Tristesse

Era casi media noche cuando ella recibió una llamada. Una voz entre cortada le anunciaba la peor noticia de toda su existencia ¡lo siento Haruhi tu papá murió hace dos minutos y la ambulancia lo lleva a medicina legal!, Haruhi estás ahí? responde Haruhi, Haruhi.

-si… aquí estoy, gracias por decirme- de golpe colgó la línea y marco un numero que jamás en su vida pensó marcar –moshi moshi, mansión Ootory ¿en que puedo ayudarle?

-disculpe la hora ¿podría pasarme a kyoya por favor?

-quien le solicita?

-Fujioka Haruhi

-un momento Fujioka-sama

-Haruhi, ¿que ocurre?

-no sé a quien mas acudir porque mi papá se murió, no… no… no sé si es verdad o es simplemente eso que se fue…………….. Ay

-ya voy por ti, no te vallas

-OK……………….. (Al otro lado del auricular se oían sollozos pasmados y sin fuerza)

-tranquila ya voy para allá- le decía kyoya sin saber que mas poder decirle

-a…a…aquí te espero- respondió sin para de llorar fuertemente.

Media hora después una limosina negra se estacionó al frente del edificio en donde vivía Haruhi. Kyoya no tuvo necesidad de tocar el timbre ya que la puerta estaba abierta, mientras lo hacía, Haruhi buscaba una bufanda efusivamente –donde está esa bufanda, donde estas te necesito, en cuanto dio la vuelta encontró a Kyoya de fuerte, y lo abrazó con todas las fuerzas del mundo –está en medicina legal, debo ir a reconocerlo…

Tres días después fue el funeral, parecía como si estuvieran dándole el último adiós al primer ministro de la nación porque allí se encontraban no solo la familia y allegados, sino también, las personas más poderosas de todo Japón ya que sus hijos eran compañeros de estudio de Haruhi.

Para ella solo duró 3 minutos todo aquel rito funeral en el que su padre se hallaba recostado en un sencillo ataúd de madera de arce (cortesía de Kyoya), vestido de un kimono blanco, parecía que solo dormía. Dentro de Haruhi solo había una sensación circundante "oto-san" vendrá en la noche, se había desconectado totalmente de la realidad y había caído en un incesante mar de pensamientos abstractos llamado "shock".

Durante todo ese tiempo la dulce dictadura del murmullo impartía sus discurso por todas partes -¡pobre niña, en donde vivirá ahora, si pudiera le daría albergue, pero está malcriada, su padre la mimó demasiado, le dio todo lo que pedía y ahora sin él las cosas serán diferentes si es que se llega a aparecerse por nuestro lado!- decían algunos. Otros solo fingían no interesarles la muerte sino los chicos y chicas ricas alrededor de Haruhi y única ¿heredera? De la familia Fujioka -¡mira, para eso los invitó, para quedarse y aprovecharse de esos pobres niños ricos! ¡No, no solo eso; me enteré que varios quieren su mano, je quien sabe como les lavó el cerebro a esos mocosos. De repente Kyoya se puso de pie y llamó a algunos miembros de la policía privada quienes sacaron a dos mujeres que no hacían parte ni de la familia ni círculo de conocidos de Haruhi, y estás, indignadas salieron del recinto haciendo el ridículo en un lugar y momento tan triste para todos los presentes.

Ya eran las 6:30 de la tarde cuando la chimenea del horno crematorio comenzó a expulsar el humo contenido en los diferentes carbonos que posee el cuerpo humano luego de una divertida, ajetreada y compasiva vida aquí en la tierra. Tamaki derramo tantas lágrimas como suspiros soltó Haruhi en medio de su vaivén inconsciente, Mori y Honey serios no dejaban fugar lágrima alguna, los gemelos se abrazaban fuertemente rogando al Señor del universo mismo que jamás los separara ¡de la cuna a la tumba, por favor! y por último Kyoya implacable ante cualquier situación más preocupado por la chica que por sus amigos, sin embargo cada quien se tomaba el trabajo de vigilar a Haruhi para que en algún momento pudiera expulsar cualquier síntoma de tristeza y desolación, pero jamás habló, movió, gritó o lloró; no se sabía si estaba aquí o estaba en otro lugar, solo miraba directamente a la chimenea como recordando algo. De repente se escucha un grito de ultratumba y la hiperventilación aparece como efecto tardío de los nervios y estrés ¡mi….iji…mi…iji…. oto-san… iji… no….iji… no va a…. iji… volver

-toma, respira, tranquila – Hikaru le da una bolsa de papel para que llenase sus pulmones de un poco de dióxido de carbono y así tranquilizarse, no obstante era imposible que dejase de llorar, por fin había reaccionado debía hacerlo todo lo que quisiera, aun si necesitara gritar tendría todo el parque cementerio para eso, los monjes lo entenderían.

9:10 de la noche de otoño, los vientos cubrían la megalópolis de norte a sur y con ellos la neblina baja que empaña los vidrios de los sitos más cálidos. Haruhi pidió que le llevaran a su casa y allí se encerró en ella durante 4 dias y 5 horas –se va enfermar, hay que hacerla reaccionar, no está comiendo nada- replicó Kaoru, pero Kyoya lo atajo diciéndole que todo estaba bien, ella debe llorar todo lo necesario, al menos está comiendo poco pero lo hace

-¿te parece que comer pan y agua sea comida?- exigió Tamaki. Mientras que todos argumentaban los problemas de Haruhi a Kyoya, Honey y Mori trataban de que ella comiera algo más que pan y agua – ¡no tiene porque castigarte de esa manera, no es tu culpa! – decía Mori mientras que veía todo a su alrededor

- puedes callarte Mori sempai-

-Haruhi

-solo váyanse, quiero estar sola- y todos salieron casi corriendo. "Desde ese momento en que le informaron de la muerte de su papá no ha parado de llorar"- pensaba Kyoya - ¡vámonos por hoy y dejémosla sola, mañana volveremos!

-está bien – concluyo Mori

-si, es lo más prudente – exclamó Tamaki. Alrededor de las cuatro y treinta de la madrugada Haruhi llama a los gemelos tratando de buscar compañía telefónica luego de haberse encontrado totalmente sola y conciente a su alrededor

-¿Hikaru, dormías?

-sí… pero dime todo lo que quieras, te escucho

-estoy completamente sola

-tu no estás sola, nos tienes a nosotros

-¿para qué?

-¿como que para qué? Para consolarte, para mimarte…. Para otras cosas- dijo esto con voz sexual

-ja si claro hasta que se cansen de mi verdad?

-no!

-es verdad! No me digas mentiras ese día llegará

-creo que deberé dejar la escuela

-qué? –al decir esto despierta a Kaoru

-que pasa Hikaru- pregunta sobándose los ojos –que haces hablando por teléfono tan temprano?

-es Haruhi

-pásamela –al ponerse el teléfono en la oreja escucha los gemidos de la chica

-Haruhi que pasa, te encuentras bien

-no tengo idea de que voy hacer de ahora en adelante, tengo que conseguir empleo o moriré de hambre y no se si pueda seguir en Oran

-a ver, primero tú estás becada no puedes dejar la escuela así no más. Segundo, encontraremos la forma de que sobrevivas sin tener que esforzarte demasiado

-son ustedes los que pueden sobrevivir sin tener que trabajar- al otro lado de la línea se escucho el sonido entrecortado del corte de la llamada. Haruhi continuó llorando desgarradoramente

-Haruhi, Haruhi…. ¡ah! Colgó

-qué dijo?- preguntó Hikaru

-dijo que nosotros podíamos sobrevivir sin tener que trabajar pero era distinto con ella

Pasaron las horas del día y su casa estaba hecha un desastre; la cocina con toneladas de ollas, platos y vasos sucios, la sala gritaba por una sacudida, la ropa tirada y el futón revuelto en si; ella tirada en el piso del baño inconciente de su alrededor –Oto-san, Oka-san que debo hacer, ayuda, no quiero estar sola. De repente la cerradura de la puerta principal gira para darle paso a una silueta alta y delgada parecida a la del padre de Haruhi pero su voz fue distinta –vamos princesa, aquí te estás muriendo- la recogió del suelo y la sacó del pequeño departamento. Cuando Haruhi observó con detenimiento la cara de aquel sujeto se dio cuenta de que no era su adorado oto-san, más bien era Takashi Morinozuka y su decepción fue tan grande que solo ocultó su rostro en la chaqueta del muchacho gimiendo un poco más.

VERGÜENZA

Su cuerpo se sentía tibio, descansado, ligero y… se despertó asustada en una cama que NO rea la suya, en una habitación que NO era la suya, en una casa que NO era la suya; acción que la llevó a hacer la pregunta de millón -¿en donde estoy?- sin embargo algo le llamó la atención, dos sables elegantemente envainados yacían empotrados en la pared opuesta de su cama, le hizo sospechar del dueño de la casa

6:30 p.m. hora precisa para pasar a la mesa comedor -querido, vendrá tu invitada a cenar con notros esta noche? me encantaría conocerla, ver si es justo para tí- decía con una voz tierna y emocionada a su hijo

-no creo madre- contestó el joven aludido

-Takashi cariño hasme un favor, me preocupa que duerma tanto y no coma bien, podrías mirar como se encuentra y si está despierta la traes por favor

-ah!

-gracias cariño- la mujer era de un aspecto inponente y elegante más alta que la mayoría de las mujeres japonesas, criada en una de las mejores casas de geishas de todo Tokio, hija de un comerciante de esmeraldas, su nombre, Tokio Haninozuka (Morinozuka es su apellido de casada). Sus como el atardecer de verano y su cabello como el más negro y fino ébano, de piel pálida entre los asiáticos, en una sola palabra "perfecta".