1. Mundos aparte
Desde su nacimiento estuvo decidido que asistiría como sus antepasados al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Se convertiría en un orgulloso portador de la insignia verde-plateada de Slytherin.
Los Malfoy no escatimaron en su educación, esencial en los primeros años de vida de cualquier niño de sangre pura.
Sin embargo, la existencia de ciertos fundamentos no lo enseñaban los tutores, sino los propios padres en base a la experiencia adquirida con los años. Ellos las denominaban las reglas de oro para ser exitoso y respetable.
-Si rompes alguna de ellas, dejarás de ser un Malfoy, yo lo aprendí de mi padre, y él del suyo. La sabiduría de conservar las reglas nos ha llevado al lugar que nos pertenece en el mundo: el de la gloria y el poder, ¿entiendes?- preguntaba Lucius a su pequeño Draco.
Su madre no era tan extremista, ni amenazante, pero el mensaje que le transmitía era el mismo: el de no deshonrar a la familia.
-Si deseas brillar en sociedad no debes permitirte errores, ni que se hable mal de ti. Lo que se espera de ti es que seas deslumbrante, decidido y no sólo en tus decisiones profesionales, sino en lo amoroso, ¿hay alguien que te interese, hijo mío?
-No madre, tengo once años- contestó despreocupado.
-Por supuesto, pero verás que en Hogwarts conocerás chicas dignas de portar nuestro apellido y otras que lo desearan, y allí es donde debes ser precavido…bueno mi niño, ya es hora de alistarnos y comprarte tu atuendo de gala.
En el mundo muggle los padres de la inteligente Hermione Granger se debatían sobre cuál sería el futuro de su hija, esperanzados en que se convirtiera en dentista al igual que ellos. Ahora desconcertados al leer la carta escrita en pergamino y firmada por un tal Albus Dumbledore invitándola a un colegio de magia.
-Hermi, sabes que te amamos a pesar de la decisión que tomes, pero piensa que no volverás a tener una vida normal, como hasta ahora la has conocido; por otro lado vivirás una experiencia reservada a unos cuantos.
-Yo quiero hacerlo, quiero explorar ese mundo, leer sus historias, ser parte de ellos, fui elegida por una razón, les prometo no decepcionarlos.
Resignados a respetar la decisión, aunque en privado tenían otras preocupaciones que no compartieron con su hija por temor a desanimarla. .
-¿Puedes imaginártela en ese mundo?, aún después de esa carta no necesito recordarte que no será aceptada por su origen, ¿o sí?- mencionó con tristeza la señora Granger.
-Lo sé, pero de alguna manera es necesario hacerla crecer, hasta el momento la hemos educado y protegido lo mejor que hemos podido. Sin duda, llorara y sufrirá, al mismo tiempo se va a fortalecer. Además no todas las personas son malas e intolerantes en ese lugar.
-Entonces que sea lo que tenga que ser.
Y así Hermione entraría en una etapa inexplorada, llena de emoción y misterios.
