Prólogo

Querida señorita Weasley:

Quiero creer que aceptará esta invitación cuando lea mi proposición. Tal vez usted no me conozca, o tal vez sí. Le invito a pasarla la noche del 29 de noviembre junto a mis otros invitados en mi humilde mansión. Se que para usted es difícil, incluso llegaría a pensar que está mal salir del castillo a escondidas, pero le aseguro que no se arrepentirá. Usted junto a mis invitados pasarán una velada inolvidable. Puede que algunos los conozca, o puede que no, pero juntos jugarán a un juego increíble. Le adjunto un pergamino con toda la información necesaria para llegar a la mansión.

Atentamente,

Señor X

Rose Weasley releyó la carta por undécima vez, luego desdobló el pergamino con información sobre el juego. Tampoco se explicaba con exactitud en que consistía todo eso, solo la citaban a las 20.00 el día 29 de noviembre en los alrededores del Sauce Boxeador. Allí, el señor X la dirigiría hacia su mansión donde comenzaría el juego. Por último si quería confirmar su asistencia, debía marcar el pergamino con una gota de su propia sangre. Lo había hecho hacía varios días, quería saber si eso era una broma, o si por el contrario iba a vivir una aventura alucinante.