Prologo
Escucho las explosiones, no sé de dónde provienen y tampoco es como si quisiera saberlo. Escucho una nueva explosión y aprieto más los ojos mientras cubro mis oídos con las manos. No quiero escucharlos, no quiero verlos. Quiero que se vayan, que nos dejen en paz. Pero no lo hacen, ¿Por qué lo harían? A ellos les gusta escuchar nuestros gritos llenos de terror, les gusta vernos huir, le gusta que les temamos. Lo sé, mi padre lo ha dicho muchas veces, ese doctor solo gusta de causar sufrimiento. Busca poder y lo siento cuando nos ataca, se siente superior porque nosotros no somos lo suficiente fuertes para atacarlo.
Una explosión más, cada vez están más cerca de mi escondite. Suspiro y cuento hasta diez para relajarme. Esto no está pasando, pronto despertare y todo estará bien. Pero sé que eso es mentira, no se detendrán hasta tener lo que quieren, lo quieren a él porque les ha estado causando problemas. Eso es lo que él hace siempre, causar problemas.
Sonic es parte de los rebeldes, de los poco que se han unido para atacar al doctor. Por eso le buscan. Antes de la llegada del doctor Sonic asistía a la misma escuela que yo, es un erizo con tanta energía que logra contagiar al resto. Siempre lo he visto sonriendo, incluso ahora que estamos en guerra contra el Doctor Huevo, él no ha dejado de hacer bromas ni de reír.
Él tiene esperanza, él sabe que todo estará bien, confía en que ganaran al Doctor en esta guerra.
Pero yo no puedo ver la luz al final del túnel como él lo hace, y al parecer muchos de los aldeanos tampoco la ven pues aún no tenemos el valor de enfrentarnos a Huevo.
Soy una cobarde, y me siento mal por ello. Johnny me lo pidió una vez, me dijo que me uniera a ellos, a los rebeldes. Pero me negué, me negué por temor y me sigo negando, eso es porque soy una cobarde. Me siento mal, Johnny es mi amigo desde hace mucho tiempo, quisiera disculparme pero se que ya es tarde para eso, además, no es el momento.
Un golpe estremecedor derrumba la puerta de la casa, me toma de sorpresa y no puedo evitar soltar un grito ahogado, cubro mi boca con las manos y me encojo más en el armario. No sé dónde están mis padres y tengo miedo. Los perdí cuando el ataque empezó y me escondí en esta casa que ni siquiera se de quien es.
Cada paso que escucho es una tortura, Robotnik está revisando la casa con tanta meticulosidad que me pone los pelos de punta. Empiezo a contar hasta diez de nuevo pero escucho una nueva explosión que me hace perder la cuenta. Así que cierro los ojos y vuelvo a repetirme que todo estará bien, que esto no es real, que pronto despertare. Pero no lo hare, no lo hago. Lo único que pasa es que Robotnik abre las puertas del armario de golpe y antes de darme tiempo me toma por los brazos y me saca de ahí.
Grito y pataleo pero no sirve de nada, mis intentos por golpearlo también resultan inútiles y solo logran hacer que me sienta cansada. Grito a mi madre, a padre y a cualquiera que pueda ayudarme pero nadie me escucha a causa de las explosiones y de sus propios gritos de terror. Tengo miedo y ganas de llorar, pero me niego a llorar, ya me he mostrado lo suficiente cobarde al no luchar contra ellos, no puedo llorar por su culpa también.
Y entonces lo veo. Va a toda velocidad hacia los robots del Doctor. Directo hacia ellos sin temor como una estela azul, es tan valiente debo admitirlo. Si yo fuera tan valiente como el no estaría metida en este problema.
Continúo mi forcejeo hasta que Robotnik se cansa de mí y me toma con más fuerza haciendo que grite del dolor. Escucho la voz de Sonic gritar mi nombre, y luego siento la explosión detrás de mí. Caigo al suelo con brusquedad, siento algo clavarse en mi espalda y grito del dolor. Arde como los mil infiernos y humedece mi blusa verde. No puedo respirar, lo intento y fallo. Sonic llega a donde estoy, veo el temor en sus ojos y sé que es una herida grave. No capto sus palabras pero leo en sus labios que todo estará bien. Le creo y me sumerjo en la oscuridad.
...†…
Abro los ojos de golpe, mi respiración esta agitada y me cuesta enfocar la habitación. Inhalo y exhalo para relajar mi respiración hasta que logro ver el rosa de las paredes de mi cuarto. Ha sido solo un sueño, no pasa nada. Repito esas palabras en mi cabeza hasta que empiezo a creerlas, hacía mucho tiempo no soñaba con ese momento. Habían pasado muchos años desde entonces y el recuerdo aún me atormentaba. Tan solo tenía 8 años en aquel entonces, tenía mucho miedo de morir, han pasado ya casi 10 años desde entonces, ya no temo a la muerto pero si al recuerdo de aquel día.
Pero no importa ya, me levanto y saco el recuerdo de aquel sueño de mi mente, no lo vale, ya no.
Miro el despertador, faltan dos minutos para que mi alarma suene pero no estoy con ánimos de esperar así que la desactivo y en su lugar enciendo el reproductor para calmarme. La música se escucha por toda la casa, fue un regalo de Tails por mi cumpleaños hace casi un año y estoy realmente fascinada con el. Puedo escuchar la música desde cualquier lugar de mi casa con tan solo oprimir un botón. Sonrió ante el recuerdo de mi cumpleaños pasado y tomo una toalla del cajón antes de dirigirme al baño. La ducha me ayuda a despabilarme, me siento renovada y con ganas de salir, es un hermoso día.
