El Misterio del Parque

Capítulo 1

M-¡Quieres dejar de hacer eso!- dijo Maura perdiendo los estribos mientras se subían al ascensor.

J-¿Hacer qué? – exclamo Jane irritada.

M-¡Eso!... no has dejado de sonreír desde que llegamos al cuartel, ¿quieres que todo el mundo se de cuenta?

J-¿Darse cuenta de qué?

Maura suspiro con frustración tratando de explicarle a su amiga algo que era obvio ella no quería entender.

M-Jane has estado sonrojada y sonriente desde que salimos de tu casa, van a darse cuenta que paso algo.

J-¡Uff! – dijo Jane con cara de pocos amigos. - ¿Qué te da mas miedo, que descubran lo que paso a causa de mi sonrisa o que te pregunten y no puedas mentir porque te dará urticaria?

Pero justo antes de que Maura pudiese responder el ascensor se detuvo y Jane salio de el dejándola sola con las palabras en la boca.

J-Hola chicos – saludo Jane mientras depositaba su taza de café en el escritorio frente a la figura de acción de Frost.

K-¿Cómo estuvo el fin de semana? – pregunto el sargento Korsak mientras accesaba a su computadora.

J-Nada fuera de lo normal – dijo la morena intentando no cruzar miradas con sus compañeros. – mi madre nos obligó a asistir a una cena para planear el cumpleaños de TJ, y en medio de la cena apareció mi padre, el resto es de antología, mi madre enloqueció y lo corrió de la casa, Lydia se puso terrible y se fue con su madre, y luego mi madre me obligó a limpiar.

K-Una reunión muy acalorada – dijo Korsak con una sonrisa sarcástica dibujada en el rostro.

J-Muy a lo Rizzoli diría yo, les juro que a veces me dan ganas de agarrar un autobús y no volver. Pero olvidémonos de las divertidas anécdotas de mi familia y pongámonos a trabajar.

K-En realidad no hay mucho que hacer, el caso de nuestro ahogado resulto ser una muerte por asfixia a causa de un shock anafiláctico. Al parecer era muy alérgico a las abejas, una lo pico en la garganta mientras pescaba, se desmayo y cayó al agua, el resto ya lo sabes.

J-De acuerdo, eso significa que tendremos una mañana tranquila, ya ni recuerdo la última vez que tuvimos una, aunque conociendo mi suerte algo sucederá para acabar con mi paz.

K-Cuanto optimismo – exclamo entre risas - ¿Jane podrías ir al despacho de la Doctora Isles y traer el informe de la autopsia? Necesito archivarlo para cerrar el caso.

J-Frost ve tu – Jane intentaba desesperadamente no cruzarse con Maura.

F-¡Oh! claro que no, Maura debe estar empezando la autopsia y prefiero no tener que ver eso.

J-¿No me acabas de decir que no tenemos nada?- pregunto indignada

K-No tenemos nada Jane, pero ha llegado el cadáver de un idiota que metió una lámpara de lava en el microondas y le exploto en la cara, tiene pedazos de vidrio enterrados hasta el cerebro. – Korsak le daba a Jane los detalles mientras disfrutaba como el rostro de Frost palidecía lentamente.

J-Ya déjalo Korsak- dijo Jane riéndose de la sensibilidad de su compañero, tomó su taza, se levantó resignada y salió de la oficina.

J-¿Cómo estas ma? – Jane saludo a Ángela que organizaba la caja del bar de la central de policía.

A-¿Cómo quieres que este?, primero ese desgraciado me deja en la calle, luego quiere anular el matrimonio que tuvimos durante treinta años en el que criamos tres hijos y después quiere casarse con quien resulto ser la madre de mi nieto, y ahora viene a pedir disculpa a la casa en la que tengo que vivir de prestada por su culpa. ¡Cómo quieres que este!- dijo Ángela perdiendo la poca compostura que le quedaba.

J-Lo se ma, tranquila, tienes toda la razón pero no debes dejar que esto te moleste, tu eres una mujer fuerte e independiente, has conseguido una vida nueva sin papá- Jane detestaba estar en medio de los conflictos de la familia, pero desde que sus padres se habían separado se sentía con la necesidad de actuar como mediadora.

A-Tienes razón hija, trataré de tranquilizarme. Cambiando de tema, nos las escuche irse en la mañana, estaba por prepararles el desayuno.

Jane sintió como un calor potente subía por su cuello hasta su rostro y provocaba que se sonrojara. Desvió la mirada y trato de inventar una excusa.

J-Lo siento ma, debíamos recoger algunas cosas antes de venir al trabajo. – Jane no sabia como hacer para no sonrojarse al recordar el motivo por el cual se había ido tan temprano de la casa de Maura. – debo volver al trabajo ¿estarás bien?

A-Si hija, ve a trabajar, tu madre es fuerte, me repondré.

J-Adiós ma, si lo ves a Frankie dile que necesito hablar con el. – Jane lleno su taza y camino por el corredor hasta el ascensor mientras repasaba en su cabeza la forma de comportarse normal frente a su amiga. Si embargo su miedo era tan grande como la extraña sensación de dicha que la invadía. ¿A caso una sola noche tenía la fuerza para cambiarlo todo? Y sin más, entro en el ascensor, presionó el botón que la llevaba al despacho de Maura y respiro hondo mientras veía como la puerta se cerraba frente a ella.

M-¿Viniste a seguir peleando? – dijo la pelirroja fulminando a su amiga con la mirada.

J-No, solo vine a buscar el informe de la autopsia del viernes, Korsak la necesita para archivar el caso.

Maura la miraba desafiante desde la mesa de autopsias, bestia su bata blanca, su cabello perfectamente ordenado caía delicadamente sobre sus hombros y tal como había dicho Frost estaba por comenzar a diseccionar el cadáver.

M- Espera un momento y te la doy, debo terminar de quitar esto.

Jane permaneció sentada en una butaca al otro extremo de la habitación sin emitir sonido alguno por casi veinte minutos mientras el aire se cortaba con un cuchillo. Observaba atenta como Maura extraía hasta el último fragmento de cristal del rostro del cadáver y los colocaba en una bandeja de metal haciendo que el tintineo del vidrio se esparciera por toda la habitación.

M- ¿Vas a quedarte ahí viéndome fijo?

J- De acuerdo, ¡me iré! – dijo la morena furiosa – cuando acabes con eso llévale los papeles a Korsak.

Pero antes de que pudiera salir de la habitación una fría mano la detuvo del brazo. Jane voltio sintiendo como su corazón palpitaba con fuerza mientras su mirada se cruzaba con los penetrantes ojos verdes de Maura. Respiro con resignación y exclamo en un tono casi inaudible.

J- No podemos estar así, lo que paso fue extraño y fue un error pero debemos olvidarlo y continuar como siempre, eres mi mejor amiga.

M- ¿De verdad piensas que fue un error?

J- ¿Tu no? – Jane se encontró sorprendida ante ese interrogante.

M- No, es decir, las cosas sucedieron por algún motivo Jane, no creo que haya sido un error, no se lo que fue, pero si estoy segura que no fue un error.

Ambas se miraron fijamente por un segundo mientras intentaban encontrar la verdad en los ojos de la otra, pero la confusión y el miedo eran tan grandes que no les permitía pensar con claridad.

J- Tenemos que trabajar – dijo Jane tratando de romper el hielo.

M- Si es verdad, ven te daré el informe.

Maura camino hasta el archivero de su oficina y extrajo de el una carpeta amarilla, tomo su sello y lo estampo en el papel, lo firmo y se lo entrego a la morena. Jane dio media vuelta y comenzó a caminar hasta la puerta del laboratorio.

M- Jane, luego debemos hablar sobre esto.

J- Si lo se – dijo intentando no sucumbir ante el miedo - ¿Almorzamos juntas?

Maura le regalo una sonrisa cómplice y asintió con la cabeza.

M- Te veo luego

La detective abrió la puerta y se perdió de vista en el pasillo mientras Maura permaneció pensativa contemplando el lugar vació en el que su amiga había estado parada hacia unos segundos. ¿Cómo podía ser que una sola noche amenazara años de amistad? Y no solo eso, casi tanto miedo como la idea de perder a Jane era el que le daba la extraña sensación que había comenzado a sentir la noche anterior después de que Jane y ella se besaran. ¿A caso se estaba enamorando de su mejor amiga? ¿Cómo podía un beso poner su mundo de cabeza con tal facilidad?, su mundo, el de una mujer adulta, profesional, seria y prestigiosa, su vida siempre había sido un molde de elegancia y sensatez, y ahora estaba de cabeza. Maura tenía tantas dudas que solo pudo tratar de seguir haciendo su trabajo para evitar pensar en Jane y en lo sucedido.

La morena volvió a la oficina, le entrego a Korsak los papeles y se sentó en su silla a rellenar el papeleo del caso anterior para poder archivarlo, pero mientras intentaba hacerlo en su cabeza comenzó a repasar todo lo que había sucedido la noche anterior, podía ver las imágenes como una película que se repetía una y otra vez tratando de encontrarle un porque.

Jane y Maura había ido a buscar a Jo luego de la frustrada cena familiar que Ángela había organizado.

J- ¿Quieres una cerveza? – dijo Jane tratando de ahogar la frustración que sentía con alcohol.

Maura hizo una cara de disgusto y susurro implorante. –¿No tienes vino? – había tratado por años de acostumbrarse a las cervezas de Jane y aunque lo había logrado, aún prefería una buena copa de vino.

J- Si claro, sabes que siempre tengo tu vino guardado esperándote- Jane sonrió tratando de esconder su enojo.

Camino hacia la alacena y extrajo una botella que había comprado exclusivamente para su amiga. Tomo una copa, la lleno y se la acerco a Maura mientras le daba un largo trago a su cerveza.

M- Ya basta Jane, deja de martirizarte y trata de estar tranquila, de nada sirve que estés así. Además tu madre estará bien, Frank cometió un error, es humano y es lógico que se sienta solo y extrañe a su familia, después de todo fueron treinta años de matrimonio, crió tres maravillosos hijos en ese tiempo, eso no se olvida así porque si.

J- Si lo se Maura, pero no tiene derecho de irse y dejarnos a todos y volver un año después como si nada hubiese sucedido. Se que mi madre estará bien pero no puedo evitar estar furiosa.

Jane jugueteaba con la tapa de la cerveza mientras trataba de encontrar la forma de calmarse, pero mientras lo hacía Jo saltó sobre ella persiguiendo un insecto, la morena soltó la cerveza lo que provocó un efecto en cadena. La botella golpeó la copa de Maura y esta calló derramando el vino en la blusa blanca de seda.

M- ¡Oh no! – exclamó la pelirroja sintiendo que su alma se desgarraba mientras veía la mancha sobre su delicada ropa. – Era mi blusa favorita Jane y esta arruinada.

J- Dios como lo siento Maura, pero no esta arruinada podemos limpiarla, hay un quitamanchas en el baño, quítate esa ropa y ponla en remojo, te buscare algo mío que te quede.

M- Esta bien – Maura fue al baño mientras Jane buscaba algo de ropa en su armario.

J- Aquí tienes – dijo la morena mientras abría la puerta del baño y depositaba en un costado la ropa limpia y las toallas. A continuación regreso a su desayunador y recogió los pedazos de vidrio de la copa rota que se había caído durante el sobresalto.

Luego de limpiar el piso manchado de vino Jane abrió otra cerveza y se recostó en su sillón mientras esperaba a que su amiga saliera de bañarse. Cuando Maura al fin apareció Jane le sirvió otra copa y ambas se sentaron frente al televisor mientras reían y comentaban lo ocurrido.

Habían pasado tres horas desde el incidente con el vino, las dos mujeres estaban una al lado de la otra dormidas en la cama, Jo se encontraba estirada entre las largas piernas de la morena moviéndose en sueños y realizando un ronquido casi imperceptible. De golpe Jane se sentó en la cama sobresaltada, había tenido una pesadilla, una recurrente, esa misma en la que se encontraba en un sótano frío y sucio clavada al suelo con bisturís en sus manos. Lo sentía tan real, casi podía oler la humedad de las paredes, sentir las lágrimas correr por sus mejillas mientras la sangre brotaba de sus manos. Se miró las cicatrices en sus palmas transpiradas y sintió tanto miedo y frustración que quiso llorar. Se paró al lado de la cama contemplando como Maura dormía profundamente. Camino hasta el living y cerro la puerta del dormitorio detrás de ella. Con sus pasos lentos e inseguros caminó hasta el viejo piano que estaba en un rincón de la habitación, retiró el banquillo y se sentó en el. Hacía tiempo que no sentía ganas de tocar, levantó la tapa y recorrió las teclas blancas con delicadeza y un profundo anhelo en su rostro. El instante siguiente fue casi mágico, olvido todos sus miedos y frustraciones y comenzó a tocar una suave melodía que la remontaba a tiempos muy lejanos ya.

Maura, que se había despertado cuando Jane cerró la puerta del dormitorio, escuchaba sentada en la cama como la morena tocaba. Camino hacia la puerta y la abrió tratando de no hacer ruido, desde un rincón contemplo la oscura figura sentada al otro lado de la habitación y disfruto de la melodía mientras sentía que se le erizaba la piel.

Jane estaba tan sumida en si misma que no se había dado cuenta que unos ojos verdes la contemplaban con ternura. Siguió tocando hasta que los movimientos de sus manos se hicieron tan fluidos que sintió que estaba volando con ellas. Cuando al fin acabo se quedó en silencio, su espeso cabello ondulado caía sobre su rostro y su mirada se encontraba perdida en los recuerdos.

M- Nunca te había oído tocar – Maura se acerco al piano con sigilo y se sentó junto a Jane.

J- Hacía mucho no lo hacía – miró sus manos con tristeza- ¿desde cuando esta ahí escuchándome?

M- Desde siempre Jane, nunca te vi tan absorta en algo, no sabía que tocabas tan bien mucho menos que lo hacías con tanta pasión. ¿Por qué dejaste de hacerlo?

J- Desde mi encuentro con Hoyt no he sido la misma Maura, mis manos no servían para tocar después de lo que el me hizo, y la frustración que me hacía sentir el ver mis manos sin movilidad me hicieron cerrarme a seguir intentándolo. Las heridas sanaron, pero yo nunca pude hacerlo, no puedo evitar relacionarlo con el dolor que me causo, con el miedo y la frustración que me hizo sentir.

Maura la observó con pena, sentía que su mejor amiga se derrumbaba frente a ella y no sabía que hacer.

M- ¿y porque no tratas de relacionarlo con otra cosa?, intenta que tu mente no piense en las cosas malas que te ocurrieron y cuando toques visualiza algo que te inspire a seguir, algo que te de paz.

J- ¿Con qué quieres que lo relacione? – dijo Jane con frustración en sus ojos.

M- Conmigo, relaciónalo conmigo – Maura tomo las manos de la morena entre las suyas y besó sus heridas mientras las acariciaba con las yemas de sus dedos.

La morena elevó su mirada hasta encontrarse con la de la forense, no había notado lo cerca que estaban sus rostros, podía sentir el calor que emanaba su cuerpo, su aliento fresco inundando sus sentidos. La pelirroja retiró un mechón de cabello que cubría el ojo izquierdo de Jane, le acarició el rostro y antes de que pudiesen darse cuenta sus labios estaban juntos. Afuera el viento soplaba con fuerza en la ventana haciéndola vibrar, adentro de la habitación el cuerpo de Jane temblaba entre los brazos de Maura mientras un beso profundo las hacia estremecer.

Fue el ensordecedor ruido de un trueno seguido por un instante de conciencia los que hicieron que Jane se apartara de Maura mientras caía en la cuenta de lo que acababa de ocurrir, un frío gélido como el viento invernal que se oía afuera le recorrió por la espalda mientras se paraba con rapidez.

J- Lo siento Maura, no se que ha ocurrido

Maura la miro incrédula, no sentía culpa por lo que había hecho, sin embargo el miedo se apodero de ella con tanta fuerza que se puso de pie de inmediato junto al piano. Bacilo un instante y se volvió buscando los ojos de Jane

M- Deberíamos tratar de volver a dormir, en especial tu Jane, necesitas descansar. – y sin decir mas camino hasta el dormitorio, se metió en la cama y se quedo inmóvil fingiendo que dormía.

La morena volvió a sentarse en el banquillo del piano y se quedo pensando con la mirada perdida en las baldosas. No quiso quedarse ahí, darle vueltas a la situación en ese momento no arreglaría nada, todo era demasiado confuso así que se dirigió al dormitorio, se recostó en la cama junto a Maura y contemplándola en silencio se quedo dormida.