Advertencias: RIREN. Mikasa y Eren siendo buenos hermanos (Nada más) Un poco sangriento, dramático, longfic, quizá un poco de OOC. Levi siendo un badass y probablemente (a manera de spoiler) el villano. Sorrynotsorry.


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Capítulo 1:

La ira del joven, nació aquel día y tiene sueños de libertad

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Eren toda su vida fue el chico gracioso, problemático y con iniciativa. Para ser claros Eren era un buen chico, que la mayoría de las personas dentro de su clan quería. Como a un hijo. Pero solamente sus padres tenían ese privilegio. Carla y Grisha Jaeger, los líderes del clan Smaragd o como se traducía, el clan esmeralda.

El nombre del clan, la señal más distintiva, era también la descripción de los miembros de este. Smaragd, traducido significa Esmeralda. Ese era el color de los ojos del clan, todos tenían unos preciosos ojos esmeraldas… azulados, grisáceos. Los Smaragd estaban orgullosos de sus ojos, porque eso era lo que los distinguía de las demás personas. Y por eso también se mantenían ocultos en el bosque, viviendo en una pequeña aldea.

Algunos pueden pensar que eso suena primitivo. Eren lo creía. Pero había más de una razón para que los Smaragd vivieran ocultos en el bosque, lejos del mundo exterior. La razón que los llevo a la extinción. Sus ojos.

Esos ojos tan bonitos, fueron su perdición. Porque incluso alejados de todos… las personas más oscuras y temibles fueron tras ellos. Y los encontraron…. Aquel día.

Aquel día, Eren no estaba… había huido. Con Mikasa. Una niña del exterior… que su clan había rescatado al verla herida. Había sido atacada por lobos mientras huía ¿de qué? Quien sabe, Eren no se lo pregunto. Simplemente vio en ella a la amiga del exterior que siempre quiso tener. Y Mikasa vio en él, quizá algo más. Pero no dijo nada.

-¡Vamos Mikasa! – Pidió Eren subiendo por el árbol - ¡Trepa más rápido!

-Eren… - dijo Mikasa recuperando al aliento. Aunque ya estaba completamente recuperada no podía seguirle el paso al muchacho. No en escalar arboles – No tan rápido. Esta oscureciendo.

-Lo sé, lo sé. – sonrió Eren sentándose en una de las ramas del árbol – pero aquí es el único lugar donde puedes contarme cosas del exterior ¡quiero oírlo todo!

-Eren ya te he dicho que no me acuerdo de muchas cosas…

Mikasa había perdido sus memorias tras el ataque que sufrió, por consiguiente cuando se recuperó no pudo hacer nada más que quedarse a vivir con los Smaragd, los padres de Eren que también eran los líderes del clan, la adoptaron como a una hija. Aunque ella no poseyera los ojos esmeralda.

Mientras se dio su recuperación, ella fue recuperando algunas de sus memorias. Cosas sobre el exterior, cosas banales que a Eren le fascinaba escuchar. Y siempre se alejaban del clan para poder platicar cómodamente. Y que Eren se mostrara increíblemente emocionado por ese mundo externo del que sus padres lo alejaban…. Sin saber aun precisamente el porqué.

-¿Arena y mar? – Eren tenía los ojos abiertos como platos, hermosos y destellantes - ¡No lo creo!

-No estoy bromeando. Es como tierra pero dorada y menos blanda… el mar es agua que cubre todo el planeta ¿enserio no te lo dijeron?

-Nada, de nada… me lo han contado, pero nunca he conocido a nadie que lo hubiera visto Mikasa. Aquí nunca salimos, pareciera que estamos a días del exterior… - Eren no es nada tímido con Mikasa. Puede expresar sus sentimientos libremente y sus ganas de libertad. De conocer el exterior.

Mikasa se reprime, porque sabe que sus padres se molestarían si supieran que le cuenta a Eren todas estas cosas, que quizá no es lo mejor, alimentar ese sentimiento en el joven de 14 años. Está en el pleno desarrollo, desconoce muchas cosas. Aun así quiere ver los ojos de Eren, cada vez más brillosos, cuando le cuenta algo de lo que vagamente recuerda.

-Si algún día salgo de aquí – presiona Eren – enserio no me va a importar cuanto tiempo me tarde…

-Si no salen de aquí es por algo, Eren – ahí esta Mikasa intentando reprender a Eren. Haciéndole ver que quizá no todo es tan fácil como piensa el muchacho.

-Pues ese ''algo'' lo tengo que descubrir, antes de que me vuele la cabeza de desesperación – Eren cuelga sus pies en la rama y deja la cabeza colgando. Se ríe bajito al sentir la sangre corriendo a su cerebro.

Entonces pasa.

El grito es desgarrador, el viento sopla con fuerza y las hojas del árbol se agitan. Eren siente su cuerpo estremecerse, porque jamás nunca en su vida, había escuchado semejante sonido de dolor. No en su clan, no en su aldea, no a días luz del exterior. Nunca.

Mikasa es más rápida que él, quizá porque su cerebro asocia ese grito con recuerdos del exterior… donde esos gritos si son comunes. Toma a Eren de la muñeca y lo ayuda a subir a la rama. Trepan más y más. Hasta llegar a la copa del árbol. Mikasa pone un dedo sobre los labios.

En otras circunstancias (unas más conocidas para Eren) probablemente él se habría puesto en marcha rumbo a la aldea de inmediato, pero no era el caso porque, Eren desconocía lo que sucedía, no podía más que dejarse guiar por Mikasa. Y esta por sus instintos de supervivencia ¿Qué demonios pasaba?

¿Qué eran esos gritos?

Cuando llegaron al extremo de la rama más alta del árbol, decidieron mirar por encima de este, solo para mirar a la aldea… solo para encontrar una respuesta a tales sonidos. Solo para poder encontrar, la respuesta a todas sus preguntas y sus miedos. Mikasa logro tomar a Eren antes de que este gritara. Antes de que llorara. Pero no pudo evitar que sus ojos vieran la escena.

A lo lejos se veía la aldea de los Smaragd, cubierta de rojo sangre en el piso, los cerebros esparcidos, las casas llenas de agujeros, la sangre entrando al agua del rio… los cuerpos amontonados, separados, juntos, distantes. Regados por todas partes.

Todo su clan exterminado, muertos. Y con las cuencas de los ojos vacías.

Justo Eren pudo captar el momento en el que una persona, con una capucha negra, arrancaba los ojos de las cuencas a su madre. Que aún estaba viva. Pero sus ojos no eran normales a este punto, los ojos de Carla, resplandecían en color dorado… como oro líquido fundido. Y justo en el que sus ojos más brillaron. Fueron arrancados.

Las personas vestidas de negro se dieron media vuelta y se fueron de ahí. Dejando al clan Smaragd, exterminado. Con un único sobreviviente.

Eren.

El único del clan. El único con los ojos de los Smaragd.

Un muchacho de 14 años, solo en el mundo, que presencio la muerte de todos sus amigos y familiares. A lado de una muchacha cuya mente había encontrado todos los recuerdos que le faltaban, pero no podía decirle todo a Eren. Porque la odiaría.

Porque cuando vio a esas personas, con esas capuchas, cuando vio los ojos dorados. Lo recordó todo.

Y Eren encontró cosas que jamás olvidaría.

Ahora Mikasa lo miraba, sabia sus propios pecados, conocía su pasado, y miraba a Eren con dolor. No podría apartarse de él. No podía. Tiene que quedarse con él porque tiene que protegerlo, de esas personas. Que lo buscaran. Que definitivamente lo van a buscar.

Mikasa sabe el porqué.

Es por tus ojos Eren. Los preciosos ojos de los Smaragd. Que cambian de color cuando están furiosos, cuando se emocionan demasiado, cuando su sangre se calienta. Esos invaluables ojos dorados Eren.

En ese momento Eren no juro venganza a aquellos que habían matado a su clan. En ese momento Eren necesitaba respuestas. Muchas respuestas, en ese momento Eren no pudo ver sus ojos cambiar de esmeralda a dorado, en ese momento Eren solo quería escuchar la verdad y llorar. Ya habría otro momento para jurar venganza.

Mikasa también lo sabía, no era el momento de jurar venganza. Era el momento de huir.

Rápido. Ya.

Salir de aquí.

-Eren tenemos que irnos – pidió Mikasa acercándose a Eren – tenemos que irnos. Ahora que esas personas se han ido, tenemos que salir de aquí.

Eren asintió frenéticamente, limpiándose las mejillas, los mocos, todo el morreo y todo el dolor en un brazo lo dejo embarrado. Bajo del árbol a trompicones, con Mikasa siguiéndole de cerca. Aun viendo en sus ojos a su clan exterminado… aun sintiendo a esas personas arrancando los ojos de su madre.

-Tenemos que salir de aquí Eren… - la voz de Mikasa era distante. Como un eco.

En algún momento Eren va a desmayarse, pero no ahora precisamente ahora hace lo que Mikasa le dice y sigue adelante, camina como un muerto viviente, taciturno, corre sin saber realmente a donde va. No piensa en nada en ese momento, está consciente de que más tarde toda la culpa y el dolor se harán presentes de forma desorbitante pero ahora mismo solo sigue las pisadas de Mikasa. No mira atrás.

No mira a la aldea, ni al clan. Da media vuelta y se va corriendo de ahí.

-¿A dónde iremos? – pregunta en medio de su alucinación

-Con alguien que nos va a ayudar Eren. Tranquilo – La voz de Mikasa es conciliadora, parece que sabe de lo que habla. A pesar de haber presenciado tan grotesca escena.

Mikasa sigue el rumbo firme que sus recuerdos ya la presentan, corre por el bosque del clan. Corre a las afueras, porque si quiere llegar a ese lugar al que necesitan llegar, tendrá que correr como nunca. Cargar a Eren. Tienen que llegar antes de que anochezca. Tienen que llegar antes de que los sientan. Antes de que se den cuenta de que algo falta.

Alguien falta.

¿Quién falta?

Seguramente volverán mañana. Tienen que volver. Mikasa tiene que sacar a Eren.

-¿Mikasa? – pregunta Eren - ¿Por qué los mataron? ¿Por qué Mikasa?

Mikasa se muerde la lengua, toma a Eren de la mano. Tiene que sacarlo de aquí definitivamente.

-Ya habrá tiempo para las respuestas Eren – la muchacha rodea el tema – no te preocupes por eso ahora. Por favor solo corre lo más rápido que puedas.

-¿Van a venir por mí? – Pregunta el desolado muchacho - ¿lo harán?

No, no lo harán. Pero no puedo arriesgarte.

-Si – miente Mikasa – van a volver Eren. Por ti. Tengo que sacarte de aquí.

Y Eren lo cree. Cree en Mikasa. Porque lo que realmente les falta a esas personas no es Eren, sino ella. Van a volver por ella. Pero si encuentran a Eren…

Mikasa lo tiene que sacar.


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-¿Mikasa?- el rubio abre la puerta sin recelo alguno. No tiene nada que temer. Pero se sorprende cuando ve a la pelinegra cargando a un chico castaño.

Parece inconsciente.

-¿Qué diablos? – Mikasa no se hace esperar, entra a la casa con el joven en la espalda. Ella es fuerte, pero Eren pesa más. –Pensé que estabas desaparecida…

-Eso hicieron creer Armin- Mikasa deja a Eren sobre el sillón de la sala humilde el rubio. Aunque la casa solo sea una fachada. – Estaba en misión encubierta.

-¿A si? – el rubio ciérrala puerta – Nadie me dijo nada sobre eso.

-Y por tu bien, no debes decir nada sobre esto. ¡Es por tu bien! – suplica Mikasa. Armin se acerca a la pelinegra y se sienta en el otro sillón – sé que puedo confiar en ti Armin.

-¿Pero qué sucedió Mikasa? Tienes que decirme todo… - Armin no puede dejar de ver al muchacho

-Él está bien. Solo está cansado. – Mikasa mira con ternura a Eren. – te lo contare todo, promete que no dirás nada

-Lo prometo. – Armin se queda más tranquilo al saber que el castaño está bien.

-Cuando me dirigía a la misión, fui atacada… por lobos.

-No me hagas reír. – Sonríe Armin – si quieres que te ayude, tendrás que ser sincera.

-Está bien, fui atacada por… probablemente una bestia de Gévaudan. – Armin alza una ceja- interfirieron en la misión y me dejaron gravemente herida. Perdí mis memorias temporalmente… ellos no me esperaron y siguieron adelante con la misión.

-¿La misión tiene que ver con él? –pregunta Armin levantándose del sillón. Va a preparar un poco de té para la muchacha. Al final de cuenta ella parece casi tan alterada como lo debió estar el chico castaño. Solo está aventurando.

-Si – acepta Mikasa – pero, no pude dejarlo… Armin. Él lo vio todo.

-¿Qué vio? ¿Los vio atacar? – Armin se estremeció – Eso debió traumarlo…

-No es solo eso Armin – Mikasa negó de un lado a otro meneando la cabeza y tomo el té que el rubio le ofrecía – él es un Smaragd.

-¡No me digas! – Armin se cubre la boca con la mano – sabía yo que ellos iban por los Smaragd, lo sabía. Están dando precios exorbitantes por sus…

-Por sus ojos – Mikasa se encoje, como si la hubieran picado con un palo. Esta triste – Eren los vio. Está asustado y confundido.

-¿Qué vas a hacer? cuando se enteren de que no volviste… cuando sepan que él tiene esos ojos…

-Lo mataran sin duda – Mikasa se pone más triste – tal vez a mí también. Por eso tengo que huir Armin. Tengo que proteger a Eren. No puedo dejarlo aquí

Armin escudriña la respuesta de la chica de pelo negro. Está seguro de lo que oye, pero aún faltan demasiadas explicaciones para que Armin pueda entender y asimilar toda la información, y todo lo que ha pasado. Primero que nada… están las advertencias. Cuando el muchacho despierte mañana ya verán que le dicen, ya se las arreglará Mikasa.

-Ayúdame… Armin – suplica Mikasa.

-Tu primo, Duhamel y lo dragones no van a estar contentos. – Armin advierte.

Es todo un santo.


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Aclaraciones: Una bestia de Gévaudan, es un animal criptido, de apariencia de lobo. Su existencia no está comprobada en el mundo humano, pero en este fic sí, es una de las muchas bestias con las que nuestros protas convivirán. Para más aclaraciones buscar en internet.

Duhamel y los dragones, es el nombre de una división de soldados que confrontaron a las bestias. En este fic es el nombre del grupo de malvados… (¿)

N/A: probablemente ya muchos se dieron cuenta, pero este fic está inspirado en hunterxhunter, aunque tengo otros fics en curso tenía que comenzar con este. Ver que tal me salía la trama… espero que les guste y si les llama la atención dejen un review.

Disclaimer: Snk no me pertenece, Hunterxhunter no me pertenece, el título es de Guren no yumiya adaptado por ranita conejito, o sea que nada me pertenece… más que la historia. Creo.

Dejen un review.

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