·LEN·

-¡Tadaima! -dije en un tono lo suficientemente alto como para que se escuchara por toda la casa-.

-¡Okaerinasai! -contestó una voz femenina emergiendo desde el salón-.

Me encaminé hasta este, tras dejar las llaves y el abrigo en el recibidor, para encontrarme con una rubia chica tumbada de una forma peculiar mirando la televisión.

-¿Que crees que estás haciendo Rin? -le pregunté observando la posición en la que estaba sentada, con las piernas balanceándose en el respaldo del asiento, su espalda contra los almohadones y la cabeza colgando del sofá, fijando sus ojos celestes al televisor boca abajo-.

-¿No es obvio? -respondió ella echándome un vistazo-. Estoy desperdiciando mis últimas horas de vida mirando la tele antes de morir de hambre, ya que mi fastidioso hermano gemelo se ha tardado mucho en volver de sus actividades en el club.

-Oh vaya... -comenté con fingida tristeza, dejando las bolsas que llevaba conmigo en la encimera de la cocina conectada a la sala-, pues puede que tu fastidioso hermano gemelo te deje morir de hambre, ya que él es el único capaz de preparar unos sandwiches sin incendiar la casa.

-¡Eso solo pasó una vez! -protestó Rin reincorporándose en el sofá hasta quedarse de rodillas en él y pasando sus brazos por el respaldo para clavarme una mirada rencorosa-. Además, también fue tu culpa, Len. Si me hubieras enseñado a cocinar algo decente no tendría que hacer mis experimentos.

-Si me prestaras atención cuando te doy clases de cocina no tendría que preocuparme de que hicieras tus experimentos -contraataqué mientras me disponía a preparar la cena-.

-Como sea... -dijo la pequeña rubia con un gesto en la mano, restando importancia al asunto- ¿y porque te has tardado tanto hoy?

-Me pidieron que ensayáramos un par de canciones más antes de irme y de paso fui a comprar algunas cosas que necesitábamos -contesté concentrado en cortar los vegetales tras haberlos lavado-.

-Aah...

-¿Y tú que has estado haciendo toda la tarde aquí sola?

-Nada en especial -respondió encogiéndose de hombros-. Miré la tele, ordené mi cuarto y aproveché para terminar algunas composiciones que me quedaron pendientes.

-¿Me las dejarás ver, verdad? -pregunté con esa cálida sonrisa a la cual sabía que ella no se podía negar ni aunque quisiera-.

-¡No sonrías así! -protestó tirándome un cojín del sofá a la cara-. Sabes que no me gusta que escuchen mi música -terminó con un gracioso puchero, ocasionando que en mi rostro apareciera una sonrisa nostálgica-.

-Pues no entiendo porque -dije mirándola a los ojos-, es muy buena, no deberías tener vergüenza de mostrarla.

-No estoy preparada -confesó dándome la espalda para levantarse del sofá y acercarse a mi lado-. ¿Quieres que te ayude con eso?

-¿Quieres que tengamos otro accidente? -bromeé burlándome de sus desastrosas habilidades en la cocina, recibiendo por su parte un fuerte golpe en el hombro- ¡Auch!

-¡Urusai!

Reí con ganas ante su infantil actitud. No podía evitarlo, adoraba ver a Rin con esas expresiones tan graciosas.

-Puedes irte a tomar un baño si quieres -dije antes de que ella aceptara la oferta y empezara a caminar hasta las escaleras-.

-Avísame cuando esté la cena lista -respondió antes de desaparecer en el piso de arriba-.

·RIN·

Dejé que el agua caliente brotara del grifo, inundando la espaciosa bañera acompañada de un vapor humeante. Deseché mis prendas y me envolví en la calidez del agua al comprobar que la tina ya estaba llena. Cerré mis ojos deleitándome con las caricias que el transparente líquido proporcionaba a mi cuerpo. No me dí cuenta de cuando caí dormida, pero me despertó una voz al otro lado de la puerta del baño.

-Rin -llamó Len, captando mi adormilada atención-, ve terminando, ya está la cena lista.

-Vale, ahora salgo.

Rápidamente apliqué sobre mi piel el gel de baño y luego de enjabonarme bien procedí a lavar mi cabello con el champoo. Estaba tan sumida en mis sueños que no me dí cuenta de que me había pasado tres cuartos de hora dentro del agua. Abandoné la bañera y me envolví en una mullida toalla blanca. Sequé como pude mi húmedo pelo delante del espejo, aunque este no me servía de mucho pues el cristal estaba todo entelado y no dejaba ver mi reflejo. Una vez más presentable dejé la ropa usada en el cesto de la lavadora y salí del cuarto únicamente vistiendo la corta toalla, que apenas me cubría hasta medio muslo. Fui directa a mi habitación y me vestí con una simple camiseta blanca de manga tres cuartos y unos pantalones largos de pijama color amarillo pálido. Al bajar las escaleras observé que Len estaba mirando la tele de espaldas a mí. Él también se había cambiado, reemplazando su uniforme escolar por una camiseta igual a la mía y unos pantalones también iguales a los míos, pero los suyos eran a cuadros de tonalidades azules. Me acerqué por detrás intentando no hacer ruido y sin previo aviso puse mis manos en sus hombros, asustando al pobre chico, quien tras soltar un sordo alarido se volteó hacia mí. Su cara pasó de aterrada a molesta en cuestión de segundos mientras yo reía con ganas.

-¡RIN! -gritó con rencor mirando mi sonrisa inocente- ¡¿porque has hecho eso?!

-No sé de que me hablas -respondí haciéndome la desentendida y sentándome en una de las sillas de la cocina-. Venga, vamos a cenar ya.

El rubio muchacho soltó un suspiro y se sentó a mi lado.

-¡Itadakimasu! -dijimos al unísono antes de empezar a comer nuestra rica cena-.

Al terminar ambos pusimos los platos en el fregadero.

-Déjame a mí -dije cogiendo un plato sucio con la intención de lavarlo-.

-Pero hoy me tocaba a mí -respondió Len acercándose-.

-Debes estar cansado y yo no he hecho nada para ayudarte con la cena -respondí sin mirarlo, y antes de que interrumpiera con algún comentario sarcástico sobre mi "deliciosa" cocina decidí continuar-, vete ya a dormir, onii-chan.

-No voy a dejar que lo hagas tu sola -comentó cogiendo otro plato y a continuación frotando los restos de comida con una esponja, haciendo como consecuencia que una brillante espuma naciera de la acción-.

Me quedé mirándolo fijamente mientras aun sostenía el plato enjabonado. Len no se percató de que mis ojos estuvieran sobre él así que permanecí unos segundos más así. Realmente era idéntico a mí. Piel blanca como porcelana, radiantes ojos celestes, pómulos altos, labios carnosos, cabello rubio pálido, aunque yo lo llevaba suelto rozando mis hombros y él sujetado en una graciosa coleta. Len en si era el sueño de cualquier chica, atractivo, amable, con un impresionante talento musical. Su actitud era algo tímida en ocasiones, pero cálida y agradable, y cuando quería podía manejar las situaciones que se le planteaban perfectamente. Eso era algo que ambos poseíamos, aunque yo fuera más animada y tendía a ser temeraria, actuando antes de pensar. Involuntariamente bajé mi mirada hacia sus labios. Se veían tiernos y suaves, me pregunté como sería tocarlos, probarlos, sentirlos sobre los míos. Supongo que sería un tacto aterciopelado y delicado, pero a la vez intenso y apasionante.

Abrí mis ojos como platos al darme cuenta de lo que estaba pasando por mi mente en ese instante. "¡¿En que demonios estás pensando, BAKA?! ¡Por si no te has dado cuenta él es tu hermano!" me recriminé a mi misma mientras sacudía mi cabeza de lado a lado, como si mis incestuosos pensamientos se fueran a ir haciendo tales acciones. Len se dio cuenta de eso y clavó sus intensos ojos azules sobre los míos.

-¿Ocurre algo? -preguntó algo confundido, a lo que yo rápidamente aparté la mirada, sintiendo como un calor repentino se abalanzaba sobre mis mejillas-.

-N-no, nada...


¡Ohayo!

¡Bueno, aquí está el primer capítulo! Es mi primer fic sobre esta pareja así que sean buenos conmigo :3 Espero que les haya gustado y me gustaría que dejen reviews para saber sus opiniones. Perdón si hice algunas faltas de ortografía jeje. ¡Nos leemos pronto!
·Tadaima: estoy en casa
·Okaerinasai: bienvenido de nuevo
·Urusai: cállate
·Itadakimasu: se usa para bendecir la comida
·Onii-chan: hermano
·Baka: idiota

¡Sayonara minna!