Disclaimer applied. Masashi Kishimoto © Naruto.
Inspirado en Effy Stonem (Jamie Brittain & Bryan Elsely © Skins)
Anatomía de una mente autodestructiva.
Capítulo I: "¿Esta oscuridad tiene un nombre?"
.
.
.
Sus iris azules destellaron con seriedad y con sus puños cerrados, tomó asiento en la otra punta de la mesa. — Uchiha Sasuke es el sujeto en cuestión, que como saben estuvo exiliado en mi hospital, por fuerza mayor y por decisión de la Hokage. Ahora, señores, vengo a traerles uno de los casos más fascinantes que pude haber tenido...
— ¡¿De qué está hablando?!
— ¡Sasuke Uchiha es un traidor! —exclamó el Tsuchikage.
Los presentes mantenían bien en alto su opinión acerca del Uchiha menor, lo que molestaba rotundamente a la que era la única que estaba a favor de él. Miró hacía la que debería apoyarlo pero se mantenía en silencio. — Señores, Sasuke Uchiha padece un Trastorno Esquizoafectivo.
Hubo un incómodo silencio, los susurros comenzaron y el Kazekage le preguntó:— ¿Podría aclararlo mejor, Dra. Aoyama?
Ésta asintió y comenzó a explicar. — El Trastorno Esquizoafectivo es un trastorno mental caracterizado por trastornos de ánimo que cursan todos los síntomas psicóticos severos. Es un trastorno muy poco común, es por eso que me costó hallarlo. Sasuke sufre de un estado de ánimo exaltado, elevado o deprimido. Irritabilidad o mal control de temperamento. En los últimos meses sufrió de cambios en el apetito, sueño y energía, y esos son los síntomas que reflejan un estado maníaco-depresivo. Las enfermeras que lo cuidan a la noche, me han confirmado que Sasuke sufre de muchas alucinaciones, auditivas más que nada. Tiene delirios, le dicen una cosa pero que seguramente hay un mensaje secreto en eso. Paranoia, y una grave, dice que hay mucha gente de su clan que lo persigue, o se le aparece a los pies de la cama. Mayormente, es su hermano mayor, Uchiha Itachi o gente de Konoha que solía conocer. En las entrevistas, suele tener un discurso desorganizado, le pregunto algo en específico y contesta cosas ilógicas que no tienen nada que ver o a veces vuelve en sí, pero pasa muy pocas veces. Esto más ha sucedido en los últimos meses, ya que al principio era imposible detectar nada. Pero desp-
— Dra. Aoyama, ¿verdad? ¿Cómo está tan segura de lo que dice? —preguntó la Mizukage despectiva.
— Con todos mis respetos, Mizukage-sama, no solo soy ninja médico sino que también me dedico a estudiar Psicología y Psiquiatría, áreas que nadie se ha atrevido a explorar, y hay muy pocos que lo hacen y sin embargo, fracasan. En el mundo ninja, los psiquiatras y psicólogos son esenciales, aunque muy poca gente se da cuenta de esas cosas. Tengo treinta y cinco años, y empecé a estudiar desde los doce. He creado píldoras para la depresión, ansiedad, y estoy tratando de ayudar a gente con autismo. Hace un año y medio, Sasuke Uchiha fue enviado hacia mi, solo por un chequeo. Supe que andaba mal en nuestra primera entrevista, por lo tanto, decidí que sería mejor verlo más seguido y lo tratamos como se trata a alguien que traiciona a una aldea. Él siguió encerrado hasta que pude darme cuenta de la grave depresión que el paciente sufría y que el entorno no estaba ayudando en absolutamente nada. Con permiso de Tsunade-sama, quien accedió inmediatamente, trasladamos a Sasuke a mi hospital que queda al norte de Konoha y bastante lejos de las aldeas, tomamos todos las precauciones posibles. Dormimos a Sasuke para que no intentara nada en el viaje. Estoy segura de lo que digo porque, señores, Sasuke Uchiha está en mi hospital, yo lo veo todos los días de la semana, y yo le corroboro a todos ustedes que él tiene un Trastorno que estuvo desarrollándose desde la infancia por todos los traumas que le pasaron. Lo único que les pido es tiempo, porque según la ley, ustedes no pueden encarcelar a alguien que tiene un problema mental, sería-
— Inimputable —la voz de Tsunade cortó el discurso— Al igual que la doctora Aoyama, respaldo todo lo que dice, y estoy a favor de darle más tiempo a Sasuke Uchiha, luego de que se recupere, podrán darle la sentencia que ustedes prefieran.
— Concuerdo con Hokage-sama. —habló Gaara con parsimonia. El Raikage asintió.
— De acuerdo. —dijo Mei algo insegura.
— Le otorgaremos medio año más para la recuperación completa de Sasuke Uchiha, cuando llegue el tiempo determinado, estable o no, se le sentenciará por sus cargos. Eso es todo. — Oonoki cerró la junta.
.
/ - / - /
.
¿Esta oscuridad tiene un nombre?
Él estaba seguro que las nubes estaban rellenas de algo, no era una cosa que estaba en su cabeza como el pitido de las máquinas del hospital, o las voces en los pasillos. Las voces en los pasillos.
En los pasillos había que salir corriendo, porque manos salían de las paredes, que querían atraparlo, por eso era mejor quedarse afuera. O dormir afuera. Pero eso no estaba permitido. Muy pocas veces lo dejaban dormir afuera, a veces prefería dormir ahí y despertarse en su habitación al día siguiente. Debería agradecer a los enfermeros, bueno, él no le agradecía a nadie.
El césped le hacía comezón en los tobillos y todo lo que no tenía cubierto del cuerpo, se había salteado el almuerzo porque no tenía hambre aunque no se acordaba la última vez que había comido. La comida no era algo que le entusiasmaba. Él supuso conocer a alguien que si le agradaba comer, pero lo había olvidado. Según su doctora, tenía que encontrar cosas que le agradaran hacer—además de pasar recostado todo el día en el jardín—, también creyó recordar a alguien que hablaba de nubes todo el día pero cada vez que trataba de acordarse, se desvanecía.
¿Es tu nombre?
Alzó su mano derecha y la observó, era blanca casi pálida, y solo por pura inercia se llevó dos dedos en la frente, golpeándose lentamente.
— Uchiha-san, es tiempo de su medicación.
Cuando se levantó para seguir a la enfermera, se tambaleó y un fuerte dolor de cabeza se apoderó de él, pero siguió adelante.
Él estaba un poco lejos del resto, la gente que estaba a su alrededor era solo un grupo selecto de los casos más graves o extraños en el mundo ninja. Y eso era algo de lo que tenía noción, por ahora. Sasuke descubrió que había gente bastante rara pero jamás les prestó atención, y ellos tampoco trataban de acercarse, lo cual era mejor así.
Se introdujo en los largos pasillos, los cuales tenía que sí o sí pasar para llegar al hall principal. No estaba preocupado, porque si alguien estaba con él, solo así, quizás...
Sasuke...
Sus pasos cesaron y miró hacia atrás, alguien lo había llamado. Él solo se detuvo ahí, sin moverse. Volvió a posar su vista al frente y fue ahí cuando el corredor comenzaba a hacerse angosto para él, la enfermera había desaparecido. Algo en su oído comenzó a molestarlo.
Sasuke-kun...
— ¿Quién anda ahí?
Esta crueldad. Este odio.
Fue lo único que salió de su boca. No se sorprendía porque no era la primera vez que le pasaba.
— ¿Itachi?
No te vayas...
Su respiración comenzó a tornarse pesada y empezó a sentirse incómodo. Miró hacía todos lados, sentía que había alguien observándolo. Lo sabía.
— ¿Mamá?
Esa voz femenina que lo llamaba cada vez que tenía que cruzar algún pasillo, lo intrigaba. Él no recordaba la voz de su madre por eso no estaba seguro si era de ella o de alguien más. Y si era de alguien más, ¿de quién?
Sus pies comenzaron a acelerar, quizás era mejor salir de ahí.
Sasuke-kun...
Comenzó a correr, y el pasillo se le hacía interminable, cerró los ojos para no ver nada que lo alteraría. El suelo estaba gélido y era en parte culpa de él por estar descalzo todo el tiempo. Ya no llevaba su típico atuendo, ahora solo se reducía a una camisa azul oscura y unos pantalones blancos que le llegaban a la rodilla, en su espalda no reposaba ningún emblema. Chocó con alguien y cayó al suelo.
— ¡Uchiha-san!
Abrió los ojos y vio como la enfermera estaba en el mismo lugar que él, en el suelo, y las pastillas estaban esparcidas por todos lados, al igual que el vaso de plástico lleno de agua.
— Uchiha-san, ¿se encuentra bien?
Él asintió de inmediato pero no miró hacia atrás, ahora no volvería al jardín hasta que la doctora Aoyama volviera, no iba a recorrer esos pasillos solo otra vez. Una de las enfermeras se acercó a él con un vaso de la mesada, pero el azabache no dejó que lo tocaran. Nadie lo tocaba, excepto cuando tenía sus crisis. — Tenga, Uchiha-san.
Sus manos temblorosas tomaron las pastillas y se las dirigió a la boca seguido por el agua fresca.
.
/ - / - /
.
— Es una sorpresa encontrarla aquí, señorita Haruno.
La individua alzó la cabeza, mirándola con sorpresa e intranquila — ¿Aoyama-san?
¿Cómo pudo encontrarnos?
Una sonrisa coronó en la cara de la mujer que no se supo bien de qué era. — Justamente estaba marchándome hacia mi hospital, y como no creo volver durante un largo tiempo, estaría bien si usted cree, entrevistarla. Teniendo en cuenta que ya he hablado con todos en la lista de amigos de Sasuke y que usted ha pospuesto nuestro encuentro durante meses.
Y ante el nombre de él, los ojos verdes decayeron al igual que su sonrisa nerviosa. — L-lo siento, no creo tener-
— Esto podría ayudar a Sasuke en su recuperación, ¿lo sabe?
Sakura mordió su labio inferior y apretó los puños, arrugando los papeles que tenía en las manos. — ¿Mi oficina estaría bien?
La doctora sonrió con satisfacción y asintió. — ¿Le molestaría hablar en el camino?
— No, claro que no.
La Aldea de la Hoja emanaba paz y armonía, los niños jugaban en las plazas, las madres aprovechaban las ofertas de frutas y verduras, gente tambaleante que salía de los bares luego de una gran noche. La mujer de ojos azules, observaba todo. Era una lástima que en su hospital no hubieran cosas como esas, porque estaba segura que ayudarían. Contagiar a los pacientes de todo lo que tenía Konoha favorecería a cualquiera, excepto a Sasuke.
— ¿Desde cuándo conoce a Sasuke Uchiha? —preguntó la morena.
— Desde que éramos niños.
— ¿Recuerdas la primera vez que lo viste?
Sakura levantó la comisura de sus labios. — Sí. Jamás se lo he dicho a nadie, en realidad, todos suponen que lo conocí en la academia. Pero fue una vez que volvía de un festival que se había organizado en Konoha, con mi madre. Era muy pequeña. Y esta comiendo un dango, y fue ahí cuando él pasó —la sonrisa de ella se agigantó—, Itachi Uchiha lo llevaba en los hombros, y estaban conversando, y él sonreía tanto que no podía ver sus ojos. Hasta que Itachi se fijó en mí, o mejor dicho en el dango que tenía en la mano, después me miró fijamente y me sonrió. Sasuke me miró con curiosidad. Y mi madre saludó con la mano a Itachi, él le devolvió el saludo de la misma forma. Desde ese día, no quise jamás olvidarme esa sonrisa, pero con todo lo que pasó... cuesta mucho recordar.
Naoko Aoyama la miraba fijamente, hasta que detuvieron su paso y el hospital de Konoha se abría a ellas. Apenas cruzaron la puerta, muchas enfermeras sonreían y saludaban a Sakura. Naoko sabía que ella tenía una muy buena reputación, incluso creía que tenía lo suficiente para trabajar en su hospital pero ella siempre sería fiel a su aldea.
Ella abrió una puerta gris y se adentró a la acogedora oficina de la medic-nin. Bastante iluminada y un insistente perfume de vainilla volaba en el aire. — Siéntase cómoda, cerraré la ventana.
La doctora tomó asiento y sacó papel y bolígrafo de su bolso. — Muy bien, ¿qué relación tenías con Sasuke?
— Éramos amigos.
— ¿Éramos? —inquirió.
¿Se nos coló en nuestras vidas o la buscamos y la abrazamos?
Los ojos de ella se volvieron tristes. — Él ya no nos quiere en su vida.
— Pero tú trataste de matarlo, ¿no es cierto?
Sakura la observó, enojada. — ¡Él estaba lastimando a mucha gente! ¡Me trató de matar a mi! Sé que no fue la decisión más inteligente que he hecho, pero-
— Trataste de matar a alguien que considerabas un amigo. Él no trató de matarte, sino trató de protegerse.
— Eso es mentira. Cuando vio que yo no podía matar a su compañera, él solo...
Hubo un silencio completo y Naoko la miraba con seriedad. Los ojos de Sakura amenazaban con soltar lágrimas. — ¿Y él, qué?
— Aún siento sus manos en mi cuello, por las noches, me falta el aire —susurró.
El bolígrafo se deslizaba rápidamente por el papel. — ¿Estás enamorada de Naruto?
— ¿Qué? —preguntó indignada.
— Pregunté si estás enamorada de Naruto, como para tratar de matar a uno de tus amigos por él.
— No, no lo estoy. En un momento creí que podría pero no. Y no solo fue por Naruto, fue por el equipo entero, por la aldea. Pero no lo hice, no pude matarlo.
— Lo amas demasiado como para poder matarlo.
— Si ya lo sabe, ¿por qué lo pregunta? —bisbisó angustiada mirando el suelo.
— Tengo que confirmar mis sospechas. ¿Cuándo te enamoraste de él?
— El día que lo vi en los hombros de Itachi. El día en que me miró. Obviamente no supe lo que era estar enamorada completamente, todos siempre lo decimos, ¿sabe? Creemos que lo estamos y lo decimos todo el tiempo, pero estar enamorada es otra cosa. Es mucho más que un amor platónico. Las veces que vi a Sasuke luego de haberse ido, me daban ganas de abrazarlo. Quiero abrazarlo, parece perdido, incluso abatido y completamente solo. No quiero más soledad para él. No quiero más sufrimiento para nadie de mis seres queridos.
¿Qué nos ha pasado?
— Ya veo. Bueno, Sakura, eso es todo. —finalizó levantándose del asiento y guardando el anotador.
— ¿Qué es lo qué tiene? —preguntó de inmediato, sus ojos brillaban con desesperación. — ¿Es grave?
— Por mi trato de confidencialidad, está prohibido que te diga qué es lo que le sucede, te prometo que haré todo lo posible para que esté bien.
La muchacha asintió y luego se percató de algo. — Aguarde. —Naoko se volteó al mismo tiempo que Sakura revolvía en su cajón. — ¿Podría dárselo? Hágale saber que lo siento mucho, que lo extrañamos. Él seguro que lo sabe pero no quiero que se olvide.
La doctora tomó entre sus manos un bonito retrato, de lo que solía ser un equipo. Era extraño, porque parecía haber salido de otro mundo. La sonrisa de Sakura. Y la mirada llena de fastidio del azabache que se entremezclaba con la del rubio además de la sonrisa torpe de su sensei. Parecían felices. — Claro que se lo daré. Nos veremos pronto, señorita Haruno.
.
/ - / - /
.
— Uchiha-san, ¿quiere ir a su habitación?
Él solo miraba el hermoso candelabro que se encontraba en el hall, colgando del techo. Estaba recostado en uno de los sillones, con las manos detrás de su cabeza. Negó con la cabeza. Mentiría si les dijera que no necesitaba un gran acolchado y una almohada. Podría pedirlo, pero él jamás hablaba con las enfermeras. Él no hablaba con nadie. Solo con su doctora, o a veces solo, o con su hermano. Él se había ido a hacer largo viaje, según le habían dicho, por eso no podía venir a visitarlo pero eran mentirosos, porque a la noche, él venía y hablaba con él. Itachi lo quería mucho, no como las manos de los pasillos o los demás miembros de su familia que querían lastimarlo.
Todo el mundo quería lastimarlo y no estaba seguro por qué. Él jamás había hecho nada malo. Él jamás se había peleado con nadie o quizás sí, porque él era un ninja, pero después de eso estaba desconcertado. Cerró los ojos y de inmediato cayó en los brazos de Morfeo.
.
/ - / - /
.
— ¡Otro más, viejo!
Naruto golpeteó la mesa con el plato vacío. — Ya van doce platos, Naruto-kun.
El rubio la observó y río. — Mayormente, son veinte, no he terminado aún datte-bayo.
— ¡Aquí va, Naruto!
Teuchi dejó el platillo humeante delante del Jinchūriki. Él comenzó a devorarse los fideos ante la mirada de nerviosismo de la Hyūga. — Naruto-kun, ¿puedo hacerte una pregunta?
— Hmm-mmm.
— ¿Todo esto es por Sasuke-kun? — Ante solo nombrarlo, él dejó de comer sorprendiendo a la morena. Ayame dejó de cortar las verduras para poner atención. — L-lo siento, yo no quería...
¿Acaso enviamos a nuestros hijos a este mundo como enviamos a los jóvenes a la guerra?
— Está bien, Hinata. No hace falta ocultarlo más tiempo. No tratamos de hablar con nadie, muy pocas veces lo hacemos con Kakashi-sensei. La vieja no quiere decirnos nada, y Sakura-chan siempre evita el tema. Digamos que el teme es un tema tabú, nee.
— ¿Estás preocupado?
— Mentiría si dijera que no, lo único que sabemos es que lo han llevado a un hospital muy lejos de aquí para su propia bien. El hecho de no poder hablarlo, me sofoca. Así que gracias por eso, Hinata. —Naruto mostró su mejor sonrisa para la poseedora del Byakugan que no pudo evitar sonrojarse.
— Cuentas conmigo para todo, ¿lo sabes? —le dijo con seriedad y una ternura escondida.
— ¡Lo sé! —respondió aún sonriendo. — Ahora, comamos datte-bayo.
.
/ - / - /
.
— ¡Aoyama-sensei!
La mujer detuvo su paso ante el llamado de alguien que conocía muy bien. — ¿Nitori?
La muchacha estaba en frente suyo, con sus ojos azules y cabello negro corto, la bandana de la Hoja reposaba en su frente. — ¿Ya nos vamos? —Ella sonrió haciéndole ver la gran mochila que llevaba en sus hombros.
— Pensé que estabas descansando —dijo— Deberías estar descansando.
— Mi brazo está mucho mejor, además debería estar muy inquieta, teniendo en cuenta que su mejor alumna se ausentó por dos meses —habló sonriente.
— De acuerdo. Vamos, tengo mucho que contarte.
Se movían a la velocidad del viento, les llevaría medio día llegar hacia el solitario hospital. Nitori se entristecía de tener que dejar su aldea pero sus ganas de aprender eran muy grandes. — ¿Cómo está el sexy vengador emocionalmente afectado?
— Nitori, no quiero que le pongas apodos a nuestros pacientes. Ya hemos hablado de esto.
— Lo siento, pero de verdad es el único caso que me inquieta.
— En ese sentido, no eres la única. Sasuke estuvo empeorando.
La muchacha se sorprendió. — Eso es imposible, él-
— Tiene el doble de alucinaciones, y por las noches se vuelve agresivo, así que le agregué carbamazepina pero no le hace efecto alguno. Teniendo en cuenta de que habla solo y no estaba comiendo nada, le comencé a dar aripiprazol, así que espero que funcione.
— ¿Qué tal con ziprasidona? —sugirió Nitori.
— Muy riesgoso. No quiero agobiarlo hasta que se quede dormido.
— ¿No han pensado en vigilarlo mientras duerme? ¿Es sonámbulo?
— Es una buena idea. La semana pasada, una enfermera decidió quedarse media hora mirándolo y él comenzaba a charlar solo, su vocablo era fluido y reía. Sasuke jamás ha reído desde que llegó al hospital y si lo ha hecho siempre fue irónico, pero esta vez lo hacía normalmente.
— Me aterra. El Uchiha si sabe como resultar intimidante y verlo actuar como alguien que no tiene ninguna clase de problemas es...
— Lo sé. Hoy me crucé y pude entrevistar a su compañera de equipo, quien está enamorada de él. Haruno Sakura.
— He oído hablar de ella, está bajo el ala derecha de la Godaime. Es bonita y tiene carácter fuerte. ¿Sasuke la ha mencionado alguna vez? —preguntó intrigada.
— Sí, es por eso que quiero que hable de su vida en Konoha, no hemos apuntado mucho en el tratamiento, me gustaría que enfoquemos en eso. Apuremos el paso, Nitori.
— Sí. —contestó mientras pisaba los troncos con más fuerza.
.
/ - / - /
.
Dos de la mañana.
La luz de luna se colaba a través de las rejas de la habitación y por primera vez en mucho tiempo, él dormía pasivamente. Su pecho subía y bajaba con tranquilidad pero a los segundos su nariz se arrugó y comenzó a moverse. — Naruto...
Sus ojos se abrieron, apuntaron vacíos hacia el techo blanco y estiró sus manos para buscar el acolchado. Estaba en su habitación, y se alegró por ello. Despertarse en el hall y mirar de forma inquietante las dos puertas que conducían a los pasillos, le aterraba de sobremanera.
Esperando que vuelvan a salvo, pero sabiendo que algunos de ellos se perderán en el camino.
Un olor particular le inundó las fosas nasales. Podía reconocerlo. Era como si escuchara una canción, conocía la melodía pero no la letra. Café.
— Sasuke.
Levantó su vista y la dirigió a sus pies y allí se encontraba. Allí estaba, casi como todas las noches. — ¡Nii-san! ¡Estás aquí!
— Te lo prometí, ¿de acuerdo?
El hombre le sonrió y lo cual provocó cierta calidez en su pecho. Se sentó en la cama y refregó sus ojos. — ¿Por qué no vienes de día? Quiero que los conozcas, quiero que los conozcas a todos.
Itachi reía, mirándolo, le sacudió el cabello de manera gentil. — No puedo.
Él frunció el ceño y dijo: — Pero, ¿por qué no?
— Tengo muchas cosas que hacer en la mañana y a la tarde también. Muchas misiones.
— Podría ser parte de tu equipo —sugirió Sasuke y sus ojos brillaban con esperanza.
— No lo creo.
El chillido de la puerta se escuchó. — ¿Sasuke?
Él se alteró y miró hacía allí, la Dra. Aoyama había llegado. Volvió a posar su mirada al frente, y no había nadie. Se cruzó de brazos, enojado. — Hola.
— ¿Con quién hablas? Es tarde. —preguntó con delicadeza, sentándose a los pies de la cama.
— No estaba hablando con nadie —negó de inmediato.
La mujer suspiró. — Sasuke...
Él apretó las sábanas con los puños. — ¡Sé que no me crees! ¡Pero te juro que él estaba aquí, estábamos hablando!
Naoko lo observó con una de esas miradas impenetrables que se mezclaban con la incredibilidad. — ¿Quieres decirme su nombre?
— ¿Eh?
— El nombre de la persona con la que estabas hablando.
Sus ojos ónices se perdieron, él lo sabía. — Yo... no lo sé.
Cuando extraviamos nuestro camino...
— ¿No lo sabes? Dime su aspecto.
— No sé.
— ¿No me estarás mintiendo?
— No.
Se levantó de inmediato haciendo que Sasuke no pudiera producir ninguna palabras. Los enfermeros aparecieron de inmediato, la doctora les susurró algo en el oído y se dirigieron al Uchiha con determinación. — ¿Q-qué está sucediendo?
— Queremos que descanses bien —dijo uno de los hombres vestido de blanco mientras el otro sacaba una jeringa.
— Solo quédate quieto.
La aguja iba en camino a su brazo y algo en la mente de Sasuke le susurró: "No". — Basta, aléjense de mi.
Consumidos por las sombras, engullidos por la oscuridad.
Su espalda se estampó contra la pared, y de forma desesperada, trató de evitarlos. Corriendo por toda la habitación, empujándolos con fuerza. Algo retumbaba en su cabeza que decía que se defendiera, que tenía que salir, que ese no era su lugar. Esa maldita voz otra vez. Y cuando se quiso dar cuenta, sintió un pequeño dolor en el brazo. Lo habían inyectado y sus ojos, sus ojos comenzaba a apagarse y su vista comenzó a ser borrosa. Antes de que todo se volviera oscuro, de lejos vio a alguien casi igual que él, su cabello era más largo y tenía unas marcas extrañas debajo de los ojos.
— Itachi...
— Está bien, Sasuke. Todo estará bien mañana.
¿Esta oscuridad tiene un nombre? ¿Es tu nombre?
(*) Frase del último capítulo de One Tree Hill.
Taráaaaaaan.
Bienvenidos a todas/os a mi nuevo short-fic. El cual se había atrasado porque, bueh, con todo esto del mundial y había muchas cosas que corregir. Le quiero agradecer principalmente a una de las personas que me ayudó a concluir esta especie de cosa: Mery Anne, alias, mariaana07. Tenía la idea pero había que pulir y bastante, pero finally. We got it.
Voy a estar actualizando el lunes (hoy es jueves) y a más tardar el martes, por cierto, no me maten porque no pude continuar ROTF, ¡estoy en eso! Además ahora se vienen las vacaciones de invierno y voy a estar haciendo oneshots o drabbles de otros animes porque SE LO MERECEN.
Finalmente, solo voy a dejar la continuación del capítulo siguiente. *aparecen créditos*
Capítulo II: "Perder la mente estando sano".
Él rió sarcásticamente mientras jugaba con el almohadón. — Vas a perder tu mente tratando de entender la mía.
— Estoy entrenada para que eso no suceda.
-/-
— ¿Y qué si lo vamos a ver? —sugirió en un susurro esperando el golpe pero no sintió dolor en su cabeza.
— ¿T-tú dices? ¡NO, NO, ESTÁ PROHIBIDO! ¡Es por su bien! Deja de darme esas ideas, Naruto.
-/-
— ¿Qué sucedía con esa sonrisa, Sasuke?
— Ella tenía una sonrisa del tamaño de su dolor, una enorme.
— ¿Te molestaba?
— Solo quería herirla un poco más.
