Hace siglos que no publico nada aquí. Realmente han pasado muchas cosas desde entonces, hasta el punto en que la enorme historia que llevaba a cabo con mi amiga Nigriv bajo el sobrenombre de Guilmains, quedó en suspenso inicialmente por culpa de un plagiador. Al respecto de ese proyecto y lo que pasará en un futuro sólo diré, nunca se sabe...
Pero por otro lado, revisando mi perfil, vi que una de las historias más largas que escribí yo sola no la había llegado a subir. Y sinceramente, no lo hice porque era la continuación del fic de Siete Almas, y no siempre un fic de esas caracteristicas es bien acogido. Incluir personajes -encima siete- que comparten protagonismo con Harry y los demás, por mucho que les acompañen en sus aventuras, no a todo el mundo le apetece leerlo a pesar de que es una historia con su trama, su desarrollo y su desenlace. Nada escrito al azar o sin sentido. Aunque sé que siendo una de las primeras historias que escribí, se puede ver más sencilla, sobre todo comparado con lo que llegué a hacer posteriormente en UP y HH ^_^ Pero no siempre lo sencillo es malo o aburrido ;) Para mí fue una historia especial, sé que para las personas a las que reflejé en esos personajes también lo fue, y eso es lo importante. Por todo ello, al final he decidido subir aquí la continuación, aunque ya hayan pasado tantísimos años desde que está escrita, nada más y nada menos que 9 para ser exactos, simplemente para que todo esté junto y si al final alguien tiene la suficiente curiosidad y quiere leer, aquí estará todo.
Por hacer un breve resumen, Siete Almas -que se encuentra en mi perfil- es la historia de siete amigas en Hogwarts, pertenecientes a diferentes casas, que se ven en una complicada tesitura al cruzarse en el destino de Harry y su lucha contra Voldermort. Y aquí es donde prosigue la historia, habiendo transcurrido un tiempo desde aquellos años en Hogwarts. Hay que tener en cuenta, que esta historia la escribí en el año 2004, con lo que lo último publicado oficial era la Orden del Fénix. Eso abría un universo inmenso de posibilidades al no saber aún qué ocurría en los dos últimos libros de JK. En Pasado, Presente y Futuro habrá viajes en el tiempo, encuentros buscados, reapariciones inesperadas y cómo no, magia, mucha magia. ¿Cómo será todo con más detalles? Sólo leyéndolo se sabrá. Por lo pronto, este es el primer capítulo. Consta de 15 capítulos en total, que iré subiendo según los vaya preparando aquí en ffnet.
Finalmente y para hacer las cosas bien y como antaño, un breve disclaimer para decir que los personajes sobre los que escribo -exceptuando los correspondientes a las siete chicas de este fic- son propiedad de JK Rowling y sólo los tomo prestados para poder dejar volar la imaginación a lugares con los que sueño y con personajes que adoro.
Capítulo 1: Reencuentros
El tiempo pasó en Hogwarts. Las que eran conocidas como las Siete Almas, el Ejército de Potter, terminaron sus estudios en el Colegio de Magia y Hechicería. Nigriv y Mahe fueron nombradas prefectas en sus últimos años en la escuela. Aloho viajó a Tierras Frías a conocer el modo de vida de los magos y brujas que allí habitaban. Circe también viajó pero a la Escuela Beauxbatons, en Francia, invitada por Madam Maxime. Inqui conoció a un apuesto mago y contrajo matrimonio con él. Missi en sus ratos libres, comenzó a escribir relatos de aventuras de magos famosos que publicaba en las más prestigiosas revistas mágicas y Brabra se convirtió en la capitana de un famoso equipo de Quidditch.
Todas, incluidos Hermione, Ron y Ginny, se preparaban para ser aurores y formar parte activa de la Orden del Fenix, que al fallecimiento de Dumbledore había dejado a Harry al frente de la misma. Y por ello, para poder estar más en contacto con los miembros de la Orden y conocer su forma de trabajo, todo el grupo había decidido pasar una temporada en el número 12 de Grimmauld Place, invitados por Sirius.
Era un día soleado. Hacía tiempo desde la última vez que se habían reunido todos y les alegró poder juntarse de nuevo, ya que saber que iban a vivir otra vez en el mismo lugar, les agradaba mucho y les traía buenos recuerdos.
- ¡Chicas! -se escuchó una voz alegre. Era Brabra.
- ¡Hola! -saludaron Mahe y Nigriv. Ellas eran las que más contacto habían mantenido durante ese tiempo puesto que en el mundo muggle vivían cerca.
- ¡Cuanto tiempo! ¡Qué emocionante juntarnos todas otra vez! -exclamó Nigriv.
Se encontraban en una vieja plaza a la que habían llegado con las indicaciones que Harry les había enviado con Hedwig. Parecía que en los alrededores se encontraba el cuartel general de la Orden del Fénix, aunque no visualizaban el emplazamiento exacto. A lo lejos vieron acercarse a cuatro chicas: Aloho, Inqui, Circe y Missi.
- ¡Hola EP! -saludó Circe risueña.
- ¿Cómo estáis? -preguntó Inqui contenta de ver de nuevo a sus amigas.
Se fueron saludando poco a poco. Habían vivido muchas cosas en el tiempo que no se veían, ya que sus prácticas y estudios de aurores no las realizaban juntas, así que tenían mucho que contarse. El grupo era un continuo alboroto, sobre todo cuando Aloho sacó una tableta de chocolate. Seguían ensimismadas en sus conversaciones cuando de pronto algo les llamó la atención.
- Mirad...
Un chico de pelo negro, gafas redondas, mirada verde luminosa y expresión sonriente se acercaba a ellas. Era Harry.
- Mis Siete Almas... -dijo sonriendo cuando llegó a donde estaban- Cuántas ganas tenía de veros, chicas.
Las chicas, que mantenían una estupenda relación con Harry y que la habían solidificado desde su enfrentamiento con Voldemort, seguían estando tan unidas a él como al principio y no notaban que el tiempo que habían pasado sin estar juntos hubiese cambiado en algo su amistad. Ese era el síntoma de las amistades verdaderas: que no cambiaban ni un ápice aunque pasara el tiempo.
- Bueno -dijo Harry mirando a su alrededor, después de los efusivos saludos que había intercambiado con las chicas- ¿entramos?
- ¿Pero estamos cerca de... ya sabes? -preguntó Missi dudosa. Realmente ninguna de las viejas casas que había en aquel lugar daba a pensar que el cuartel de la Orden del Fénix se encontrase allí. Harry sonrió.
- Venid -invitó cruzando la calle desierta.
Les entregó un pergamino con una dirección, tal y como hacía unos años habían hecho con él. En aquel entonces, Dumbledore era el guardián del secreto del encantamiento Fidelio que protegía la casa. Sólo si él lo mencionaba o si se leía de su puño y letra, alguien podía encontrar el emplazamiento. Ahora, Harry era el guardián.
- Memorizad lo que pone y repetidlo.
"El cuartel general de la Orden del Fénix se encuentra ubicado en el numero 12 de Grimmauld Place, en Londres".
Poco a poco, una casa de aspecto viejo se materializó ante ellas, entre los números 11 y 13. Subieron los escalones de la entrada y Harry abrió la puerta. Ellas conocían, por lo que el chico les había contado, cómo era la casa por la primera vez que estuvo en ella: todo eran indicios de pertenecer a una familia de magos relacionados con el lado oscuro. Pero el interior de la casa que tenían ante sus ojos se veía totalmente diferente: el hall era una estancia espaciosa de colores claros y suaves. Una bonita lámpara de cristales colgaba del techo, reflejando la luz de las velas que estaban encendidas. Se respiraba un ambiente acogedor y tranquilo. Realmente no era nada parecido a lo que Harry, Ron y Hermione les habían explicado.
- Harry... ¿este es el mismo Grimmauld Place del que nos hablaste? -preguntó en un susurro Inqui. No quería levantar la voz para no despertar a la madre de Sirius. Harry rió.
- Sí, es la misma casa. ¿Cambiada, verdad? Y tranquilas, podeis hablar en alto, hacer ruido, gritar si queréis. Ya no hay problema -explicó el chico sonriente señalando hacia la pared.
Las chicas miraron hacia donde sabían que debía estar colgado el cuadro de la "dulce" madre de Sirius pero en su lugar había una bonita pintura del castillo de Hogwarts. Los árboles de los jardines se mecían, el lago resplandecía bajo los rayos del sol. En algunas ventanas del interior del castillo se veían luces. Era como estar allí. Harry sonreía divertido ante la expresión de sorpresa que todas reflejaban en sus caras.
- Pero ¿y la madre de Sirius? -pregunto Circe aún temerosa de subir la voz.
- Pues afortunadamente, ya no está -contestó una voz que provenía de una puerta lateral.
Era Sirius. Se había recuperado muy bien del tiempo que había pasado tras el Velo y volvía a tener su atractivo aspecto de siempre. Se acercó a ellas y las saludó cordialmente.
- ¿Cómo estáis? Tenía ganas de que llegarais. Harry no deja de hablar de vosotras -comentó pero se echó a reír ante el rubor del chico.
- Conseguimos anular el hechizo de presencia permanente y descolgamos el cuadro. Imaginaos cómo gritó -señaló Harry nuevamente al cuadro de Hogwarts, intentando desviar la conversación para evitar que le siguieran mirando.
- De verdad, me alegro de que hayáis llegado -repitió Sirius y esbozando una sincera sonrisa, añadió- Sed bienvenidas a ésta, ahora vuestra casa. Harry ¿las acompañas a sus habitaciones? Voy a avisar a Molly de que han llegado para la cena.
Parecía que estaban en un sueño. Cada rincón de la casa era tremendamente acogedor. Sabían bien que su estancia en ese lugar era para conocer y aprender cómo trabajaba la Orden del Fénix, lo que implicaba que en algún momento tuvieran que volver a enfrentarse a los mortífagos que permanecieron tras la desaparición de Voldemort. Pero no por ello, podían evitar sentirse a gusto, como si estuvieran en su propia casa.
Tras acomodarse y guardar sus pertenencias, bajaron a la cocina. Hermione, Ron y Ginny estaban junto a la señora Weasley.
- Oh, ¡queridas! ¡Qué alegría conoceros por fin! -exclamó la señora Weasley que corrió a abrazarlas a todas.
- ¡Hola! -saludaron alegremente Hermione y Ginny.
- Bienvenidas -dijo Ron sonriente.
- Venga, todos a la mesa que pronto llegarán los demás -ordenó la señora Weasley y añadió entusiasmada- Ay, ¡qué contenta de que estéis todas aquí!
Al poco rato, llegaron el señor Weasley, Tonks y Lupin, que venía hablando con Sirius. Saludos por parte de todos y unos segundos después, la mesa se llenó de comida y cerveza de mantequilla, y las risas y las conversaciones flotaron en el ambiente. Decididamente, se sentían en casa.
Una vez terminada la cena y las charlas, se fueron marchando todos a sus habitaciones. Sólo en la cocina permanecieron las chicas, Harry, Sirius y Lupin.
- ¿Cómo va todo por la Orden? -preguntó Brabra.
- Bien. Por ahora. -repuso Lupin dando un trago de su cerveza de mantequilla.
- ¿Por ahora? -se extrañó Inqui- ¿Hay problemas?
- No, afortunadamente. A decir verdad está todo muy tranquilo. Extrañamente tranquilo -explicó Sirius- Parece que la desaparición de Voldemort ha hecho que todos los mortífagos aparentemente también desaparezcan. Pero debemos estar siempre alerta.
Harry no hablaba pero se movió un poco incomodo en la silla. Ni Sirius, ni Lupin se percataron.
- Bueno, familia, creo que os dejo y me voy a acostar -comentó Lupin levantándose- Mañana nos vemos.
- Hasta mañana, Remus -se despidió Sirius.
- Hasta mañana, que descanses -dijeron los demás.
La puerta de la cocina se cerró. Todos guardaban silencio. Pero las chicas, que habían notado que algo preocupaba a Harry, se quedaron mirándole. En ese momento, Sirius se dio cuenta de que algo pasaba.
- ¿Me he perdido algo? -preguntó. Las chicas tampoco sabían exactamente qué ocurría.
- Pues... -dudó Harry en continuar hablando- Me preocupa... que llegue el momento de tener que luchar otra vez y ser yo quien dirija la Orden -confesó- Dumbledore me dio esta responsabilidad y... no creo que esté preparado para llevar hacia delante a un grupo como éste. Todos habéis luchado bajo las órdenes de un mago poderoso y sabio pero yo soy un novato.
- Pero Harry, después de haberte enfrentado a Voldemort, ¿te preocupas por esto? -rió con fuerza y animó- De verdad, no te preocupes, te ayudaremos. No somos un grupo muy revoltoso -bromeó intentando quitarle importancia. Pero la cara de Harry seguía reflejando preocupación y Sirius decidió hablarle serio- Mira... Dumbledore delegó en ti esta función porque sabía que podías hacerlo. Te lo dijo bien claro: nadie más que tú merece ser el símbolo de la Orden. Nadie ha tenido que enfrentarse a tantas cosas como te ha ocurrido a ti. No debes preocuparte.
- Pero... no lo comprendes, Sirius -repuso Harry angustiado- He podido enfrentarme a muchas cosas pero he sido yo solo, o he tenido ayuda... una gran ayuda -aclaró mirando a las chicas- Pero han sido ellas las que se han dirigido solas. Pero ahora hablamos de llevar hacia delante a un grupo de magos y brujas adultos... -calló por un momento y suspiró nervioso- Quiero hacerlo bien, pero no sé cómo. No me veo preparado.
Todos le miraban. En el fondo comprendían lo que quería decir Harry, lo que estaba sintiendo. Sustituir a Dumbledore era algo muy difícil. Todas le veían como un mago poderoso al que le faltaba dar el paso que le llevase a la seguridad absoluta. Pero ninguna sabía qué decirle, cómo animarle y hacerle ver que él sí podría dirigir la Orden.
- Harry, no tienes que ser Dumbledore. Tienes que ser tú. Y tú puedes. El murió y te dejó al mando. No podemos echar el tiempo atrás.
- Echar el tiempo atrás... -repitió Harry suspirando. De pronto, Sirius entornó los ojos. Algo había pasado por su mente.
- Aunque la verdad, habría una forma de conocer... pero... -dudó- No, mejor no.
- ¿A qué te refieres, Sirius? -preguntó Harry extrañado. Sin saber por qué, su corazón había empezado a latir con fuerza- ¿Habría una forma de conocer qué?
- Emmm... de que conocieses cómo hemos trabajado en la Orden cuando Dumbledore estaba aquí -respondió titubeante. Las chicas miraban a uno y a otro. Varias de ellas estaban captando la proposición de Sirius.
- Sirius, eso muy arriesgado -puntualizó Mahe.
- Es cierto. No creo que sea una buena idea -agregó Aloho.
- Creo que me he perdido algo, no entiendo -repuso Missi. Pero Harry sí había entendido ya lo que Sirius había pensado.
- Un giratiempos... -dijo el chico en un susurro- ¡Claro! ¡Puedo utilizar un giratiempos e ir hacia atrás! ¡Podría conocer cómo funcionaba la Orden al mando de Dumbledore y eso me ayudaría! -exclamó el chico entusiasmado.
- ¿Utilizar un giratiempos? -se extrañó Circe- Pero... esos aparatos están controlados por el Ministerio.
- Además del inconveniente para justificar que estás en dos sitios a la vez -añadió Inqui.
- Sin contar que pasara algo que hiciera que las cosas cambiasen con respecto a como han ocurrido -continuó Nigriv.
- Y lo que un cambio puede suponer -siguió Brabra.
Todas daban razones lógicas para argumentar que era una idea alocada. Pero en el fondo pensaban que era una idea increíble.
- Tienen razón, Harry. Son muchos los inconvenientes aunque... sería toda una aventura -dijo Sirius sonriendo. Pero ya no había vuelta atrás: Harry estaba convencido.
- Quiero hacerlo -sentenció- Tendré cuidado. Es la única forma de que me sienta seguro para afrontar esto. Sé que existen giratiempos para volver atrás no solo horas, sino años -todos callaron expectantes y Harry miró implorante a su padrino- ¿Me ayudarás?
Sirius le miró fijamente. Podía ver en los ojos de Harry el talante aventurero que su padre había tenido a su edad y eso le animó.
- Está bien, te ayudaré -le confirmó- Comprendo que penséis que es una locura, que es peligroso pero... ¿qué hay de la vida sin un poco de aventura? -dijo dirigiéndose a las chicas con una sonrisa- Harry es un chico... ¿responsable? Eeemmm... bueno, se mete en bastantes líos pero sé que ésto lo va a hacer con el corazón y que tendrá cuidado, ¿verdad?
- Por supuesto -confirmó Harry totalmente emocionado.
- Bueno, si la decisión está tan clara... -dijo Mahe encogiéndose de hombros y mirando a sus amigas- Creo que podéis contar con nosotras.
- Una vez dijimos que hasta el final, y hasta el final será -confirmó Circe.
- Tienes suerte, Harry. Ya quisiera yo un ejército así para mí -sonrió Sirius- ¿No os gustaría formar un ES, Ejército de Sirius o algo así? Para mí sería todo un honor.
Todos rieron. Sabían que la decisión de utilizar un giratiempos era arriesgada pero Harry tenía que intentarlo.
- Bueno, vamos a ver, en primer lugar, creo que con la ayuda de Arthur podremos conseguir un giratiempos. No creo que el Ministerio se oponga si decimos que es para algo importante para la Orden. Desde que Fudge no es el ministro, el Ministerio nos presta toda la ayuda que puede.
- Eso es estupendo -dijo Brabra.
- En segundo lugar, habría que ver a qué momento exacto sería bueno que regresaras para que nos vieras en acción -valoró Sirius haciendo un gesto como si empuñase su varita- Aunque... hay un inconveniente y ellas lo han dicho: cuando vayas hacia atrás en el tiempo, ¿cómo podremos justificar que estás aquí y en Hogwarts?
- Podría cambiar su aspecto con una poción multijugos, ¿no? -sugirió Nigriv.
- Sería una buena idea. Así no le reconocerían y no habría problema -añadió Aloho.
- Lo único es pensar en quien te podrías convertir -dijo Missi.
- Mientras no cojas un pelo de gato como Hermione -recordó Inqui.
Sonrieron al recordar la vez que Harry, Ron y Hermione tuvieron que tomar la poción multijugos en su segundo año de estudios y la chica se transformó en gato. Estaban hablando animadamente pero Sirius se había quedado pensativo.
- Uf, Harry, creo que esto puede ser más difícil de lo que pensamos -confirmó con gesto preocupado- Es mucha la gente que te podría reconocer si algo falla.
- Pero no va a fallar -contradijo Harry- Es más... estoy pensando... que podría volver a un momento del pasado en el que nadie me conociese aún. -todos le miraron. Tenía un brillo especial en los ojos. Sin duda, la idea que estaba teniendo le emocionaba tremendamente- Lo que quiero decir es que podría echar atrás el tiempo y conocer cómo trabajaba... la Orden del Fénix original.
La cocina se quedó en silencio. Sólo se oía el crepitar de las llamas de la chimenea y a Sooty, el gato de Aloho, ronroneando sobre sus piernas.
- La Orden del Fénix original... -repitió Sirius.
- Sí -afirmó Harry- Si voy a ir al pasado... ¿por qué no ir un poco más allá?
- Harry, ¿sabes lo que supondría eso?
- Sí, conocer a mis padres.
