Ninguno de los personajes me pertenece, ya que no soy J.K Rowling ya que si lo fuera estaría tostandome en alguna playa del caribe.
Capitulo 1. Un reajuste de karma
El castaño se miró al espejo una vez más, para comprobar su radiante aspecto, unos pantalones vaqueros, una camiseta de color negro y su toque personal un pelo perfectamente despeinado. Sonrío para sí y comprobó que llevaba el móvil y las llaves en el bolsillo, tras ver que estaban allí sonrío complacido a su reflejo.
Esta noche, era noche de cacería.
Tocaron la puerta. Pero él ya sabía quien era, a estas horas de la noche solo podía ser una persona. Sirius Black apareció ante él, mostrando como era habitual su sonrisa de medio lado.
- Será mejor que reserves esa sonrisa para tus victimas. -Comentó James cogiendo su cazadora para probársela, después de admirarse durante varios minutos ante el espejo decidió que estaba mejor sin ella. Para ese entonces, Sirius ya se había sentado en el sofá.
- Tienes suerte de vivir en esta residencia, haces lo que quieres, te traes a quien quieres. -Sirius estiró las piernas sobre la mesita que tenía delante de él y James como de costumbre le dio un golpecito para que los quitara.
El pelinegro los quitó muy a su pesar, para él la vida de James era perfecta, viviendo en una residencia estudiantil mixta, con un alquiler no muy caro, y con un jefe de residencia un poco rarito. Nada comparable con la suya, ya que vivía en casa con sus padres, controlado continuamente Sirius escapaba con bastante frecuencia a la casa de su amigo para poder gozar de esa libertad que tanto ansiaba.
- Remus como siempre llega tarde. -James miró el reloj y comenzó a agitar la pierna nerviosamente.
- Habrá tenido problemas con su novia, para no variar. -Explicó Sirius
- Debería dejarla, las mujeres sólo dan problemas. -James se puso a dar vueltas por la habitación revolviéndose el pelo.
- Si, pero te entretienes de lo lindo y son buenas para descargar tensiones. -Sirius le guiñó un ojo al moreno, por lo que James le sonrió asintiendo.
- Esta noche buscaré una rubia, hace tiempo que no me enrollo con rubias. Estoy harto de las morenas. -James se tiró al sofá y luego miró hacia el pelinegro.
- ¿Que tal una pelirroja? Creo que en lo que llevamos de año es con las que menos me he enrollado. -Sirius parecía pensativo y James empezó a reírse.
A diferencia de James, a Sirius le encantaban las mujeres exóticas, con curvas pelo largo y extranjeras. Manía que ya le había provocado recibir insultos en francés, portugués, alemán, taiwanes, japones, holandés, flamenco y ruso. A James sin embargo, le bastaba con que fuesen guapas.
Llamarón a la puerta.
- Lamento el retraso. -Remus apareció por la puerta con una sonrisa de disculpa mientras le tendía a James un pequeño paquete. – Según Jen esto ayudará al karma de tu dormitorio.
James cogió la vela que había desenvuelto, era una vela con forma de estrella del tamaño de su mano. La miró sin comprender. Vale, la novia de Remus era un tanto supersticiosa, pero ¿por qué le regalaba una estúpida vela a él?
- La usaré para crear ambiente. -James le guiñó el ojo a Sirius que se echó a reír a carcajadas. – Una vela siempre viene bien para que las chicas crean que soy romántico.
- Si una pequeña impresión antes de lanzarlas sobre la cama y tirarte sobre ellas como un tigre. -Añadió Sirius lanzando un pequeño gruñido al final de la frase
- A veces me da vergüenza ser vuestro amigo. -Remus suspiró indignado, James y Sirius podían ser muy brutos en cuanto a mujeres se tratase, por suerte el tenía a su preciosa Jen que lo cuidaba y mimaba.
James se fue a su dormitorio y colocó la vela sobre la cómoda que tenía enfrente de la cama, cuando regresó vio como Sirius le ofrecía una cerveza a Remus y que éste la aceptaba. Así era Sirius, sentía la casa de James como suya y pasaba más tiempo ahí que incluso el propio James.
- ¿Nos vamos? -Preguntó James apoyado en el marco de la puerta
Tras pedir un taxi, los tres jóvenes se bajaron en "El Cuadrilátero" que era como se llamaba la zona de las discotecas y se dirigieron hacia la discoteca "Pk-dos" que era un nuevo local de dos plantas que se había inaugurado hacía un mes y cuyo éxito era rotundo, ya que estaba siempre lleno.
Como de costumbre no tuvieron ningún problema para entrar, una vez dentro comprobaron que el ambiente era maravilloso, las luces de colores que parpadeaban dejaban ver como las chicas se movían al ritmo de la música –algunas mejores que otras—y en la barra había una larga fila de chicos emborrachándose lo suficiente para adquirir el valor de ir a invitar a alguna de esas chicas a bailar.
- Ese grupo de chicas de intercambio me están llamando a gritos, si me disculpáis. -Sirius tras darle un codazo a James en el estómago señalo hacia un lateral de la discoteca donde un grupo de chicas de nacionalidad china se movían al son de la música o al menos eso intentaban. Sirius se separó de sus amigos y se dirigió a paso firme hacía ellas, cuando llegó cogió a una de las chicas y la hizo girar sobre si misma haciéndola caer sobre su brazo.
Adiós a Sirius Black por esta noche. Ya mañana iría a casa de James a contarle su aventura asiática.
Remus y James se dirigieron hacia la barra, pidieron dos cervezas. Para su suerte Remus se había encontrado a un compañero de clase con el que empezó a charlar sobre un trabajo que debían entregar en un par de días.
James bufó molesto, sólo a Remus se le ocurre ponerse a discutir sobre trabajos en una discoteca plagada de hembras dispuestas a enrollarse con él. Bueno no con Remus, ya que él se había vuelto un perrito faldero de Jen, "su encantadora y acaparadora" novia, pero James estaba más que disponible y dispuesto a consolar a todas esas chicas.
James pidió su segunda cerveza y al girarse fue cuando la vio. Una joven rubia bailaba cerca de los asientos de la discoteca junto a sus amigas, llevaba una mini-falda negra y un top plateado con un gran escote que dejaban muy poco a la imaginación. El castaño se levantó y fue hacia donde se encontraba "su presa", tropezó con ella derramándole un poco de cerveza sobre la falda.
- ¡Ay cuanto lo siento! -Se disculpó James mostrando su sonrisa más seductora. – Soy tan torpe, pero es que ver a una chica tan guapa siempre me pone nervioso. Ella sonrió complacida ante el comentario.
La presa había mordido el anzuelo.
James siguió alabando durante un par de segundos más su belleza y recriminándose su torpeza. Se despidió. Pero tal y como esperaba ella lo retuvo.
A partir de ese momento James lo tuvo todo controlado, bebieron, bailaron, se besaron y cuando su deseo llegó más allá, él la llevó a la salida donde cogieron un taxi en dirección a su piso.
Cuando el castaño se despertó ya eran las doce del mediodía, por suerte era domingo y podía descansar. Se estiró y notó un bulto a su lado, la miró. Se dio cuenta de que sin maquillaje Becca (que era como había dicho que se llamaba) no era más que otra chica del montón, ella se giró y al chocar con él se despertó. Becca lo miraba con sus ojos marrones, ella mostró una sonrisa antes de besar a James.
- Anoche lo pasamos muy bien. -Dijo Becca para comenzar a besar el cuello de James, él la apartó y ella lo miró sin comprender.
- Es cierto. -James se levantó envolviéndose el cuerpo con la sábana, dejando al descubierto sus pectorales donde se notaba el ejercicio que había hecho a lo largo de su vida. – Voy a ducharme, cuando salga espero que no estés aquí.
Becca lo miró llena de ira. Recogió sus cosas del suelo y empezó a vestirse a toda prisa.
James se dirigió hacia el baño y se metió en la ducha. Escuchó un fuerte portazo y unos cuantos insultos muy claros hacia su persona. Becca se había ido.
Cuando James regresó a su dormitorio, vio que la habitación estaba destrozada – cajones tirados por el suelo y ropa esparcida por toda la habitación-. Becca había decidido descargar su ira sobre sus muebles, James suspiró.
Las mujeres sólo dan problemas, de eso era algo de lo que cada día estaba más seguro.
James se agachó y recogió los cajones del suelo colocándolos de nuevo en su sitio, fue entonces cuando se dio cuenta de que la vela que Jenn le había dado estaba encendida. Es capaz de destrozar una habitación pero enciende una vela, lo lógico hubiese sido que tirara la vela por la ventana en un ataque de ira, pero no, la había encendido. ¿Acaso existían seres mas complicados que las mujeres? Estaba seguro de que no.
Un ruido lo distrajo, era su móvil. Como no sabía donde estaba tuvo que dejar que sonara durante un rato para por fin localizarlo bajo la cama dentro del bolsillo de los pantalones que tenía ayer puestos.
- ¡James, dormilón! -Saludó Sirius gritando desde el otro lado del teléfono. - ¡¿Dónde te metiste anoche? Fui a buscarte con mi sequito asiático y no te encontré.
- Estuve con una rubia. -Contestó simplemente James
- ¡Rubia! Si es que consigues todo lo que te propones, por eso eres mi mejor amigo. Mejor amigo, estoy en la pizzería de la esquina esa que te gusta tanto. Te espero aquí, date prisa. -Sirius colgó el teléfono antes de que James pudiera decir algo.
El castaño suspiró. Sería mejor que comenzase a darse prisa, si tardaba mucho puede que Sirius acabase con todas las pizzas y tenía bastante hambre.
James se vistió a toda velocidad y comenzó a bajar las escaleras, después de todo vivir en una segunda planta no estaba tan mal. El ascensor tardaba bastante así que si no era totalmente necesario utilizarlo, no se subía. Era mejor caminar, así hacia ejercicio y mantenía ese magnifico cuerpo que Dios le había dado. Miró el reloj, y decidió acelerar el paso.
- Mira por donde vas. -Dijo cuando chocó contra alguien
- Si no estuvieras en Babia podrías haberme esquivado. -Protestó la joven contra la que había chocado.
James reconoció de inmediato esa voz. Lily Evans se encontraba frente a él cargando una caja de tamaño mediano entre sus brazos, vestía peto de pantalones y una camiseta bastante ancha y desteñida, su largo pelo rojo estaba recogido en dos trenzas mal hechas. Su cara no tenía rastro de ningún tipo de maquillaje y miraba enfadada a James. James nunca había conocido a una chica que se preocupase tan poco por su aspecto físico, ella sin lugar a dudas debía ser la mujer menos atractiva del universo.
- Hoy no tengo tiempo de discutir contigo Evans. -James apartó su mirada de ese intento de chica y salió corriendo.
- ¡Cretino! -Gritó Lily furiosa mientras se dirigía al ascensor.
Sirius mordía su quinto trozo de pizza cuando James llegó a la pizzería y se tiró sobre la silla que había frente a él. La camarera se acercó y el castaño se pidió una pizza de marisco, ella asintió y al cabo de quince minutos Sirius ya había terminado su almuerzo y James lo estaba empezando.
- ¡Lástima lo de la rubia! Tenía a dos chinitas que querían conocerte, pero claro como no apareciste las tuve que consolar yo.-Explicó Sirius, James sólo mordió su pizza. - ¿Qué tal con la rubia?
- Bien, pero cuando regresé de darme la ducha me había destrozado el dormitorio.-Sirius intentó robarle un trozó de pizza, pero le fue impedido por James que golpeó su mano y lo miró como un león que protegía a su presa.
- Llamé a Remus, pero se iba con Jenn a no sé donde, ya sabes cosas de novios.
Durante otra media hora estuvieron hablando de mujeres, fútbol y videojuegos. Sus temas de conversación favoritas, después de eso decidieron irse a casa de James a descansar y a jugar a fútbol en la PlayStation.
Sin embargo, cuando llegaron a la residencia se encontraron con que había un gran alboroto, alumnos de la residencia estaban en mitad de la calle junto a peatones que se había parado a cotillear. Uno de los dormitorios de la residencia estaba ardiendo, el fuego se podía ver por el balcón y el humo había subido hasta los pisos superiores, teniendo que desalojar a todos los alumnos que allí residían.
- ¿Qué ocurre?-Preguntó James abriéndose paso entre la muchedumbre, pero cuando vio a los bomberos y ese humo negro supo con seguridad lo que ocurría, un incendio. – Por fin algo interesante en esta residencia.
- Esto, James… es en tu planta.-Comentó Sirius, por lo que James miró fijamente hacia el edificio en llamas.
De acuerdo, era en su planta pero aun tenía la esperanza de que fuera en alguno de los pisos lejanos al suyo. Su piso era el número cinco, sólo debía contar los balcones.
Uno sin fuego, dos sin fuego, tres sin fuego, cuatro sin fuego, cinco sin fueeee…. ¡cinco ardiendo!
- ¡Ese es mi dormitorio!-Gritó James corriendo hacia el cordón de seguridad que había formado la policía para que los bomberos trabajasen sin problemas. - ¡Agente la que arde es mi casa, tengo que ir a por mis cosas!
- James, ¡calmate! Tu piso esta en llamas, no puedes entrar.-Sirius trató de calmar a su amigo sin éxito, James veía como las llamas estaban acabando con su ropa, sus cosas, sus recuerdos, con todo.
Cuando los bomberos terminaron de apagar el incendio, por suerte para todos sin ningún tipo de problemas, el bombero jefe acompañó a James y Sirius al piso.
- El incendio empezó en el dormitorio, probablemente con una vela o algo así.-Explicó el bombero que acompañaba a Sirius y a James a ver lo que quedaba de la casa de James, el dormitorio estaba completamente calcinado al igual que el salón-comedor, lo único que se salvaba era el baño, pero claro ahí no había nada que pudiese quemarse.
- ¿Una vela?-Dijo James más para sí mismo que para los demás. Iba a matar a la novia de Remus; la secuestraría, la torturaría y le retorcería el cuello con sus propias manos.
- Tardarán por lo menos cuatro meses en arreglarlo.-Severus Snape acababa de entrar en la habitación de James, llevaba una cámara en sus manos y estaba grabando todo lo que veía.
Severus era el encargado de la residencia, dormía en la quinta planta (ya que la residencia tenía diez plantas) para así estar en el centro del edificio y que no fuera difícil localizarle. Vivía en zona de los "raritos" ya que en esa planta vivían unos estudiantes bastante estrambóticos según le habían dicho, pero de los que James sólo conocía a Lily y a Severus. Haciendo honor al título de rarito, Severus se había plantado en la habitación de James con su inseparable cámara de video, tenía su pelo largo negro recogido en una coleta y vestía todo de negro.
- Será mejor que busques donde quedarte hasta entonces. -Y tras hacer un primer plano de todo lo que se había quemado, Severus se marchó.
- Llama a tus padres y pregúntales si me puedo quedar.-Pidió James, Sirius lo miró horrorizado. – No tengo donde vivir, sólo necesito quedarme durante cuatro meses.
- Lo siento mi querido James, en mi casa no te puedes quedar.-A James se le abrieron los ojos y se le desencajo la mandíbula. – Si te vienes a vivir a mi casa, se acabaron mis excusas para salir.
- ¿¡QUE CLASE DE MEJOR AMIGO ERES TÚ?-Gritó James furioso, Sirius se tapó los oídos y se hizo el sordo.
- He dicho que no, prueba con Remus.-Sirius le tendió su móvil a James, este se lo arrebató de la mano con fiereza. Marcó el número de Remus y esperó a que le contestarán del otro lado.
- Remus, mi casa se ha incendiado por culpa de la mierda de vela que tu novia me dejo asi que ahora no tengo donde vivir, ¿crees que podría ir a vivir contigo?
- …
- ¿Y?
- James es que nuestro piso sólo tiene un dormitorio, y a Jenn no creo que le entusiasme la idea.
- ¡No tengo donde vivir por culpa de tu novia! ¡Que se aguante hasta que reparen mi casa!
- James no creo que sea buena idea, lo siento. Prueba en casa de Sirius.
- ¡ME HA COLGADO! ¡MALDITO SEAS LUPIN Y LA BRUJA DE TU NOVIA! Gritó James furioso tirándole el móvil al pecho de Sirius con fuerza
- ¿No puedes quedarte con alguien de esta residencia?-Preguntó Sirius, el castaño lo fulminó con la mirada antes de apoyarse sobre lo que antes era la barra de la cocina.
- Las habitaciones aquí estaban hechas para una persona, ya sabes que mi dormitorio era muy pequeño y que en el salón-comedor no había forma de poner una cama hinchable.-James miró hacía el balcón, mientras Sirius daba vueltas intentando pensar. Fue entonces cuando James se acordó de algo, no todas las habitaciones eran pequeñas como las de él. – Espera, si no estoy mal informado hay una planta que tiene las habitaciones mas grandes… ¡Oh mierda!
- ¿Qué ocurre?-Preguntó Sirius impaciente por que el castaño continuara hablando
- Esa planta es la quinta - Sirius lo miró sin comprender—esa es la planta de los raritos. Ni loco pienso vivir en esa planta.
- Aún no entiendo cómo me convenciste. -James se encontraba en la quinta planta de la residencia, acompañado de un sonriente Sirius que llamó a la puerta del encargado antes de darse a la fuga y desearle buena suerte. Severus Snape le abrió la puerta acompañado como siempre de su cámara de video con las que lo comenzó a grabar.
- ¿Qué quieres?-Preguntó grabando de arriba abajo al castaño.
- He escuchado que esta planta tiene las habitaciones más grandes y me preguntaba que si podría compartirla.-Explicó James nervioso
- No veo ningún problema con eso, sólo tienes que convencer a alguno para que quiera compartir la habitación contigo. -Tras esta explicación Severus cerró la puerta de golpe aplastando casi la nariz de James contra la puerta.
Genial. Simplemente genial.
James caminó por el pasillo, un escalofrío recorrió su espalda. Seis puertas, a que puerta llamaría, ¿Qué extrañas criaturas encontraría tras esas puertas? Se acercó a la puerta cuatro, y llamó al timbre. Se oyeron unos pasos al otro lado y una pelirroja con semblante serio apareció ante él.
- Evans. -Saludó el castaño entre dientes, bueno siempre era mejor lo malo conocido.
- ¿Qué se te ha perdido por aquí Potter? -Lily entrecerró la puerta tras ella
- Como debes saber el incendio era en mi piso y me preguntaba, ya que tú vives en una habitación bastante grande, ¿si me permitirías quedarme contigo mientras arreglan mi habitación? -James puso cara de suplica y agacho la cabeza para dar pena, la pelirroja simplemente alzó una ceja incrédula.
- Ni loca. -Contestó la pelirroja dándose la vuelta para cerrar la puerta, pero James la agarró por el brazo.
- Por favor. -Rogó James
- No.
Guuuaauuu
- ¿Eso ha sido un ladrido?-Preguntó James levantando la cabeza para encontrarse con una preocupada pelirroja.
- Yo no he oído nada. -Dijo la pelirroja, pero un pequeño perrito corrió hacia la puerta y comenzó a morder la parte baja de los pantalones de James, éste sonrió victorioso.
- ¿Sabes que los perros están prohibidos en la residencia?-Preguntó James victorioso
- Esto no me puede estar pasando. -Lily rodó los y se llevó las manos a la cara lamentándose.
CONTINUARÁ….
