Disclaimer: El tío Mickey me prestó sus personajes para jugar un ratito, con la condición de que se los devolviera tal y como me los dejó. ¡Qué ratón tan simpático! :D
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Tras hacerse fama como investigadores de casos paranormales, Hans y Elsa Westergaard acuden a una vieja casa embrujada, sin saber que están a punto de toparse con la mayor amenaza de sus vidas.
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Día 1
Prompt: Investigadores de lo paranormal
Género: Horror/Supernatural
Palabras: 1000
Rating: T
Propuesta de: Lollipop87
El Maleficio
Era la mañana del 24 de julio de 1974, cuando Hans y Elsa Westergaard se detuvieron frente a una vieja casa colonial en las afueras de Oslo. La propiedad, construida en el siglo XVIII aproximadamente, llevaba décadas siendo el epicentro de algunos inexplicables fenómenos que ahora estaban aterrorizando a la familia Bjorgman, la cual acababa de mudarse al lugar hacía pocos meses.
En cuanto Elsa fijó sus grandes ojos azules en la vivienda, sintió un estremecimiento que le recorrió el cuerpo entero. Aún no había puesto un pie dentro del portal y ya sabía que lo que les esperaba adentro era algo terrible.
Esa casa estaba maldita.
—¿Sientes algo? —la rubia se volvió hacia su esposo, quien la miraba con seriedad.
Para Hans no eran ningún secreto los extraordinarios dotes de percepción que poseía su mujer. Desde que era pequeña, Elsa había desarrollado la capacidad de ver el aura de las personas, así como las presencias que habitaban fuera del plano terrenal. Las benévolas y las oscuras.
Él sabía bien que el mal era un concepto que iba más allá de lo que la gente común creía. Su formación como demonólogo le había permitido reconocer a una gran cantidad de criaturas demoníacas. A veces poseían personas y lugares para manifestar su odio.
Y a veces también, con un poco de suerte, uno podía detenerles antes de que desencadenaran una tragedia.
—Hay algo perverso que habita en esa casa —dijo Elsa—, puedo sentirlo. Nunca había sentido una presencia tan fuerte y maligna como esta. Hans, lo que hay ahí dentro podría matarnos si no vamos con cuidado.
—Que Dios nos ayude.
Ambos se apearon del coche y se dirigieron a la casa, en la que fueron recibidos por un hombre rubio y de gran estatura. A pesar de su intimidante complexión, Kristoff Bjorgman lucía fatigado e indefenso. Les dio la bienvenida y los invitó a pasar al recibidor, donde les esperaba una joven de cabello pelirrojo que lucía tan cansada y asustada como él.
—Hace varias noches que ha sido imposible dormir, con todos esos ruidos. Es como si alguien se la pasara golpeando las paredes del sótano —relató Kristoff—. Al principio no le dimos importancia, pero una mañana encontramos a nuestro perro en el porche—sus ojos ambarinos se cristalizaron y a su lado, la colorada le tomó la mano con tristeza—, muerto.
—Sven había estado ladrando sin control todas las noches, siempre lo hacía a la misma hora —intervino ella—, era como si algo estuviera acechándolo allá afuera.
—Luego comenzaron los susurros, las luces que se apagaban, las puertas que se abrían y se cerraban sin control. Esta mañana, Anna se despertó con moretones en las piernas y en los brazos —el blondo tomó el brazo de su esposa y le dio la vuelta para mostrar uno de los enormes cardenales que tenía en la piel—, ha estado teniendo la misma pesadilla por semanas. Una sombra la observa desde la puerta de nuestra habitación y luego intenta atacarla.
La muchacha rompió a llorar y se cubrió la cara con las manos.
—Yo solo quiero que todo esto termine —sollozó—, por favor, ¡ayúdennos! No tenemos otro sitio adonde ir.
El matrimonio Westergaard intercambió una mirada cautelosa.
—Este parece un caso de posesión en toda regla. Debo advertirles —afirmó Hans—, no será sencillo expulsar lo que habita aquí.
—Necesitamos recorrer la casa —dijo Elsa.
Una por una, fueron visitando las habitaciones. La rubia miraba hacia los rincones con perspicacia mientras su marido hacía algunas anotaciones. De vez en cuando, se los veía intercambiar algunos murmullos entre sí o tocar determinadas paredes con preocupación.
Finalmente bajaron al sótano.
Elsa se agarró con fuerza de la barandilla de la escalera, fijando la mirada en un punto aparentemente vacío del lugar. Los otros no lo veían, pero justo allí una sombra se daba la vuelta y le mostraba una pérfida sonrisa, comprendiendo de sus facultades para verla.
Temblando, la clarividente le sostuvo la mirada y sintió como parte de su energía era absorbida por el espíritu. Sus ojos se pusieron en blanco y la luz de la lamparilla que colgaba del techo comenzó a parpadear. Elsa escuchó el aullido sobrenatural que exhalaba aquella presencia y sin más, se desvaneció.
—¡Elsa! —los fuertes brazos de Hans lograron recogerla antes de que cayera al suelo.
Tras él, la puerta se cerró de golpe. El bermejo tomó a su esposa en volandas y retrocedió por la escalera, alejándose lo más posible de aquello que estuviera en el sótano. Gritó y escuchó como intentaban abrir del otro lado.
Abajo, algo ocasionó un estruendo y una silla salió volando hacia ellos. Justo en ese instante lograron abrir la puerta y Hans se precipitó hacia afuera, dejando que la silla se hiciera añicos contra la pared. En el pasillo, las luces también parpadeaban y él sudaba frío. Le indicó a sus anfitriones que se mantuvieran alejados del sótano y fue con su mujer a la sala de estar para intentar que recuperara la conciencia, sacudiéndola suavemente.
Lentamente, Elsa recobró el conocimiento y miró desorientada a su alrededor.
—Elsa, cariño, ¿qué viste allí?
La rubia le tomó una mano con fuerza y lo observó con sus grandes ojos azules llenos de miedo.
—Oh, Hans…
—¿Lo sentiste, verdad?
—Es tal como yo te dije, estas personas están en peligro —la blonda se incorporó en el sofá con cuidado y frunció el ceño, consternada—. Lo que aquí habita, es un mal que se remonta a hace mucho tiempo. Y está buscando venganza.
—Parece ser que nos hemos topado con un alma errante y furiosa.
—Es más que un alma en pena. Estoy segura de que en ese sótano se cometió un asesinato. Un sacrificio con fines paganos.
—¿Crees que sea preciso exorcizar la casa?
—Sin duda alguna.
Hans soltó un respingo y la rodeó con los brazos.
—Me comunicaré con el reverendo Weselton de inmediato.
¿Quién dijo que resolver casos paranormales fuera un trabajo sencillo?
Nota de autor:
I´m back, bitch!
Pensaban que habían logrado deshacerse de la tía Frozen, pero se olvidaron de que yo tengo el don de detectar cuando me descuidan al fandom y sí, tenía que hacer algo al respecto. Fics abandonados, actualizaciones esporádicas, personitas que sufren por la falta de Helsa, ¡eso no puede ser, criaturas! D: Pero ya vine a poner orden y a darles sus buenas dosis de Iceburns durante todo el mes, a ver si así se ponen las pilas y revivimos este sitio.
Nuestra primera viñeta es una idea original de la señorita Lolli, quien quería ver a nuestros pajaritos como investigadores paranormales, algo que me fascinó. Como buena amante de las películas de terror, me basé en los personajes de Ed y Lorraine Warren (investigadores reales), para dar vida a los papeles de nuestra parejita. Imaginarlos como dos esposos que luchan contra las fuerzas del mal es algo demasiado perfecto. ¿O ustedes que piensan?
Pásense por mi perfil si quieren ver el listado de sorpresas que les esperan durante las próximas semanas. Algunas ideas son suculentas, otras mágicas y llenas de drama, pero todas estarán llenas de Helsa y esperan recibir con ansias sus alocados reviews. ;D
Por cierto, no se olviden de comentar en la cajita de abajo. Si lo hacen, les enviaré una insignia para formar parte del club de Copos de Nieve de la tía Frozen y un muñeco de acción de Hans vistiendo una capa, una corona y un cetro... y nada más. (7u7)
Sin más que decir, nos leemos mañana, gente. Que comiencen los días de Agosto. e.e
