Holap :) que tal? esteeeeeeeeeeeeeeeee aqui les traigo una nueva historia producto de dos cuestiones: el insomnio y la culpabilidad que le debo como 3 fic a mi mejor amiga. Este bueno por si las dudas rated M X3
All things are copyrighted by Capcom.... lo otro, es pura concidencia X3
I gotta believe it's worth it. Without a victory, I'm so sanctified and free.
The world that we live in.
Eran alrededor de las siete y cuarenta de la mañana, ni muy tarde ni muy temprano simplemente era la hora ideal para levantarse, permanecer en la cama unos cinco minutos antes de despertar completamente y darse cuenta que tristemente había que ir a trabajar. El castaño abrió perezosamente los ojos mientras estos se acostumbraban a la luz que se había abierto paso entre las blancas persianas de la habitación.
Alargó el brazo buscando el reloj en la mesita de noche de color negro, al tomarlo reparó en la hora haciéndolo incorporarse bruscamente: las nueve y veintitrés de la mañana. ¡Mierda! ¿Qué no eran las siete?
Leon ladeó la cabeza, el apostaría que hace cinco minutos eran las siete y cuarenta pero aparentemente no durmió cinco minutos más. Apartó las sábanas blancas de golpe y corrió hacia el baño.
― No, ya es muy tarde para bañarse ―pensó con rapidez, tenía como cinco minutos como mínimo para cambiarse y volar como sea hasta el dichoso trabajo de niñera.
El castaño no tuvo ni la menor idea como demonios se había vestido, desayunado e incluso lavado los dientes en menos de cinco minutos; aunque para el estado tardío en el que se encontraba no importaba el tiempo usado sino el que aún estaba por usarse.
Tomó su celular, corrió hacía la entrada mientras tomaba su chaqueta del perchero y metía las llaves del apartamento y las del automóvil. Llegó a su destino en 20 minutos, casi se mataba en una curva pero logró llegar en una pieza y nadie había reparado en su tardanza hasta...
― Leon ―el aludido volteó a ver en busca de quien lo había llamado ― ¿Una hora tarde?
― Hunnigan ―dijo con voz pasiva el castaño ― ¿Una hora tarde es? Wow, realmente creí que eran las ocho…
― Si claro ―respondió la mujer componiéndose los lentes mientras alzaba las cejas. Ambos permanecieron de pie en el pasillo sin decir ni una sola palabra hasta que la morena hablo. ― ¿No deberías esta con Ashley?
― ¡Diablos! ―exclamó dándose la vuelta.
― Ah, pero antes que te vayas ―Leon se volteó hacia ella y observó en unos fólderes que tenía en las manos, alargó los brazos y le dio los fólderes. ― ¿Se los puedes dar a Taylor? Los olvido intencionalmente en mi oficina ―agregó con cierta indiferencia. Leon no iba a preguntar a que se refería con intencionalmente, asintió de mala gana y emprendió su marcha en busca de la rubia.
Caminando en uno de los muchos pasillos, escuchó un sonido que había venido escuchando desde que salió de su departamento. Sacó el celular de su bolsillo para corroborar si era lo que creía y estaba en lo correcto: un mensaje no leído más una llamada perdida. Leon casi se ahogaba al ver de quien se trataba.
― ¿Claire? ―musitó sorprendido. Luego abrió el mensaje de texto.
― ¡Leon! ―el aludido se giró y reparó en Ashley de pie frente a él con una mochila en su hombro y moviendo el pie de forma impaciente. ―llegaré tarde a mis clases. Darren lleva media hora esperando para que salgamos ―dijo la rubia con nota de molestia en su voz.
El castaño asintió. No sabía que era mejor, ser guardaespaldas de Ashley o trabajar medio tiempo erradicando el bio-terrorismo, sea cual sea la respuesta se estaba cansando un poco de esto en su vida.
De camino a la universidad de Ashley, Leon sacó su celular y chequeó el mensaje que Claire le había enviado hace aproximadamente dos horas.
¡No me digas que estas dormido! Te llamé, así que supongo que si. Volveré a llamar.
Claire.
Leon permaneció unos segundos observando el mensaje hasta que Darren, el conductor personal de Ashley anunció que ya habían llegado.
― ¿Te quedas? ―le preguntó a Leon.
― No hoy no, tengo cosas que hacer ―usualmente Leon tenía que quedarse con Ashley después de lo que pasó en España, claro sino tenía ninguna misión en especial.
― Vale ―le dijo él ―pasaré a las 3 ―Ashley asintió bajándose del automóvil. Leon la observó hasta que entró a la universidad y luego se fueron. Unos minutos más tarde Leon reaccionó que no estaban de camino en donde se suponía que debían de estar. Miró a Darren confundió ―tengo que hacer algo antes ―respondió encogiendo los hombros.
Luego llegaron a un centro comercial en donde el conductor se bajo, le preguntó a Leon si se iba a bajar pero este negó con un gesto. Al estar solo, marcó el teléfono de Claire esperando que le contestara, no la había visto desde hacía como tres o cuatro meses después de lo del aeropuerto Harvardville y ahora su mensaje le había intrigado.
― ¿Hola? ―escuchó la voz de la pelirroja.
― ¿Claire?
― ¡Leon! ―exclamó ella con nota de felicidad ― ¡Al fin te despertaste!
― Uhm, la verdad había perdido mi celular ―mintió, no quería que la pelirroja piense que era irresponsable y holgazán.
― Espero que no te moleste que te haya llamado ―le dijo ella sonando animada como de costumbre. Claire era la única persona en este mundo que podía llamarlo a las dos de la madrugada diciéndole alguna estupidez y él no se enojaría en absoluto, el resto de la humanidad podría esperar.
― En absoluto ―respondió Leon ― ¿Pasa algo? ―inquirió preocupado. Claire usualmente le enviaba correos o quizás algún mensaje de texto solo para saber cómo estaba o contarle algo tonto, no obstante no solía llamar de la nada sino era necesario.
― Oh bueno, con respecto a eso ―comenzó la pelirroja con cierto grado de timidez, un poco singular para ser Claire. ―Este… ¿Cómo te lo digo sin que suene extraño? ―Leon alzó una ceja ante el comentario.
― Venga, no creo que sea tan extraño. Después de todo lo vivido, créeme que nada me sorprende o consideraría extraño ―dijo el castaño animándola.
― Vale, ¿Puedo vivir contigo? ―pregunto abruptamente. Leon permaneció en silencio ¿Qué había dicho?
― ¿Uhm?
― Bien, se que sonó como demasiado extraño pero lo entenderé si no quieres. ―dijo la pelirroja lo más rápido que pudo, sonaba bastante avergonzada. ―En fin, gracias Leon. Sé que te molesté bastante…
― Claro, ¿Por qué no? ―respondió sin pensar el castaño.
― ¿El qué? ¿Es en serio? ―preguntó Claire abrumada. Leon escuchó que ella murmuró algo así como: "Dios, gracias" pero no llegó a estar seguro si de verdad lo había dicho.
― Si, puedes vivir conmigo ―aseguró él dudando un poco de la respuesta.
― Te pagaré parte de la renta y… y hare algo. ¡No lo sé! Como limpiar o barrer…
― Así está bien ―dijo Leon aún cohibido por la conversación. ― ¿Cuándo… cuando vendrías?
― Ahm, ¿está bien si ahora? ―Ok, cuando Claire había dicho que iba a ser extraño no dijo que en verdad iba a causar aturdimiento momentáneo. Leon comenzó a dudar seriamente de haberle dicho que si a Claire aunque sonaba un poco desesperada, no sabía por qué estaba tomando esa decisión y la verdad era que no quería entrometerse en su vida. Claire era su amiga pero si ella no quería contarle algo, él no iba a preguntar.
― Por supuesto ―respondió Leon nuevamente sin pensar. Se le estaba haciendo costumbre decir sin pensar las cosas mientras hablaba con Claire, tenía que quitarse eso o podría firmar su sentencia de muerte y luego caer en cuenta en ese hecho.
― ¡Gracias, Leon! ¡Eres el mejor amigo que pueda tener! ―dijo la pelirroja con cierto sentimiento.
― De nada ―respondió él.
― ¿En serio no es problema?
― Para nada
― Gracias, en serio ―respondió ella feliz. ―Llegaré a las ocho, ¿está bien?
― ¿Quieres que te pase a traer? Porque el alojamiento incluye transporte ―dijo Leon sonriendo. Claire se rió ante el comentario.
― No quisiera molestarte con nada más ―respondió ella aún riéndose.
― No es molestia ―insistió Leon. Hubo un silencio incomodo en la conversación ¿Realmente estaba pasando esto? Aún no lograba asimilar la decisión de Claire.
― Yo sé que todo esto es extraño, pero no será por siempre ―comentó la pelirroja ― solo serán dos meses… Mi departamento necesita reparaciones. ―agregó Claire aún con esa nota de alegría en su voz.
― Lo siento. ¿Problemas con las cañerías? ―preguntó el castaño haciendo que Claire parpadeara asombrada.
― Si… ¿cómo sabes? ―preguntó sorprendida.
― Experiencia ―respondió él encogiendo los hombros. ― Entonces, ¿a qué horas estarás en el aeropuerto?
―A las 7:30 supongo ―respondió ella pensativa. ―llegaré a tu apartamento a las 8 ―agregó.
― A las 7:30 en el aeropuerto ―dijo Leon ―ahí estaré, no llegaré tarde. Te lo prometo ―Claire no dijo absolutamente nada ―Me despido, tengo cosas que hacer.
― Uh... vale ―dijo Claire con cierto desanimo. Leon reparó en que el conductor subía al automóvil maldiciendo las largas colas en el banco mientras encendía el vehículo. ―Ehm, Leon ―dijo la pelirroja antes de que este le colgara.
― ¿Uhum?
― Gracias ―dijo ella ― Adiós, nos vemos más tarde. ―Y sin más preámbulos la pelirroja colgó ignorando las preguntas del conductor. A veces, Darren podía ser la persona más irritante del planeta y otras simplemente no.
Nunca había sentido más pavor en su vida que subirse a un avión. Volar era algo que Claire Redfield simplemente odiaba con todo su ser y cada vez que ponía un pie en una de estas cosas pasaba algo malo.
Lo sabía con claridad. No obstante esta vez no sentía miedo por un ataque bio-terrorista o cualquiera de esas peripecias que había tenido que soportar incluso en sus sueños, sino por algo que ella no sabía realmente el qué era. Es decir, a veces tenía corazonadas ante algunas elecciones y normalmente resultaban correctas, esta vez no estaba tan segura después de colgar con Leon que fuera la mejor decisión que pudiera haber tomado.
Pero ya no importaba, además ¿qué más podría pasar? Eran amigos, no es como si hicieran algo indebido, simplemente ella pidió alojarse en su departamento por unos cortos dos meses y listo. Era como pedirle a tu hermano alojamiento, hablando de hermanos, ella pudo haberle pedido este favor a él pero simplemente no lo hizo. Tuvo la impresión que después de lo que él vivió en África hace algunos meses necesitaba paz, con este pensamiento llamó a Leon (aún así sabiendo que él vivía en otro estado).
Claire vaciló unos momentos, luego tragó nerviosa. Sentía que la decisión había sido tomada a la ligera, además de que su estúpido departamento estaña inundado completamente, en pocas palabras inhabitable. Solo necesitaba algunas semanas para buscar otro.
― ¿Y en casa de Leon? ―Claire se sorprendió al escuchar esa vocecita, llamada conciencia.
Inhaló profundamente mientras sostenía la maleta con firmeza. No le gustaba que su misma mente la contradijera sobre sus acciones, en cierta forma era bizarro.
― Sabes que Chris no hubiera dicho que no ―dijo esa vocecita. La pelirroja frunció los labios en señal de disgusto, la estúpida conciencia tenía razón pero ella había obviado ese hecho. Había tomado el celular y le hablo a Leon sin antes haberlo hecho con su hermano.
No entendía su decisión, quizás al fin después de todo estaba enloqueciendo ¡hasta mucho se había tardado! Pasó por el infierno mismo conservando su salud mental o bueno parte de ella, por que hablar sola no estaba muy segura si era saludable; ya no digamos pelearse mentalmente con su conciencia.
― Estúpida sicología ―murmuró Claire caminando por el Aeropuerto Internacional de Dulles. Al parecer todo el planeta había decidido viajar ese día a D.C. La pelirroja siguió caminando hasta llegar al área de espera, en donde se suponía que Leon la estaría esperando.
Al salir quedó abrumada por la cantidad de personas congregadas en aquel lugar, era casi imposible ver si estaba Leon entre la multitud. Claire caminó hasta alejarse de la multitud a unos asientos que estaban a un costado del lugar, tomó asiento y observó a las personas que estaban esperando a sus familiares.
Estando solo unos minutos observando a las personas, una figura se detuvo al lado de ella haciéndola voltear la mirada. Y ahí estaba, un hombre alto, de cabello castaño y ojos azules. Vestido con una chaqueta negra y pantalones beige, sonriéndole cálidamente a la pelirroja.
― Hola guapo ―le dijo Claire con una sonrisa haciendo reír a Leon ― Supongo que te subí el ego con eso.
― Pues no del todo, Redfield ―respondió aun manteniendo esa sonrisa cálida.
― Vale pues, evitaré subirte el ego innecesariamente ―agregó ella devolviéndole la sonrisa. El castaño se inclinó y tomó una de las maletas que Claire cargaba consigo.
― ¿Solo esto es? ―pregunto al ver solo dos maletas.
― Si, viajo ligero ―respondió ella incorporándose.
Claire se sentía un poco ansiosa ante todo esto, nunca había ido al departamento de Leon (y en algún momento de su vida juro no ir, esperando ver el caos y un agujero negro) pero después de todo sus pensamientos eran todo lo contrario. Todo estaba en orden, limpio y bastante lujoso, todo lo que no se había imaginado en su vida. Por unos momentos se apenó de su departamento, no estaba desordenado pero no tenía muebles Ikea o todo sacado de una revista de arquitectura de interiores.
― Lindo departamento ―dijo Claire asombrada al ver que estaba equivocada con respecto a Leon en ese sentido.
― Gracias, siéntete como en tu casa ―respondió el amablemente conduciéndola por el pasillo hasta una habitación bastante acogedora, dejó la maleta a un lado y le sonrió nuevamente.
― Uhm, gracias ―le dijo Claire sentándose en el borde de la cama y observando al castaño.
― Cualquier cosa, mi habitación es la de la derecha ―dijo Leon antes de salir de la estancia para dejar descansar a Claire.
La pelirroja dejó sus maletas a un lado y se acostó en la cama ¡Qué suave! Podría quedarse ahí toda la vida pero su mente le advirtió de ese pensamiento haciéndola suspirar. Se estaba comenzando a cansar de sus diálogos internos hasta que vio la hora: ocho y cuarenta de la noche, se sentía cansada esto la obligó a cerrar sus ojos y despejar su mente pero su estomago no la dejó.
Se incorporó a regañadientes y camino hasta la puerta pensando en lo cómoda que estaba esa cama ¡Ni siquiera la de ella era así! Tendría que comprar muebles nuevos para no sentirse tan mal consigo misma después de…
Claire se estrelló contra algo que resulto ser el pecho de Leon.
― Cuidado ―le dijo el castaño.
― Oh, lo siento ―contesto la pelirroja. Ambos estaban a solo unos centímetros de proximidad, Claire incluso podía sentir la loción que Leon usaba. ¡Dios! Era una fragancia tan deliciosa y atrayente que ella no reparó en que momento se había acercado hasta su cuello. Leon pareció asombrarse un poco ante la reacción de su amiga pero no se inmutó hasta que esta le besó el cuello. Leon parecía está perplejo ante el comportamiento de la pelirroja no obstante no hizo nada para impedirlo. Claire le besó los labios del castaño y este le correspondió. Leon recorrió con sus manos el cuerpo de la pelirroja hasta llegar a los pantalones desabrochándoselos, estos cayeron al suelo haciendo que Claire se separara de Leon y le quitara la camisa.
La pelirroja admiró al castaño por unos segundos y se mordió el labio inferior en respuesta afirmativa, luego tomó del rostro a Leon y lo besó nuevamente atrayéndolo hasta la cama. Ambos cayeron sobre las sabanas lila y los cojines verdes que solía tener siempre en su dormitorio.
Si, su dormitorio… Claire se separó de Leon y observó que estaba en su departamento. ¡Mierda! Todo estaba empapado incluso la cama y…
La pelirroja se incorporó abruptamente, exaltada y perturbada. ¿Eso había sido un sueño? Claire observó la habitación, estaba en la total penumbra a excepción de la luz que se filtraba por la ventana la cual estaba al lado de la cama.
Claire se llevó las manos al rostro permaneciendo unos segundos analizando lo que acababa de suceder y llegó a una conclusión: No era bueno.
― Pero solo era un sueño, ¿no? ―murmuró ella sonriendo con aire cargado de nerviosismo. Si tenía que escoger entre sus pesadillas con Raccoon City o tener este tipo de sueños, prefería las pesadillas por una razón obvia: Leon era su amigo. Punto. Fin de la historia y de los sueños bizarros.
Luego se rió en silencio, era imposible que Leon llegara a corresponderle como en el sueño; estaban Ada o Ángela (o cualquiera de ellas dos, daba igual); y luego el historial de Casanova que tenía, si él hubiera querido ella ya hubiera sido parte de la lista negra ¿no? Eso corroboraba su hipótesis de que era invisible para él. Un momento… ¿Qué estaba pensando? A ella no le interesaba si existían en su mundo o no… ¿o sí?
― No―musitó ella.
Después de un largo dialogo interno, Claire optó por escuchar música hasta quedarse dormida. Así era mejor, sin soñar por el sonido.
El primer día en que Claire se había despertado con dolor de cabeza por la música, abrió la puerta y observó a Leon pasar semi-desnudo mientras se vestía en movimiento. La pelirroja se sonrojó notoriamente, definitivamente iba a tener que acostumbrarse a eso.
