Disclaimer: Los personajes aquí representados son propiedad de J.K. Rowling (Salvo Petunia Prince Potter que es de mi creación)
Este fic participa en el minireto de septiembre para La Copa de las Casas del foro Provocare Ravenclaw
Este relato se encuentra situado en el universo de La Llamada del Elegido
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Y allí estaba, en lo alto de una colina, preparada para saltar y dar vueltas hasta llegar al río que fluía tranquilamente al pie de la elevación. A su lado, Prince ya estaba acuclillada para saltar. Ambas se dejaron caer por la gravedad y rodaron cerro abajo. Luna siempre disfrutaba de aquellos juegos tan simples; no había encontrado nada más divertido que dejarse caer por aquella pendiente. Y, en los días de verano, era refrescante acabar bañada en el agua del río.
Rodar. Rodar. Rodar. Frío repentino. Se dejó llevar por la corriente. Sabía que aquel río terminaba cerca de su casa. Le gustaba ir allí a pescar. Con un poco de suerte a lo mejor lograba llevarle la cena a su padre. Y, entonces, algo le tiró del brazo y Luna tuvo que levantarse. Prince le señalaba el cielo. Dos lechuzas bajaban en picado hacia ellas.
Minutos después, ambas estaban abriendo sus cartas mientras saltaban y las lechuzas se marchaban. Luna estaba excitadísima, había oído tanto de Hogwarts que recibir aquella carta era lo más parecido a tener a su madre de vuelta que tendría nunca. Rió al ver que el destinatario iba dirigido a Luna Lovegood nadando en el rió. Leyó la carta diez veces antes de abrazar a Prince. Estaba tan feliz que la beso y se alejó corriendo rumbo a su casa mientras agitaba la carta en su mano.
Su cabeza ya estaba creando grandes salones adornados por grabados antiguos, largos pasillos iluminados por antorchas y altas torres que desafiaban a la gravedad. Se veía aprendiendo cientos de miles de nuevas e interesantes cosas que no sabía. Aprendería todo lo que pudiera por imposible que pareciera. Sería el orgullo de su madre. Luna sería una gran alumna. Lo había decidido.