Buenas~ =w= Pues aquí les traigo el primer capítulo de un fanfic que llevo un tiempo escribiendo, es algo lento y lo se, pero igual no quiero apresurarme y prefiero dejar que los sentimientos nazcan solos(? 7w7 Bueno, tengo la intención de que será bastante largo y puede tener una secuela, aunque yo no prometo nada porque soy bastante inquieta y casi nunca termino lo que escribo, así que mandenme sus fuerzas \(òwó)/ Sin más que distraerlos les dejo el capítulo por aquí~
-Mucho gusto, me llamo Ayase Eli. Es un placer- fue lo primero que escuchó de esa seria y fría voz.
Recuerda mucho ese día, en el que por primera vez su corazón latió con curiosidad, con la curiosidad de conocer a alguien. Ver como esa cabellera rubia que llegaba a sus hombros de movía con elegancia a causa del viento y esos ojos azules congelaban a todo en el que se posaba. Su presunción imponía respeto y su rostro rígido pero sereno enamoró a la mitad de las chicas de la clase en cuanto entró por la puerta esa mañana.
La verdad, cuando Nozomi se encontró con el joven rubio en el asiento delante de ella que había estado vacío desde hace una semana, a inicios de año, no le tomó mayor importancia e incluso no lo había identificado como alguien nuevo en la clase. Estaba muy inmersa en sus pensamientos ante algo que había pasado esa mañana que tan solo fue a su puesto y luego de sentarse había comenzado a leer como cualquier otro día, pero cuando el profesor entró e hizo presentar al chico nuevo proveniente de Rusia la impresionó un poco, pero quizás no de la misma forma en la que sus compañeras babeaban por él.
Lo que llamó la atención de Nozomi fueron sus ojos, a pesar de que se mostraban fríos como bloques de hielo, notaba algo que la dejaba intrigada y algo curiosa. Soledad, miedo y desconfianza. Pudo ver todo eso reflejado en el chico que solo se había girado un poco para presenciar a todos sus compañeros. Nozomi no pudo evitar ver su propio reflejo en sus ojos, lo que la intrigó aún más.
Luego de su presentación en la primera hora, no dijo ni una sola palabra durante toda la clase y eso a pesar de que mucha gente se le quedaba observando, pero eso no parecía importarle o era muy denso para notarlo. Quizás la segunda.
Apenas el profesor anunció el receso, toda la clase se acercó al chico mientras la peli morada tratando de concentrarse en su libro desde atrás, no podía evitar mirar de reojo al rubio de vez en cuando, pero manteniendo distancia. El chico ignoraba a la gente a su alrededor de forma titánica mientras guardaba tranquilamente sus libros en su mochila para dejar sobre el puesto unos nuevos, su mirada destacaba su creciente molestia como si una mosca irritante estuviera dando vueltas en su oído.
De un momento a otro pareciese que le dio un tic en la ceja y con los ojos cerrados se paró de golpe sorprendiendo a todos los presentes, entre abrió un ojo y lo fue pasando a su alrededor. Se detuvo unos momentos de más en la peli morada, al ser la más alejada, suponía. Para sorpresa de todos, luego de observarlos puso sus manos con fuerza sobre el escritorio haciéndolo temblar, luego tomó aire y pronunció:
-No vine a hacer amigos, así que piérdanse. Ahora- puso énfasis en lo último mientras que en su totalidad lo dijo con una voz autoritaria, fría y seca, con un toque de molestia evidente. Luego de hablar se dejó caer en la silla con los ojos cerrados nuevamente. Nadie se movía ni sabía cómo reaccionar. -¿No me escucharon? PIÉRDANSE.
Rápidamente su puesto quedó vacío y la peli morada no pudo esconder una pequeña sonrisa que se asomó en sus labios. Luego de que todos se habían ido el chico inspiró y suspiró fuertemente. -Que poco honesto, Ayase-kun- pensó la chica. Luego vio como el chico se levantaba y salía del salón, sin quitar esa mirada que congelaba como si se tratara de la medusa misma.
Volvió justo cuando entró el profesor y él daba toda su atención a la clase. El pobre hombre se notaba nervioso, debió ser por la penetrante mirada del rubio que no le quitaba de encima ni siquiera para escribir en su cuaderno, en el cual movía su mano automáticamente como una fotocopiadora.
En la siguiente clase tuvieron un examen sorpresa de matemáticas lo que la mayoría reclamó, pero no lograron hacer cambiar de idea al profesor quien la dio de todas maneras.
La oji verde solo soltó un suspiro luego de entregar el papel a los veinte minutos, luego fue a sentarse en su puesto, miró de reojo a los demás que se veían con cara de terror tratando de resolver las preguntas. -Esto va para rato- pensó la chica mientras sacaba un libro para matar el tiempo. Se alarmó un poco ante un sonido de una silla arrastrándose, al levantar la mirada vio a Ayase Eli, que entregó su examen con total calma e indiferencia momentos luego de que ella se sentara, cuando volvió a su puesto ni siquiera se percató de que lo observaba de reojo o simplemente pareció no molestarle. Al sentarse o, mejor dicho, echarse sobre la silla, sacó un libro y empezó a leer al igual que la chica.
No lo entendía, pero ese joven rubio frío y serio le llamaba mucho la atención, hasta el punto que no podía quitarle la vista de encima. Pero sabía que no era la única, varias chicas del salón lo miraban con mejillas sonrojadas y mordiéndose el labio. No pudo contener una sonrisa, recuerda que su primer día fue parecido con ella, solo que con los chicos. No sabía muy bien que era lo que los atraía -seguramente sus pechos-, pero estaba segura de que no fue a tal magnitud de Ayase Eli.
En horario de almuerzo Nozomi vio que varios chicos invitaron a Eli a almorzar con ellos, pero este solo los rechazaba secamente -Es un chico difícil-, pensó. Con un suspiro se fue como cada día del salón, tranquilamente paseaba sus pies en el pasillo jugando disimuladamente a no pisar las líneas. Terminó de recorrer el pasillo dando frente a un pasillo abierto por el cual se podía acceder al jardín interior. Tranquilamente caminó hasta dar vuelta el edificio donde se encontraba un pequeño callejón de pasto donde había un par de árboles. Casi nadie venía a ese lugar por lo que era un lugar ideal para descansar de todo.
Ella no tenía amigos. Desde que tenía memoria por trabajo de sus padres ella siempre era transferida de escuela, por lo que nunca supo lo que realmente era una amistad, siempre veía desde lejos a sus compañeros de clase hablando entre ellos y riéndose, mientras ella estaba sentada en su puesto leyendo un libro. Estaba acostumbrada a esa vida solitaria, en la cual la gente que se le acercaba no tardaba en alejarse debido a su comportamiento algo distante. No encajaba en ninguna parte y nadie encajaba con ella.
Suspiró y se sentó bajo la copa de un sakura, sacando de su bolsillo sus cartas de tarot dejándolas a un lado, se las quedó mirando de reojo mientras se disponía a abrir su obento.
Recordó que esa mañana, como todos los días ella despertaba y antes que todo miraba su suerte para ese día. Siempre salían cosas sin mucha importancia, pero esa mañana le sobresaltó encontrarse con una carta que no esperaba.
Tapó su almuerzo que todavía ni tocaba, se acercó un poco a las cartas y las barajó para luego sacar dos al azar.
-¿Otra vez?- se dijo la chica al ver las cartas en sus manos, -"La rueda de la fortuna". Un cambio- suspiró, pero se inquietó un poco más al ver la carta en su otra mano.
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Todavía se sentía desconcertada por las cartas y tenía la sospecha de que el chico sentado frente a ella tenía algo que ver. No se armó mucho lío en la cabeza y trato de concentrarse en clases, aunque en realidad no lograba hacerlo, estaba perdida en sus pensamientos y solo escribía las cosas en su cuaderno inconscientemente.
Entregaron las notas del examen que tomaron esa mañana, como siempre ella se llevaba el primer puesto, pero sucedió algo que no esperaba. Al ver las notas en el frente una vez más para ver si no era una ilusión, se encontró el nombre de Ayase Eli al lado del suyo, compartiendo el 100.
El joven rubio como si fuera invocado, estaba parado a su lado, nadie se había dado cuenta y cuando lo hicieron el chico ya se retiraba nuevamente a su puesto y sacó sus cosas para la siguiente clase.
La peli morada sentía la necesidad de acercársele al rubio, pero no tenía idea de cómo hacerlo. Se removía de vez en cuando en su puesto concentrada en sus pensamientos, ella nunca se había acercado a alguien antes, pero creía que necesitaba conocer a alguien como él.
-Tojo-san, lea el siguiente párrafo- la puso a prueba el profesor al percatarse de lo inquieta que estaba la peli morada, esta inspiró y suspiró levemente, para sorpresa del hombre lo hizo perfectamente y luego pasó el turno a una chica que estaba enviando mensajes desde su celular esperando no ser vista.
La peli morada suspiró por doceava vez esa hora y se concentró el resto de la clase para no llevarse un regaño luego.
Llegó la hora de salida y la peli morada estaba concentrada en su libro sin percatarse de que algo se le había caído del bolsillo. Estaba tan focalizada que no se dio cuenta de que el rubio había guardado sus cosas y al ver un rectángulo en el piso se inclinó a tomarlo y a sorpresa de la peli morada dejó sobre su mesa.
Esta se sobresaltó y miró al rubio quien ya salía por la puerta. Miró detenidamente la tarjeta y sintió un escalofrío subirle por la espalda, la tercera vez en el día. Se apresuró en guardar todas sus cosas rápidamente y salir disparada de su silla guardando por último la tarjeta que mostraba "The Star" en su imagen.
El chico había sido detenido en la puerta del salón por tres chicos que lo invitaban a salir, este luego de escuchar su petición se negó y empezó a caminar a la escalera.
Los chicos aún desconcertados lo quedaron aún más cuando la peli morada que creían siempre calma y distante salía del salón mirando a su alrededor, luego de encontrar a su objetivo que ya empezaba a bajar las escaleras se apresuró a ir tras de él sin importarle las miradas curiosas de sus compañeros que la seguían con la vista.
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-¡Disculpa!- Subió el tono de voz desde lo alto, deteniendo al rubio quien ya estaba por doblar al pasillo.
Sentía que las piernas le temblaban al igual que la barbilla y le sudaban las manos. No tenía idea de lo que tenía ese chico en especial, pero tenía que conocerlo y hacerse su amiga, eso le decía su corazón y su intuición, cosas que nunca le fallaban. Casi.
-¿Quién eres?- Dijo el rubio dando vuelta la cabeza más no el cuerpo que se quedó quieto a medio bajar, pero aun así sentía la penetrante mirada del chico analizándola de abajo arriba para terminar fijos en sus ojos.
-Yo…- Sentía como mi corazón palpitaba de los nervios ante la mirada fija de los zafiros sobre ella. Se mordió el labio y con mucho esfuerzo sonrió, la sonrisa más sincera que podría entregarle -Soy Tojo Nozomi
-…- la miró un poco más esbozando en sus ojos un pequeño brillo que tan pronto parpadeó se apagó de inmediato para volver a esa mirada de miedo que lo caracterizaba -¿Qué quieres?
-Umm- pensó la oji verde llevando su dedo índice a sus labios. La verdad ahora que estaba hablando con él se dio cuenta de que no tenía ni idea de que decirle o que hacer ahora, se le ocurrió ser honesta con él, se asintió a si misma con una sonrisa desconcertando al rubio -Conocerte.
-¿Eh?- dijo el ahora confundido rubio que observaba a la peli morada quien le devolvía la vista con una encantadora sonrisa.
-Quiero conocerte- se hizo entender la oji verde bajando un escalón.
El rubio aún desconcertado la analizó con la vista una vez más, aquella chica a primera vista se veía simple como cualquiera. De cabello morado, cara algo redonda pero adorable, sonrisa cálida y brillantes ojos entre verdes y turquesa que lo miraban como miraría un mapache su comida. Pero había algo que inquietó al chico y fue su mirada, aquellos ojos verdes pareciera que lo estuvieran tratando de descifrar y a pesar de su aspecto infantil, la rodeaba un aura misteriosa, pero en el fondo de esos pozos verdes no vio más que a un niño. Un niño solitario y miedoso. Se veía a si mismo reflejado en sus ojos. Inquietante.
Un escalofrío le recorrió la espalda y rápidamente apartó la mirada que hasta ahora estaba sobre ella. Recobrando la compostura la miró nuevamente con seriedad y espetó luego de un largo silencio.
-No vengo a hacer amigos, así que si...
-Nunca dije que sería tu amiga, solo quiero conocerte- dijo interrumpiéndolo. Nozomi se sentía nerviosa hablando con el chico, pero ver que no se había molestado la relajo y le dio un poco de valor que le sirvió para entregarle una sonrisa llena de calma -además pedirte ser amigos con solo un par de horas sabiendo de nuestra existencia ¿no sería un poco extraño?
-Tu eres extraña- pensó el rubio -No estoy interesado en conocer a nadie.
-No deberías estar tan seguro, el tiempo lo dice todo…
El rubio suspiró y dándose la media vuelta recobró su camino y escapó del lugar. Ni idea de por qué, pero esos ojos verdes le tenían los nervios de punta aun cuando ya le había dado la espalda, eso y su sonrisa que parecía esconder los secretos del universo. Pero para su sorpresa, esa chica no le desagradaba del todo…
Y ese sería la primera parte -3- espero que les haya gustado, si es así dejen sus comentarios y sugerencias en con unas sexys reviews para la tia Kia, andele (/ò3ó)/ Eso es todo, si sigo escribiendo seguramente no termine nunca :c Pues nos vemos por allí (~w)~ Vai vai~
~(oo~) Avance sexy (~oo)~
Empezó a darse una vuelta por aquel lugar hasta que por descuido al doblar una esquina chocó con algo, o más bien alguien. La persona en cuestión casi se fue de espaldas siendo rápidamente alcanzada por el rubio quien tiró de su mano atrayéndola a su cuerpo.
-¿A-Ayase-kun?- escuchó una voz familiar.
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-De todas maneras… No esperaba que tuvieras esos gustos, Ayase-kun.
-Cállate- se sonrojó dándose media vuelta.
-Que tierno.
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Solo se escuchó la última respiración y un disparo al aire marcó la salida.
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-¿Quieres jugar? Juguemos- Pensó el rubio con una sonrisa en el rostro.
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Capítulo 2: "Un accidente tras otro"
Nos vemos~ \(^3^)
