Capítulo 1:

"Halloween"

La noche del 31 de Octubre de 1981, se celebraba Halloween en Valle Godric, la familia Potter, disfrutaba del calor de la chimenea y de los suaves balbuceos de sus mellizos de un año. Lily contemplaba como su hija jugaba con uno de sus rojizos mechones y sonreía ante las cosquillas que le producían. En cambio James mecía en sus brazos al pequeño Harry. Ambos, estaban felices con sus hijos.Cerca de las 10:00 pm, Lily decidió llevar a la cuna al pequeño Harry, dejando a Tabatha con su padre.

-Mi hermosa Tabi, eres tan parecida a tu madre, pero esos ojos lo sacaste de papi.- beso la mejilla de la pequeña mientras ella sonreía.-Cuando crezcas sin duda serás la más hermosa de todo Hogwarts, y tu hermano no se quedara atrás, será todo un Casanova.- Lily bajo las escaleras con un enorme sonrisa al ver tan bella escena.

-De ninguna manera, cuando crezcan no dejare que lo lleves por el mal camino, Potter.- bromeo tomando en brazos a la niña y dándole un beso a su esposo.

-Bueno, basta de charla esta hermosa niña debe ir a dormir ahora mismo.- beso nuevamente la mejilla de Tabatha y acompaño a su mujer a dejarla en su cuna.

Cuando llegaron a la planta alta, abrieron una puerta blanca con un cartel de madera con la inscripción de "Lunática" (en honor a su padrino Remus Lupin).

-James, tengo miedo de que ya-sabes-quien-, venga y le haga algo malo a nuestros hijos.- murmuro Lily cambiando el vestido rosa que tenía la pequeña por su pijama.

-Dumbledore, no dejaría que eso pasase. Daría mi vida antes de que algo les pase a ustedes, la razón de mi existencia.- abrazó a su esposa por los hombros y deposito un beso en su mejilla.

-Bueno, mejor confiemos en que no nos van a encontrar y tratemos de estar tranquilos y poder criar a estos hermosos niños que hemos tenido.- dejo a Tabatha en la cuna, y observaron cómo poco a poco fue cerrando los ojos color avellana hasta caer en los brazos de Morfeo.

Ambos se fueron satisfechos al ver a su hija dormir plácidamente, al caminar por el pasillo entraron a la habitación de Harry, el cual como su hermana tenía en la puerta la inscripción de "Canutito" (en honor a su padrino).

James se inclinó y beso la frente de su hijo al igual que Lily. Se quedaron unos segundo más observando como el pecho de su hijo subía y bajaba tranquilamente, dieron una última vista al niño y se fueron a descansar.

-Eres el mejor padre de todos, tienes un hijo hermoso y ni hablar de tu hija, ambos son perfectos.- beso tiernamente a su marido antes de entrar al baño y cambiarse.

-Ni hablar de la madre de Harry James y Tabatha Lilian Potter, es una mujer sensacional, talentosa, amorosa, es la mujer perfecta.- tomo a Lily por la cintura y volvió a besarla. Después de haberse cambiado, ambos se metieron en la cama y durmieron abrazados como todas las noches

La noche siguió su rumbo, las familias que habían salido a pedir duces, ya se encontraban bajo el abrigo de sus chimeneas o en efecto, de sus camas. La casa de los Potter se encontraba en silencio. Ambos mellizos, dormían en sus habitaciones al igual que sus padres. Cuando la media noche llego, la puerta de entrada, se abrió brutalmente. James ante el ruido despertó suavemente a su esposa.

-Ve con los niños.- le susurro antes de bajar por la escaleras, olvidando tomar su varita.

Lily sin pensarlo, corrió por el pasillo hasta llegar al cuarto de la pequeña Tabi, la tomo delicadamente si despertarla y tomo rumbo a la habitación de su otro hijo, que al parecer estaba despierto, dejo a la niña junto a su hermano y apoyo la oreja contra la puerta.

En la sala un grito asusto a la pelirroja. Llego a escuchar un "Avada Kedrava", y una potente luz verde se pudo observar por debajo de la puerta, seguida de un grito desgarrador.

-James…- susurró al borde del llanto.

Sus dos hijos la miraban desde los barrotes de la cuna. Una risa malvada se oía a lo lejos. Muy asustada trato de hacer que sus hijos se mantuviesen en silencio, para no ser descubiertos. Harry, tenía los ojos aguados y amenazaba con llorar, ella vio esa acción y corrió a abrazar a su hijo para que no llore.

-Tranquilo, todo estará bien, amor.- beso la frente del niño mientras lo mecía.-Harry, Tabi, mamá los ama, papá también. Sean fuertes, estén siempre juntos. Los amo.- Al igual que la puerta de entrada, la puerta del cuarto se abrió de una forma violenta.

-¡A ellos no, ellos no, por favor ellos no!-suplicaba Lily, interponiéndose entre Voldemort y sus hijos.

-¡Apártate, muchacha estúpida... hazte a un lado, ahora!-

-¡A mis hijos, no! ¡Por favor… ten misericordia… ten misericordia!-gritaba la pelirroja, en un intento de protegerlos.

-¡Ésta es mi última advertencia...!-Voldemort, alzó su varita y los apunto.

-¡A ellos, no! ¡A mis niños, no! ¡Haré cualquier cosa! Mátame... mátame a mí en su lugar...-aquel hombre de larga túnica, no tuvo piedad por los intentos de una madre, al tratar de salvar a sus mellizos.

-¡Avada Kedrava!-Lily cayó al suelo, con los ojos abiertos. Voldemort, se acercó a la cuna, aún con la varita en alto.

-Ahora, ¿Cuál de ustedes será el elegido o elegida de esa ridícula profecía?- apunto con su varita a Harry y soltó otro "Avada Kedrava".Noto que el hechizo no le afecto en lo más mínimo, pero dejo una pequeña cicatriz en forma de rayo sobre su frente.Indignado lanzo el mismo a Tabatha. Pero no paso lo mismo que con Harry, al contrario el encantamiento reboto hacía él, haciéndolo desaparecer en una nube negra.

*.*.*

Después de unas dos horas, los mellizos aún seguían en la misma cuna, mirando el cuerpo de su madre sin entender lo que paso. La noche había estallado en una tormenta, rayos iluminaban la casa de los Potter.

Un hombre de túnica negra, ingresó al cuarto de Harry. Se quedó estupefacto al ver cómo, la mujer que había sido su amiga por años, ahora estaba muerta. Las piernas comenzaron a temblarle, la fuerza lo dejaba en ese momento, miles de lágrimas se agolpaban una tras otra.Se deslizo hasta tocar el piso, aún no creía como eso había pasado.

Como pudo se arrastró hasta el cuerpo de la pelirroja y la acunó entre sus brazos, llorando ante su perdida. Luego de que Severus Snape, se haya retirado, un agitado Lupin ingreso a la habitación, no pudo detener unas cuantas lágrimas al ver a su mejor amigo en suelo de la sala, y tampoco pudo contenerse ante la imagen de otra de sus mejores amigas en las mismas condiciones. Lentamente y con un paso un poco torpe, se acercó a la cuna donde se encontraban los mellizos. La pequeña pelirroja, se encontraba con los ojos rojos de haber llorado. Con suavidad la tomo en brazos y la acunó en su pecho.

-Pequeña Lunática, tan jóvenes y ya pasan por algo como esto.- la niña al reconocerlo comenzó a llorar.

-Tranquila cariño, ahora estoy yo…-

*.*.*

Por órdenes de Dumbledore, Hagrid, se encargó de pasar a recoger a ambos mellizos. Tabatha y Harry, serían criados por su tía materna, Petunia Dursley.

En la calle número cuatro de Privet Drive, un hombre de larga y plateada barba, vestido con una túnica morada, caminaba por la acera. De uno de sus bolsillos, extrajo, un pequeño aparato que con solo tirar de un interruptor, hacía que la luz se guardara en su interior. Una vez que la zona estuvo a oscuras, el maullido de un gato, lo alertó.

-Debí suponer que estaría aquí, profesora McGonagall.-en un abrir y cerrar de ojos, el gato, se convirtió en una mujer, de rostro estricto.

-Buenas noche, profesor Dumbledore.-ambos brujos comenzaron a caminar.- ¿Son ciertos los rumores, Albus?-

-Eso me temo, profesora. El bueno y el malo.-respondió con pesadez el mago.

-¿Y los mellizos?-

-Hagrid los traerá.-

-¿Cree sensato confiarle a Hagrid algo tan importante como esto?-se animó a preguntar la profesora.

-Lo es, profesora. Confiaría a Hagrid mi vida.-desde la oscuridad, una potente luz, se hizo vislumbrar. Una moto color celeste, estaciono, cerca de ambos profesores. Un hombre de gran estatura, se presentó ante ellos.

-Profesor Dumbledore, profesora McGonagall.-entre sus brazos, llevaba dos bultos bien arropados.

-Sin problemas, confió Hagrid.-el gigante, se acercó a ellos, guardando sus guantes.

-No, señor. Los pequeños se durmieron mientras sobrevolábamos Bristol. Intenté no despertarlos.-con mucho cuidado se los entregó.

-Albus, ¿Cree que se encontraran a salvo dejándolos con esta gente? Los he observado durante todo el día, son los peores Muggles, que se pueda imaginar. Un desastre.-decía McGonagall, mientras acunaba a la pequeña Tabatha.

-La única familia que les queda.-aclaró Dumbledore.

-Estos niños serán famosos. No habrá ningún niño en nuestro mundo que no conozca sus nombres…-

-Exacto.-interrumpió el mago.-Es mejor que crezcan al margen de todo eso, hasta que estén listos.-con delicadeza, los dejaron recostados en los escalones de la puerta de la casa. Hagrid, no pudo reprimir un sollozo y que los ojos se le llenaran de lágrimas.-Tranquilo Hagrid, no es un adiós para siempre al fin de cuentas.-Dumbledore, colocó un sobre encima de Harry con los datos de los Dursley.-Buena suerte, Harry y Tabatha Potter…-