La lluvia no arreciaba y sus ropajes estaban totalmente empapados. Las hebras de cabello estaban casi pegadas a su golpeado rostro y apenas podía ver a través de sus ojos. Otro relámpago iluminó el atajo que decidió a tomar, alejándose de esa manera del sendero común por el cual la ciudadanía solía ir. Aunque al ser de noche no había ni una alma, sólo ella. Apoyó una de sus manos en un grueso tronco cogiendo con gran dificultad el aire que le faltaba en sus pulmones, intentando no pensar en el dolor que sentía debido a las numerosas heridas que había en su cuerpo.

Apretó fuerte la mandíbula y maldijo a todo lo que se le pasó por la mente intentando no perder la paciencia y hacer explotar literalmente ese bosque, al fin y al cabo necesitaba la poca magia que tenía para poder llegar a su destino. Por lo que se armó de la poca energía que tenía y de nuevo se encaminó despacio por el camino con la ayuda de su largo bastón evitando así caer rendida en el embarrado suelo.

….

Lloviera o nevara, en el gremio de Fairy Tail siempre se notaba la sensación de calidez y familiar. Como era de esperarse Natsu y Gray estaban peleando a base de ataques de fuego y hielo, hasta que ambas cabezas acabaron estampándose la una con la otra poniendo Erza así fin a esa estúpida discusión sin sentido.

—¡Qué sea la última vez que repito esto! ¡Si queréis pelear os vais afuera, estúpidos! —Titania no podía estar de más mal humor, aunque los demás sonrieron ante la típica escena.

—S-sí…—a duras penas ambos magos musitaron al unísono aún rendidos en el suelo.

—Siempre la estáis liando, no tenéis remedio—Lucy se sentó en la mesa donde se encontraba Levi leyendo, como era de esperarse.

La maga celestial se quedó observando a la peliazul, que paseaba su viva mirada con gran entusiasmo y concentración sobre lo que parecía ser una historia. El libro era bastante antiguo, prueba de ello eran las rasgadas y amarillentas páginas que lo conformaban.

—Levi-chan, ¿qué lees?

—Hola Lucy, es un libro que encontré en una antigua biblioteca a las afueras de Fiore. Cuenta la historia del mago que se enfrentó a los dragones que iban en contra de los pacíficos actos que tenían antiguamente otros dragones junto con los humanos. Pero…

La chica se quedó pensativa y no dejaba de observar una de las borrosas imágenes del libro con sus mágicos lentes de vista.

—¿Pero…?—Lucy no podía estar más enfrascada en la conversación. Pensaba que era casi imposible e increíble que un objeto como un simple libro guardara tanta historia consigo.

—Pero el mago, al menos en este dibujo, no se sabe exactamente si se trata de un hombre o una mujer.

—Ahora que lo dices tienes razón, no sabía que los hombres llevaran esa especie de faldas y el pelo tan largo, aunque todo son gustos.

Las dos magas rieron ante el comentario de la rubia. Ambas siguieron observando los demás dibujos acompañando el agradable momento con un zumo totalmente natural, hecho a manos de Mira.

—Hola, ¿qué hacéis?

La joven Dragon Slayer se sentó junto a las otras dos magas, dejando reposar también su vaso de zumo en la mesa.

—Hola Wendy, pues estamos intentando averiguar si esto de aquí es un hombre o una mujer.

La Heartfilia mostró el dibujo a la niña, que se quedó observando también la estampa. Sus orbes marrones se dilataron ante la sorpresa que la inundó, pero tampoco estaba segura de si la persona que estaba en su mente era la del libro, así que prefirió no decir nada.

—Wendy, ¿estás-

—¡Chicos!

Jet apareció por la puerta, empapado y más que agitado. El miedo que su rostro demostraba que tenía llamó la atención de todos los magos del gremio.

—Hey, cálmate compañero, parece que hubieras visto un fantasma. —la masculina voz de Laxus hizo que el otro mago desviara su mirada directamente hacia él, el que era ahora Maestro de Fairy Tail.

—¡Una magia extraña se está acercando! Estaba yendo de camino al gremio, pero cogí un atajo por el bosque y…yo…

—Jet relájate, sea lo que sea ya estás de vuelta sano y salvo. —Mira cerró la gran puerta de madera del gremio y se acercó al asustado mago—toma, esto te calmará los nervios.

La peliblanca le ofreció un vaso de agua, a lo que él le sonrió en agradecimiento.

—A que te referías con lo de magia extraña, Jet? —Erza tomó esta vez la palabra, y es que si estaban en peligro debían tomar precauciones.

—Era…no sé cómo explicarme, pero era una magia intensa, poderosa…algo a lo que no estamos acostumbrados a sentir desde la guerra contra Alvarez y Acnologia hace unos meses.

La simple mención de aquella comparativa alertó a los demás, que intentaban no asustarse ante el simple recuerdo de la horrorosa situación que todos vivieron un tiempo atrás. La Scarlet volteó su mirada a la estatua de piedra del Maestro Makarov, aquel al que había considerado su mentor, su padre y por alguna desconocida razón, al observarla un escalofrío la recorrió de arriba abajo. Pero era imposible que se tratara de esa persona, al fin y al cabo todos aquellos magos prometieron no interferir en ningún asunto de Ishgar.

—Pero Jet, nos aseguramos de que los Spriggans que quedaron se rindieran, acabamos con Zeref y Acnología. La paz ha vuelto y ya está todo bien, así que-

La ola de magia que todo el mundo de aquel gremio sintió en cuestión de segundos hizo que la adrenalina empezara a correr por sus venas a gran velocidad. No había duda, Jet no se equivocaba. Alguien muy poderoso se estaba acercando a Fairy Tail.

Wendy miró con disimulo a Erza, tal vez la pelirroja se hubiera dado cuenta de una buena vez. La chica de cabello rojizo ni se inmutó, pero la pequeña Dragon Slayer sabía que en la mente de su amiga estaba la imagen de la misma persona en la que ella también había pensado. Podría estar equivocada pero…aquel olor que iba sintiéndose de cada vez más cerca, y aquel poder mágico era imposible de olvidar.

—Si se cree que va a destrozar al gremio le daremos una paliza—Natsu prendió sus puños en flameantes llamas preparándose para lo que pudiera pasar.

Laxus se situó delante de todos sus compañeros, dando la cara como Maestro ante el posible ataque enemigo.

La madera de la puerta empezó a crujir y a chirriar ante el lento movimiento de las oxidadas bisagras metálicas. El agua de la lluvia empezó a entrar y un incandescente relámpago iluminó el interior del gremio y la figura de lo que parecía ser una persona. El recio y alto bastón golpeó el suelo de madera de la gran sala haciendo que los magos de Fairy Tail dieran un respingo y la empapada ropa del sujeto no dejaba de destilar agua, aunque acompañando a ésta un reguero del líquido carmesí que brotaba de sus heridas.

No había hecho falta percatarse del color rojizo de su largo cabello recogido en cuatro gruesas trenzas para saber de quién se trataba, a pesar de que su sombrero ensombrecía gran parte de su rostro.

Wendy estaba atónita, pero no era la única. Volvió a observar a la Titania, que estaba presa por el asombro que la inundó al ver quién era la persona que estaba parada a duras penas enfrente de la puerta de la que ella consideraba que era su casa.

—Fairy…Tail…

No cabía duda, su entrecortada voz por fin pudo escucharse. Mira la reconoció aún temblando de miedo, pero lo que más aterró a todos los magos era el sello que llevaba el intruso decorando su ropa. Alvarez.

—¡Tú…!—el Dragon Slayer de fuego enseñó sus dientes de manera retadora. No quería ni ver en pintura a los bastardos que asesinaron a su Maestro.

—Ni se te ocurra moverte, Natsu—la imperante voz de Laxus hizo que el joven mago frenara su ataque.

—¡Pero Laxus, esa mujer es de Alvarez, mira su ropa! ¡Son los asesinos de-

—¡Estate quieto, joder! —Gajeel encaró al pelirosa consciente de que aquella situación era peliaguda, a lo que el otro se tuvo que callar. Esta vez no podía lanzarse directamente a pelear.

—Su cabello…—Lucy automáticamente observó a Erza, que no se había pronunciado ante la escena. Sólo se mantuvo de pie, observando cualquier movimiento del extraño y sin mover un solo músculo.

La ronca tos proveniente de la intrusa volvió a llamar la atención de los magos. La sangre cayó al suelo y tuvo que recoger fuerzas de donde no las tuvo para apoyarse en su bastón, pero ante la brusca inclinación de su cuerpo el sombrero que llevaba puesto se resbaló de su cabeza dejando de ese modo mostrar el rostro de la mujer.

Absolutamente todos después de intentar identificarla desviaron sus miradas hacia la Scarlet, que por mucho que odiara aquella falta de discreción ante el gesto por parte de sus compañeros, no podía evitar lo inevitable. Las especulaciones ya estaban servidas.

—Fairy…Tail, a-ayuda…

—¡No ayudamos a los asesinos como vosotros, fuera de nuestro gremio! —Gray se mantuvo prudente en cuanto a atacar, pero no por eso se calló.

—Lo ruego…

Wendy dio un paso al frente.

—¡Quieta, niña! —Laxus se apresuró a advertirla, pero fue demasiado tarde.

La pequeña Dragon Slayer empezó a caminar sigilosamente y con cuidado hacia la mujer de trenzas.

—¡Wendy, no!

Y entonces la voz de la Titania inundó el lugar, pero por muy autoritaria que le hubiera gustado sonar no pudo impedir que se escuchara la desesperación en su voz.

La mujer que estaba enfrente de la puerta levantó a duras penas la cabeza y buscó el origen de la última que habló. Allí estaba, parada a la espera de una intención totalmente diferente a la que ella realmente tenía en mente. Sonrió para sus adentros, lo que ella pensaba seguía siendo lo mismo que la primera vez que se vieron, pero no podía culparla, al fin y al cabo no la había criado.

Esta vez su agotada mirada se postró en la niña que tenía enfrente a pocos metros. Otra hechicera de encantamiento como ella, solo que no tan fuerte, pero lo suficientemente valiente como para saltarse la orden del Maestro y volver a situarse enfrente de ella, al igual que unos meses atrás.

—Hazme creer y prométeme que no vas a intentar matarnos—la seriedad y la madurez con la que esa niña le habló fue sorprendente, y se sintió bien cuando le dijo eso. Hacía tiempo que no enloquecía y que aquella niña le hiciera corroborar lo que ella pretendía la alivió, la hizo sentirse segura de no sufrir ningún transtorno bipolar.

—Wendy, no lo repetiré, ven aquí ahora mismo. —la prudente voz de Laxus se volvió a escuchar. Pero la niña lo ignoró de nuevo.

Quiso decírselo. Quiso prometer que su intención era totalmente pacífica, y que no deseaba hacerle ningún mal a Fairy Tail. Quiso demostrar que iba en son de paz y que sus intenciones eran otras distintas a las que pudo haber tomado unos meses atrás, pero fue incapaz.

Su bastón cayó al suelo dando un fuerte golpe. Sus piernas no le respondieron y, tras flaquear, sintió como su cuerpo iba por el mismo camino que su bastón. Lo último que pudo atisbar a pesar de su nublada visión fue el cabello color escarlata de la chica que se quedó sin palabras ante su presencia.

….

El sutil baile de las cortinas la tenía hipnotizada y la brisa que entraba por la ventana de la habitación removió su flequillo. Realmente no entendía por qué estaba allí cuando en principio debería estar completando encargos y así poder ganar el sueldo del mes, pero su parte más emocional la dominaba y tal vez necesitara estar allí sentada esperando a que la persona que estaba tumbada en la cama despertara. Quería respuestas.

—¿Erza-san…?

La voz de la persona que entró en la habitación la hizo sobresaltarse ligeramente en su silla sacándola de sus laberínticos pensamientos y haciendo que volteara a verla.

—Hola Wendy, ¿ocurre algo? —la voz de la Scarlet no sonó tan viva como le hubiera gustado escuchar, pero en parte la entendía.

—Quería venir a ver como estaba…

La pequeña Dragon Slayer se sentó en el taburete que había a los pies de la cama.

—Está igual que la semana pasada.

La peliazul no sabía exactamente cómo conversar del tema con su amiga, o si simplemente no decir nada. El silencio volvió a reinar hasta que la pelirroja habló.

—No fue Natsu quién detuvo la explosión de Acnología. Ella…

—Sabías que no murió…

La Titania suspiró hondamente. Le costaba hablar de ese tema.

—No sé cómo explicarlo…me derrumbé cuando Makarov murió, pero al ver cómo ella clavó mi espada en su vientre…—Erza se llevó las manos a la cabeza intentando tomar control de ella antes de que las lágrimas la absorbieran.

—Fuiste muy valiente Erza-san, y Makarov estaría muy orgulloso de ti.

Erza sonrió a la niña, a lo que ésta copió la acción. Y les hubiera gustado conversar más, pero el leve gemido que captaron sus oídos las obligaron a atender enseguida.

—¡Tal vez…!

La niña se levantó enseguida. Erza se mantuvo quieta y a la espera de si había sido su imaginación o si realmente iba a ocurrir algo.

Su cuerpo se removió lentamente bajo las sábanas blancas y el suave meneo de su cabeza dio a entender a las otras dos magas que por fin y tras dos largas semanas la mujer que se encontraba postrada en la cama de una de las habitaciones del segundo piso del gremio por fin estaba despertando del profundo sueño.

Al ligero movimiento de sus párpados le siguió la lenta apertura de sus ojos, a lo que los volvió a cerrar debido a la luz que entraba por el gran ventanal. Aun así lo intentó de nuevo y por fin los volvió a entreabrir encontrándose de ese modo con el techo de lo que parecía ser una habitación. Sentía su cuerpo dolorido, magullado y con dificultad para moverse, pero aquel detalle no la privó de percatarse de quiénes eran las personas que la estaba observando.

Lo último que recordaba antes de desmayarse fue el mismo color escarlata que ahora sus entrecerrados orbes estaban viendo. Y sólo pudo pronunciar una palabra.

—Erza…

Tan débil sonó que pareciera como si nunca hubiera roto un plato, cuando en verdad había roto miles de vidas.

La joven maga no supo cómo actuar, así que se limitó a darle un consejo.

—No te fuerces aún.

La mujer volvió a cerrar sus ojos para después observar hacia su izquierda encontrándose con la silueta de una niña que le resultaba más que familiar.

—Por fin despiertas—Wendy, a diferencia de Erza, sí dio algo de emoción a su entonación acompañada de una sonrisa. —Hace dos semanas que has estado inconsciente.

—¿Dos…semanas? Pensaba que sería algo más.

—¿Ya suponías quedarte dormida más tiempo? —la sorpresa en la voz de Wendy hizo que la mujer medio sonriera. Aquella niña era graciosa.

Erza simplemente miraba la escena, y estaba impaciente por preguntarle cuál era el propósito que la había traído a Fairy Tail tan malherida.

—Si me excedo con la magia luego necesito descansar bastante. —habló la maga intentando incorporarse, pero frenó la acción al percatarse de que no tenía ni una sola prenda de ropa puesta, solamente vendas que tapaban sus heridas.

—Tuvimos que quitártelas para poder curarte. —habló la Scarlet sin descruzar sus brazos y sin dejar de dirigir su penetrante mirada hacia la mujer. La desconfianza que sentía era proporcional a su interés por ella.

—Espero que ningún caballero haya entrado.

Aquello hizo gracia a la Dragon Slayer ¿la maga más fuerte de Alvarez tenía vergüenza?

—Caballero, esa palabra es…algo antigua—Wendy le estaba gustando conversar con aquella mujer. Nadie diría que fuera una amenaza para Fairy Tail.

—Deberías leer algo de folclore mediaval, pequeña Dragon Slayer. —respondió la pelirroja.

—Por qué estás aquí—Erza por fin se atrevió a preguntar esperanzada de que le diera una respuesta.

—No hay necesidad de que seas igual de fría como la última vez que te vi.

—Puedes olvidarte si piensas que voy a comportarme como si no hubieras hecho nada malo a mi familia.

La mujer sabía a lo que la joven pelirroja se estaba refiriendo.

—No tuve la oportunidad de disculparme.

—No lo hagas, solo respóndeme.

Wendy sintió la candente tensión que en cuestión de segundos se había formado entre las dos mujeres en el ambiente. Estaba claro que, al menos por parte de Erza, no se había llevado el mejor recuerdo de su progenitora. Entonces tras un suspiro, la maga más adulta le respondió.

—Me han echado de Alvarez.

Las integrantes de Fairy Tail que se encontraban en la habitación no cabían en su asombro.

—Por qué.

—Digamos que…no me ha gustado la reciente decisión que ha tomado el General.

—¿August?

—Exacto. Ese viejo no tiene ni idea de gobernar.

—¿Y tú sí?

—Erza-san…

Wendy quería intentar apaciguar a la Titania, que parecía ponerse a la defensiva a cada cosa que la otra mujer decía.

—Guárdate tu enfado para más adelante, mocosa.

Aquello enfadó más a la joven pelirroja que se dispuso a encararla, pero la peliazul la frenó enseguida.

—No queremos enemigos, Erza-san. Por favor, cálmate y escúchala.

—Necesito la ayuda del gremio ganador de los Juegos Mágicos para poder frenar a August.

—Te escuchamos, ¿qué pasa con August? —Erza hizo caso a su compañera y volvió a sentarse en la silla de madera que se encontraba cerca de la cama. Tendría que armarse de paciencia para no echar a esa mujer de su casa. No la quería ver.

La maga iba a explicarse cuando de repente sintió un dolor punzante quemar en su pecho haciendo que las otras dos se alteraran.

—Qué ocurre—Erza la miró con seriedad y con algo de preocupación camuflada en lo más profundo de su ser.

—Los efectos secundarios de tomar la apariencia de dragón.

Aquello tomó por sorpresa a ambas magas haciéndoles recordar lo mal que lo habían pasado la última vez que se enfrentaron a un ser de aquellas dimensiones. Al fin y al cabo no fue fácil derrotar a Acnologia y casi les costó la vida de todos los integrantes de los gremios de Fiore.

—Pensé que no deseabas convertirte más en dragón—¿un atisbo de curiosidad se reflejó en los ojos de la Scarlet? Debería haber sido su imaginación.

—Si lo hago es porque no tengo más remedio.

—Por qué.

La mujer pelirroja que se encontraba postrada en la cama guardó silencio durante unos segundos intentando pensar cómo debería transmitir sus palabras. Desde luego no quería alarmar a las magas pero aquello que ella les quería pedir era algo peligroso, y por descontado que ponía en riesgo la integridad del gremio.

—Estoy incubando unos huevos de dragón.

Wendy y Erza parpadearon unas cuantas veces haciendo el esfuerzo de integrar la información que se les había transmitido, pero seguían sin comprender.

—¿Huevos de dragón? ¡Acaso…—la peliazul se tapó la boca mientras señalaba con el dedo a la mujer. Que acto seguido comenzó a reír ante la ocurrencia de la niña.

—¡Por supuesto que no! Tener hijos dragones no está en mi lista de prioridades—la pelirroja volvió a reír recordando el comentario de la chiquilla.

Wendy suspiró aliviada mientras que Erza estaba atónita y sin saber qué decir.

—Entonces…¿de quién-

—Erza, os traigo un poco de-

Mirajane abrió la puerta de la habitación alegremente pero enseguida se calló al percatarse de que la individua ya había despertado. Y entonces su cabeza empezó a encajar piezas. No podía negar el gran parecido que esa mujer compartía con su mejor amiga, por no hablar del atisbo de extraña magia que apenas podía sentir. Los profundos ojos de la mujer se clavaron sobre la presencia de la peliblanca, que tragó saliva al recordar de qué le sonaba esa cara.

—Erza, ¿podemos hablar? —habló con seriedad la maga dejando la bandeja de comida sobre la cama contigua a la de la mujer.

Erza, tras observar la mirada de su compañera y su reacción al haber visto a la mujer, sabía que había llegado la hora del interrogatorio posiblemente más duro de su vida. Titania se levantó y siguió los pasos de Mira, dejando a Wendy sola en la habitación con la otra pelirroja. Erza desconocía cuando se percató de ello, pero le daba la sensación de que esa niña no se encontraba tan incómoda ante la presencia de la Spriggan a diferencia de ella.

….

Mira tuvo que sentarse tras haber escuchado el relato de la pelirroja. Intentaba comprender pero le resultaba demasiado difícil.

—Me estás diciendo que…que esa mujer… ¿es tu madre? —la peliblanca enarcó sus cejas deseando volver a escuchar la respuesta.

—Sí.

Erza también se sentó y se llevó una mano a la cabeza. Hablar de aquello le resultaba complicado, pues ella tampoco entendía nada, sólo se creyó lo que en su día su progenitora le contó mientras ambas estaban batallando a vida o muerte. Pero un gesto proveniente de su acompañante la distrajo de nuevo, sintiendo cómo su mano se apoyaba en su hombro intentando ofrecerle consuelo.

—Estamos aquí para lo que necesites, Erza. No vamos a dejar que nadie te haga daño.

—Te equivocas, Mira. Nadie debe enterarse de que esa mujer es mi madre. Ella mató al Maestro Makarov y eso no se lo voy a perdonar en la vida, e intentó matar a nuestros compañeros…la verdad, no sé ni porqué la he dejado entrar en el gremio. —la Scarlet tenía tantas lagunas en la cabeza y tantas preguntas que pensaba que iba a enloquecer.

Mira la abrazó dándole apoyo sabiendo que, a pesar de la fortaleza que siempre demostraba tener la Scarlet esa vez se sentía débil ante la presencia de aquella mujer. Y era totalmente comprensible, no era fácil aceptar aquella situación.

Aún sabiendo que su progenitora no había muerto cuando intentó suicidarse, pensaba que no la vería jamás. Pero en verdad y aunque le costara admitirlo había deseado hablar largo y tendido con la maga más poderosa de Alvarez acerca de todo lo que se le pasaba cada día por la cabeza. Y no es que simplemente quisiera, sino que lo necesitaba.

Erza correspondió el abrazó de su amiga viéndose por primera vez desde hacía algunos meses sin fuerzas para tirar de su cuerpo debido la situación tan espinosa que se le había presentado.

Continuará…

¡Hola! Espero que os haya gustado este primer capítulo. Está claro que la historia va a girar algo entorno a la relación madre-hija Erza-Eileen. Me sabe mal si no he sabido enfocar las personalidades de los personajes y si ha habido algo de Out Of Character, pero esta es mi primera historia seria del mundo Fairy Tail y aún no estoy muy familiarizada con ello a pesar de que sigo la trama del manga.

Aún no se termina la historia pero estoy muy decepcionada respecto al final que le han dado a Eileen. Por lo tanto para mí no está muerta porque es un personaje, desde mi punto de vista, genial. Y por cierto, no voy a escribir su nombre como "Irene", sino que será "Eileen", que aún no entiendo el porqué le cambian el nombre si es totalmente diferente.

Y si hay algo que os gustaría que cambiara, alguna objeción…ya sabéis, la opción de "Review" está disponible ;)

¡Saludos!