Eran las mismas flores, el mismo sol tan cálido, el mismo aroma.

-¡No puedes hacer eso! ¡Espera, Shun!-

-Lo siento, pero debo hacerlo…-

-No puedo permitírtelo.-

-¡Saori!-

-Seiya…tengo que hacerlo. Aunque yo no quiera, lo siento.-

-¡Espera, Seiya!-

-¡No funcionará, Seiya!-

-¡Lo hará…tiene que!-

-¡Detente, por favor!-

-No…no…¡No puede ser!-

-¡Shun!-

-Cálmate, por favor…él no tiene la culpa.-

-¡Suéltame!-

-¡Seiya! ¿estás bien?-

-No…¿por qué?... ¿Cómo es que…?-

-¡Saori! ¡Reacciona, por favor!-

-¡¿Por qué?!-

Tres meses después de la batalla con Hades, Seiya ya casi estaba recuperado por completo del coma. Casi todos estaban ya completamente recuperados, el único que seguía delicado y en el hospital era el caballero de Andrómeda.

Luego de unos exámenes rutinarios, mandaron a llamar a los demás y a Saori para comunicarles los resultados. Para Ikki y para todos, fue un golpe muy duro el saber que Shun tenía una deficiencia en el tejido pulmonar, enfermedad que lo venció cuatro años después, muriendo a los diecisiete años.

Un año después, Seiya murió en un ataque a un centro comercial. A los treinta y cuatro años, Shiryu cayó enfermo y murió.

Ikki, viviendo siempre con el recuerdo de su hermano y amigos, murió de vejez, al igual que Hyioga y Saori.

Ikki no dejó ningún legado, al igual que Hyioga y Saori. El único hijo de Shiryu, regresó a China con su madre poco después de la muerte del caballero de Dragón.

Algunos años después…

Un joven de cabellos verdes despertaba en una pequeña banca del parque. Se frotó los ojos color azul cielo, con pesar se estiró y miró confundido a su alrededor.

-¿Dónde estoy? Se supone que yo…estaba muerto.- dijo.

Se incorporó en el asiento y vio su ropa, un jeans negro y algo sucio con una camisa medio rota de rayas rojas y negras y sin zapatos.

Se extrañó de todo, y con desesperación intentó buscar el cosmos de su hermano o alguno de sus amigos.

Ubico uno bastante cerca, el cosmos de Hyioga estaba a solo unas calles de distancia. Corrió para encontrarlo, pero un hombre con uniforme de policía se interpuso en su camino.

-¡¿Cuántas veces te he dicho que no puedes dormir aquí?!-

El joven no entendía demasiado, solo optó por correr lo más lejos posible. Se tropezó con mucha gente y muchas cosas, pero él solo intentaba buscar a su amigo.

Lo vio a lo lejos y lo llamó desesperado por encontrar a alguien conocido y querido que le explicara lo que sucedía.

-¡Hyioga! ¡Hyioga!-

El ruso se volteó y con una sonrisa aceleró el paso en dirección hacia su amigo.

-¡Shun! ¡Estás aquí, vivo!- lo abrazó y Shun correspondió al abrazo.

-Hyioga ¿Qué está pasando? Estaba en el parque. No entiendo nada.-

-Yo tampoco. Y, tal vez esto no te ayude, pero yo también recuerdo haber muerto, pero, a los ochenta y cuatro años.-

-¡¿Ochenta y cuatro?!-

-Shun, no sé lo que esté pasando, pero, debemos buscar a los demás.-

-Sí, siento el cosmos de Shiryu, pero muy lejos, quizá ni siquiera este en Japón…Y el de Seiya e Ikki están aún más alejados.-

-Mírate, estás todo sucio y flacucho.- dijo medio tristón al ver el aspecto de su amigo.

-Eso parece ¿verdad?-

-Ten, ponte esto por lo menos.- dijo dándole la chaqueta que llevaba puesta.

-Gracias.-

Por otro lado, un pelinegro analizaba su alrededor en busca de respuestas. Estaba en medio de una especie de desierto, si no fuera un caballero de Athena, no hubiese resistido un segundo el calor infernal que ahí hacía. Habían varios volcanes alrededor, como si custodiaran el lugar. No había nadie más que él, le pareció extraño todo…Y más después de haber recordado que había muerto.

Intentó calmar su mente y alma para poder buscar a sus compañeros. Le sorprendió encontrar el cosmos lejano de Shun y Seiya, los amigos que habían muerto antes que él.

Un peliazul golpeaba furioso un témpano de hielo. No entendía lo que estaba pasando y no quería entender lo que había visto. Le calmó un poco encontrar el cosmos de su hermano a lo lejos, pero seguía sin entender dónde estaba y por qué.

Una castaña de cabello corto, buscaba desesperada el cosmos de sus caballeros mientras intentaba calmarse ella misma.

Tenía una idea sobre lo que pasaba, pero, no estaba sucediendo de manera normal. Esas cosas no sucedían de esa manera…algo raro estaba pasando, otra guerra se aproximaba.

*En algún lugar*

Todo había salido mal. Eso no debía ser de esa manera. Zeus (de poder) las mataría.

-¡Tenemos que resolver esto! ¡Mi padre nos enviará a encerrar con los titanes!-

-¡¿Dónde dejas a Hades, Dioniso?!-

-Las cosas se salieron de control…¿Y si…?-

-¡No! No podemos seguir alterando las cosas.-

Continuará…

Notas: Esto ya lo había prometido a mis amigas, así que aquí está. Les aviso desde ya que va a ser un solo relajo, de esos que se me ocurren en clase.

Créanme que he batallado para saber qué nombre ponerle! Una amiga me ayudó por Messenger.

Dejen a ver que les parece ¡¿vale?!