Advertencias:

1. Digimon no me pertenece.

2. Estas son historias con contenido Gore, violencia y relatos sombríos. No esperen encontrar finales felices, personajes alegres o carentes de odio y rencor. Tampoco esperen héroes, príncipes azules, damiselas llenas de amor o un mundo de paz.

Estas son historias basadas en hechos reales, leyendas urbanas o ideas surgidas desde lo más profundo de algún sueño húmedo de los egos. Estas son historias sercanas a la trizte realidad del mundo en que habitamos. Ese mundo real del que todos huimos. Un mundo lleno de dolor, tristeza, hambre y malda.

Si eres de los que gustan de finales felices, no sigas, da la vuelta y regresa a eso que llamas "realidad".


Un buen hermano.

En el hogar Kamiya, una casa de dos plantas y con habitantes humildes, salvo por el señor Kamiya. Un padre cuya vida no siempre era como salía, un hombre apartado de su hijo, alcohólico, adicto al sexo y enemigo del condón.

Como muchas de las noches, uno de sus habitantes de la residencia Kamiya, se encontraba recostado en una cama, con las sabanas cubriendo todo su cuerpo y con sus manos en sus oídos, evitando escuchar los gritos de su padre en otro ataque de cólera.

En la sala se encontraba una mujer con un vientre, que en su interior albergaba un bebé de casi nueve meses. El esposo de la mujer volvía a gritarle que era una mujer que nunca serraba las piernas, que siempre se acostaba con un hombre diferente y múltiples insultos más. La esposa solo podía defenderse diciendo que el bebé era de él, que nunca lo engañaría, pero esto solo lo hizo enojar más de lo que ya estaba.

El esposo empezó a golpearla en la cara, excitándose con los gritos de su mujer. Las piernas de la esposa cedieron con el dolor y cayo con fuerzas al piso, gritando que ya no podía más. Pero el esposo, abrió de poder y no de alguna bebida, empezó a dar patadas en el vientre de su esposa, quien defendía incasablemente el lugar donde residía su futura hija con sus brazos.

Antes de que el padre se marchara, volvió insultar y escupía tanto como podía a su esposa. La mujer entonces sintió como su bolsa se rompía, una señal de que su hija estaba por nacer. La señora Kamiya pedía que su marido llamara a los médicos ya que daría a luz.

Ante los gritos de la madre y sabiendo que dentro de poco tendría una nueva vida que cuidar, el señor Kamiya volvió a los golpes y a los insultos. La madre esta vez no dejaba de gritar, rogando por ayuda, pidiendo que alguien salvara a su hija, que estaba por nacer. Pero nada pasó, nada que no fueran los golpes de su marido.

Los golpes solo se detuvieron cuando el cansancio pudo vencer al esposo y cuando sus manos se encontraban adoloridos por los múltiples golpes a diestra y siniestra. El hombre no sabía qué hacer, no estaba dispuesto a trabajar extra para mantener a un bebé y tampoco quería volver a levantarse cada noche por los llantos. Así fue como tomo una pronta decisión. De la cocina busco el cuchillo más largo y filoso que pudo encontrar y se preparo para terminar con sus pesadillas.

Se preparó para terminar con la vida de su mujer e hija, todo en un solo momento. Lo único que lo detuvo fue un dolor en su pierna derecha. La oscuridad de la noche solo le dejo ver como un cuchillo penetraba su pierna. Mientras intentaba sacárselo sintió como algo penetraba en su espalda varias veces, hasta que cayó al suelo por el dolor y las múltiples cortadas. Al ver a su atacante se llevo una gran sorpresa, pues era su pequeño hijo el que lo había apuñalado numerosas veces. Intento detenerlo con palabras, pero no pudo, su hijo le había cortado el cuello de un extremo a otro.

La madre se apresuro a decirle a su hijo que llamara a una ambulancia, que dentro de poco daría a luz a su hijo. Pero el pequeño no entendía eso, dar a luz. No entendía muy bien lo que era el parto o el embarazo, por lo que pensó que su madre fue capaz de tragarse a su hermana, una atrocidad, según el pequeño. Entonces, ignorando muchas cosas, tomo el cuchillo que dejo en el ojo izquierdo de su padre y se acercó amenazante a su madre.

Los policías y unos médicos llegaron segundos después, ya que muchos vecinos escucharon los gritos de la madre un par de minutos atrás, pero lo que vieron los oficiales fue toda una atrocidad. Los medios difundieron la noticia de cómo un hombre fue capaz de abrirle el vientre a su esposa, luego de torturarla a golpes, para luego quitarse el mismo la vida. El hijo, al presenciar la muerte de sus padres apuñalo el cuerpo de su padre, entrando en un estado de trauma. La pequeña bebé se encontraba en terapia intensiva, pero los médicos aseguraban que al final estaría a salvo.

Varias semanas después, luego de salir de un estado de shock postraumático, el pequeño Tai fue a visitar a su hermana. Los médicos le dijeron que estaba presentando mejoras y que una familia estaría dispuesta a adoptarlos.

—No te preocupes hermanita —le dijo el pequeño Tai a su hermanita una vez solos— yo me encargare de que nada malo te pase.

Tai aun tenía en mete los recuerdos del día en que mato a sus padres, pero no se culpaba de eso, nunca lo estaría. Se encargaría de castigar a todo aquel que se atreviera a lastimar a su hermanita, no abría acepción y nadie le impediría protegerla, aun que tuviera que matar a más gente…


Que les pareció, les gusto, aterro, asqueo. Comenta y dime lo que te pareció, no importa el contenido de las palabras, no hay limites para la imaginación.

El nombre del fic esta basado en la leyenda de Tails Doll y la idea de las historias en las creepypastas que existen en el internet