CAPITULO 1: RESIGNACIÓN

Deja de llorar – Me repetía una y otra vez, secando de mi rostro las constantes lagrimas que le recorrían. En mi mente torturándome, se corría como una película el momento en que todas mis ilusiones habían sido destruidas.
Odio mi vida – Exclame al fin con rencor. Odiaba las reglas de mi familia, a las personas que decidían por mí… y a mi futuro esposo. Creo que de alguna u otra manera esperaba que él se opusiera a este arreglo y se anulara, pero su indiferencia y conformidad me saco de mis casillas.

No me queda más que resignarme, borrar de mi mente la palabra felicidad con la que tanto había soñado en mi vida. De ahora en adelante seria imposible ser feliz compartiendo mis años con un hombre serio que no expresa sus sentimientos, y… aunque me pese en el alma admitirlo, un hombre al que no amo.

Daria cualquier cosa por cambiar esto ultimo, pero… mi corazón sigue fiel a aquel amor tan venenoso que poco a poco me carcome. Amor que por mi bien trate de desaparecer al salir aquella persona de mi vida, al decirme gracias y pedirme, exigirme que me alejara, que dejara de ser una molestia. Molestia… solo eso había sido para él, nada más.

Soy una estúpida, lo sé. Pero no puedo cambiar mis sentimientos. Lo amo a pesar de su rechazo, su indiferencia.

Quizás… solo quizás, esta sea una oportunidad para olvidarlo. Tal vez con el paso del tiempo logre enamorarme de mi futuro esposo y olvide este dolor.
¡Valla!, Debo admitir que suena bastante bien… pero, a quien estoy engañando, solo fantaseo. Será imposible.

- ¡Sakura! – Grito mi mejor amigo, Naruto Usumaki… entrando en mi habitación. La noticia de mi boda a el tampoco le habia agradado. Pero, a pesar de sus constantes quejas, los planes seguían siendo los mismos.

Deberías tocar la puerta antes de entrar – Le reclamé. Me había llegado de sorpresa y ni tiempo había tenido para limpiar mis lagrimas. Le di la espalda y comencé a secarlas con el borde de mis mangas.

- Tsunade quiere verte en su oficina… -

- Gracias, enseguida voy… - A penas había terminado de pronunciarlo cuando sentí sus fuertes brazos rodeándome con cariño.

- Todo ira bien Sakura, tal vez no sea tan mala tu nueva vida…

Solo atine a asentir con la cabeza. Sentir el apoyo de Naruto me daba fuerzas… pero, en aquel momento en el que tan vulnerable me había encontrado: no pude retener mis lágrimas.
Me gire hacia el y apoye mi cabeza en su pecho. Que estúpida había sido. Años atrás Naruto, el que ahora era mi mejor amigo, había estado enamorado de mí… y yo cegada por otro amor lo había alejado de mi lado. Si hubiera aceptado en aquella época, quizás ahora estaría viviendo algo totalmente diferente, quizás ya como su esposa o próxima a serlo. Cualquier cosa seria mejor que casarme ahora con un hombre al que a penas conozco.

- Vamos, tienes que ir o se pondrá la vieja como loca –

Intente sonreír hacia ese comentario. Me separe de su cuerpo y lo mire con agradecimiento. Subió su mano derecha y limpió cariñosamente las últimas lágrimas que dejaban su rastro. Me dejo un beso en la frente y me guio hacia la salida.

Saltamos por los tejados de las casas para ahorrar tiempo. Seguramente tsunade nos comería vivos si tardábamos demasiado.

Tome aire al encontrarme frente a la puerta de su despacho. Mire por ultima vez a naruto y abri la puerta con toda la seguridad que podía tener en aquel momento.

Mis piernas flaquearon un momento al encontrarme con la escena que me esperaba.
Frente a la quinta… Ryusei el jefe de repuesto del clan Hyuga… me saludo con un gesto de la cabeza. Y mi futuro esposo, quien era el heredero… ni siquiera se inmuto en mirarme.

- Me mando llamar Tsunade…

- Claro Sakura, siéntate. – Me ordeno a la vez que me señalaba la silla continua a la de mi futuro esposo. Respire hondo… debía controlarme. Al situarme a su lado me miro por primera vez. No dijo nada, solamente se limito a asentir con la cabeza. Sentía yo tantas ganas de darle su merecido. ¿Quién se creía él para tratarme de aquella forma?

Desde hace algunos meses Ryusei uno de los miembros del consejo. Se hacia cargo del clan Hyuga. Después de que Hinata y su familia fueran asesinados. El clan había tenido grandes pérdidas, por lo que se buscaba reponer el equilibrio y para ello el nuevo heredero debía contraer matrimonio. Entre tantas candidatas que había en la aldea, se busco a la más preparada… y aquella persona… había sido yo.

- Estábamos discutiendo los últimos detalles de la boda. Ya que falta solo una semana. – ¿Acaso tenia que recordarme el escaso tiempo de libertad que me quedaba? Se me hizo un nudo en el estomago. – Y uno de esos detalles serán las actividades que realizaras como esposa del heredero.

- Entiendo…

- Ryusei, creo que a partir de ahora te toca a ti… - exclamó tsunade. El hombre se puso de pie y camino hacia atrás de la quinta. Clavó su fría mirada en mí.

- Verá señorita Haruno, nuestro clan es el mas antiguo de Konoha, y el mas respetado. Conservamos antiguas tradiciones y tenemos mucho cuidado en no quebrantar ninguna de nuestras normas. –

Comencé a sentirme nerviosa. Apreté con fuerza mi falda y asentí con la cabeza. Al parecer eso esperaba el hombre para proseguir

- Como la esposa del jefe del clan, tiene ciertas obligaciones. Es su deber encargarse del mantenimiento de la casa, de los gastos, las despensas. Deberá ser quien este mas en contacto con la aldea. Y cuando su esposo no se encuentre, se encargara de hacer las reuniones con el consejo y de solucionar todos los problemas que afecten al clan.

Al principio parecía sencillo, pero cada nueva responsabilidad que decía aumentaba el grado de dificultad. ¿Acaso pensaba que ella sola se encargaría de todo eso?

-Claro que todo eso no lo harás sola. – Tsunade capto mi atención. – Tendrás ayudantes para las tareas de la casa y la aldea, sin embargo cuando se trate del consejo solo serás tu.

- Esos son asuntos que trataremos cuando vengas con nosotros. Mi mujer se encargara de ponerte al corriente. –

-Me parece bien. Solo una pequeña cosa… – Las tres personas en la habitación me miraron. – En los últimos años he estado trabajando en el hospital de la aldea. Me gustaría seguir ejerciendo en el.

-Imposible. – Esa voz. Me gire y clavo en mi su penetrante mirada. Aquel blanco en sus ojos lograba que me sintiera extraña. Me inquietaba mirarlo. Pero debía de mostrarme segura y tratar por lo menos de convencerlo. El hospital era mi vida. Había sido mi refugio, la medicina para no pensar en mis problemas.

-No pienso abandonar el hospital – Me dirigí a Tsunade. Tenia la esperanza de que ella me entendiera y apoyara.

-Tienes nuevas responsabilidades con mi clan, no debes desatenderlas. – Exclamo el ojiblanco. No se había producido ningún cambio de voz. No había ni muestra alguna de sentimiento. Me recorrió un escalofrió.

-Podre con ellas. Pero en mis ratos libres deseo poder ayudar a los médicos… - Mi volumen comenzó a perder fuerza. Realmente me intimidaba su presencia.

He dicho que no…

Tsunade… - Trate de buscar su ayuda. Pero me miro negándome con la cabeza.- Lo siento Sakura. Son reglas antiguas del clan al que pertenecerás.

Pero… -

-Debes acatar las órdenes de tu esposo sin quejarte. –

Aquello era el colmo. ¿Acaso esperaban que me volviera sumisa? ¿Qué me quedara callada mientras veía como mi futuro se venia abajo?

-Aun no me he casado contigo Neji. – Me puse de pie acelerada. Necesitaba salir de aquel lugar y despejar mi mente. – Puedo retirarme?

Tsunade compartió una mirada con Ryusei y asintió con la cabeza.

Con permiso…

Después de esto Salí de la habitación poniendo especial empeño en cerrar la puerta despacio, ya que en aquel momento lo único que quería era despedazarla de un portazo.