella bestia debía decidir, si seguirlo o seguirme a mí. Al parecer la idea de tener comida de inmediato hizo seguir a quien estaba más cerca de él. Yo.

Serpenteando entre las rocas por fin sucedió; el Titan abrió las fauces y una roca quedo atorada, por el tamaño de la misma no podría sacarla a menos que se dislocara la quijada.

Soltando un sonoro suspiro me alegre de que la persecución hubiese terminado. Divise a Armin unos metros a lo lejos y el rubio de inmediato solo se soltó a llorar.

- Lo siento Eren, lo siento. Por mi culpa casi mueres.- Decía mientras hipaba.

- Tranquilízate Armin, estamos a salvo.

- Si no fuera por ti….¡Hoy me habrían comido vivo y de una mordida!.- Se había escandalizado y asustado por la idea. Solo pude reír. Digo…no podría llorar ahora que nos habíamos salvado.

- Y si no fuera por mí, no hubieras venido ¿recuerdas?.- Dije en tono conciliador. Al momento el rubio se tranquilizo y empezó a sonreír un poco.- Vamos, tenemos muchos tesoros y hay que saber que hace cada uno.

Nadamos lado a lado después de tremendo susto y por fin llegamos; una línea celeste se diviso en el suelo y al cruzarla nos sentimos al fin a salvo. Si nadábamos por otros diez minutos llegaríamos al reino, pero no lo haríamos. Nadamos más y más arriba, hasta la superficie, aquel lugar prohibido para todos los tritones y sirenas. Ambos sabíamos que en cuanto llegáramos a la superficie iríamos con la loca científica que todo lo sabe; Hanji Zoe. Y estábamos realmente ansiosos para que ella nos dijera más acerca de nuestros preciados descubrimientos.


Espero que este primer capitulo los haya dejado con un buen sabor de boca.
Muy pronto estare trayendo para todos ustedes más aventuras de este joven Triton.

Un comentario (ya sea critica constructiva, apoyo o animo) siempre sera muy bien recivido.

Les agradezco mucho que hayan empezado a leer esto.

¡Nos leeremos pronto!