Era navidad, y Matt no podía evitar sentirse más solo que nunca.

Las personas, movidas por aquel extraño espíritu alegre y conciliador que cargaba el aire y embargaba hasta al más huraño a querer la compañía de tus amigos, familiares, e incluso de ayudar a desconocidos se había apoderado también de él.

La melancolía le cubría como las nubes negras tapan al sol los días de tormenta. Se sentía solo, más solo que nunca y no encontraba a nadie que quisiera darle la compañía y el cariño que tanto negaba necesitar. Se lo negaba a él y a los demás, pues no quería que le compadecieran por aquellos sentimientos que el mismo tachaba de infantiles e innecesarios.

¿Para qué era necesario el amor? Si al final…todas las mujeres serian como Amy…todas le engañarían por un rubio apuesto…todas le dejarían por que era un inútil con dependencia a su hermano…

Quizá todos sus sentimientos estaban volcados en su hermano, por que con el no sentía vergüenza de admitir que sentía, podía besarle, abrázale, dentro de lo fraternal claro, siempre que quisiera.

Jeff a pesar de las apariencias siempre había sido paciente con la forma de ser de Matt, pues este le había cuidado y le había escuchado cuando lo necesito.

En esas fechas había algo que Matt no podía soportar, y eso era la familia de la novia de Beth…por lo tanto ese año había decidido pasar las navidades el solo, ya que incluso su padre iría a cenar con ellos.

Pediría una pizza y vería la televisión hasta las tantas.

Jeff había insistido en que fuera, no importaba que se llevaran mal, eran fechas para estar en compañía, pero tras negarse una y otra vez, Matt consiguió que su querido y pequeño hermano se rindiera.

A las nueve de la tarde Matt marcó el número de su pizzería favorita, no pensó que estaría cerrada. Pero así era. "para qué voy a cenar" fue lo que pensó, hacía tiempo que quería ponerse a dieta. ¿Qué mejor día para hacerlo que aquel?

Tras coger el abrigo y un gorro, salió a la calle presto a caminar sin rumbo a sabiendas de que no habría ni un solo ente a aquella hora. Si algo no cerraba nunca, era el bar de alterne que frecuentaba cuando estaba "necesitado". Estaba a una hora a pie de donde vivía pero no tenía prisa.

Camino por callejones, y avenidas y el resultado era el mismo. Silencio, casas decoradas con mejor o peor gusto, borrachos que como el estaban totalmente solos y escenas familiares que se entreveían a través de las cortinas de las casa y pisos.

Tenía dinero, gente que no le quería lo suficiente y aquella sensación de vacío que le embargaba desde aquel día que perdió a su mejor amigo y a su novia ¿Qué más podía pedir para aquel veinticinco de diciembre?

Tras mucho caminar entro en aquel conocido lugar, y varias mujeres le saludaron como arpías. Sabían que pagaba bien. Matt las desechó con un gesto de la mano y buenas palabras. Solo quería beber.

—Lo de siempre Sara— dijo al acercarse a la barra, y la chica asintió a la vez que sonreía.

La chica le sirvió un Martini, y tras mirarle casi con pena se fue a charlar con un par de tíos que había al otro lado de la barra y que eran los dueños del local.

Matt miró al vaso, y luego en derredor. Aquello era más deprimente y estaba más vacío que de costumbre. Pero seguramente después de un par de tragos lo vería más acogedor. Siguió bebiendo Martini tras Martini. Y luchó por no quedarse dormido en la barra. Pero hubo algo que le despertó.

Un hombre rubio que le miró con lastima y a la vez con los ojos como platos. Un hombre al que un día creyó su mejor amigo.

Adam se acercó a él. Aquel era un buen día para hacer finalmente las paces y olvidar el pasado. Al fin de al cabo los dos estaban solos, no tenían a nadie aquel día, y a pesar de todos los problemas pasado era casi seguro que seguían entendiéndose a la perfección.

Lentamente se acercó a él, con la mejor de las sonrisas. Cosa que hizo que Matt girara la cara ofendido. Le odiaba y le echaba de menos a partes iguales. Pero aquella traición era algo que no le podía perdonar y menos cuando después de tantos años seguía sufriendo por ello.

—-Matt…somos adultos, es navidad…al menos mírame. Vamos, somos tal para cual- dijo en un tono serio que pocas veces solía usar.

—-Adam…aléjate de mí. No somos iguales, yo quiero estar solo.

— ¿Y por eso vienes a un bar?...No me jodas que te conozco desde hace años.

—-Y me traicionaste hace años –dijo con la voz impregnada de dolor. El canadiense no pudo evitar bajar la cabeza al oír aquello. ¿No podían hablar dos minutos sin que apareciera aquel error que cometió?— ¿Qué haces aquí? Deberías estar en Canadá con tu familia…

—La verdad es que he venido a hacer las paces contigo…creo que ya va siendo hora de que arreglemos esto. Fui a tu casa, pero no estabas, así que solo se me ocurrió venir aquí.—Adam extendió su mano hacia Matt, que al oír aquello había centrado su atención inevitablemente en él— Por favor, seamos adultos…pasemos esta noche como Dios manda y olvidémonos de Amy.

Matt terminó su vaso de un tragó y miró dudoso a la mano que Adam le tendía de forma conciliadora, pero finalmente aceptó aquello y sus manos se estrecharon durante un minuto en el que el tiempo pareció pararse entre ellos, y la fuerza con la que se estrechaban ambas manos, lograba de alguna manera eliminar el odio albergado en Matt durante tantos años.

Aquel apretón de manos solo terminó por una única razón. El rubio había abrazado a Matt emocionado. Llevaba tanto tiempo esperando aquello.

Matt siempre había sido importante para él, y al traicionarle y pasar los meses en una relación que no tenía ningún futuro se había dado cuenta con rotundidad de ello.

—Adam…no te excedas…sabes que yo necesito tomarme mi tiempo para todo —le susurró Matt dada la cercanía.

—Si, lo se… ¿Qué te parece si cenamos?

—No…ya estoy lo suficientemente borracho y gordo como para saber que no debo comer nada más por hoy. Vamos a mi casa…supongo que no tendrás donde pasar la noche.

—Lo cierto es que si, tengo una habitación de lujo en un hotel. Se que me has perdonado tan fácilmente por que estás borracho…de no ser así me habrías mandado al carajo.

—Pues vamos a tu puto hotel…así pasaré una noche lejos de todo lo que me recuerda que estoy solo y que todos son felices menos yo—sentenció.

Adam pidió un taxi, ya que su amigo no podía dar dos pasos sin cambiar ocho veces de baldosa y tambalearse peligrosamente de izquierda a derecha y viceversa.

Aquello había sido demasiado fácil, pero lo cierto es que Adam no solo quería hacer las paces aquella noche, no solo se había dado cuenta de lo importante que Matt era para él. ¿Pero como decirle que le quería como a algo más que un simple y buen amigo?

Lo más fácil era besarle a traición, pero también era posible que tras eso Matt le diera una paliza con razón y ya no volviera a dirigirle nunca la palabra.

Aquellos pensamientos se formaban en su cabeza mientras Matt se dormía sobre su hombro totalmente ciego por el alcohol.

Aprovecho para acariciarle aquellas ondas negras que Matt llevaba mal recogidas en una coleta y sonreír. Tras aquello se sintió totalmente estúpido al hacerse ilusiones por algo que era totalmente imposible.

En realidad no debería haberse presentado allí, y después de tanto tiempo arreglar todo, sin dar el paso de valor que en realidad quería dar. Tenerle cerca y volver a ser su amigo solo le confirmaría lo mucho que le quería.

Cuando por fin llegaron al hotel no el quedó mas remedio que despertarle, y ayudarle a llegar hasta la habitación que horas antes había reservado. Le tumbó sobre la cama y instantáneamente Matt volvió a dormirse. Embobado el rubio volvió a mirarle sonriente, y se tumbo a su lado abrazándole con cuidado de no despertarse. ¿Qué más daba si al menos fingía que su fantasía era realidad? Matt no se daría cuenta de aquello.

Con suavidad el rubio posó sus labios sobre los de Matt. Sabía que ni un terremoto lo despertaría, pero aún así no quería correr el riesgo de despertarle. Le besó una y otra vez mientras dormía. En los labios, en el cuello, en el frente, en las manos…y en todos los lugares que se le ocurrió. Le quitó el gorro, el abrigo, e incluso la camisa y los pantalones para que este durmiera más a gusto. Y ya con remordimientos de ir a más Adam tubo que alejarse de él…aquello no estaba bien. El rubio tuvo que darse una ducha de agua fría y decirse a si mismo que eso era imposible millones veces antes de poder dormirse.

En aquella habitación solo había una cama, y como era de temer por él. Al despertar estaba abrazado al pelinegro. Matt se había despertado mediadora antes que Adam y para no despertarle simplemente se había quedado mirando al techo. Disfrutando que alguien que no era Jeff le daba calor sin esperar recibir un par de dólares a cambio.

—Lo...lo siento…pero esta cama no es muy grande y…se que acabamos de hacer las paces, esto no es muy contraproducente…-Dijo el rubio avergonzado.

—Vamos no seas idiota, hemos hecho las paces, los dos somos heterosexuales y esta cama solo es para una persona…esto era inevitable –Dijo Matt. Quien no comprendía aquella desesperada forma de explicar aquello.

—Ya….heterosexuales ¡Cierto! Te apetecen unas tortitas —"seré imbécil" pensó a la vez que decía aquellas palabras.

El mayor de los Hardy se llevó una mano al estomago dándole a entender que no estaba en condiciones de comer nada en aquel momento.

—De todas formas comer algo te asentará el estomago…

—Entonces pide algo de desayunar, yo voy a ducharme…además de el estomago también me duele la cabeza.

—Matt ¿Ya no habrá rencores entre nosotros? Se que ayer me perdonaste y tal, pero estabas borracho. Quiero que me lo digas ahora. ¿Volvemos a ser amigos de verdad?

—Adam, al despertarme no recordaba apenas nada…pero no me he ido y ahora no estoy discutiendo. No se lo que te afirme ayer, o como me comporte. Pero supongo que sería absurdo decirte que no te perdono ahora. Los borrachos nunca mienten ¿No?

—Gracias, de verdad.

Matt sonrió y asintió para después perderse tras la puerta del baño. Lo siguiente que se oyó fue el agua caer y la voz de Adam pidiendo el desayuno al servicio de habitaciones. Mientras su encargo llegaba Adam se puso contra la puerta del baño y cerró los ojos. Necesitaba imaginarse como el agua caía de forma horizontal sobre la suave y blanca piel de Matt, como su pelo totalmente mojado se pegaba a su espalda. Y como en aquel momento sus manos podría desfrutar de su piel y sus besos bajo el agua. Suspiró y se alejó de la puerta. De seguir así. Matt notaría a simple vista que él no solo sentía amistad.

No pudo evitar sonrojarse y cruzar las piernas para disimular cuando este salio del baño aún con el agua escurriendo por su piel y secándose el pelo.

—Matt…no podrías taparte un poco tus partes nobles…

—-Me has visto mil veces….si incluso nos bañábamos desnudos en mi jacuzzi.

—-Si, yo si, pero el chico que entre con nuestro desayuno estoy seguro que preferirá verte algo más tapado…-dijo nervioso.

Matt sin hacerle caso siguió secándose el pelo, dejando todo su cuerpo al descubierto. Para cuando terminó, se sentó tal cual junto a Adam.

— ¿Podrías rascarme la espalda?....a parte de ganar peso también he perdido flexibilidad y no llego…

Adam asintió y comenzó a rascarle a la altura de la paletilla.

—Más abajo…por el centro….Un poco más. Si por ahí…—dijo suspirando de placer.

—Matt coño, que solo te estoy rascando, no suspires así….

—Perdona…no recordaba que fueras tan quisquilloso con todo…Antes eras más bromista, y más ¿Abierto? –dijo al no encontrar una palabra mejor.

"Si, y antes no pensaba en ti con tanta perversión"….

Dos golpes secos finalizaron aquella conversación. Matt se puso la toalla alrededor de la cintura y Adam salió a por el desayuno. El cual Matt miró con desgana. Realmente le apetecía cualquier cosa menos comer. Tras fijarse en el desayuno Matt dirigió la mirada a la entrepierna de su amigo. El cual estaba "contentillo".

— ¿Adam?...-dijo Matt algo confuso, ¿Por qué estaba empalmado en aquel momento?

Adam se posó el desayuno y se sentó totalmente sonrojado.

— ¿Qué? –dijo tratando de fingir que no pasaba nada.

— ¿Cómo que qué?...Tu estas…y aquí solo estamos tu y yo…

Adam se tumbó en la cama y suspiró. Aquella forma de pillarle era demasiado absurda.

— ¿Has estado viendo porno?...mientras estaba en la ducha… no has querido esperarme —dijo mientras se reía.

—Eh…si claro, porno…es que no sabia que hacer mientras esperaba el desayuno…- agradeció en aquel momento que Matt fuera tan inocente.

—He estado pensando que podrías quedarte unos días en mi casa… nos pondremos al día. Al fin y al cabo estamos en la misma marca así que el trabajo no será un problema.

El rubio asintió mientras se metía una tortita entera en la boca. Tras desayunar, y que Matt se vistiera para alivio y desconsuelo de Adam. Se fueron a la casa familiar de los Hardy. Donde ahora solo vivían Matt y su padre ya que Jeff definitivamente había dado el paso de irse a vivir con Beth.