Disclaimer: La Saga Crepúsculo (The Twilight Saga) y todas sus escenas, personajes, etc., así como las películas basadas en ellos, incluyendo la banda sonora, etc., pertenecen a sus respectivos dueños (Stephenie Meyer, etc.). Escribiendo este fic no pretendo otra cosa que entretener, sin ánimo de lucro alguno.
Nota: Este fic participa en el Reto Especial de San Valentín: "Amor a través del tiempo" del foro "Sol de Medianoche".
Para escribir esto me ayudó mucho la canción "Salted Wound" de Sia. Si quieréis escuchar algo bonito mientras lo leéis, os la recomiendo encarecidamente. ;)
Pasado - Reencuentro
Aunque el dolor era insoportable, y su consciencia iba y venía como un mar que la zarandeaba a su antojo, la joven todavía podía ver y oír. Vio la oscura figura que se convirtió en el doctor Cullen aproximándose. Pudo sentir su frío y suave toque en la mejilla. Pudo sentir su frío y dulce aliento cerca de su oído cuando le susurró:
—Perdóname, Esme…
Pudo sentir su rostro y su aliento contra su cuello, sus dientes rasgando su piel y hundiéndose en su carne, y el dolor agudo cuando lo hizo.
Intentó gritar, pero no pudo. Sus huesos rotos no la permitían moverse, y aunque hubiera podido, estaba petrificada. ¿Por qué el doctor Cullen, el bueno, amable y gentil doctor Cullen, le estaba causando ese dolor? Fue tan bueno con ella cuando curó su pierna, tan atento y considerado, tan bondadoso. ¿Estaba intentando de ayudarla, de matarla del todo, ya que ella no había conseguido suicidarse saltando del acantilado? Pero si esa era su intención, ¿por qué la había mordido en el cuello, causándole tanto sufrimiento? Una inyección letal habría sido mucho más fácil y menos dolorosa. ¿Por qué le estaba haciendo esto?
Entonces sintió cómo sus brazos la levantaban, llevándosela a alguna parte. ¿Adónde la llevaba? Pero antes de que pudiera pensar nada más, un fuego empezó a extenderse por su cuerpo, haciéndolo arder. Se le llenaron los ojos de lágrimas e intentó gritar de nuevo, pero de su boca solo escapó un gemido. ¿Qué le estaba ocurriendo? Podía sentir que seguía en los brazos del doctor Cullen. ¿Pero no estaba su cuerpo ardiendo? ¿Por qué no la soltaba? Pensar era cada vez más difícil.
Entonces notó cómo la dejaba con suavidad sobre una cama, y ahí consiguió gritar y removerse un poco.
El doctor Cullen se sentó a su lado y tomó su mano.
—Lo siento, Esme. Lo siento tanto…—repetía.
—D-doctor Cullen—Esme consiguió gemir—. ¿P-por qué? ¡Argh…! ¿Por qué… este dolor? ¡Aaaagh…! ¿Q-qué he hecho?
Él la miró con profunda angustia.
—Es la única forma de salvar tu vida. El dolor se irá, te lo prometo. Estarás bien.
—¿P-pero por qué? ¡Agh…! ¿Por qué… yo?—preguntó Esme entre quejidos y sollozos, con lágrimas rodando por sus mejillas.
—No podía dejarte morir. No tuviste la oportunidad de vivir. Te mereces la vida, Esme.
—¡No!—gritó ella con agonía—. ¡Aaagh! ¡N-no es así! ¡No pude… salvarle! ¡No pude salvarme! ¡M-merezco la muerte! ¡Argh!
—No puedo dejarte morir, Esme—repitió él, con el rostro lleno de tristeza y dolor, apretando su mano—. Simplemente no puedo. Lo siento muchísimo.
Esme gritó otra vez mientras el fuego la consumía y se retorcía de agonía.
—Ojalá puedas perdonarme—sollozó el doctor.
