¡BIENVENIDOS DE NUEVO! n.n SI LES GUSTÓ LA PRIMERA SAGA, ÉSTA ESTARÁ DE INFARTO, NO SE LA PIERDAN. AGRADEZCO A TODOS AQUELLOS QUE ME APOYARON INCONDICIONALMENTE, LOS AMO Y AGRADEZCO INFINITAMENTE. POR SI DESEAN VER EL TRAILER QUE HUBO DEL FIC GRACIAS A Carla Mariana Rty, BUSQUEN EN GOOGLE EN MAYÚSCULAS: '' EL SECRETO DE MIS PADRES II DAILYMOTION'' n.n KSB es de Takanaga sensei sama.
SIN MÁS PREÁMBULOS, DISFRUTEN DEL ARGUMENTO Y PRIMER CAPÍTULO DE:
EL SECRETO DE MIS PADRES SAGA II
ARGUMENTO
Un hombre aguerrido e inteligente creó la que sería la salvación para las parejas homosexuales: una medicina capaz de permitir otorgar el don de la vida y la procreación antes negado para gente como ellos, ese era Morinaga Tetsuhiro, quien en un arranque de temor e inseguridad, ciego de su amor por su sempai Tatsumi Souichi decidió probar la capacidad de su patente en él y así estar siempre juntos, sin impedimentos.
No pensó que el sempai desesperado, víctima de las emociones y situaciones que enfrentó en su momento, eligió una opción que volteó sus planes a futuro pues luego de una serie de sucesos que pusieron a prueba su razón y corazón, el homofóbico Souichi ocultará la existencia a unos y la procedencia a otros del inocente que vendrá al mundo a capa y espada.
Una mujer y un hombre que con el paso del tiempo se unió y fue desarrollando sentimientos por él, le ayudarán a guardar el secreto de forma recelosa, escondiendo la realidad del hombre que más ha amado al tirano de cabellos largos. Y ¿por qué no? A quien también ama. Tratarán con todas sus fuerzas de mantener consigo los demás secretos que antes del bebé y junto él habrán, unos secretos que al hombre más temido de la facultad de ciencias agrícolas le arrancarán lágrimas de dolor y de sangre, unos que lo unirán a su ex kōhai a pesar de las distancias que tomen y quizá no podrán llevárselos a la tumba como hubieran deseado. Pero no solo guardarán los de él, también los suyos propios… hasta lo que las fuerzas del universo decidan. Nadie es dueño del destino, tal vez las circunstancias harán que los amantes separados se reencuentren y que poco a poco los velos de TODOS SEAN DESCUBIERTOS.
¡COMPROBARÁN EN SI MISMOS QUE PRIMERO CAE UN MENTIROSO QUE UN COJO!
El sempai & el kōhai se aman como dos locos pero ¿La llama del amor que les queda… la apagarán con sus errores, orgullo y mentiras?
Souichi no es el único al que le atormentan sus secretos. Souichi no es el único que se equivocó, a él también le falló y le fallará quien menos se imaginó, porque a él también le tocará sufrir y despedirse en el camino de alguien a quien depositó su confianza e integridad por segunda vez. Ni los cambios ni los errores cometidos son malos, al contrario: son necesarios para irnos reencontrando con nuestro verdadero yo, de esa manera lograremos caminar sin flaquear y acercarnos a la verdadera felicidad aunque debamos esperarla durante varios años, y en su defecto: buscarla.
CAPÍTULO UNO
– ¡ISOGAAAAAI!– gritaba enfurecido un hombre mientras caminaba a paso rápido, cubriendo su abultado y notorio vientre con una manta sin mucho éxito – ¿Me puedes explicar qué carajos significa esa cuna en mi habitación?–
– No se de qué hablas Souichi kun –se defendió el peli corto en la sala de espera leyendo el periódico
– ¿Ah no? ¡Decía ''CON CARIÑO DE TÍO ISOGAI'' en letras grandes! – se quejó el menor–
– Deberías dejar de armar escándalo por una simple cuna, además, puede llegar alguien y verte, ¿acaso no cuidas tu reputación?– cuestionó Isogai a su ente acusador–
– Hija, ¿escuchaste eso de que hay hombres embarazados con una medicina que se inventaron? –dijo una mujer acercándose al lugar donde Isogai e Souichi discutían–
– Sí madre, ¡Qué horror! Malditos gays, están pudriendo la sociedad japonesa, qué digo japonesa, el mundo entero –se corrigió secundándola–
– ¡Válgame Dios! ¿Cuándo se iba a ver una cosa de estas en mis tiempos? La ciencia cada vez va de mal en peor– afirmó con repudio–
– Interesante conversación pero discutible –comentó un hombre obstruyéndoles el paso–
– Disculpe señor, no tenemos idea de quién sea usted pero por favor déjenos pasar– pidió malhumorada la dama menor–
– Mi nombre es Isogai Taichirou y soy hermano del esposo de la dueña de este hospital, por si no sabían está descansando en la habitación contigua detrás de este corredor, con sus alaridos más de un paciente se ha quejado, si tan en contra van de los homosexuales, hagan una marcha demostrando su inconformidad pero aquí no me vengan con intolerancias y cuchicheos absurdos, no perturben la calma de nadie, ahora retírense– pidió alzando la voz con seriedad–
– S-sí señor… excúsenos– dijo la hija de la metiche–
– ¿Cómo que excusarse? ¡Este sitio es público! Quítese– demandó la mujer de aproximadamente sesenta años, de apariencia maciza e imponente–
– ¡Mierda! Este tarado se demora mucho, ¿qué tal si vienen? ¡Qué baka soy! Puedo entrar a mi habitación y listo– pensó sempai caminando sigiloso hacia dicho sitio con el fin de esconderse dentro… sin embargo ¡Oh sorpresa! La puerta…– ¿No abre? ¡Dios mío! ¿En qué momento quedó con llave?– forcejeando la pateó con impaciencia–
– ¿Oyeron eso? Alguien golpeó algo, déjeme ver– ordenó la señora empujándolo sin éxito–
– Madre, ¡ya basta! vámonos, es algo que no nos compete–
– Haga caso vieja amargada, lárguese por favor– rogó Souichi para sus adentros escudriñando que nadie viniera mientras trataba de abrir la puerta– ¿Y si la golpeo con mi hombro? No, antes podía hacer lo que se me venía en gana, demo… no puedo arriesgarme, ya no estoy solo, si me lastimo qué bien fuera si nadie aparte de mi resultase herido. Únicamente me queda resignarme a ser descubierto o que Isogai, por enésima vez me salve–
– Quiero algo de la máquina expendedora, es todo– dijo victoriosa la mujer apartándose del obstáculo avanzando–
– Se averió. Espere, por favor, ¡Espere!– suplicó Isogai persiguiéndola, temiendo por Souichi–
– Mierda, mierda, mierda, ¡Puta puerta! ¿Por qué no abres?– deteniendo su intranquila actitud, Souichi volteó a ver su ruta de escape– Un segundo, ¿y si me oculto en la azotea? Dios, cuando las mujeres se embarazan, se asustan con facilidad, ¿qué hago? Esperando a mis hermanitos mi difunta madre desarrolló acre… ¿acro qué? ¡Ah si! Acrofobia, miedo a las alturas, espero que no sea hereditario– meditó abriendo la puerta que le salvaría de la bomba que estallaría de llegarse a encontrar con la viejita metiche. Cerrando silencioso, Souichi se alejó lo que más pudo del mundo exterior y se recostó en la primera pared suspirando agitado–
Tuvimos suerte, pese a que desobedeció las peticiones de tío Isogai, la dama cumplió lo que dijo, insertó unas cuantas monedas en la máquina, al cabo de unos minutos recibió su encargo y lentamente lo ingirió moviéndose cual robot, masticaba por inercia, mirando a lado y lado, expectante de lo que pudiese aguardar a su chismosa y malintencionada vista, al no presentarse nada extraño, y culminar su alimento, no tuvo otra opción sino irse con la duda a flor de piel.
– Señor, disculpe a mi madre, está así por mi hermana mayor, está en su semana veintiocho de embarazo y se ha complicado, por lo que no tiene descanso o algo en qué despejar su mente, espero y pueda entenderla– excusó la mujer–
– ¿Vienes Ruriko chan? ¿O te quedarás haciendo visita con ese extraño en vez de acompañar a tu hermana?– escudriñó con malgenio la señora de edad–
– ¡Voy! Hasta luego– se despidió la mujer joven–
– ¿Eres homofóbica? Porque un hombre me hará padre y está en su sexto mes de embarazo. No arruines nuestra felicidad, sé buena y has que tu señora madre no vuelva a pasearse por aquí– solicitó Isogai viéndola partir con cara de total asombro y algo de terror– Ja,ja,ja, ¡soy lo mejor!– se halagó yendo a abrir la puerta–
– Se está tardando… ¿y si continua con ellas? ¡Al carajo! Las voy a enfrentar– aseveró Tatsumi caminando a paso ligero, topándose con una escena que le haría reír… por raro que se viera–
– Ábreme Souichi kun, qué maldadoso eres, ¡mooo! ¿No me quieres abrir? ¿Qué te hice? Pero háblame– gimoteó Isogai pegando su oído a la puerta, ignorando la presencia de dos seres detrás suyo que le darían un buen susto–
– ¿QUÉ BUSCAS?– gritó con furia el menor a Isogai haciéndole golpear la cabeza en el pomo de la puerta a causa del susto– ¿Viste tu cara? Ja,ja,ja,ja ¡Maldito imbécil! ¿No ves que está con llave? Llama a Samantha o alguien de la servidumbre– pidió retomando la postura fría y meditabunda que había ido abandonando–
– ¿Estaré dormido? ¿ACASO REÍSTE?- preguntó acercándose y tomándolo por las manos, elevándolas a la altura de su barbilla, Isogai tocó su frente– ¿Estás bien? No pareces tú–
– SHUUU– dándole un coscorrón, el casi ex tirano mantuvo la distancia encaminándose de nuevo a la azotea– Has lo que te dije–
– El loco soy yo ¿qué diablos me está sucediendo? ¿Isogai Taichirou cayendo ante otro hombre? No lo creeré… yo… ¡al menos aun respiro! ¿Qué? No puedo rendirme, hoy me iré de farra ¡Eso! tiraré con alguien mientras Souichi duerme pero… ¿y el bebé? ¡Méndigas excusas!– se reclamó Isogai dirigiéndose donde le pidió el dueño de sus confusiones– La futura madre ya está casada y muy enamorada del padre de su bebé– recalcó cansado de la misma charla de autocorrección–
– ¿Se le ofrece algo? Está como pensativo– dijo una enfermera con la que tropezó–
– ¡Ah si! Perdona, dile a la señora Samantha de Tatsumi que la habitación de su querido esposo ha quedado con seguro y no ha podido entrar desde hace un buen rato, que lo busque en la azotea. No voy a regresar hasta mañana, tengo asuntos pendientes– comentó Isogai con inusual circunspección– Que sea ella misma quien lo busque, ¿entendiste? El señor Tatsumi no desea ver a nadie que no sea su esposa, ya sabes–
– Comprendo, hasta mañana señor, gracias por informarme– formalizó la trabajadora–
– Hai, hai– contestó Isogai marchándose sin mirar atrás– Camina Isogai, camina, ni se te ocurra voltear a ver… ¿Y Souichi? ¡Demonios! Él tiene a su mujer. Lo dejé en buenas manos indiscutiblemente… ¿no?– meditó sacando su celular mirando un número telefónico– Me pregunto su aun estará en la ciudad y si frecuentará el bar donde solíamos vernos–
Mientras papi mami esperaba que su ayuda le fuese brindada, tío Isogai se iba a reafirmar su hombría y a corroborar que no amaba a nadie, ingresando a un bar de gente como él, con sus gustos y preferencias sexuales. ¿Y qué mejor manera de hacerlo que reencontrándose con una amiga de antaño?
– Hola querida, ¿De casualidad tu nombre es Kaede Morino?– preguntó Isogai con la seducción rebosante en sus ojos–
– Reconozco esa voz… y ése cuerpo– pensó la mencionada de grandes y expresivos ojos miel con el deseo oculto en su mirada– ¡Taichirou kun! Por lo visto la vida te sigue tratando excelentemente–
– Ni qué decir de ti, digna de la corona de miss universo– comentó riendo el Taichirou– Mesero, dos copas del más fino vino que tengan– solicitó con elegancia–
– ¿Viniste con alguien cariño? Porque yo me vine sola– dijo la mujer con doble sentido recargándose sobre una de sus manos en la mesa, mostrando el escote de su vestido rojo, y cruzando sin escrúpulos sus piernas, hizo tragar entero a Isogai, quien dándose aire trató de darle un ambiente más tranquilo a la situación… que a decir verdad, se calentaba desde antes de lo previsto–
– No has cambiado nada, tan fácil como siempre, de hecho la mayoría de las mujeres son así, caen rendidas ante una simple muestra de amabilidad, qué tontería. Es eso, o son meras excusas para acostarse con alguien… tal como mi madrastra… menos mal que no sucumbí ante ella- pensó el peli corto viendo cómo les servían el vino– También vine solo preciosa– sonriendo de medio lado, alzó su copa guiñándole el ojo– A tu salud–
– Cuéntame Taichirou kun, ¿te casaste? –
– No, mi alma no aguantaría la presión de un matrimonio– respondió con simpleza–
– Sigues siendo un libertino, ja,ja,ja. Pues yo si senté cabeza… como tres veces, ya ni recuerdo, en fin, todas fueron un fracaso. Decían que no aguantaban mis ganas exageradas de hacer el amor y se indignaban porque les era infiel, ¿quién los entiende? Mejor mi vida, ni se te ocurra casarte– aconsejó bebiéndose el elíxir fino de la copa cristalina, permitiendo, apropósito, que una gota resbalara de sus labios y se perdiera en su escote–
– Quería ser atento y caballeroso, pero hay mujeres que te lo ponen en bandeja de plata… ¿o de oro? Como sea, ¿no es esto bueno? Al menos se que mi amiguito no está dormido y que yo tengo mi mente libre del pequeño Souichi kun… sin embargo… ¿por qué siento que lo engaño? ¡No maldita sea! Saca esas ideas absurdas de tu cabeza– Seré directo y ojalá no te ofendas– susurró Isogai acariciando su rostro, pasando sus dedos por el cabello de la chica… y ejerciendo algo de fuerza, la acercó a él– ¿Te gustaría pasar la noche conmigo?–
– Tú si que sabes ser conciso, un hombre como tu es lo que yo necesito, eres el único que logra hacerme ver estrellas Taichirou kun– le aduló la divorciada regalándole un apasionado beso–
Al pasar varios minutos de toqueteos y agasajos, tío Isogai canceló lo consumido y casi sin despegarse de su ex compañera de universidad, salió del bar y se detuvo en el paradero de transportes aguardando que escampara la lluvia que daba inicio al goteo característico en el que muchos corrían escampándose. La gente les observaba con asombro, y los murmullos no se hicieron esperar:
– ¡Qué atrevidos! ¿no pueden hacer eso en privado? Por Dios santo ¿cuándo se vio esto en nuestra época?– alegó una anciana sentada justo frente a ellos–
– No mires eso Yonekuni– ordenó una señora cubriendo los ojos de su hijo–
– Taichirou kun, éstas personas… nos están viendo…– comentó Morino entre besos a su compañero de juegos–
– Quería mantenerte seca, ¿prefieres cruzar la calle e ir al parqueadero conmigo?– invitó Isogai con sarcasmo rompiendo el beso–
– No pierdo nada, vámonos cariño, extraño el sexo que tuvimos hace seis años cuando compraste ese lubricante con tu amigo Kurokawa– susurró la mujer a su oído con voz melodiosa, haciendo que Isogai la tomara de la mano y juntos corrieran hacia el medio que les ayudaría a llegar a la cima de su edén–
– ¡Qué locura!– exclamó Taichirou pagando la estadía de su automóvil– Súbete muñeca– pidió abriéndole la puerta del copiloto–
– Gracias– dijo Morino subiéndose al auto con lentitud para darle espacio de admirar sus voluptuosas curvas–
Finalmente, sin contratiempos dieron con un buen hotel en el que reservaron una alcoba matrimonial por una sola noche, tío Isogai ordenó servicio a la habitación en lo que Morino iba al baño.
– Adiós– se despidió cortésmente el Taichirou recibiendo la bandeja con los platillos ordenados cerrando la puerta depositándola en la repisa- Kaede, no te de…mores– sus ojos no pudieron abrirse más de lo que sus cuencas le permitieron, y es que no pensó verla con solo un sostén y unas brasileras dejando poco a la imaginación. No evitó relamerse los labios–
– Ven aquí tigrecito, no morderé a menos que me lo pidas– coqueteó Morino halándolo de la corbata, lanzándolo a la cama y tomando de la repisa una botella de chocolate líquido y espeso que les obsequiaron la destapó derramando el contenido sobre su propio cuerpo, subiéndose encima de su amante, incitándolo a devorarla–
– M-Morino– Isogai jadeó intentando levantarse–
– No mi amor, quédate quietecito y disfruta de la vista– aconsejó la mujer acariciándose con lujuria, desanudando la corbata de Isogai, desabrochando su camisa y lamiendo su torso con parsimonia–
– ¡Ohhh! Mujer, me enloqueces– gruñó sintiendo unas traviesas manos tocando su hombría– Si… así podré… darle fin a… ¡Mnhhh! Los sentimientos dementes que creí haber despertado por Souichi kun, pero… ¿está bien que lo deje solo? Digo, al bebé, que deje solo al bebé– no pudo continuar cavilando, pues un ir y venir de algo mullido apretujándose contra su virilidad le llamó a tierra– ¡Ahhhh! Sigue, sigue, Kaede. Qué delicia, me hacían falta tus atenciones, d-demo y tú… ¿quieres que hagamos el sesenta y nueve? ¿O alguna otra cosa?– propuso peinando las hebras de su liso y marrón cabello– ¿Q-qué hiciste tus gafas?–
– En mi cartera, las uso para ver de cerca ¿por?– cuestionó la mujer con rareza–
– C-colócatelas– Isogai le pidió alejándola con esfuerzo– ¿Qué carajo estoy haciendo y con qué intenciones le pedí eso? ¿Acaso quiero compararlos? ¿Comparar? ¿A quiénes? Ella es una mujer, y…– ¡Ahhh! Eres maravillosa en complacerme, siempre… has sido de las mejores–
– ¿Solo de las mejores?– preguntó apartándose de su compañero de cama, haciendo que de un momento a otro, éste soltara unas palabras en un arranque de excitación frustrada–
– ¡No te alejes! Eres la mejor y además mujer– dijo Isogai–
– ¿Qué cosas pasan por tu cabeza? Claro que soy mujer– siseó Morino– ¿Sabes qué? Hagamos como que no ocurrió nada, adiós– dijo yendo hacia el baño, mas un brazo la alcanzó y la aventó contra la cama–
– No malinterpretes las cosas muñequita, esto no se acaba hasta que tu ninfomanía y mis ganas queden satisfechas– explicó Isogai terminando de bañarla en chocolate e iniciando un festín en su cuerpo–
– ¡AHHHH! Muérdeme… así… Amo que lo hagas así– gimió sintiendo unos dientes traviesos mordisqueando cada parte de su cuerpo expuesta– Pero… te quiero aquí– susurró repelándolo y atrayéndolo hacia ella- Mételo en mi boca–
– Maldita diabla ¿tantas ansias tienes de tomarte eso?– preguntó Isogai desnudándose completamente, posicionó cuidadoso las caderas sobre el rostro de la mujer con las piernas a los lados, y colocando el miembro en su boca, fue aceptado con gusto–
– Mué...ve-te dentrou– como pudo, Morino suplicó tomándolo de las caderas–
– La persona… con la que estoy es una mujer muy parecida a… ¡No más!- se regañó Taichirou– Se parecen pero no son los mismos, ella tiene vagina, él tiene lo que yo, ella tiene senos y él tetillas… ella no se valora, es una… ¡Rayos! Souichi es un santo comparado conmigo y el baka de Morinaga… él durmiendo, tratando de descansar y olvidar la depresión que le atormentó desde que su amado se largó, Morinaga buscando a otro y yo… ¡Uhh! Perdóname, pero era la única manera de sacarte de mi mente, me siento un sucio traidor. ¡Basta! estoy con Kaede, no con ése tiránico Tatsumi, él es un hombre y yo soy heterosexual, sin embargo, pensar que si Morinaga le pidiera a Souichi kun hacerle lo que me hace en estos instantes Kaoru… ¡me enerva! Y no deja de dolerme sin saber por qué diantres–
Después de una sesión de excesivo ajetreo, tío Isogai coronó, como dicen los hombres mayores.
– ¡AHHHHH! AHÍ, MHHN RICOOO… NO PARES… NO PARES– gimió la peli larga apretando sus piernas contra las caderas del Taichirou–
– K-Kaede… Kaede… ¡Ohhhhh!– jadeó olisqueando la castaña cabellera, verla así, sudorosa, con los cabellos revueltos y las gafas puestas… fue una dura condena– ¿Qué tal se sentirá… estar con él? Morinaga kun prácticamente le mendigaba para que se acostaran, lo supe aquella vez que los vi por accidente– (véase tomo 3 capítulo 1) – También cuando hablé con ese chico… ¿Hiroto era su nombre? Y pensar que me dio la bebida aquella que desencadenó tan bella y trágica historia de amor entre un sempai hitleriano y su kōhai angelical– ¿Te gusta? No entiendo cómo tu hombre te dejó… eres… ¡Precio…sa!– ¿Qué estuve a punto de decir? ¿Precioso? Vete de mi mente Souichi, ¡fuera!–
– ¡Sigue Taichirou kun! ¿Uh? ¿Qué sucede?– preguntó Kaede–
– Me gustaría hacerlo por detrás como hace seis años– comentó Isogai observando sin hacerlo, con la mirada perdida– De acuerdo, tu ganas, ilusión de mierda–
– Ja,ja,ja sabía que me pedirías eso, en el bolsillo de mi cartera hay un tarrito de lubricante, lo coloqué en el estante del baño– indicó la mujer a su amigo, el cual, ni lento ni perezoso se levantó y acató lo aconsejado–
– Chiquilla sexosa, ni yo reparé en eso, ¿podrías voltearte? Preguntó Isogai subiéndose en la cama con el frasco–
– ¿Quieres engañarte?– escuchó el Taichirou que le dijeron–
– ¿Qué dijiste Kaede?– preguntó Isogai deteniendo cualquier movimiento–
– ¿Sobre qué? No he mencionado palabra alguna– dijo la mujer– ¡Apresúrate con los dedos onegai!–
– ¿Estoy perdiendo la razón? No Souichi, tu no mandarás a mi mente, estoy teniendo sexo con una mujer y si a ti te da la gana de hacerlo con un tipo idiota como Tetsuhiro Morinaga pues allá tu, yo si soy normal, maldito bisexual, o lo que seas. Me vale mierda, no me importa que a ti te haga lo mismo aquel sujeto de la especie que alguna vez te escuché jurar odiar a muerte… no interesa que ése te penetre mientras gimes sin control pese a tu tsunderidad– pensó Isogai viendo más expandida la entrada anal de su compañera de cama– Ahí voy… ¡Ohhhhh!– mordiéndose los labios, inició un vaivén de no parar en un buen rato–
– No concibo que unas mujeres odien… hacerlo por aquí, es igual o incluso… más excitante– expresó Kaede sumida en pasión mordiendo la almohada, extasiando a su amiguito sexual–
– ¿Te… gusta? Uhhh ¿Qué tanto bebé?– cuestionó Isogai entre gruñidos metiendo y sacando la fuente del placer de ambos, apretando sus ojos y acariciando el liso cabello de su amiga–
– Mucho, mucho, ¡Ahhh! Como… no tienes idea… ¡Auuuch!– dijo la mujer lagrimeando–
– P-perdona ¿estoy… siendo rudo? ¡Uhmm! Voy a intentar… hacerlo delicadamente– se excusó el peli corto disminuyendo las embestidas– Lo sacaré un segundo y…–
– ¡No lo saques baka! Debo admitir que se siente… increíble aunque duela– aseveró Kaede jadeando, con una mano sostenía la almohada y con la otra sujetaba como podía la cadera de su actual amante–
– Sonó tan Souichi esa frase… ¿qué tendrá ese sujeto que enloqueció al profesor que casi lo viola? Y no solo él… también atrapó a Morinaga en sus redes… ¡Ahh! ¿Serán esas caderas? ¿O será su cabello? Es hermoso… ¡Mierda cállate! Concéntrate en esto, que Souichi no… Souichi… ¡cuán afortunado fue Morinaga kun y no lo notó! Y pensar que ése tirano puede ser tierno cuando se lo propone… ¡Ahhh! Souichi… Souichi…– pensó Isogai besando con pasión el cuello de Kaede –
– ¡T-Taichirou kun! Taichirou kun… yo ya… ¡Ah! ¡Ah! M-me voy a…- avisó Morino–
– Yo también ¡Ah! Mnhh S… SOUICHI– gritó Isogai llegando a la cúspide de su éxtasis–
–… ¿QUÉ? Soy Kaede… y por lo que sé, ese nombre que dijiste es de hombre– escatimó la mujer con rabia– ¿Así no se llamaba el hermano mayor del novio de tu mejor amigo?–
– K-Kaede discúlpame, e-estaba…– pretendió excusarse el Taichirou saliendo de ella y acercándosele–
– ¡Aléjate! Yo pensé que seguías siendo un macho– reclamó Morino bajándose de la cama, recogiendo sus prendas del suelo caminó hacia el baño yendo por su vestido– Veo que me equivoqué, este mundo se está pudriendo de homos–
– ¿El mundo se pudre de homos? Yo no lo creería así, se pudre por gente como tu, que ve la viga en el ojo ajeno pero nunca en el suyo. Te crees perfecta y ni siquiera puedes mantener en pie un matrimonio, te precipitas tanto que no eres capaz de decir NO cuando estás insegura de casarte, POR ESO FRACASAS. Una última cosa– dijo Isogai bebiéndose de golpe la mitad de una botella de whiskey en las narices de la que fue su amiga– Un hombre no deja de ser macho por el simple hecho de amar a otro y una mujer no es más mujer acostándose con cuanto imbécil la trata bonito, una mujer será amada y valorada el día que se de a respetar empezando por hacerlo ella y demostrando a los demás su amor propio– soltó viendo como la chica ya vestida se acercaba estampándole puños en ambos extremos del rostro, se apartaba y se iba azotando la puerta– ¡Demonios! Mañana me levantaré con ambos ojos morados–
Tío Isogai se embriagó, rió como si fuera un niño, luego de rememorar acerca de lo que ha hecho o dejado de hacer durante su existencia, se bañó, se secó, y se vistió quedando rendido con el yukata puesto no sin antes colocar una alarma de encendido en su celular.
Levantándose con pesadez, apagó el aparato, se lavó la cara y se vistió tan rápido como sus cansadas manos le permitieron. Dispuesto a ir a ver a su deprimido tirano para mejorarle el humor, pero olvidó algo importante, y fue irse a cambiar la ropa del día anterior.
– ¿Señor me vende esas gafas?– preguntó Isogai –
– No están a la venta– dijo el comerciante–
– Por favor– pidió mostrándole un fajo de billetes–
–… – suspiró entregándoselas–
– Gracias– dijo Isogai pagándole y colocándoselas– Algo me falta ¡Exacto!- ¿Me vende un ramo de flores?–
– Lo siento pero esta tienda es de accesorios – precisó el trabajador– Al frente hay varias floristerías–
– Qué pena– susurró Isogai avergonzado– Gracias– dijo dirigiéndose al sitio aconsejado–
– ¡Muchacho raro!– exclamó el vendedor rascándose la nuca con una garra de oro–
Corriendo acelerado, y con su triunfo en brazos, tío Isogai se subió a su automóvil a ver a papi Souichi en el hospital. Justo al entrar a dicho lugar, una persona en el puesto de información hizo helar su sangre al reconocerla de espaldas.
– Buenos días señora, Me gustaría saber si Tatsumi Souichi aún se encuentra internado aquí– escuchó Isogai que alguien delante suyo, con cabello negro y destellos azules preguntó–
– ¿Tatsumi Souichi sama? Déjeme revisar, creo que…– la enfermera jefe, sacando un listado de pacientes indagó– ¿Con qué propósito? Y ¿quién lo requiere?–
– ¿Qué importa su propósito y quién sea si el señor Tatsumi no desea ver a nadie? Sobretodo a ti Morinaga kun– afirmó con rudeza el Taichirou– ¿A qué viniste? –
– Eso no le incumbe Isogai san, el asunto es de sempai conmigo… esperen ¿Y ESAS FLORES? ¿QUÉ PRETENDE?– inquirió Tetsuhiro incriminándolo del más grave crimen con solo mirarlo–
– Ah ¿esto? No es algo que te incumba– respondió Isogai atesorándolas como si del bebé que aun no nace se tratase–
– ¡Me incumbe y mucho!– refutó Morinaga– ¿Qué intenciones tiene con sempai?–
– ¿Qué no fuiste explícito hace tiempo? Te largaste como el peor de los cobardes, cual prófugo ¿Qué haces regresando como si nada? ¿Acaso encontraste tan rápido a quien sea que buscabas?– regañó Isogai con una paciencia de nunca acabar… o eso parecía–
– Yo… vine a preguntarle algo– respondió el menor ladeando su rostro con displicencia–
– ¿No te quedo claro lo que te dijo?– dijo Isogai con molestia–
– No tiene… nada que ver con lo que hubo entre nosotros, quisiera saber si Ryutaro le mencionó algo acerca de dónde o con qué persona iría… no logro encontrarle– expuso el de ojos verdes–
– ¡Ja,ja,ja,ja,ja!– se burló Isogai con ironía– Créeme que nadie tiene idea de donde se fue tu nuevo amorcito, te equivocaste porque Souichi kun está ocupado en mejores cosas, como nuestro futuro trabajo juntos en otra ciudad– mintió viendo cómo se desencajaba con cada palabra dicha, la cara de su interlocutor–
– S-sempai… ¿sempai se va? NO PUEDE SER, él no me dejaría… él me ama… y yo…– dijo Morinaga cubriendo sus ojos–
– ¿Tu qué? ¿Vas a llorar? Ni siquiera pienses hacerlo, Souichi se comportó terriblemente contigo, lo hizo, fue un maldito desgraciado que no merecía perdón alguno… ¡pero tú! que fuiste siempre un mejor ser humano que él, en lugar de darte a respetar te comportaste igual o peor, hazte un favor y no pierdas tu tiempo dándole espacios en tu mente y corazón a ése tirano que te lastimó… y tampoco lo hagas sufrir, ya pagó lo suficiente, ambos necesitan rehacer su vida con otras personas, basta de huirle a la felicidad. Déjalo ir, no te aferres a tu EX sempai si no crees ser capaz de perdonar lo que te hizo, no sabes cuánto nos costó a Samantha y a mi levantar su ánimo, por tu culpa cayó en una tremenda depresión– suspirando con pesar, Isogai prosiguió– Si aun te queda algo de cariño por él, no vuelvas a buscarle porque esta vez nadie podrá salvarle– murmuró cabizbajo–
– C-claro… ojalá sempai sea muy feliz, no lo dejen solo como lo hice, dígale que…yo aún…lo quiero, no como antes, pero algo se mantiene dentro mío, no se con seguridad qué es, sin embargo ése raro chispazo no me permite arrancarlo de raíz como desearía– dijo Morinaga sincerándose y echando a correr con lágrimas en los ojos–
– El raro chispazo que te lo impide: es el poder de la sangre… el secreto que siempre… los unirá– limpiando su rostro con la manga de su camisa, reanudó su andar a la habitación de su amigo–
– Disculpe, debo… avisar… primero que usted– dijo la señora anonadada con lo acabado de acontecer–
– ¿Escuchaste lo que hablamos?– preguntó Isogai sin voltear a verla–
– Por supuesto que no, pero al parecer él agredió bastante al esposo de mi jefa pues usted no le permitió ingresar a verlo– indicó la dama–
– Lo entendiste bien. Jamás, óyeme, jamás le des información de ninguna clase a ese sujeto ni tampoco le cuentes a alguien lo que acabó de pasar, ni a tus jefes– pidió Isogai perdiéndose de vista y entrando al ascensor que se abrió en cuestión de segundos. Sus piernas temblaban y sus dedos igual, lo corroboró al oprimir los botones, quizá se deba al haber ingerido alcohol y excederse, no tenía conocimiento de lo que le causara eso– De lo que tengo certeza es que no me arrepiento de haberle dicho sus verdades a Kaede y al baka de Morinaga kun… ¡Mira lo que me hace hacer ése chicuelo depresivo!– pensó riendo ladino– ¡Al fin!– dijo saliendo del aparato y yendo a la última habitación, tocó tres veces– ¿Eh? Generalmente me dice que siga, ¿le habrá pasado algo? No seas pesimista Isogai– se regañó abriendo– Veo que pudieron quitarle la llave a la puerta, je,je–
– ¿Otra vez tú? Creí que hoy descansaría de ti, eres molesto- soltó Souichi con fastidio dándole la espalda–
– Tengo que decirte algo importante– comentó con seriedad el Taichirou–
– Si es sobre Morinaga, guárdate…– dijo a medias el peli largo apretando la sábana y cerrando sus ojos–
– Hoy lo vi en la entrada del hospital, preguntó por ti– musitó con Isogai con notable carraspera en la voz–
– ¿QUÉ DEMONIOS? MALDITOS TRAIDORES– arrancando a llorar, Souichi sujetó sus cabellos en señal de desespero– LES DIJE QUE NO QUERÍA VERLO. YO ME VOY– se sentó en la cama y se descobijó con rapidez– Llamaré… llamaré a Samantha, no dejaré que me vea así, Morinaga no me va a desc…–
– Le dije que se fuera– cabizbajo, Isogai le tomó la mano con delicadeza– Tranquilo ¿si? No soy un monstruo, se por lo que pasaste y debido a eso le dije sus verdades, no te preocupes, Morinaga no volverá a perturbarte, me lo prometió–
– ¿Así sin más?... – Souichi suspiró– Veo que tienes un poder de convencimiento infinito– ¿Qué tanto le dijiste?–
– Nada que no fuera cierto– contestó el peli corto– Que a pesar de que lo hiciste sufrir él se comportó igual o peor. Ésas cosas que le dice una madre al ex yerno para que deje de lastimar a su hijita preciada, je,je,je– antes de que Souichi le refutara, Isogai se adelantó– El muchacho accedió, me pidió que no te abandonara… y que te diera esto– enseñando la mano que tenía oculta colocó el ramo sobre el regazo de su amigo–
– F-Flores… ¿ES ENSERIO? Ése sujeto…– Souichi las apretujó con sus dedos y las aferró a su pecho acariciando su vientre– Parezco una colegiala ridícula de esos mangas shojo… Este es el adiós definitivo ¿no Morinaga? JA,JA,JA,JA MUÉRETEEEEEE– arrojándolas al piso les lanzó lo que tuvo a su alcance, vasos de agua, medicamentos… hasta que alguien le paró–
– ¡No más Souichi kun! él rehará su vida, no te quedes atrás, enamórate de alguien que te valore, que te haga feliz y no te haga llorar ¿no tienes a Samantha? Es tu esposa– siseó Isogai afanado en hacerle entender– Pero por favor no te trates así, no te autolesiones porque así no lo creas… nos lastima verte en ese estado lamentable y degradante–
– ¿Autolesionarme? Ni que me cortara las venas o fuese un suicida– se defendió el rubio–
– No me refiero a eso sino a tu desgano, antes preferías ser atravesado por mil agujas que quedarte encerrado sin hacer nada productivo. Hay que dominar las emociones Souichi kun– expresó tocando su abultado vientre– Hazlo por él o ella, si no estás bien sentimentalmente, tus defensas decaerán y la salud de ambos también. ¿No que eres un hombre fuerte y rudo? ¡Adelante tirano!– le animó–
– ¡Bah! No tengo a nadie, miénteme si la gente no me odia en esta cojuda ciudad– discutió el Tatsumi–
– Que te valga madres el resto, tus familiares te aman, Samantha igual y yo… te a-aprecio muchísimo– reveló Isogai yendo por unas señoras de limpieza para recoger el desorden ocasionado por el menor–
Cuando éstas terminaron, se fueron sin decir nada, sobraban las palabras en aquella habitación.
– ¿Que te dejó Morinaga? ¡Que se vaya! Nos tienes a nosotros, jamás de los jamases te vamos a dejar, al menos yo no ¡Tendrán que matarme!– profirió Isogai ayudándolo a levantar de la cama –
Pasmado, papá Souichi se recostó en la baranda de la camilla y retomó su llanto.
– ¿Ahh? No llores, ¿qué te traigo? ¿Qué te falta?– preguntó Isogai secando sus lágrimas con un pañuelo– Es como un niño–
– No… es eso… es que… Son tan buenos conmigo y… ¡Malditas hormonas!– exclamó Souichi limpiando los rastros de agua salada sobrantes– Gracias por todo Isobaka, ¿cómo puedo pagarte lo que has hecho?–
– Con un abrazo me basta… Por el momento– dijo Isogai sin mencionar la última frase–
– B-bien ¿Qué esperas? Si te abrazo yo me sentiré como esas viejas chillonas de las nov… ¡No abuses!– reclamó el menor intimidado–
– Ja,ja, perdona, mi sobrino y tu están abrazables hoy. Qué sorpresa, tu cabello está sedoso– dijo Isogai cambiando de tema–
– Lo ha sido siempre… un segundo…– empujándolo de totazo, sempai hizo una mueca indicando repulsión– O eres tu, o tu ropa huele a burdel–
– ¡Diantres! sabía que había olvidado algo, je,je,je– rio Isogai con nerviosismo–
– Buenos días So…– atónita, Samantha cerró con dificultad la puerta– ¿Y ese milagro? Pensé que tendría que obligarte a levantar. Antes de que digas algo grosero u ofensivo, quiero decirte que nos vamos a hacer nuevamente la ecografía–
– ¿Ehhh? Ya me tomaste una recién– alegó sempai–
– Fue hace tiempito– replicó la oji azul– Cuando casi no tenías barriga, ja,ja,ja, veo que éstos seis meses te han sentado bien, mira que estás cambiado- acariciando su rostro con dulzura, Samantha alejó los reclamos internos que le hacían ver lo mal que estaba la acción que realizaría. Acercándose a su esposo de título, le dio un beso que reprimió meses atrás– A pesar de que seas mi hermano y tu corazón ya tenga dueño… no dejo de amarte Souichi, mi Souichi, temo algún día perder la razón y cometer alguna estupidez de la cual me arrepienta, pero de esto nunca, al menos tengo tus labios aunque no pueda hacer el amor contigo y deba conformarme con tu compañía vacía de sentimientos maritales–
– ¿Qué sotretas? ¡Samantha! No me… confundas, ¿no era prohibido lo nuestro? ¿Qué pretendes con esto?– pensó sempai con sus ojos entrecerrados–
– ¿Por qué me duele tanto presenciar esto? Definitivamente me voy a acabar lanzando de un quinto piso si el cosquilleo que me agobia al estar cerca de ti continúa, al fin y al cabo yo soy heterosexual, y tu… también, además, tu corazón ya tiene dueño… ¿o dueños? ¡Da igual!- caviló Isogai con fastidio– Iré por algo a la máquina expendedora– con el orgullo herido, comprobó que la pareja le ignoraba–
– Anda, tómate esta botella de agua, en unos minutos vamos a ver el crecimiento de tu bebé– dijo Samantha abrigándolo con la chaqueta que Isogai dejó colgada–
Al otro extremo de la habitación, ya se encontraba papi Souichi recostándose con ayuda de Samantha en la camilla para la ecografía que se le iba a realizar.
– Que incómoda sensación, aun no me acostumbro a ella– pensaba el ojos miel mordiendo sus labios al ser empapado su vientre con el gel conductor–
– Perdón ¿llego tarde?– preguntó Isogai corriendo hacia ellos no sin antes haber cerrado con seguro la puerta–
– No, justo íbamos a comenzar– respondió la doctora conduciendo el transductor en el estómago del chico de gafas– ¡Miren, miren! Éstas son sus manitas, observen cómo se han ido formando los pliegues, ahí estarán los dedos, esperemos un poquito y veremos su cuerpecito formado completamente… aun no puedo creer que no haya dejado ver su sexo, ¿por qué tan pudorosa o pudoroso?– cuestionó riendo en son de broma–
– Ha de ser mujercita, o un hombrecito tsundere desde que no se deja ver– comentó Isogai admirado de los constantes movimientos del chiquillo, no entendía las emociones que le embargaban, el pecho le retumbaba por la nostalgia de lo que el destino le arrebató y le regresó indirectamente, pues ése no era fruto del amor suyo y de alguien, era fruto del amor de un alguien y otra persona, pero no podía evitar apretar con pasión la mano de su amigo en un arranque de alegría ininterrumpida–
– Dile hola a tu mami, nene– alentó la médica dirigiendo de lado a lado el aparato–
– ¿CUÁL MAMI? ¿ESTÁS EBRIA? Soy un hombre– refutó Souichi a su esposa de título, mas dirigiéndose a su hijo, ordenó– Escúchame intruso o intrusa, tu Okasan es ésta señora de cabello negro con destellos azulados ¿oíste? Tengo presente que a estas alturas tu memoria ya está funcionando así que no lo pases por alto o te haré estudiar como mula- Aunque eso lo haré si o si– Como sea, no me vayas a hacer quedar mal en la calle, YO SOY TU ÚNICO PADRE y no tienes otro más– dijo receloso– ¿ESCUCHARON? Ni se les ocurra contarle de esto a nadie y mucho menos abran la boca cuando los años pasen–
– De acuerdo– contestaron al unísono–
– ¡Vaya! Frunció el ceño y los latidos de su corazón incrementaron, trata de ser dócil mientras le tengas en tu vientre, tu embarazo es delicado Souichi– regañó levemente Samantha apartando unos mechones del bello y ensombrecido rostro de su marido–
– N-no puedo, es mi personalidad– defendió el menor aturdido–
– ¿Te sientes mal? Dame un segundo, apagaré la máquina– dijo Samantha parando su mano, sin percibir un constante revoloteo en la pantalla y el sonido de ciertos hipidos provenientes del ser no nato–
– No es eso, es que es raro, ¿por qué se mueve así? ¿Le pasa algo? No entiendo esas pequeñas vibraciones y sonidos que llegan a mis oídos y percibo ¿acaso me estaré volviendo loco?– susurró sempai con preocupación–
– Ahhh, ya veo, no es que estés enloqueciendo, Isogai san y yo también escuchamos de lo que hablas, es tu bebé no te sorprendas, dile cosas lindas, cántale, lo que te nazca porque va a acompañarte hasta el final de tus días o… el suyo– dijo Samantha con tristeza–
– ¿De qué hablas? Va a vivir y nos va a ver envejecer– respondió Souichi con cierta intranquilidad–
– Aprovecha a tu hijo o hija, cuando crezca casi nunca le verás y serás tu quien ruegue por su atención, además, no tenemos la vida comprada y esta nos puede cambiar de la noche a la mañana– aconsejó Isogai apoyando a la mujer de preciosos ojos azules. El sonido de un celular les interrumpió–
– ¿Quién ser…?– Samantha calló al leer en su teléfono el nombre del destinatario– Denme un segundo–
Saliendo del cuarto, pendiente de que no fuese observada, se acercó a la azotea en la que oprimió la tecla verde de su celular para contestar.
– ¿A qué debo el honor de tu llamada? Pensé que no nos contactaríamos de nuevo– dijo Samantha con susto disfrazado de fastidio–
– Sami, Sami, Sami, doctorcita macabra, parece que no has entendido que no puedes borrar tu pasado y que un paso en falso jodería tu puta existencia en milésimas de segundo. ¡Ahora escúchame joder! Dile al mechudito marido tuyo que me devuelva a Ryutaro, porque por Diosito santo que le mato a toda su familia si no lo hace, dile que les hice una visita en Fukuoka, no de cerca pero los voy conociendo y puedo asegurarte que los Morinaga serán exterminados uno por uno si no me devuelve a mi trabajador– advirtió el hombre del otro lado de la línea–
– ¿P-perdón?– no cabía de la sorpresa ante tal amenaza, dudaba si era por las crudas palabras recibidas o si era por la confusión de oír mencionar a los Morinaga, y sin quererlo, cometió un error del que se arrepentiría– ¿Qué tiene que ver esa familia con mi Souichi?–
– ¿Quién demonios es ese? ¿qué tu marido no se llamaba Tetsuhiro Morinaga?– cuestionó con fiereza–
– Barájamela despacio, claro que no es ese su nombre, así se llama su ex kōhai, ése es el tipo con el que tu prostituto se acostó, a Souichi no lo metas en ese problema, busca al verdadero Tetsuhiro Morinaga porque te equivocaste de persona– aclaró la mujer con rabia–
– ¿Cómo? Mis hombres y yo agredimos a tu marido aquella vez confiados en lo que éste nos dijo, lo que no comprendo es… ¿para qué se hizo pasar por el tipo ése si sabía que lo iban a matar? Sami, sácale la información que sea a tu esposito, si no lo haces tu por las buenas, nosotros lo haremos por las malas a pesar del juramento que tenemos. Y descuida linda, sabemos que se salvó de la paliza que le dimos, ésta vez no caeremos ante ninguna mentira– advirtió el maleante a la atónita dama, colgando–
– Dios mío ¿en qué lío nos metimos? Ése Morinaga… de los hombres habidos en Japón tuvo que enredarse con el peor aconsejado, ÉSE ERA INTOCABLE, ¿Qué tendría en la cabeza ese bastardo? Con dificultad recuerdo el final de los que intentaron salvar a Ryutaro de ese bajo mundo, eran descuartizados, algunos eran torturados antes, durante su fallecimiento y violados aun después de muertos, luego los rezaban, me consta que sus almas sufren todavía la peor venganza, ni siquiera con perecer pueden descansar de esos desgraciados. Es un milagro que yo pudiese salir viva de ahí, pese a la suciedad y pecado empapando mi cuerpo y mi espíritu, logré ser libre– reflexionó la mujer con el miedo reflejado– ¿Qué hago? Souichi tiene que saber lo que puede ocurrir, sin embargo no le diré lo que presencié ni cuánto me he involucrado con esos malandros, a fin de cuentas, de algo ha de servir que me consideren su hermana– se animó regresando a la habitación última del hospital, en la que se hallaba su ex amante y actual amigo–
– ¿Qué te hiciste? Me estaba molestando que te fueras como si nada, ¡Oe! ¡Samantha!– llamó Tatsumi al verse ignorado–
– Te está hablando, Samantha san– acotó Isogai viendo a la mujer ausente apagar la máquina y retirar con un paño el líquido del estómago de sempai–
– Te fuiste y ahora vuelves haciendo de cuenta que no estamos acá, ¿estás…?– iba a decir el de pelo largo–
– YA CÁLLENSE, TARADOS– gruñó la mujer aguantando las lágrimas– Alístate, acá tienes ropa de calle un poco más holgada, hoy empieza tu curso–
– ¿Curso? ¿Qué curso? No se a qué te refieres– dijo Souichi temiéndose algo que no le gustaría experimentar–
– ¿Te refieres a la preparación para el parto? ¡Qué ternura!– exclamó Isogai sonriente–
– ¡No jodas! No necesito esas maricadas para afrontar el ser padre, no me creas pendejo– recibiendo las prendas de vestir y de aseo personal, se encerró en el baño dando un portazo–
– Me parece que no le gustó la idea– comentó Isogai con inocencia fingida, indignando a la mujer–
– ¿Siempre eres así? Es obvio que la idea le disgustó– exclamó con fastidio la doctora, provocando una estúpida risita, mas sin duda, las frases dichas por el mencionado, la descolocaron –
– Pongámonos serios doctora Matsuda. Yo evidencié algo que no me agradó ni me causó gracia justo antes de que Morinaga partiera ¿recuerdas lo que te dije hace unos meses? Por desgracia, constantemente me estoy enterando de cosas que no habría deseado y voy a tener que hacer algo al respecto si no me sacas de dudas– siseó Isogai con insinuaciones–
– ¿D-de qué hablas? no estoy ocultando nada– refutó la peli oscura–
– Del beso que le diste a Morinaga, te daré unos días para que refresques tu memoria, pero si no me dices un argumento creíble…–
– No le digas a Souichi, por favor– suspiró Samantha manteniendo la calma–
– ¿Que no me diga qué?– preguntó el susodicho a sus espaldas–
– ¡Souichi kun! Qué sorpresa, nos descubriste– dijo con pesadez el Taichirou, haciendo latir a borbotones el corazón de Samantha– Te lo diré ya que no me gusta ocultarte cosas–
Éso fue todo por el momento, ojalá haya llenado sus expectativas. Espero ver sus valiosos y respetuosos reviews. Agradezco mucho que sigan leyendo mi fic. *-* Hasta la próxima.
