Notas de la autora: ¡Hola a tod@s! Mi nombre es Lanthir, y me encanta escribir fanfics, aunque esta es la primera historia de HP que escribo. Es un fanfic slash/yaoi, o sea, relación chico-chico. No quisiera herir susceptibilidades, así que si no te gustan este tipo de relatos, baja el menú que esta arriba y ve al rating correcto a tus necesidades. Si te gusta lo que lees, déjame un review, por favor :)

Ah! Y todos los personajes son de J. K. Rowling,  yo solo soy una imitación barata de ella, je, je. No gano nada por escribir esto, mas que sacar el exceso de imaginación de mi loca cabeza y (espero) entretenerlos a ustedes. ¡Disfruten y gracias por leer esto! :)

Lanthir

Un Giro Insospechado

Capitulo 1: El Descubrimiento

"La *maravillosa* clase de Pociones" pensó Harry, mientras se dirigía junto con Ron y Hermione al aula del profesor Snape. A pesar de los años, seguía detestando la clase tanto como Severus lo detestaba a él. Desde la primera vez que puso un pie en el oscuro calabozo, supo que las cosas iban a complicarse en aquel lugar.

Iba pensando en todo esto, cuando justo antes de pasar por la puerta, un empujón lo saco de sus cavilaciones. Draco Malfoy paso rápidamente junto a él, mirándolo con su acostumbrada sonrisa burlona. Crabbe y Goyle lo siguieron, empujando a Ron y Hermione también.

"Maldito" pensó Harry mientras se sobaba el brazo.

-No solo tenemos que soportar a Snape- dijo Ron –Sino a estos tres imbeciles. ¡Odio esta clase!-

-La clase no es el problema- respondió Hermione –En realidad, es interesante, y algún día nos va a servir todo lo que aprendamos aquí. El problema es la compañía-

La chica lanzó una mirada furibunda a Malfoy. Este levantó una ceja desdeñosamente, y desvió la mirada como si los Gryffindor le aburrieran enormemente.

Ron murmuro algún insulto ininteligible, y después le dijo a Harry:

-Hay que apresurarnos. ¿Primera fila, como siempre?-

-No, no... siéntate con Hermione si quieres, no tengo ganas de ver la cara de Snape en primer plano hoy. Me quedaré atrás.-

Ron lo miró extrañado. Por insistencia de Hermione, se habían empezado a sentar adelante desde primer año, y ahora les gustaba estar cerca de la pizarra y lejos de los Slytherin, pues casi todos se quedaban en las filas de atrás a holgazanear.

-Como quieras- le dijo Ron - ¡Suerte en tu nueva vida de Slytherin!-

Harry puso cara de malo y le lanzó una bolita de papel, que el pelirrojo esquivó entre risas.

El Gryffindor buscó un asiento vacío. El único que quedaba estaba junto a Pansy Parkinson, quien le dijo con voz chillona:

-¿Perdido, Potter? ¿O el pobretón y la sangre sucia te abandonaron?-

Harry no le contestó. En realidad, tenía cosas mas importantes en que pensar que en Pansy. Como la razón por la que no quería sentarse al frente.

Desde hacía un par de meses, Harry tenía la impresión de que alguien lo observaba en clase de Pociones. Sentía esa sensación insistente en la nuca, y cuando volteaba, no veía a nadie demasiado interesado en él. Trató de ignorarlo, pero en realidad le estaba empezando a molestar. Pensó que alguien le había puesto una maldición para fastidiarlo, así que hizo un contra hechizo de protección, pero las cosas seguían igual. No le comentó nada a sus amigos para no parecer paranoico, pero ya se estaba desesperando.

Después de un mes de esta situación, planeo una sencilla y nada mágica treta. En una clase especialmente tediosa, donde Snape les había dictado todo el tiempo, Harry volvió a sentir la conocida sensación. Esta vez atraparía al mirón. Sacó un pequeño espejo de su bolsillo, y disimuladamente lo escondió en su mano. Cuando el maestro estaba de espaldas a ellos, escribiendo algo en la pizarra, alargó la mano un poco y buscó en el reflejo a quien lo estuviera observando. Todos estaban escribiendo, con la vista baja y en silencio. Pero de repente Harry vio, tres bancas detrás de él en la fila de su izquierda, a Draco. Los ojos grises del muchacho lo veían fijamente, pero lo que desconcertó a Harry fue que no era su habitual mirada de odio. No, era diferente; sus facciones estaban suavizadas, sin el menor rastro de burla o coraje. Su expresión en sí parecía la de una de esas antiguas pinturas de rostros soñadores y ensimismados, acaso con un dejo de tristeza en sus hermosas fases. Nunca lo había visto así.

Harry se dio la vuelta bruscamente, tirando su pergamino al suelo. Miró a Draco con furia, aunque no sabía si era por costumbre o por que en realidad estaba molesto. El chico rubio palideció al verse descubierto, y desvió la vista rápidamente. Clavó los ojos en el pergamino y fingió escribir. Pero era demasiado tarde: Harry lo había descubierto.

No dijo nada a Hermione ni a Ron, pues suponía que esa extraña actitud tenía que ver con cierto incidente con Malfoy hacía seis meses, del cual no comentó nada a sus amigos. Sin embargo, seguía pensando en el por qué de esa mirada. Eran tan diferente a la manera de ser de Draco, que no se podía imaginar que demonios estaba pensando en esos momentos. Su actitud hacia Harry no había cambiado un ápice a pesar de lo que había hecho por él, así que un principio de simpatía, definitivamente no era. O al menos eso pensaba Harry. Decidió hablar con Malfoy; no quería quedarse con la duda, y además, no habían intercambiado mas que los acostumbrados insultos desde aquella noche. Necesitaba saber que había pasado en realidad.