Capítulo 1

Era un día normal en la escuela, parecía que ese sería un gran día. Sonrió dejando ver su perfecta dentadura. Ese día lo iba a disfrutar y mucho, nada podía arruinarlo, era tan hermoso que parecía imposible.

-¡quítate de mi camino!- esa voz desvaneció su sonrisa. Se había equivocado, ese día acababa de ser arruinado por la propietaria de aquella voz.

-l-lo siento, Hinata-san- la aterrada voz del chico lo hizo darse cuenta de que su pesadilla estaba más cerca de lo que creía.

-¡hey, el rubio idiota de haya!- su sien resalto cuando ella lo "nombró" por así decirlo.

-¿sí?- dijo algo molesto, al voltear a ver a la chica se dio cuenta que estaba parada frente a él, mantenía su rostro tan cerca del suyo que podía sentir su respiración.

-este es mi lugar- dijo señalando la banca.

-no veo donde tenga tu nombre- dijo burlón, pero ella por el contrario de molestarse sonrió ladinamente.

De su esbelta mochila saco un marcador permanente negro, y en la mesa de la banca escribió "Hinata", luego lanzo en marcador a donde fuera a caer, lo cual fue en el rostro de uno de sus compañeros pero ella lo ignoró, dio un golpe a la banca y, como si no pareciera posible, acerco más su rostro al del rubio.

-ahora tiene mi nombre- dijo burlona, eso enfureció mas al rubio -¡ahora quítate!- advirtió.

-pídelo por favor- Hinata rodo los ojos. Por un segundo, Naruto pensó que lo haría, que por primera vez le ganaría una pelea verbal a Hinata.

Todo ocurrió tan rápido que cuando se dio cuenta estaba en el suelo con un dolor desde la oreja hasta la barbilla. Todos sus compañeros veían espantados como Hinata Hyuga, había hecho de las suyas de nuevo. Esta vez, saco al rubio de SU banca, literalmente, a patadas.

-quítate de mi lugar o nadie volverá a reconocer tu rostro, ¿eso basta?- le dijo burlándose, luego se sentó en el lugar del que había derribado al rubio y subió los pies en el pupitre causando que, su de por si corta falda, se alzara.

-¡señorita Hyuga!- la autoritaria voz del maestro la llamo -¡a la oficina de la directora!- Hinata bufó, bajo sus piernas del pupitre y tomo su mochila de mala gana, el maestro había entrado al salón justo a tiempo para ver la tremenda patada que Hinata le había dado a Naruto.

-esta me la pagas, Namikaze- advirtió la chica.

-¡señorita Hyuga!- volvió a llamar el maestro, ganándose una mirada asesina de la chica.

-como diga- se colgó la mochila en el hombro y salió del salón de clases como si nada.

-va directo a la oficina, y por favor no haga como la última vez y se vaya del instituto- Hinata sonrió al recordarlo.

-sí, sí, le prometo llegar a la oficina- alzo la mano dando por hecha la promesa y siguió su camino, percibiendo la mirada de muerte de sus compañeras.

-esa chica está loca- dijo el rubio en voz baja. Se levantó del suelo y paso su mano por su nariz, dándose cuenta que de esta brotaba sangre –maldita seas, Hyuga- dijo internamente mientras veía molesto su sangre.

-Namikaze vaya a lavarse la cara, por favor- Naruto asintió mientras salía del salón, seguido por las miradas de todos, las chicas lo veían con angustia, esperando que ese golpe no afectara el perfecto rostro del chico.

-Hinata-san…- saludo shizune a la peli-azul -¿ahora qué hiciste?- pregunto para luego suspirar.

-¿Por qué debería hacer algo?- dijo con una sonrisa -¿acaso no puedo venir a saludar a la abuela Tsunade?-

-…- shizune estuvo muda un momento -¿peleaste de nuevo?- pregunto.

-jeje, no puedo engañarte, shizune- dio una traviesa sonrisa –golpee al lerdo de Namikaze- dijo triunfante.

-esa era mi segunda opción- una gota de sudor resbaló por su sien -¿Por qué molestas tanto a Naruto-kun?- pregunto.

-su rostro de idiota me lo pide a gritos- dijo burlona.

-¡Hinata!- un grito se oyó desde la oficina al lado de donde estaba.

-ya se enteró- rodo sus perlados ojos de nuevo, sentía que lo haría continuamente ese día.

La puerta se abrió de golpe y dejo ver a una mujer adulta, de cabello rubio y ojos café, en ellos se podía ver una gran ira y deseo de muerte sobre la peli-azul.

-¡¿volviste a golpear a Naruto?!- pregunto gritando,

-tal vez- respondió la chica.

-¡Hyuga!- volvió a decir molesta.

-sí, lo hice abuela Tsunade- la sien de la directora resalto en su frente, definitivamente, Hinata Hyuga era un problema para más de una persona.

-a mi oficina, ¡ahora!- grito molesta mientras señalaba el interior de la habitación donde había salido.

-aquí viene el laaaaargo sermón del porque no debo golpear a mis compañeros… y menos a su nieto- suspiro para luego entrar a la oficina de la directora.

Llego a su casa agotada, luego de oír el seminario de Tsunade no tenía ganas de hacer nada más.

-¡ya llegue!- grito, mas sus palabras solo hicieron eco en la solitaria casa –hmp… como si fuera a recibir respuesta- se resignó y comenzó a caminar.

-¡Hinata!- se detuvo en seco al oír aquella voz, alzo el rostro y, arriba de las escaleras se encontraba una chica de 13 años, de cabello castaño y ojos aperlados como los suyos.

-¿Hanabi?…- parecía que veía un fantasma, pero en vez de quedarse ahí parada salió corriendo escaleras arriba para abrazar a su hermana -¡Hanabi!- grito feliz Hinata mientras se lanzaba sobre su hermana menor, de tal forma que ambas cayeron al suelo.

-Hinata, me asfixias- dijo la menor mientras sentía que los brazos de su hermana mayor trataban de estrangularla.

-lo-lo siento- se disculpó la chica, si alguno de sus compañeros la viera en ese momento la desconocería, ella era la típica chica problemática, la que todo el mundo apostaría que terminaría en prisión, la que no le importaba nada ni nadie por lo que hacía lo que quería cuando quería, pero la realidad era otra, y totalmente distinta -¿Qué haces aquí?- pregunto emocionada.

-no mucho, debido a mis excelentes calificaciones me dieron permiso de salir una semana antes de vacaciones- respondió con una sonrisa arrogante la joven Hyuga.

-¿ya vas a presumirme tus notas?- dijo algo molesta –sabes perfectamente porque voy tan mal en el instituto- Hanabi asintió mientras bajaba el rostro.

-mamá y papá- Hinata también agacho la mirada –los extraño-.

-yo también- admitió la peli-azul.

Durante unos momentos hubo un silencio sepulcral, pero cuando Hinata se dio cuenta que su hermana estaba por llorar, le vino una idea a la mente.

-Hana-chan, ¿quieres ir al cine conmigo?- pregunto con una sonrisa.

-¿todavía no te han vetado del cine?- pregunto divertida.

-¡no siempre soy así!- se cruzó de brazos asiendo un puchero.

-me pregunto…- Hinata la vio interesada en lo que iba a decir -¿Cómo es que aun vives aquí?- Hinata sabía a lo que se refería, y eso la enojaba.

-soy una persona muy seria, ¿sabes?- Hanabi asintió mientras se levantaba del suelo.

-como digas- comenzó a caminar hacia su habitación –solo me cambio y vamos- Hinata sonrió, ahora que lo pensaba ella también debía cambiarse el uniforme, no soportaría ni un segundo más tener esa cosa puesta.

-¡esa niña me saca de quicio!- declaro Tsunade mientras entraba a su casa.

-¿Quién te saca de quicio?- pregunto la masculina, pero a la vez vieja voz de su esposo desde otra habitación.

-una alumna muy problemática- camino hacia la estancia, donde su esposo estaba sentado en su sillón frente a la chimenea antes de que ella llegara gritando.

-¿y quién es?- parecía que su marido por fin comenzaba a interesarse en su trabajo -¿es linda?- ya sabía que había algo raro en que él quisiera saber del instituto.

-esa niña… parece un angelito, ¡pero es un verdadero demonio!- grito molesta al recordar la plática que tuvo con ella.

-¿y tú amado y honrado esposo puede saber el nombre de la hermosa… quiero decir diabólica joven que te pone así?- ese viejo siempre era malicioso y pervertido, pero le daría el gusto.

-Hyuga Hinata- Jiraya la veía seriamente, y eso era raro, normalmente el estaría sumido en su cochina mente, con sus impuros pensamientos.

-¿Hyuga Hinata?- repitió serio.

-¿la conoces?- Jiraya seguía ido, recordando las malas noticias que había recibido hacia algún tiempo.

-¿conocerla? todos los grandes empresarios la conocemos- Tsunade se sorprendió de aquella respuesta ¿Quién era Hinata Hyuga como para que los empresarios la conociera?

-vamos Hinata, ya casi empieza la función- Hanabi jalaba de su brazo mientras trataba de hacerla correr para llegar al cine.

-ya lo sé Hanabi…- se detuvo en seco, había olvidado su cartera en el auto -demonios- maldijo en voz baja.

-¿ocurre algo?- pregunto su hermana menor algo preocupada por sus "lindas" palabras.

-olvide mi billetera en el auto- la castaña se golpeó la frente.

-se me hacía raro que no salieras con una de tus cosas- Hinata frunció el ceño.

-discúlpame por olvidarla, pero si alguien no me hubiera estado gritando en el auto la tendría en este momento conmigo… sabes tienes suerte que no haya chocado por culpa de tus gritos- ahora era Hanabi quien fruncía el ceño.

-al menos compramos los boletos desde hace rato- dijo en voz baja.

-sabes que… ve adelantándote y yo después te alcanzo ¿vale?- haría lo que fuera con tal de ya no discutir con su hermana, ya que siempre que lo hacían ella sacaba en evidencia muchas cosas.

Hanabi asintió. Hinata comenzó a caminar fuera de la plaza hacia el estacionamiento, solo esperaba no tardarse mucho, según había oído esa película era muy buena.

-ustedes vayan entrando, yo estacionare el auto- dijo Kushina mientras veía a su esposo y su hijo bajarse del auto.

-de acuerdo, te esperamos adentro, pero no tardes, ya casi empieza- Kushina gruño.

-crees que no lo sé- le dijo molesta –yo fui quien los tuvo que convencer para que vinieran- señalo a ambos rubios.

-de acuerdo mamá- Naruto se encogió de hombros ante el regaño de su madre, a veces ella explotaba sin razón, y eso trataron de evitar al ir al cine ese día.

-bien… los alcanzo en un rato- lo último lo dijo en un tono más dulce, mientras arrancaba la camioneta blanca.

-a veces me pregunto si es bipolar- una gota de sudor recorría la sien de Naruto.

-al finar termino explotando- Minato suspiro, habían tratado de evitarlo, fueron al cine, él la dejo conducir, y al final no pudieron evitar, parecía que su esposa no sería feliz si no le gritaba a alguien –vamos, Naruto- el rubio mayor comenzó a caminar mientras el menor lo seguía muy de cerca.

Llevaba un buen rato buscando estacionamiento, hasta que por fin encontró un lugar y se estaciono en este, salió de la camioneta y comenzó a caminar, estaba por cerrar la puerta cunado recordó su cartera, la tomo y comenzó a caminar hacia la plaza de cine.

No había pasado más de 5 autos cuando alguien apareció por su espalda y amenazaba con un cuchillo su garganta.

-danos tu dinero- advirtió la voz, lo único que podía identificar de él era que se trataba de un hombre.

Ella soltó su cartera y una segunda persona la tomo del suelo.

-vámonos, Hatsu- dijo una la otra persona, quien parecía ser otro hombre.

-idiota como se te ocurre decir mi nombre… lo siento pero no puedo dejarte ir así- ese tipo exageraba las cosas, bueno solo un poco.

Kushina sintió como un frio metal era clavado en su vientre bastante profundo. No tardaron más de tres segundos para que un hilillo de sangre corriera por su labio.

-¡hey, ustedes dos!- se oyó un grito.

-demonios, ¡vámonos!- dijo el que la apuñalo, dejándola caer de rodillas.

Finalmente la chica llego a donde estaba Kushina.

-¿está bien?- la peli-roja dejo ver su herida, que comenzaba a sangrar de manera alarmante -demonios- frunció el ceño, ¿cómo era posible que algo así pasara en un lugar así?

-e-estoy bien- dijo un poco apagada.

Hinata sacó el cuchillo que aquel sujeto había dejado aun clavado en Kushina, se arrancó un pedazo de la blusa que llevaba y la coloco sobre la herida de la mujer haciendo presión, le agradecía a su madre por haberle enseñado primeros auxilios.

-descuida, la llevare a un hospital- paso su brazo por su hombro para dirigirse a su auto, no estaba muy lejos de ellos. Comenzaron a caminar tan rápido como Kushina podía, mientras Hinata aun presionaba su herida.

-mi auto es ese- señalo la peli-roja, ciertamente estaba más cerca que el de Hinata, así que lo mejor sería que la llevara en ese.

-de acuerdo- tomo las llaves que tenía la Uzumaki en la mano y abrió la puerta del auto, la ayudo a subir con cuidado –presiona ¿de acuerdo?- a pesar de parecer tan calmada estaba muy nerviosa, no sabía si podría conducir.

-te dije que agarraras todo- la voz de un adulto acercándose la hizo voltear.

-lo siento, pero se me olvido- esa voz, conocía esa voz, vio horrorizada como Naruto se acercaba –no volve…- no termino de hablar ya que al voltear a ver al frente vio a su madre en el auto, sosteniendo un pedazo de tela con sangre, mientras que subiéndose al asiento del piloto estaba Hinata, con sus manos ensangrentadas –Hyuga… ¿Qué has hecho?- Hinata por el contrario de explicar lo que ocurría arranco el auto y se fue lo más rápido que pudo del lugar, definitivamente, tenía mucho que explicar.