Esta historia contiene muchas escenas de incesto, sexo gay y alguna cama redonda… Luego no digas que no se te aviso (guiño, guiño).-
Fin de semana de curiosidad -Primera parte- [El día que comenzó todo]
Otra vez despierto, empalmado. Era inevitable; hacía ya más de una semana desde aquella fiesta… El día en que por primera vez pudo sentir unos labios carnosos envolviendo su gruesa polla. Aquella cálida presión, esa húmeda saliva que rezumaba de la comisura de los labios… Y aquella respiración que acariciaba sus huevos… Realmente era una zorra, una gatita muy cachonda…Si alguien se enterara…, aquello no tenía que haber pasado, pero esta vez era un sueño, si era eso, como otras tantas noches…
̶PutaMeg…– Acariciándose el paquete.
– ¿Quieres polla?¿Verdad que te gusta la polla? – Susurro a la oscuridad.
Sería como volver a estar en aquel armario, tumbados entre los cubos y las escobas. Una vez más, Chris se desabrocho torpemente la camisa del pijama, retorciéndola, arrojándola contra la puerta. Giro la almohada, envolviéndola con su rollizo cuerpo.
En mitad de la madrugada –como en tantas otras ocasiones– movía sus caderas, suavemente, entredormido, con los ojos cerrados, gimoteando, abrazando fuertemente la almohada contra su entrepierna. La resbaladiza cabeza de su polla, sobresalía ya de la goma de su pantalón. Su esmegma salpicaba las sabanas.
– Chupa, gatita, chupa – al tiempo que aceleraba las caderas –no pares, gatita, chupaaaa…
Su polla se derretía envolviéndose en la húmeda lengua de Meg, embistiendo, recordando cómo se la enterraba en la garganta. Ella contenía unas arcadas, sorbiendo y relamiendo, abrazada a sus glúteos con fuerza, disfrutando de las embestidas mientras el sentía como sus huevos palpitaban.
– Chupa, chupa – al tiempo que aceleraba las caderas – no pares, no pares, ¡Chupaaaa… ¡
Mantuvo el aliento unos segundos, tensionando su espalda tras una última bestial y sonora embestida y… disfruto, descargándose, notando el gelatinoso y ardiente esperma empapándole el bajo vientre.
– ¡JoooderMeg….Siiii…!– mientras restregaba la hinchada cabeza de su polla contra el cálido charco – relamiéndose los labios.
– Hummm
Chris se quedó congelado en plena oscuridad. Con su polla aun palpitando en la almohada, su corazón se disparó. Había alguien más en la habitación, esa voz le era muy familiar.
– ¿Meeeg? ¿eres tú? – recuperando el aliento, tembloroso.
– No tiene gracia –respirando sonoramente– es mi habitación – perdiendo la mirada en la oscura mancha que ahora era su puerta.
Pero nadie respondió. Rápidamente se subió el pantalón, se limpió el sudor de la cara y extendió su mano hacia la mesilla, encendiendo la lamparita. En ese instante, vio que su puerta estaba entre abierta.
– ¡Mierda! – susurro, mientras en el despertador ya eran las 4 y media de la madrugada.
Se puso en pie recolocándose la polla, silenciosamente se dirigió hacia la puerta. Fuera como era de esperar, todo era silencio y oscuridad.
– Tiene que ser Meg, jooder, ahora no habrá forma de quitármela de encima… –entre cerrando los ojos, tratando de distinguir algo en la oscuridad del pasillo – como vienen a buscarla a las cinco…
– ¿Qué diablos? – Cerrando la puerta, suavemente, girando el pestillo.
Chris, regreso a su camastro, colocando bien la almohada, retirando el amasijo de húmedas sabanas que se acababa de follar, arrojándolas bajo la cama. Sin siquiera pensarlo, apago la luz.
– ¿Meg me ha visto hacerme una paja? ¿y? jooder ¡no hace ni un mes me corrí en su boca! Y no la he visto quejarse… Ufff lo peor es que lo volvería a hacer…. No, no, no, no puedo…
Notando como su polla empezaba a desperezarse de nuevo, maldijo su mala suerte. Se tapo la cara con el antebrazo y cerró los ojos. Era muy tarde, y en pocas horas tendría que estar en pie de nuevo.
– ¡Chris cariño, el desayuno ya está puesto! – Lois a viva voz desde las escaleras.
Desperezándose, abrió los ojos para ver como infinidad de desiguales haces de luz iluminaban caóticamente su habitación. Aun con las persianas bajadas, el día ya le había alcanzado.
–¡Ya mama! – incorporándose, notando la presión de su empalmada polla nuevamente en el pantaloncillo.
Mecánicamente, recogió la camisa de su pijama y mientras abría la puerta–bostezando– se la puso, instantáneamente, pego un pequeño salto, retrocediendo unos centímetros al ver la sonriente cara de Brian tras la puerta, moviendo alegremente la cola.
– ¡Hola Chris! Humm– olfateando teatralmente – ¿a que huele aquí?
– Vete a la mierda Brian – apartándolo, caminando hacia las escaleras.
– Eh no te mosquees, ya he notado que te lo pasaste muy bien…
– ¿Qué es esté olor? – Stewie asomando su cabeza a la habitación de Chris – huele como a comida pasada…
– Nada, Stewie, será que anoche sude mucho – terminando de bajar, dirigiéndose hacia la cocina – .
– Ya, ya, será por lo mucho que jugaste… – Brian, riéndose sordamente al tiempo que recibía un codazo de Chris.
– ¿Jugar? ¿a qué jugabas? – Stewie bajando torpemente los escalones, arrastrando a Rupert en una mano.
– ¡Hola pequeñiiinn! – Lois levantando a Stewie, sentándole en su sillita.
– ¡Déjame monstruo! ¡Estaba hablando con Chris!
– ¡Mira como adora a su hermano mayor! ¡Le tienes loquito Chris! – Poniéndole el desayuno a Stewie.
– ¡Peter que no llegamos! ¿bajas o no? – Perdiéndose en lo alto de las escaleras.
Chris miraba lacónicamente a Stewie, mientras sorbia con desidia su café, Stewie, al cabo de unos instantes, sintiéndose el centro de atención, empezó a lamer lentamente su cuchara. Entrecerrando sus pequeños ojitos, deleitándose con la redonda y gruesa punta. Chris se atraganto, escupiendo parte del café sobre el mantel de la mesa.
– ¿Qué te ocurre colega? –Brian, acercándole unas servilletas de papel– ¿estás bien?
– Si… Si, será que se me ha ido por otro sitio…
– Eso, ¿qué te ocurre? – Stewie, comiendo con normalidad sus cereales –.
– Nada Stewie. – Sonriéndole fríamente.
– Bueno, ¿al final qué? – Brian, sentado a su lado.
– ¿Qué?¿de… qué? – Terminándose de un trago lo que le quedaba en la taza.
– Siempre me ha gustado chupar… – Stewie, chupándose un dedo unos segundos, al verse nuevamente bajo la mirada de Chris.
–¿Vas a venir a New york conmigo? ¿no lo recuerdas? ¿la entrega de premios de mi compañero? ¿Lo de ver la gran ciudad y esas cosas?
Chris, notaba como se le aceleraba el corazón. En su interior rezaba para que ese calor que notaba en la cara no fuera rubor, bruscamente bajo la mirada, se quedó completamente inmóvil mirando su taza.
–Jooder colega, sabía que te hacía ilusión, pero tanta… ¿Entonces cuento contigo?
–Hummm –Stewie volviendo a lamer uno de sus dedos lascivamente.
Chris reconoció de inmediato ese tono de voz, ahora ya sabía lo que había pasado. No era la primera noche que Stewie se había salido de la cuna. Pero Stewie solo era un bebe, no lograría entender lo que había visto… U oído… Seguramente pensaría que eso era un juego…
– No, me parece que no podre ir – viendo como Stewie terminaba sus cereales, y empezaba a hablar con Rupert al tiempo que le miraba y sonreía.
– ¿Porqué? Es un camino muy largo, pensé que lo podríamos pasar bien.
– Tengo exámenes, ya sabes…
–¿Tu? Enga ya, te quedas por el porno ¿no?
– Calla Brian– susurrando–, te pueden oír. – mirando hacia el piso superior.
– Mierda no es por eso –aunque ahora que lo recordaba, si sería un fin de semana "divertido"– me quedare estudiando y punto. No quiero repetir por cuarta vez, joder, soy idiota pero no tanto.
– ¿Qué? ¿te quedas en casa Chris? –Peter, bebiendo directamente de la cafetera–Creía que te ibas con Brian.
–No; parece ser que al final no se vendrá conmigo. –levantándose malhumorado– Quiere pasarse el fin de semana solo, "ju–gan–do" en su habitación–moviendo teatralmente una de sus patas como si se estuviera masturbando, mientras Chris negaba con la cabeza.
–¿jugando? ¿otra vez? –Stewie, moviendo bruscamente la cabeza de Rupert para que ambos dirigieran la mirada con curiosidad hacia Chris.
–¿Te quedas cariño? ¿en serio? –Lois, terminando de ponerse un pendiente.
– Si mama, quiero estudiar un poco –ante la asombrada mirada de Lois y Peter– ¿Por qué me miráis así?
–Esstooo y ¿tendrías tiempo entre taaaanto estudio de cuidar de tu hermano?
–¡Queeeeeeeeeeeee! –viendo como Stewie habría los ojos y asentía con una gran sonrisa–¡Noooooo!
–¡Mira cómo le gusta la idea a tu hermanito! ¡Mira que contento esta! ¿te gusta la idea Stewie?
–¡la felicidad me aprieta los pañales mama! –Stewie babeaba, mientras miraba eufórico a Chris.
–¡Noooo maama! no podré hacer nada si tengo que cuidar de él.
–¿Es un problema de pañales? –Peter sentándose en frente suya– No te preocupes, tengo guantes y mascarillas…
–¡Peter! No seas animal, Chris es el mayor, ya a hecho esas cosas antes. Es mucho más adulto de lo que imaginas –pellizcándole una mejilla.
–Bueno, bueno, no le veo muy interesado… Pues ¿Y por estos veinte dólares?
– ¡Peter!
Chris miro el billete que estaba sobre la mesa, y al momento, al sonriente Stewie que parecía rogarle en silencio ¿Por qué no? Seguramente se tiraría todo el día durmiendo o jugando solo…
–Vaaaleee, me quedare con Stewie todo el fin de semana….
