Aniversario
Era otro aniversario más de la muerte de Hisana, pero, aunque Byakuya Kuchiki aún se negara a aceptarlo, éste era diferente.
Desde el momento en que Byakuya había abierto su corazón para que Rukia supiera la verdad de su origen y aquella de la relación entre ellos, él supo que no había manera de volver atrás y tendría que afrontar el hecho de que había permitido que su hermana se convirtiera en tal. Rukia nunca había sido la hermana de Hisana simplemente, él la había buscado y la había traído a su casa para que también fuera su hermana; pero las costumbres de la familia Kuchiki y la misma forma en que él las asumía, habían hecho imposible que se comportaran como tal.
Aunque Byakuya tenía que reconocer, que cuando tuvo a Rukia entre sus brazos, a pesar de las heridas causadas por Gin, esa había sido la mejor sensación que hubiera experimentado en años. Había abrazado a su hermana y eso no tenía comparación.
Por eso ahora que se encontraba en el cuarto que para él era su Santuario, aquel en que le presentaba honores a la memoria de su querida Hisana, Rukia se encontraba a su lado. Ambos estaban sentados en seiza y sus manos se unían en frente de ellos, orando porque su alma se encontrara descansando en paz. Al terminar, Byakuya le ofrecido su brazo a Rukia para que caminara con él en el jardín, bajo los cerezos en flor.
"Nii-sama…" Dijo ella casi en un susurro, "algún día, ¿podrías hablarme de Hisana?"
Byakuya asintió en silencio, una media sonrisa formándose en sus labios. A medida que el tiempo pasaba, el recuerdo se había mantenido y el dolor de la pérdida había permanecido intacto; este año sin embargo, ese mismo dolor le había dado paso a un poco de serenidad.
"Claro, Rukia. Algún día."
