Acostada en una cama estaba una chica castaña de graciosas coletas, quien estaba con un trapo húmedo dobre su frente. Él sonido de sus suspiros era todo lo que se escuchaba en aquella habitación. De repente se abrió la puerta mostrando a un chico de tez morena y cabello negro alborotado, sus ojos era como el caramelo y miraban los color avellana de la chica. Al parecer su ropa parecía sencilla una playera y jeans. Ash como se llamaba aquel joven estaba cuidando de su novia Lyra quien se enfermo.

-¿Cómo estas Lyra?- preguntaba Ash con un tono de preocupación, pues el sabía que su fiebre era alta.

-Me siento mal Ash. Pero no quiero que te vayas- decía la castaña en tono de suplica para que su novio no se fuera.

Ash agarro un termómetro y lo puso en la boca de la castaña. Lyra hacía gestos pues odiaba que le metieran termómetros en la boca. Después de un momento Ash saco el termómetro de la boca de su novia y lo miro.

-Vas mejorando castaña, ahora estas en 39.7° en vez de los 41° de anoche.- dijo Ash mientras miraba como Lyra lo veía con esa sonrisa tierna que ella tenía. –Te voy a cambiar los paños húmedos y te daré de comer, más de rato tendré que bañarte.- decía Ash riendo mientras sobaba la cabeza de la castaña además de que esta se puso roja cuando Ash dijo que la iba a bañar.

-¿Ash… me… me vas… a bañar?- preguntaba Lyra sin salir de su asombro sin notar que se le subió la temperatura por lo que dijo Ash . –Espera… ¿¡ME ESTAS DICIENDO QUE APESTO!?- grito Lyra mientras Ash le resbala una gota se sudor por la cabeza al ver la actitud de su "tierna" novia.

-No dije eso, solo que nos vamos a bañar juntos- decía Ash mientras bajaba la cabeza por el regaño de su novia. –Lyra te traje sopa de pollo, pues deseo que estés bien ya que no me gusta verte enferma.- dijo Ash mientras agarraba otros trapos húmedos y los ponía en la frente de su novia.

-No quise gritarte yo…- decía Lyra apenada por haberle gritado a Ash. –Tu me estas cuidando, yo estoy aquí encerrada y solo quiero que estés conmigo.- decía Lyra mientras le daba una sonrisa sincera a su novio. Lyra ya llevaba dos días en esa habitación y lo odiaba, ella odiaba estar sola y por esa razón se enojaba a veces.

-Bien, entonces vamos a bajar a la sala a ver un poco de tele.- dijo Ash mientras agarraba a Lyra entre su brazos. Pudo ver su rostro hermoso como siempre, pero aun más con sus mejillas teñidas de un suave rosa rojizo. –Bien pequeña princesa dime que quieres hacer- preguntaba Ash de manera dulce mientras Lyra ponía sus brazos alrededor del cuello de este.

-Quiero que estés conmigo ya sea dándome de comer y… bañándonos juntos.- decía Lyra con ese tono rojizo en sus mejillas mientras Ahs le devolvía una sonrisa.

-Pues voy a hacer todo lo que tu quieras Lyra.- dijo Ash mientras cargaba a Lyra y se deponía a salir de aquella cela que era según Lyra muy aburrida.

-Ash te quiero- dijo Lyra mientras cerraba los ojos y se quedaba dormida.

-Bueno parece que de todos modos voy a quedarme contigo un rato.- dijo Ash mientras salía de la habitación y se dirigía por el corredor de la casa y bajaba las escaleras. El azabache se dirigió al sofá y acostó a Lyra en él sentándose a lado de ella mientras esta abrió los ojos un poco se acurrucaba sobre él. Ash acomodo la cabeza de la castaña y le beso la frente la cual ya estaba más fría y cerro los ojos para quedarse dormido junto a su querida niña.