Kariya a veces se pregunta qué haber hecho para merecer lo que le ocurría.
No era una mala persona (dijese lo que dijese Kirino, solo era un poco bromista, pero no una mala persona), se preocupaba por sus amigos (¡Que se atreviese alguien a decirle que no había ayudado a mejorar a Hikaru!) y siempre trabajaba más duro que nadie (se había escaqueado solo de dos entrenamientos este mes, un grandisimo logro).
Pero ahí estaba, una calurosa noche (madrugada) veraniega sintiendo que estaba ardiendo en las mismísimas llamas del infierno. Aunque, seguramente, allí pasaría menos calor. No era raro para él estar despierto hasta las tantas, pensando en distintas cosas (a veces, historias relacionadas con fantasmas tenían la culpa de su insomnio), pero esta vez era distinto, no estaba solo.
Hikaru está durmiendo en la misma cama que él, la espalda pegada a su pecho mientras su cabeza descansa plácidamente sobre el brazo de Kariya, cortando la sangre que pudiese intentar circular por este. No solo está a punto de perder el brazo, pensando seriamente el arrancárselo a bocados para poder sobrevivir, una autentica historia de un hombre contra la adversidad. También tiene calor, no solo porque parezca que el sol siga fuera y brillando con rabia en su propia habitación, sino que también tiene que lidiar con que Hikaru, al parecer, también tenga calor y esté sudando casi tanto o más que él. Pero no se despierta.
Pues si no lo hace por su cuenta, tendrá que despertarle él, le gustaría dormir aunque fuesen el par de horas que quedan de noche.
-Hikaru...Pst...Hikaru...-Intenta llamar su atención, susurrando para no despertar al resto de la familia Kageyama (que como se parezcan al tío de su pareja no es una buena idea, se ve que el señor Kageyama era una auténtica joya en vida. Muerto debía ser hasta peor...No se le iría a aparecer ahora, ¿No?), pero nada, el chico seguía durmiendo como si nada- Marmota.
Por suerte, tenía otra forma de despertarle que siempre había sido efectiva. Acercó la mano que todavía podía mover al cuello del muchacho, paseando las yemas por la piel con cuidado, en un intento de despertarle a cosquillas. ¡Y funcionó! Tras unos segundos ya tenía los ojos marrones del muchacho abiertos, mirándole fijamente. Bueno, fijamente no, ni siquiera se habían abierto del todo y le miraban como si le costase enfocarle. ¿Podía decir de verdad que estaba despierto?
-¿Masaki? -Murmuró tras un amplio bostezo, la voz cansada mientras luchaba contra si mismo para mantener los ojos abiertos. Tal vez era su propia falta de sueño, pero Hikaru parecía extremadamente adorable en este momento...Lo bastante mono como para perder un brazo por él.
-Tenías un bicho en el cuello y te lo he quitado -Respondió en el mismo tono de voz antes de apoyar la cabeza en la almohada- Anda, vuelve a dormirte.
Diez minutos después, cuando Hikaru volviera a dormirse, Kariya se daría cuenta de la mala idea que había sido no aprovechar para quitar el brazo.
