• Antes que Nada (Por Eso De Las Demandas):Quiero Aclarar que Sailor Moon NO ME PERTENECE, Naoko Takeuchi se me adelanto, yo solo los entretengo con esta Loca Historia que salio de mi Loca Cabeza.
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Por Favor, No Llores Por Mi.
Oprimió el botón del ascensor marcando el piso al que deseaba subir. Estaba ansiosa, faltaba solamente una semana para su boda, el día mas importante de su vida, aquel que desde pequeña había fantaseado.
Cerro los ojos con una enorme sonrisa de felicidad tatuada en su rostro, casi podía palpar su sueño; se veía caminando hacia el altar con su hermoso vestido blanco del brazo de su padre, mientras amigos y familiares esperaban con alegría. Su madre con una hermosa sonrisa y los ojos cubiertos de lágrimas a causa del sentimiento, sus amigas dándole ánimos con la mirada, y él, al final del camino, esperándola, listo para fortalecer su amor de aquí hasta la eternidad.
El pitido del ascensor que indicaba haber terminado su trayecto la obligo a abrir los ojos, pero aun así su sonrisa no se borraba, esa fantasía era solo un adelanto de lo que estaba por venir.
Camino con lentitud al departamento de su prometido, disfrutando de la resonancia de sus tacones al marchar, grabándolo en su memoria ya que pronto no lo escucharía más. Al casarse se mudarían a una hermosa casa de los suburbios, ideal para criar hijos.
Toco el timbre y escucho que alguien se movía en el interior del apartamento. Estaba deseosa, con las mejillas encendidas y un centenar de mariposas revoloteando en su estomago. Hacia mas de dos semanas que no se habían visto, debido a que tuvo que salir a un par de seminarios de la universidad y a arreglar los últimos detalles de su boda, pero aun así no encontraba razón para sentirse como la primera vez que la invito a salir.
Apenas abrió la puerta salto a sus brazos llena de efusividad – ¡¡¡Sorpresa!!! – Grito con alegría siendo recibida por el pelinegro – ¿Me extrañaste? – cuestiono mientras hacia un gracioso puchero.
– Por supuesto – dijo mientras la abrazaba cálidamente.
La invito a pasar y sirvió te con galletas mientras ella alegremente lo ponía al tanto de lo mas relevante de los seminarios a los que asistió.
– Pero lo mas importante de este viaje fue el tener el vestido que Jean hizo para mi en mis manos – un brillo de infinita alegría bailo en sus ojos – tendrías que verlo Darien, es hermoso – agrego con entusiasmo – pero eso no se puede hasta el día de la boda – dijo acusándolo con el dedo.
El se levanto del sillón frente a la rubia, lentamente se acerco, le acaricio el rostro y la beso. Ella sintió sus labios sobre los suyos pero no sintió lo de antaño, esa sensación de electricidad que le producían sus besos no recorrió su cuerpo, ni la calidez de sus labios embargo su alma. Era extraño, como si ese beso no estuviera cargado del amor de el.
Lentamente separo sus labios de los carmesí y un suspiro escapo de su ser.
– Lo siento – murmuro.
Los ojos de Serena se llenaron de lágrimas contenidas – ¿De, de que hablas? – sus palabras se atragantaron en su garganta.
El trigueño desvió su vista avergonzado, se sentía miserable por lo que estaba apunto de hacer, pero no podía engañarla.
– Tengo que confesarte algo –
Hay una cosa que
te tengo que decir
Su corazón se detuvo y su respiración ceso, el tiempo pareció detenerse, mientras el moreno movía sus labios como si tratara de formar palabras que se negaban a salir.
– Habla ya Darien – dijo con un coraje que no creía tener.
El suspiro nuevamente – No, no quiero casarme –
El mundo de ensueño que Serena mil y un veces imagino se callo a pedazos, mientras amargas lágrimas amenazaban con salir – ¿Por qué? – Dijo viéndolo a los ojos – ¿Ya… ya no me amas? –
El se sintió miserable al verla así, pero ya no había vuelta atrás – No – murmuro con la garganta seca.
El tiempo se detuvo, su respiración se volvió frenética y agitada y un agudo gemido escapo de sus labios.
Mientras estabas lejos
Otra estuvo aquí
– Estas dos semanas conocí a alguien que me hizo entender que yo, realmente no te amo Serena –
Dos semanas, solo dos semanas habían bastado para que el dejara de amarla. Eso era injusto, ella lo espero por meses y su amor siguió intacto, como podía hacerle esto.
Todo Paso Tan Rápido
Que Ni Cuneta Me Di
– Todo paso muy rápido – se justifico – Sin darme cuenta me enamore de ella – Serena bajo la mirada acongojada, escondiendo sus ojos inundados en lágrimas – Escúchame Serena, nosotros nunca… yo nunca te engañe – trato de que ella lo mirara pero no tuvo éxito – Nos amamos pero nunca – suspiro – no me atrevería siquiera a besarla sin primero ser sincero contigo –
Era increíble como podía cambiar la vida rápidamente, apenas unos minutos antes se creía la mujer más feliz del universo, pero ahora, sentía como su mundo se caía a pedazos.
– Nunca antes había sentido lo que ella me hace sentir – esas palabras desgarraron lenta y dolorosamente su alma y corazón.
Que caí en sus brazos
Y de ahí no me fui
– Ella me hizo darme cuenta, de que en realidad no te amo – los ojos de el también estaban cubiertos de lágrimas. Sabia el daño que le hacia, pero Serena merecía la verdad.
No te puedo mentir
La quiero demasiado
Difícil esconder,
Lo que me hace sentir.
– Lo siento tanto Serena – murmuro lleno de sentimientos – no podía engañarte, no puedo casarme contigo sabiendo que amo a otra –
Ella solo quería salir corriendo, todas las palabras del amor de su vida la iban matando lentamente, su desquebrajado corazón no podía soportar más, pero aun así, su cuerpo no respondía.
Y con estas palabras
Yo me voy de aquí
– Yo lo siento Serena, pero no puedo casarme contigo amando a otra –
La rubia empezó a convulsionarse a causa del llanto con la cabeza gacha y sus puños fuertemente apretados haciendo sentir a Darien como el ser más cruel del mundo.
No llores por mí
– No llores – Suplico – no por mi, no lo merezco – lágrimas surcaron su moreno rostro.
Deja que me valla
Sin verte sufrir
– Por favor Serena – trato de abrazarla pero la rubia se alejo, haciendo que el vacío de su pecho creciera más – Perdóname, no llores más por favor –
Sin verte sufrir
– Es mejor que me valla – hablo con una voz que le resulto bastante extraña. Se puso de pie limpiando con furia las lágrimas que se negaban a cesar.
–Serena – él trato de tocarla nuevamente, pero ella lo rechazo – Te llevare a casa – dijo mientras tomaba sus llaves.
– No – su voz era tan diferente a la cálida y llena de alegría que el estaba acostumbrado a escuchar de sus rojos labios – Tengo que hacer unas cosas, lo mejor es que avise cuanto antes de la cancelación –
– No es necesario que te molestes, yo lo haré –
– No – Darien sintió un escalofrió recorrer su espalda al ver sus ojos mudos e inexpresivos.
El chico soltó un largo suspiro – deja que por lo menos te lleve a tu casa –
Otro encontraras
Que te haga feliz
– No – volvió a repetir – Es lo mejor – Darien se sintió impotente, le dolía hasta la medula ver a la rubia así, pero si hubo algo que siempre le juro fue ser sincero.
Sabía que la lastimaba profundamente, pero también la conocía a la perfección, sabia que sus heridas cicatrizarían y encontraría nuevamente el amor.
Que te haga feliz
Su móvil sonó un par de veces antes de que decidiera contestarlo, su vista seguía clavada en la rubia, cuyos ojos permanecían vacíos e inexpresivos.
– Diga –
– Hola amor, que bueno que te encuentro tengo tantas ganas de verte – una melosa voz se escuchaba al otro lado de la línea.
Serena le dirigió una mirada dolida, gracias al silencio que reinaba la habitación y a que el volumen del auricular era alto pudo escuchar cada palabra con dolorosa claridad. Se giro dispuesta a irse, no soportaba mas estar en ese lugar, tenia que salir cuanto antes.
– No es un buen momento, te llamo luego Bianca – colgó el teléfono y tomo a la rubia del brazo para girarla hacia el.
La mirada en la que se reflejo lo dejo atónito, ese par de ojos hermosos que antes lo miraban con amor y devoción, ahora estaban vacíos, no transmitían sentimiento alguno, solo eran dos gélidos pozos azules, vacíos, muertos.
El la soltó y retrocedió unos pasos, la había matado, había matado aquella niña pura e inocente a la que tanto amo y juro proteger siempre.
Una amarga sensación embargo su pecho, extendiéndose por todo su cuerpo, entumeciendo sus brazos haciéndolos pesados.
La chica tomo el picaporte y lo giro rápidamente, sin darle tiempo al pelinegro salio y cerro la puerta tras de si.
Sus dedos tocaron la puerta en cuanto se cerro, con su mirada perdida y un amargo vació creciendo en su alma.
– Que he hecho – susurro – que acabo de hacer –
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Apenas salio del edificio la realidad se cernió sobre ella. La había dejado, el había dejado de amarla.
Sus ojos se inundaron en lágrimas, y gimoteos salían de lo mas profundo de su ser.
Camino sin rumbo, no quería volver a su casa, no ahora. Las lágrimas apenas le permitían ver el camino que sus pies tomaban, mientras en su mente una y otra vez se repetían las palabras más dolorosas que escucho en su vida.
"No quiero casarme"
"Sin darme cuenta me enamore de ella"
"Nunca antes había sentido lo que ella me hace sentir"
"Ellame hizo darme cuenta, de que en realidad no te amo"
Cerró los ojos con fuerza, mientras amargas lágrimas quemaban su rostro.
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Abrió la puerta con la esperanza de ver el rostro de la rubia – Hola cariño – lo saludo una pelirroja sonriéndole – Te escuche extraño cuando llame, por eso decidí venir – sus manos acariciaron el rostro de Darien – ¿Estas bien?, te veo algo pálido –
Tomo las muñecas de Bianca y aparto el rostro de su alcance – Serena llego hoy a Japón – lentamente le dio la espalda – le dije todo –
La brillante mirada de Bianca se lleno de felicidad – Eso significa que ya no estas comprometido – dijo sin ocultad la felicidad que sentía.
– Así es – suspiro – hemos roto el compromiso –
La chica salto de felicidad, por fin desde que conoció a Darien se veía con la libertad de hacer aquello que tanto anhelaba. Giro al chico enfrentándolo con su deseosa mirada, se paro sobre la punta de sus pies y le planto un beso en los labios.
Al principio se dejo llevar, sus labios danzaron eróticamente al ritmo de los de la chica, sin embargo, poco a poco se fue tornando superficial, carente de sentimiento. Sus labios no le sabían a fresa y su aroma no era el que anhelaba aspirar.
Abrió los ojos de golpe y su corazón se retorció de dolor, no era a Bianca a quien deseaba besar, era a Serena, la mujer que hacia unos instantes había dejado escapar.
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Los minutos pasaban convirtiéndose en horas, y pese a que su cuerpo estaba exhausto, el dolor en su pecho no disminuya. Su corazón le dolía, y casi podía sentir como su alma pesaba más y más a cada momento. De sus ojos no dejaban de brotar lágrimas y los sucesos que horas antes había vivido se reproducían una y otra vez en su mente.
Otro gemido de dolor escapo de su garganta, ya no podía mas, todos su sueños estaban hechos añicos, durante años lucho con uñas y dientes por un amor que ahora le había dado la espalda, un amor que no soporto un par de semanas sin que su traicionero corazón buscara un reemplazo.
Sus pasos se fueron acelerando hasta convertirse en una carrera sin rumbo, como si desesperadamente tratara de huir de sus recuerdos, de su dolor.
La lluvia comenzó a caer estrepitosamente empañando mas su ya nublada vista, pero no le importaba, solo corría, corría como si su existencia dependiera de ello, como si alejándose de él lograría matar todo aquello que sentía… y lo logro.
Solo un par de segundos de descuido bastaron, un coche que no pudo frenar a tiempo, una luz que la deslumbro y un terrible dolor que por poco opacaba el dolor que albergaba su alma.
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Notas De Autora:Por favor no me maten, en cinco días subiré el segundo y ultimo capitulo.
Si les gusto dejenme un review, si no también dejenme uno, que recuerde que no hay mejor paga para una escritora de fanfics que una historia con muchosreviews jeje.
