Los personajes son de S. Meyer y todo lo extra es creación mía.

El trabajo, o yo.

BPOV

¡Dios! Ya no soporto más esto. Me dije cuando iba saliendo de nuestra casa, esa casa que habíamos construido desde los cimientos con mucho esfuerzo y trabajo por parte de ambos.

Trabajo. El trabajo excesivo por parte de él estaba destruyendo nuestro matrimonio. Edward estaba obsesionado con su bufete de abogados. Hace apenas 9 meses que lo había logrado abrir y el maldito trabajo lo tenía atrapado. Siempre llegaba a altas horas de la madrugada y últimamente ya ni compartíamos la cama juntos. Hacía ya 3 meses que no me tocaba, eso me estaba matando. Esta noche había decidido darle un ultimátum. Si no llegaba yo me iría. Esta vez era el trabajo, o yo. Así de sencillo.

Le había preparado rabas, que son su comida favorita; me había comprado un conjunto de lencería de encaje azul oscuro que como decía el quedaba perfecto con mi blanca piel. Y todo eso para que luego de esperarlo 3 horas me llegara un mensaje de él diciendo que no podía llegar esta noche a casa y que lo sentía. ¡Já! Ni un mísero te amo. Con esto comprobaba que mi matrimonio ya estaba perdido, que ya no había vuelta atrás, por eso creo que lo mejor sería ir a un pub para despejarme, ir a un bar sería muy deprimente y lo que necesitaba ahora era olvidarme de él.

Me deje el fino conjunto de ropa interior, aunque me doliera esta noche esperaba usarlo para seducir a alguien y así olvidar esta pena que siento. Me calce un vestido negro y muy corto que me había regalado Rose en mi último cumpleaños, ese día recibí regalos de todo, menos de Edward, él ni siquiera se presentó a casa ese día y menos creo que se haya acordado de mi cumpleaños. Y también unos tacones de 12cm, esas serian mis armas mortales, como decía Alice.

1 hora después.

Entré a oxígeno, un nuevo pub en la ciudad, y directamente me fui a la barra a pedir un Gancia, quería empezar con algo liviano. Luego le siguieron 2 vasos más y un baile con 3 chicos fortachones, uno rubio y ojos negros que se llamaba James, otro Demetri con pelo negro y ojos de un azul eléctrico y Jacob el tercero, este no era muy lindo pero era simpático y muy fuerte.

Después de media hora, me despedí de ellos y me acerque al barman a pedirle un Freezze. Cuando me lo termine sentí un suave aliento en mi cuello que hizo que mi piel se erizara. El extraño se sentó a mi lado y me miraba fijamente. "Dios, que ojos" pensé. No creía que hubieran unos ojos tan expresivos como estos, eran de un verde que te hacían ver a través de su alma. Creo que me debo haber quedado mucho tiempo mirándolo porque paso una de sus manos en frente de mi cara y luego me dijo.

- ¿Y? ¿Me dices o no? - no entendía nada.

- ¿Cómo? Disculpa no prestaba atención. -

- Te decía que ¿Qué hace una hermosa mujer como tú en un lugar como este sola? -

- Oh, para serte sincera vine a tratar de olvidarme todo lo referido a mi esposo - solo Dios sabe lo mucho que me dolió decir eso. Yo realmente lo amo, pero tampoco voy a aguantar ser desplazada por su trabajo.

- Tiene que ser un hombre muy estúpido para tener una mujer así y no brindarle la atención que se merece. -

Estuvimos una hora hablando y en esa simple hora me pude desahogar mejor que con cualquier terapia. Le conté lo que había estado pasando estos meses, más específicamente de lo ocurrido estos pasados 3 meses.

- Entonces ¿Cuál es tu nombre? -

- Eh, prefiero conservar el anonimato esta noche. –

- Mm, ¿Entonces te puedo llamar Sugar? –

- ¿Sugar? ¿Qué clase de nombre es ese? - se estaba levantando y no entendía porque.

- Te digo Sugar porque tienes una piel muy dulce. – y en ese momento sentí su lengua jugar en mi cuello para luego deslizarse hacia el lóbulo de mi oído. "Dios, iba a tener una combustión espontánea con toda la excitación que tenía." Y como si no hubiera sucedido nada se sentó de nuevo y llamó al barman pidiéndole un Martini para luego mirarme y con su voz aterciopelada decirme.

- ¿Qué quieres cariño? –

- Un orgasmo por favor. –

El barman se marchó y el extraño de ojos esmeraldas me susurró en el oído.

- Si querías un orgasmo solo tenías que pedírmelo a mí. Tengo pensado darte muchos esta noche. – "¡Oh Dios! Mis bragas definitivamente estaban muy húmedas"

En el momento que le iba a responder, llego el barman con nuestros tragos. Estaba tomando mi orgasmo mientras sentía su mirada en mí.

- Yo también quiero beber de tu Orgasmo. – me dijo. Automáticamente mi trago pero el lo negó y se acercó a mi oído diciendo.

- Es de TÚ orgasmo del que quiero beber esta noche. – con solo esas palabras hacia que mi cuerpo entero reaccionara enviando corrientes eléctricas a través de mí.

Me pare, y me di la vuelta diciendo.

- No tientes si no vas a hacer nada. Adiós. –

Y sin más me encamine hacia la salida, llegaría a mi casa a masturbarme después de la plática de esta noche. Ya iba por la mitad del pub cuando siento una manos en mi cintura impidiendo que siga mi paso y acercándome hacia él me hace sentir su masculinidad, era enorme y se notaba a leguas que estaba excitado. Se refriega en mí y al oído me dice.

- ¿Y qué te hace suponer que te voy a dejar con las ganas? – Y para acentuar lo dicho siento una pequeña pero firme estocada en mi trasero. No pude responder. De mi boca salió un gemido. "¡Oh my God, es idea mía o esta cosa esta mucho más grande que hace rato?

- Crece solo por ti. – dijo después de soltar una risita.

"Oh, lo había dicho en voz alta" inmediatamente el rubor subió a mi cara y mire hacia abajo. El con un dedo me levanta el mentón y me hace mirarlo a los ojos.

- Esto es solo para y por ti. No te avergüences de lo que provocas en mí. Vamos. – dijo y lo seguí.

Mientras íbamos saliendo se pegó totalmente a mí para que los demás no notaran su enorme problema. En frente del pub el tenia estacionado un Volvo plateado al cual le abrió la puerta por mí cuando iba a subir. Rápidamente llegamos a su casa y entramos besándonos a su habitación. Sus besos me encendían y poco a poco fue sacándome el vestido revoleándolo a algún lugar del cuarto. En un momento dejo de besar mi cuello y se queda observándome fijamente todo mi cuerpo.

- Me encanta como queda el azul oscuro con tu nívea piel. –

Y sin decir más que eso fue sacándome todo mi conjunto. Primero beso mi cara, mis labios con un beso cargado de pasión y lujuria, luego fue bajando hacia mi lóbulo y luego a mí cuello, al que le hizo un pequeño chupón.

- ¡Mía! –dijo con un gruñido.

- ¡Solo tuya! –

Siguió su recorrido por el valle de mis senos y siguió bajando por mi abdomen. Suavemente subió mis dos piernas a sus hombros para luego acercarse a mi intimidad y exhalar fuertemente en ella. Gracias a ello arrancó un fuerte gemido de placer de mi boca. Me miró fijamente como pidiéndome permiso, el cual rápidamente le di y hundió su cabeza entre mis piernas. Se sentía increíble su lengua pasearse por toda mi intimidad. Yo ya no aguantaba más así que cuando chupó mi clítoris y sentí sus dedos ir a una rápida velocidad en mi vagina me vine fuertemente soltando un grito desgarrador. Ese había sido el mejor orgasmo de mi vida y él se lo tomo sin derramar una sola gota.

- ¿Ves? Te dije que bebería tu orgasmo. - me dijo sonriendo ladinamente y haciendo que se me paralizara el corazón.

Cuando logre recuperarme del mejor orgasmo rápidamente me di vuelta en la cama y quede sentada a horcajadas sobre él. Ataque su boca con un feroz beso, sintiendo mis jugos en mí boca y cuando me tuve que separar para respirar empecé a soltar los botones de su camisa.

- Mucha ropa. Así está mejor.- dije después de desnudarlo completo.

Besé todo su cuerpo antes de llegar a su impotente erección. Lo estaba tentando, pero tentándolo a él también me hacía desearlo a mí, así que luego de soplar la punta de su miembro, lo metí en mi boca y succione todo lo que pude, luego relaje mi garganta si pudiera entrar semejante miembro en mi boca. Después de un rato de succionar y escuchar gemidos y rugidos de su parte, me tomo lentamente de mis hombros y me beso fieramente. Me volteo en la cama y colocando mis piernas en sus hombros, ubica su pene en mi entrada, tocándola pero no penetrándola.

- ¿Puedo? – me pregunta con sus ojos oscuros del deseo, ya no quedaba casi nada del verde esmeralda que vi en el pub, solamente apenas una delicada franja se veía de él.

En el momento que asentí el entro de una sola estocada en mí y supe que ese era el paraíso. Primero empezó con un suave vaivén pero luego fue incrementando sus embestidas para luego convertirse en un ritmo frenético. En el mismo momento que gruñía mi nombre, desliza una mano hacia mi hinchado clítoris y lo masajea rítmicamente. Yo con un fuerte gemido acabe en sus brazos.

- ¡Ahhhhh! ¡Edward!- gemí su nombre.

- ¡Sugar!- grito el cuándo sentí como se corría dentro de mí.

Después de esa intensa sesión de sexo, me acurruqué en sus brazos y cuando ya estaba a punto de dormirme. Escuche su aterciopelada voz que me decía.

- Perdóname Bella, nunca más te dejare de lado por mi trabajo y ni por nadie. Perdón por todo lo que tuviste que pasar estos meses. Eres lo más importante que tengo en esta vida y no soportaría que te fueras de mi lado y perderte. Te amo, no lo olvides.

- También te amo amor, pero por favor no me dejes más de lado. Eres la segunda cosa que amo con toda mi alma en este planeta.

- ¿Ha si? ¿La segunda? ¿Y con quien tengo que competir para tener todo tu amor?

- Con nuestro bebe, amor. ¡Estoy embarazada! Feliz aniversario.

- ¿Qué? ¿Cómo? Gracias, gracias, gracias, me has hecho la persona más feliz del planeta. ¿Cuándo te enteraste?

- El cómo ya lo sabemos. Y esta mañana me enteré, por eso era la cena.

- He sido un estúpido. No lo haré nunca más, te amo. Ahora duerme mi cielo.

Y así, me dejé llevar en los brazos de Morfeo con la suave nana que Edward había compuesto para mí.

- Te amo.- fue lo último que escuche.


Hola, soy nueva en esto. Espero que les guste y dejen review.

MicaelaDCullen.