Hace mucho tiempo, una amiga me dijo que no hay que leer el final de un libro antes que el principio. Pero, siempre me ha gustado saber cómo termina todo antes de que empiece, para ver si me interesa o no. Claro que hay ciertas historias que uno desea que no se terminen nunca, y otras, que ojala nunca hubieran empezado. Yo pienso que esta es una de esas últimas… no sólo por saber el final, sino que, también, por vivir ese final…
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Las puertas de la sala se abrieron. Una mesa larga estaba en la mitad de esta con seis sillas. Un ventanal iluminaba el lugar. El Sol iba acercándose al horizonte. Había un gran mapa de Tokio en una pared, y en la pared del frente un mapamundi. Cuatro personas estaban sentadas en el lugar en silencio, y lo único que se escuchaba era el sonido del tictac del reloj. La persona que recién había entrado se sentó en la cabecera de la mesa dando la espalda al ventanal. Sin levantar la mirada se dirigió a los presentes.
-Espero que hayan cenado bien. Volviendo a nuestros asuntos, tenemos que sacar los porcientos de cómo vamos con alimentos, medicina, armas y varios. Comencemos con los "varios". ¿Hisaka?
-Eso es discriminación- murmuró el hombre ordenando sus papeles ofendido, con su cabello en punta, canoso y barba de varios días- Estamos bien para un par de semanas más. La Muralla ha aguantado bastante bien estos meses pero, frente a un ataque serio y a los daños que queden, no tenemos piezas extras. También hablando de armamento, estamos llegando al límite.
-Además de que los militares están cada vez más fieros con sus ataques-
-Exacto. Haruka ¿Has avanzado con tus investigaciones?
-Lo mínimo. He logrado que a los zombies que tengo en mi estudio, al aplicarles una de mis pruebas controlen un poco más su ansiedad y bajen sus instintos asesinos… pero sólo un poco.
-Algo es algo. ¿Nijima?
-Estamos llegando a nuestro límite de alimento para este mes. Hemos usado la misma cantidad que el mes pasado, pero gracias a que algunas parejas tuvieron hijos y tenemos nuevos habitantes, necesitaremos alimento especial para ellos.
-Importante. Vamos a tener que salir a abastecernos con todo esto. Sasazaki, necesitaremos tres grupos. Ocupa el armamento B, y utiliza a la mayor cantidad de personas. Lo haremos rápido, así los militares no tendrán ninguna oportunidad de encontrarnos desprotegidos, al igual que los zombies. Aquí es donde entras tú Tainaka, necesitaremos que…
-Eh, Iwasaki- lo interrumpió Takato
-¿Qué?- contestó el hombre, quién se había quedado con la idea en la mano. No le gustaba mucho que lo interrumpieran.
-Tainaka no estás-
Hubo un silencio en la sala. El reloj se volvió a escuchar, marcando 10 minutos desde que fue la hora citada a esa reunión. De repente se escuchó el arrastre de una silla, dejando a los presentes con el corazón en la mano. Si había algo que Iwasaki Hiroshi no podía soportar, era la impuntualidad.
-¡TAINAKA!- gritó con ojos de fuego el pequeño gigante mientras salía de la sala haciendo que los vidrios temblaran.
-Y aquí vamos de nuevo- dijo con tono de aburrida Momo, apoyando su cabeza en su mano.
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-¡Sí! ¡Y así es como creo un nuevo record!-
-Estoy orgullosa Jun, un gran día para ti-
-Por supuesto… y deja de ser tan desagradablemente engreída. Que tú tengas una puntería privilegiada no significa que debas burlarte de los seres inferiores.
Azusa y Jun estaban en la sala de tiro que se había creado en el subterráneo del Park Hotel Tokio. Había un par de personas más aparte de ellas dos en las otras cabinas, haciendo que el lugar estuviera bastante ruidoso. Las dos estaban usando pistolas comunes y corrientes, pero con balas creadas por Takato especiales para prácticas. Las peligrosas eran usadas sólo para enemigos, sean zombies o militares.
-Haber ¿Cuántos has fallado?- le preguntó Jun desafiante a Azusa, quién apuntando nuevamente hacia el muñeco que estaba bastantes metros lejos de ella, con varios agujeros en el centro- yo siete de veinte
La pelinegra disparó, dándole exactamente al centro de muñeco.
-Con esa van cero de treinta- dijo con una sonrisa de satisfacción, mirando a su amiga.
Una nube negra se posó sobre Jun, llena de rencor y vergüenza.
-Eres una persona horrible- murmuró.
-No, yo practico- dijo sacándose las orejeras que usaba por el ruido de los balazos- esa es la diferencia. Además, aún no sigues los consejos que te doy. Afirmar la mano bien cerca del…
-¡Ah, como sea! Igual es frustrante-la interrumpió derrotada Jun echándose sobre la mesita que tenían enfrente para dejar los cartuchos y las armas- Deberías dedicarte a tocar la guitarra, así por lo menos alegras el lugar.
-¿Qué pasa, Suzuki?- le preguntó Fushida Jaken burlón desde una de las cabinas de al lado- ¿Tan mal te va en puntería?
-Mira quién habla- le contestó la chica irritada, mirándolo con el ceño fruncido- el que perdió tres balas frente a zombie a solo un metro… ¿y quién corrió en tu auxilio?
-Golpe bajo- dijo el chico sonriendo, sacándose las orejeras
-Yo me sentiría avergonzado- dijo Furumura Jushiro poniéndose al lado de Jaken, mirándolo divertido- incluso, para usar unos anteojos para que cueste reconocerte
-Mejor una bolsa-
-Una de basura, con dos agujeros-
-Y un cartel de "looser" en la espalda-
-Ya ya, muchas gracias- dijo el chico con un dejo de enojo, pero aún sonriendo
Los otros dos reían a boca abierta. Azusa sonreía divertida.
En eso escucharon que la puerta del lugar se abría estruendosamente haciendo que todos los del lugar saltaran por el susto. Miraron al mismo tiempo a la persona que entraba, y era nada más y nada menos que Iwasaki Hiroshi. El problema era que no venía, al parecer, en paz. Su mirada era siniestra, y sus músculos estaban tensos. Algo les dijo que no estaba de humor. El hombre caminó rápidamente por el lugar en dirección recta hacia los cuatro, los cuales temblaron al verlo. Eso sí que no era bueno.
-¡Que- qué onda, jefe!- le dijo nerviosa Jun levantándole la mano en señal de saludo- ¿Vino aquí a practicar un poco? Si es así, Azusa-chan y yo no tenemos ningún problema en darle un poco de privacidad…
-Exacto, exacto- asintió Azusa aún más nerviosa que su amiga. El hombre se había detenido justo frente ellas, imponiendo su estatura, su autoridad, y su rabia contra ellas.
-Nosotros estamos en las misma, ya nos vamos- dijo Jushiro tratando de parecer tranquilo y ya caminando hacia la puerta, con Jaken haciendo lo mismo.
-¿Dónde está Tainaka?- murmuró como si fuera una voz proviniendo de ultratumba, espeluznante. Puso sus gigantescas manos en los hombros de los dos hombres, poniéndoles todos los pelos de gallina.
-¿Ri-Ri-Ritsu-sempai?- tartamudearon las dos chicas
-Sí… ella misma- dijo con voz aún más profunda, encorvándose para acercar su sombrío rostro con una venita en su sien hacia las chicas. Su mano comenzó a apretar el hombro de Jushiro y Jaken, estrujándolos.
-Eh-eh-eh… Fue a enseñarle a manejar a Ui junto con Tatsuya-kun- murmuró Azusa, con muchas gotitas de sudor en su rostro pálido.
-Se fue…- murmuró para sí el hombre.
Iwasaki Hiroshi se enderezó, mirando a las dos chicas. Lo sombrío y peligroso se había ido de su rostro, para alivió de las dos. Jushiro y Jaken ya no sentían sus brazos.
-Muchas gracias por la información, pueden seguir con su práctica-
Se dio vuelta, soltó a los dos hombres y de un segundo a otro, con su mano golpeó una de las paredes que dividía las cabinas de tiro, echándola al piso, casi destruida por completo. Salió de la sala relajadamente, dejando a los presentes con el corazón en la mano por la escena.
-Me preguntó si el de verdad no ha sido mordido por uno de esos zombies- comentó Jun viendo el destrozo que su líder había dejado.
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El mundo había cambiado bastante ese año que habían pasado desde que el virus comenzó a expandirse. Los sobrevivientes que quedaban en Tokio se dividían en dos grupos: Militares y Opositores. ¿Por qué? Era un misterio para los Opositores, así que solo se preocupaban por no morir a manos de ellos y de los zombies. El número de Opositores había aumentado hasta unos trescientos porque habían encontrado a varios sobrevivientes alrededor de Tokio, y en otras ciudades cercanas. Ningún conocido.
Durante esos meses habían hecho del Hotel un lugar más seguro en contra de los zombies. Habían levantado una muralla de seis metros alrededor del edificio, dejando varios metros entre la pared y este. Además, habían usado algo muy parecido al dispositivo que fue encontrado en una de las batallas más terribles que tuvieron contra los zombies, y lo dejaron a un kilómetro más o menos alejado del edificio hacia la costa. Así los zombies se concentraban en ese lugar, dejando al hotel mucho más despejado.
Muchos de muertos vivientes caminaban sin rumbo alguno por las calles de Tokio, siendo día o noche. Sólo les llamaba un poco la atención un auto que pasaba por las calles no a mucha velocidad. Lo bueno era que los infectados se interesaban en él sólo cuando estaba cerca, al pasar y dejarlos atrás, perdían las ganas de seguirlo y continuaban con su eterno camino hacia ningún destino.
El auto pasaba cerca de la costa, y se podía ver el Sol cerca del horizonte. Se veía el rastro que dejaban sus rayos en el mar, creando una vista hermosa, pero que desgraciadamente ningún ente que estaba ahí lo disfrutaba… excepto las tres personas que se encontraban dentro del vehículo, el cual recién se había estacionado casi al frente de un mirador.
-Sí, si no fuera por el casi, hubiera quedado perfecto- se escuchó la voz de un chico saliendo del auto, de aproximadamente 20 años, pelo negro y con rastas afirmado en un cintillo. Tenía ojos de sueño, pero no quería decir que lo tuviera, así eran- Estuviste a 30 centímetros de la acera.
-¿A treinta? Pensé incluso que me subiría a ella- dijo una chica saliendo precipitadamente del auto, con el color de pelo castaño amarrado en una coleta y dos año menor que él. Miro el espacio que había entre las ruedas del auto y la acera. Un gran espacio- Oh, es cierto.
-El truco es pensar que el espacio es más grande de lo que crees- le dijo animadamente Tatsuya poniendo su mano en su hombro- así te estacionarás perfecto.
-Y será así también como chocarás- dijo la voz de otra chica quién ya estaba afuera del auto y afirmada en la parte delantera de este. Tenía el pelo corto y suelto, y un largo flequillo caía por su rostro- Sólo es cosa de costumbre Ui, en un par de meses serás casi tan buena como yo.
-¡Ja! No me hagas reír- dijo burlonamente el chico acercándose a Ritsu- En estos días cualquiera se puede llamar buen conductor…
-Sabes que te patearía el trasero si hacemos una carrera- le dijo Ritsu amenazadoramente, sin moverse de dónde estaba- Lo he hecho, y lo volvería a hacer.
-¡Eso es una mentira! ¡Ui! ¡¿Cierto que ella izo trampa el otro día?!- exclamó Tatsuya con una venita en su sien mirando a la pequeña Hirasawa y apuntando a Ritsu como si fuera culpable- ¡Tomó una atajo!
-¡No es verdad, un Charger comenzó a seguirme! ¡Ui, apóyame!- le dijo la castaña mirándola con la misma mirada de Tatsuya. Parecían dos niños peleándose por quién subiría al asiento de copiloto para el viaje
-Eh… No me involucren en esto- dijo Ui echándose para atrás y moviendo las manos incómoda
-Lo estás porque fuiste tú quién me pidió que te enseñara a manejar- le dijo Ritsu
-La verdad… es que le pedí a Tatsuya-kun, y tú te colaste Ritsu-sempai- dijo Ui con su mano en el mentón, recordando aquel día. Para ser exactos, dos días atrás.
-Y así es como caes COMPLETAMENTE derrotada, Tainaka-san- dijo triunfante Tatsuya poniendo su mano en la cabeza de la chica.
-Lo siento- sonrió nerviosa Ui- Pero bueno, aprovechemos de ver el atardecer, aún tenemos tiempo…
En eso, se escuchó un aullido, y varios murmullos alrededor. Los chicos miraron alertas hacia los lados, y vieron como varios zombies se acercaban a ellos. Todos con sus bocas ensangrentadas, sus cuerpos podridos y malolientes y sus ojos amarillentos, sin ninguna pupila. Todos con una eterna sed de hambre.
-Ups, no creo que podamos Ui, será para otra ocasión- dijo Ritsu, y se subió al asiento trasero, al igual que Ui y Tatsuya.
-No no, tú manejas- dijo el rasta a la pequeña Hirasawa subiéndose antes que ella en el asiento del copiloto
-¡¿Qué?! Pero, pero, los zombies…- comenzó a decir la chica, horrorizada y nerviosa por la sola idea de la tensión que sería manejar con zombies siguiéndolos.
-Es parte de la practica- le dijo sonriendo el chico, una sonrisa bastante burlona- Si pasas esto, te daré tu permiso para conducir oficial.
-Pero-pero-pero-
-¡Ui, si no nos damos prisa, de seguro que nos alcanzan!- le grito desde adentro Ritsu, golpeando el asiento del conductor para que se diera prisa.
-Eh… está bien-
Con sus manos sudando, Ui se subió al auto, y prendió el motor. Los zombies aumentaron el paso, dando gemidos que estremecían la piel.
-Ahora, tranquila, sabes lo que tienes que hacer- le dijo relajado Tatsuya, echándose para atrás con el asiento y golpeando "sin querer" a Ritsu en las piernas- Oh, lo siento
-Que desagradable eres…- murmuró la chica con lágrimas en los ojos. Le había pegado en una parte sensible de la rodilla.
El motor comenzó a andar, quizás demasiado lento para un momento así. Los zombies estaban solo a centímetros de ellos.
-Quizás Ui, no deberías estar tan tranquila- dijo Tatsuya, cerrando (solo por precaución) la ventana- Pon primera, embrague a fondo y acelera un poco. Luego acelera hasta el fondo y saca el embrague.
Ui izo lo que Tatsuya le dijo, y justo cuando uno de los zombies había puesto sus manos sobre el capot, el auto aceleró rápidamente, aplastando al zombie.
-¡Woooho! ¡Así se hace, Ui-chan!- gritó Ritsu entusiasmada mirando hacia atrás para ver los restos del zombie.
-Jeje… me encanta cómo funciona el parachoques- dijo Tatsuya echándose nuevamente hacia atrás para disfrutar del viaje, relajado.
Estaban en una camioneta 4x4 montero de color rojo oscuro, y con un parachoques hecho para dar un agradable paseo por la ciudad infectada de zombies. Era grande, firme y duro, y destrozaba a quien quiera que se cruzara por delante. Así que se llevaron a varios zombies por el camino con él, dejándolos en el suelo.
-Y-y… ¿para dónde vamos?- tartamudeó Ui, quien estaba tiesa afirmando el volante y sin siquiera pensar en desviar la vista del frente.
-Quizás volvamos, así podemos ser los primeros en la fila para cenar- dijo con una amplia sonrisa Ritsu, pensando en la comida.
Ui disminuyó un poco la velocidad para doblar en una esquina que los llevaría hacia el hotel, y a los tres se les paró el corazón al ver que había en esa calle. Tres autos estaban en la mitad de esta, y había un gran grupo de personas fuera de ellos, con armas y todos vestidos igual de negro con verde oscuro… y apuntándolos.
-¿Pero qué…?- exclamó Tatsuya yéndose hacia adelante para ver ese espectáculo.
-¡Militares!- gritó Ui, entrando en pánico al ver que se dirigían derecho hacia ellos.
-¡Mierda, dobla dobla!- le gritó Ritsu levantándose de su asiento hacia adelante y tomando el manubrio por encima de Ui.
Dobló bruscamente sin disminuir la velocidad hacia un callejón justo frente los militares, chirriando las ruedas y casi dando vuelta el auto. Las personas que estaban en los autos comenzaron a disparar, pero al parecer se habían sorprendido por el cambió de dirección tan repentino del auto. Al ver que entraba en el callejón se subieron a los autos, que estaban pintados a lo militar. Eran todas Vans.
-¡¿Que hacen los militares ahí?!- preguntó al aire Tatsuya, sacando su pistola y cargándola.
-Parecía como si nos estuvieran esperando- dijo Ui entre los brazos de Ritsu sin sacar los pies del acelerador, quién estaba usando el manubrio por sobre la chica desde el asiento trasero. Estaban en un callejón, y era bastante angosto, así que la pequeña Hirasawa no tuvo ningún problema que su sempai manejara.
-Quizás, y no es bueno… Ui, prepárate para doblar- le dijo la castaña sin desviar la mirada del frente.
Salieron del callejón hacia otra calle, pero no era mucho más grande, y doblaron hacia la derecha. El ruido de las ruedas llamó la atención de varios zombies, quienes comenzaron a salir a la calle.
-¡Quítense del medio tarados, que complican el viaje!- gritó enfurecida Ritsu.
Escucharon como los autos de los militares salían a la misma calle en la que ellos iban. También se escucharon disparos. Algunas balas atravesaron el vidrio de adelante, dándoles como señal a los chicos, que estaban en un peligro bastante feo.
-¡Ritsu, eres un blanco fácil así, deja a Ui que lo haga o cámbiense rápido de puesto!- gritó Tatsuya sacando su mano por la ventana ahora abierta, y disparando hacia los autos.
-Ritsu-sempai, cambiémonos- dijo muy urgida Ui mirando por el espejo retrovisor hacia los autos- no creo que pueda manejar en esta situación.
-Ok, em…- dijo Ritsu, viendo que iban hacia una calle más grande, y que era más conocida por ella- Mejor no, sigue manejando tú…
-¡¿Qué?!-
Ritsu se echó hacia atrás de repente, dejando a Ui con el corazón en la mano al ver el volante solo, y se aferró a él como si fuera su vida. Ritsu sacó un micrófono inalámbrico, que era un walkie talkie y se lo puso en la oreja.
-¡Ui, dobla aquí, en esta calle, y apenas vean un callejón o algo métanse ahí!-
-¡¿Qué piensas hacer?!- le gritó Tatsuya agachándose justo cuando una bala rosó su cabeza.
-Voy a detenerlos, estamos muy cerca del Hotel, y Iwasaki nos matará primero si los llevamos allí- dijo Ritsu mientras abría la puerta de atrás- Estoy en el canal 2… nos veremos.
-¡¿QUÉ?! ¡No, espera…!-
Pero ya era tarde. Ritsu saltó del auto justo cuando doblaba hacia la calle principal. Quizás en otro tiempo le hubiera costado un rico dolor de espalda, pero ahí entonces, no era la chica común y corriente que debería ser. Se levantó y vio como los autos iban hacia ella, iluminando el lugar con las luces de los focos. Ritsu sonrió maliciosamente, respiró hondo, y se preparó para atacar… o mejor dicho, recibir.
Las van no habían disminuido para nada la velocidad, y eso les costó caro. Ágilmente, Ritsu giró hacia un lado justo cuando la van pasaba, y rápidamente agarró la puerta del auto por la ventana abierta. Aprovechando el vuelo que se había dado con el giro, elevó la van, la giró con ella y la lanzó hacia otra van que estaba justo detrás de ella, haciendo un choque estruendosamente potente. Ritsu movió su hombro en círculos, calentándolo. No es que le hubiera dolido, pero nunca era bueno hacer ejercicio sin antes calentar, enseñanza de Tatsuya. Una nueva van pasó por el lado del choque rápidamente con la intención de atropellarla, con los militares adentro disparando hacia la chica, pero fueron muy lentos. Ella se había agachado de espaldas en el suelo, y justo cuando la van estuvo casi sobre ella, Ritsu levantó las manos. Fue como si hubiera hecho una rampla. La van saltó varios metros, y cayó pesadamente al suelo, explotando los neumáticos.
La chica se levantó, orgullosa de su obra y sobándose las manos. Igual, no quería pensar que se le había pasado la mano un poco, el choque anterior había sido bastante feo. Se acercó a las dos primeras vans, y observó el interior. Habían como nueve militares en cada van, casi todos hombres y estaban inconscientes, pero no muertos. Respiró aliviada. Para la próxima vez debería pensar mejor lo que haría con ellas, cómo no eran zombies…
Escuchó unas quejas proveniente de la tercera van. Como el ataque hacia esa había sido bastante suave, los militares no estaban inconscientes, y al salir de la van a tropezones, comenzaron a disparar hacia Ritsu.
-Sí, definitivamente debo pensar mejor lo que hago con ellos- se dijo a si misma escondiéndose detrás de las vans chocadas.
Revisó su cinturón, y vio, para variar, que andaba sin armas. Obvio, se suponía que eran unas clases de manejo, no una batalla campal en contra de los perros militares. Suspiró irritada por esa idea, y también por perderse la cena. Las sobras no eran para nada buenas. Cómo si fuera una luz, vio una puerta por la calle chica hacia el interior de uno de los edificios. Sin pensarlo, se movió rápidamente hacia ella, la abrió y entró antes que comiera las balas del resto de los militares.
Cerró como pudo la puerta (tenía varios cerrojos, los puso todos), y se sentó en el suelo.
-¡Ritsu! ¿Me escuchas?-
-¡Ahhh…!... si, fuerte y claro…- exclamó la chica, casi al darle un infarto por el grito de Tatsuya. Tenía el audífono al máximo volumen y en la oreja. Lo escuchó perfectamente.
-¿Dónde estás? Nosotros estamos escondidos varias cuadras lejos, aunque vemos que más autos van a ese lugar…-
-Mmmm… Estoy dentro de un edificio, em, encerrada-
-… ¿Por qué siempre tienes que meterte en líos así?- Tatsuya sonó irritado, pero no enojado- Cómo sea, vamos por ti
-Esperen un poco, yo les aviso- dijo Ritsu, viendo unas escaleras frente ella- saltare al edificio de al lado y saldré por la ventana.
-¿Tienes el equipo de Takato?-
-Yes… de alguna forma, le encanta usarme como conejillo de indias con todo lo que crea- dijo con una sonrisa intranquila al recordar alguna escenas con inventos de ese hombre que había tenido que probar. Una vez casi pierde la cabeza por la bala de un arma mal puesta.
-Ok, no más de cinco minutos, si esto sigue así estará infectados de militares, y zombies- y apagó el walkie talkie.
Ritsu se levantó y comenzó a subir las escaleras.
Llegó al techo del edificio, el cual tenía diez pisos. Notó que estaba mucho más oscuro que antes, y ya había algunas estrellas en el cielo. Se acercó al borde y vio que había no solo tres vans destruidas, sino que siete vans completamente nuevas.
-Sí que son rápidos- murmuró viendo como los militares bajaban de los autos con sus armas de fuego y se ordenaban para seguir ordenes. El verlos desde allí le izo imaginarlos como soldaditos, de esos con los que los niños juegan. Bueno, ella también jugó con ellos, ayudando a Satoshi en sus misiones de guerra. Sonrió por ese recuerdo tan melancólico. Se fue hacia un lado pensado que ahí no la verían, y observó la distancia entre ese edificio y el otro. Era mucha.
Abajo había un callejón.
-Mmmm, aquí, Ui se demoraría un par de segundos en sacar el cálculo preciso para saltar, y llegar a esa ventana y blah blah- dijo no muy divertida al sentirse tan ignorante en lo que se refería a matemáticas.
Sacó una cuerda delgada de su cinturón, regalo de Takato. Según él, puede aguantar hasta un Tank. En el extremó tenía una aguja en forma de ancla, la cual se aferraría a cualquier superficie, haciéndola imposible de sacar.
-Son desechables… y no me mires así- recordó la chica cuando Takato se la pasó. Desechable, por favor…
La lanzó, y mágicamente, alcanzo el otro extremo del edificio. Ritsu no poseía una puntería excelente, es más, era bastante mala, pero eso la izo sentir mejor. Había caído muy cerca de donde había querido. Vio la ventana donde se supone que iría a parar al saltar. Se acercó bien al borde el edificio, y miró hacia abajo. Tragó saliva. La verdad, era que tampoco era muy buena con el tema de alturas.
-Vamos Tainaka, sé que puedes hacerlo- se dijo a si misma Ritsu, parándose firmemente en el borde del edificio. No se había dado cuenta lo alto que podía ser.
Apretó bien la cuerda, miró hacia abajo. Mala idea, porque se mareo. Sacudió la cabeza y miró hacia el edificio del frente.
-Vamos… Tatsuya y Ui te están esperando. Sólo es un salto… sólo…-
Ella había derrotado a un Tank con sus manos, así que el saltar de un edificio era pan comido. Cerró los ojos y saltó. La sensación de sentir que tu estómago se te iba a la cabeza se disparó rápidamente en la chica.
-¡Woooooooohoooo!- gritó por la adrenalina al sentir el aire en ella, y la sensación de volar.
La cuerda se tensó, y dirigió a la chica hacia el edificio a una gran velocidad… quizás demasiado rápido.
-¡Woooohoo…! ¡¿Ah?!-
No era exactamente a la ventana a donde se estaba acercando.
-¡No, no, NO!-
¡PAF!
El golpe secó que izo su cuerpo en la pared se escuchó por todo el lugar. Había quedado colgada sin soltarse de la cuerda a aproximadamente un metro bajo la ventana donde debió haber entrado. Hubiera sido bastante chistoso el verlo desde afuera, pero la verdad, Ritsu no le encontró ninguna gracias.
-Mngh… Claro, te llevará exactamente a la ventana… estúpida puntería, estúpidas matemáticas…- murmuró la chica con los ojos llorosos por el golpe. Su nariz había sufrido el mayor daño, la tenía roja.
Comenzó a trepar la cuerda hasta llegar a la ventana. Se sobo la nariz.
-Ritsu, ya saltaste, ¿verdad?- era Tatsuya por el Walkie Talkie
-Por supuesto… Y será la última vez- dijo malhumorada la chica.
-¿Por qué? No me digas que te golpeaste con la pared al saltar ¿Hasta para eso tienes mala puntería?- dijo el chico con un tono burlón
-¿Cómo…? Oh, cállate- dijo avergonzada Ritsu. Agradecía que el chico no pudiera verla porque sentía que estaba como un tomate.
-Jajaja. Como sea, date prisa sino será mucho más difícil salir-
Es más, en ese mismo momento, Ritsu escuchó más voces venir desde afuera. Como la chica estaba en el marco de la ventana, saltó rápidamente hacia adentro, y se agachó para que no la vieran. Al parecer se estaban moviendo por el sector entero. Como treinta militares corriendo alrededor, algunos fueron al edificio del frente, otros al edificio donde ella se encontraba.
-Oh, oh… están entrando- dijo por el Walkie Talkie la chica, poniéndose nerviosa al ver a tanta gente.
-¡¿Qué?! ¡Tienes que salir de ahí ahora!-
-Dime como, y lo hago- dijo alejándose de la ventana y parándose en la mitad de la habitación mirando hacia todos lados.
-Ay, por favor… em, deja pensar…
-¡Yo sé! ¡Por el ascensor!- escuchó la voz de Ui
-¡¿Qué?! ¡Eso sí es suicidio! ¡¿Quieres que me vean?!- le gritó la chica con una venita en la sien
-Esa es la idea…-
-… ¿Eh?-
En eso, entendió.
Por mientras, los militares habían entrado al edificio. Uno de los capitanes mandó a un grupo a subir por las escaleras, mientras el otro se quedaba en el hall esperando por cualquier señal. Comenzaron a subir, parando en todos los pisos y dividiéndose para buscar más rápido. El capitán miró el hall en busca de cualquier rastro de los Opositores. En eso, notó que los números del ascensor cambiaban… ¿alguno de sus oficiales lo había usado? 12, 11, 10, 9. Iba bajando, no podía ser un militar.
-¡A todas las unidades, los Opositores están aquí bajando por el ascensor, todos retrocedan!-
Los grupos que estaban en los pisos escucharon al oficial por los Walkie Talkie, y comenzaron a bajar.
Ritsu estaba pegada a la puerta, esperando el movimiento de los militares. Dejó de escuchar pasos. Salió de la habitación, con una sonrisa en la cara. Sí, se alegraba de estar con Ui por la excelente ideas, al igual que con Tatsuya, y lo mejor era cuando funcionaban. Ese chico era una buena personas, además que la había entrenado todos esos meses para tener un estilo de pelea más decente, solo había improvisado las primeras veces frente a los zombies.
Abrió la puerta para bajar por la escalera de emergencia, no sin antes verificar que no había nadie. Comenzó a bajar rápidamente, pensando que, aunque no debería haber ningún militar por unos minutos, ya que había apretado el botón del -3, lo mejor sería saltar del segundo piso. Iba a decirle a Tatsuya que saliera y pasara por la calle que intersecaba la calle principal rápidamente.
Saltó los últimos escalones que llegaban al tercer piso sin darse cuenta de lo que había. Aterrizó y levantó la mirada, y se olvidó de hacer el llamado a Tatsuya. Había alguien parado allí entre las escaleras bloqueando la puerta que daba al pasillo del tercer piso. Estaba frente a Ritsu, apuntándola con una escopeta. El corazón de la chica se detuvo, todo alrededor de ella se detuvo. No era una visión.
-Levanta las manos si no quieres que te destripe- dijo la chica que la estaba apuntando, con un tono duro, sin ningunas ganas de desviar la escopeta.
Ritsu estaba de piedra. Abrió la boca para decir algo. Su cerebro no respondía muy bien. El mismo cabello, los mismo ojos… la misma voz…
-¿M… Mio?-
