Published: 06-28-10, Updated: 06-28-10

Aquella vez Musashi le dijo que a veces la conciencia es más un castigo que una bendición.


Conciencia.

Kurita no entiende muchas cosas, pero como es denso, no estúpido o desconsiderado, se limita a observar la situación desde lejos y se guarda las preguntas más inconvenientes. No es temor; el horror a los castigos físico-psicológicos de Hiruma se fueron quedando atrás con la convivencia y ahora se limita a admirar la agudeza de su amigo. Hiruma es grande, seguro de sí mismo, de sus habilidades y siempre lucha por aquello que desea.

No juzga sus métodos, porque Kurita piensa que cada quien tiene derecho a ir por sus sueños. Sin embargo, esto de vivir sin cuestionarse, le costó trabajo y ha tenido que aprenderlo de Musashi. Un día le comentó sus inquietudes y su compañero, con la madurez y el aire de adulto que siempre lo acompañaban, se limitó a declarar que la conciencia era un castigo más doloroso que una bendición y Kurita, pensándolo mejor, lo dejó por las buenas.

Fue difícil, pero con el tiempo fue acostumbrándose. Ahora, con mayor entendimiento, comprende las juiciosas palabras de su amigo. No sólo se refería al dolor que le podía causar la verdad: el conocer las entrañas y motivos de su quarterback; sino la maldición de la agudeza de Hiruma. Su poder para ver a través de las personas.

Después de todo (y Kurita lo reconoce) Hiruma tiene más de humano que lo que aparenta.