En un lugar de Kioto en una preciosa habitación decorada al muy tradicional estilo japonés con las puertas correderas con motivos de sakura había una mujer sentada mirando el pequeño monitor de un ordenador en el cual se divisaba a una pareja de niños felices cogidos de las manos vestidos de uniformes escolares. Había mirado esas fotos a lo largo de los cinco años que se habían ido de casa. La mujer vestida con un kimono de color negro decorado con margaritas de colores en la parte de abajo y al finalizar las mangas, recogido con el obi en forma de mariposa estaba escuchando algunos Cds que sus empleadas le habían obsequiado por su cumpleaños uno de ellos era una recopilación de canciones de los años 60-70 y los más importantes para ella eran el de su hijo Shotaro.
Satsuki Fuwa estaba algo deprimida ya que esperaba haber encontrado algunas noticias sobre la chica que era como una hija para ella, aquella de la que había cuidado durante su niñez y adolescencia, la misma niña que se había fugado con su hijo para cumplir el sueño de este, suspiró pesadamente mientras cerraba el ordenador, se sentó en el rellano que daba al jardín trasero de la casa mirando como las luces de la noche cambiaba el ambiente. Un leve sonido se apoderaba del silencio de la habitación, alguien estaba tocando la puerta.
-Adelante-dijo la mujer mientras se sentaba en uno de los cojines de la habitación, una mujer en sus cuarenta y pico vestida con un kimono gris y obi rosa entraba y se sentaba en uno de los cojines que estaban delante de la señora, esta hizo una pequeña reverencia
-Fuwa-sama he encontrado algo que creo que le interesara sobre Kyoko-chan-vio como los ojos de Satsuki se iluminaban ante el nombre de la joven, la mujer sacó una revista de su manga derecha y se la entregó después hizo una reverencia y salió de la habitación dejando a su patrona mirar en solitario aquella revista.
Satsuki estaba confusa, pero aun así cogió la revista que estaba del revés y lo miró, sus ojos se agrandaron ante la fotografía que había en la portada, una mujer preciosa de ojos dorados y cabello largo negro con las puntas anaranjadas estaba en una trono vestida con un vestido blanco ceñido a su cuerpo rodeada de cuatro apuestos hombres que estaban a sus pies, se podía ver un pequeño sonrojo en sus blancas mejillas, en letras doradas y rojas había un encabezado que decía ´la mujer más bella de Japón´pag13 rápidamente fue a la pagina mencionada y vio varias fotos de sus trabajos actuales, y unas columnas que contaban sobre su trayectoria actoral y sus trabajos de modelaje. No pasó inadvertido un pequeño comentario que hacía referencia al hombre más apuesto cinco veces consecutivas el número uno Tsuruga Ren, en el cual se hacía una referencia que podrían ser pareja ya que muchas veces se les había visto juntos, aunque eran especulaciones ninguno de los dos lo desmentía o aclaraba.
Muy alterada la mujer se levantó del sitio y se dirigió a la cocina donde seguramente se encontraba su marido terminando de limpiar tras la cena, cuando lo divisó lo cogió rápidamente de la muñeca y se lo llevó a su habitación donde le entregó la revista que anteriormente había leído. Él estaba muy sorprendido al reconocer a su pequeña aprendiz, la niña de sus ojos desde que Shotaro dijo que no quería saber nada acerca de la cocina y de lo que conllevaba vivir y llevar el ryokan.
-Está preciosa-dijo esbozando una sonrisa-nuestra niña ha crecido mucho desde el día que se fue
-Shintaro-gritó su mujer, cosa que lo hizo sobresaltarse y mirarla rápidamente-mira lo que pone aquí-dijo mientras señalaba uno de los párrafos- Kyoko-chan no está con Shotaro, ¿cómo es eso posible?, ellos deberían de estar juntos o se te olvida que están casados, ¿cómo es posible que ella esté con otro hombre que no sea su marido?
-Parece que a quien se le olvida algo aquí es a ti-dijo con una mirada de regaño- sabes que ellos no saben lo del matrimonio, todo se te ocurrió a ti después de que ellos se marcharan juntos-soltó un suspiro muy largo-tendrás que ir a verlos y hablar con ellos sobre lo que hiciste.
-Yo no hice nada-dijo mientras miraba hacia otro lado como una pequeña niña que la regañaban-ellos firmaron los papeles de matrimonio, yo solo firme como su tutor legal
-¿Y quién los llevó al ayuntamiento?-su mujer no contesto, él soltó otro suspiro-querida-dijo suavemente-tendrás que ir a hablar con ellos y contarles sobre lo que hiciste
-¿Me acompañaras?- preguntó con ojos brillantes a su marido-por favor querido acompáñame a ver a nuestro hijo y a nuestra preciosa nuera-vio como la mirada de su marido cambiaba de una mirada dulce, la que siempre le regalaba cuando estaban asolas en su habitación a una triste y firme, cosa que la entristeció ya que sabía lo que iba a decir
-Satsuki, aunque lo quiera eso no quiere decir que lo perdone por haberse ido de casa con Kyoko-chan sin decirnos nada y dejarnos sin saber qué hacer con nuestro ryokan cuando seamos viejos. Además si allí pone que no están juntos es más que Shotaro le haya hecho algo a Kyoko-chan y ella jamás se lo perdonará, ya conoces el egoísmo de Sho y lo cabezota que es Kyoko, sabes que si vas e intentas juntarlos se te va a hacer muy difícil así que ve diles lo que les tengas que decir y que ellos decidan lo que les prepara el futuro.
-Pp...pe…pero querido yo se que desde siempre quisiste a Kyoko-chan como tu nuera y la madre de nuestros nietos
-Aun así no pienso obligarlos a un matrimonio destinado al fracaso ya que heriré a más de una persona, si no están juntos déjalos ser felices a su manera
Shintaro se levantó y le dio un pequeño beso en la frente a su mujer antes de salir de su habitación. Por otro lado Satsuki estaba tramando un plan para hacer que Sho y Kyoko vuelvan a estar juntos como en los momentos en los que eran niños pequeños.
Por otro lado Sho y Kyoko estaban en una cena debido a que él quería desvelar algunas cosas sobre su pasado a los medios y seguro que preguntarían sobre ella, poco sabían ellos lo que les esperaba con la llegada de su madre y suegra.
