¡Saludos! Bueno, éste es mi primer Fan Fic de AcexMira. no he visto mucho de la serie Bakugan, es más, me he centrado en ver más la temporada de New Vestroia. Ahora, dejando de lado esta breve introducción, espero que les guste este fic ^^

Disclaimer: Bakugan Battle Brawlers no me pertenece, sino a su respectivo creador.


Los rayos del sol se asomaban entre las cortinas de la habitación anunciando la llegada de un nuevo día. Los haces de luz se posaron sobre el rostro de la joven que dormitaba en dicha habitación. Emitió un quejido para luego cubrirse con su manta, creyendo que así podría volver al mundo de los sueños, pero estaba equivocada.

— Mira, ya es tarde ¡Levántate!

— Mmmh…

Hubo un largo silencio después de este anuncio, como si la persona que la llamaba esperara que se cumpliera con la orden impuesta. Al pasar los minutos y al ver que no había movimiento en ese sector de la casa, el demandante se vio en la obligación de apurar la causa.

La joven se mantuvo inmóvil en su cama mientras escuchaba unos pasos acercarse, abrir la puerta para luego aproximarse a ella, pero la chica desistió de mostrar signos de que ya se encontraba despierta. Cubrió su rostro con su mano dejando ver sus finos cabellos anaranjados sobresalir de su refugio acolchado.

— ¿Mira? — preguntó el joven quien se encontraba junto a la cama – Anda, despierta…

Era su hermano mayor, Keith. Hace tan solo un par de meses que Mira se había mudado a vivir con él su padre. Cuando eran más pequeños, ambos hermanos compartían cierto parecido en el color de sus cabellos y sus hermosos ojos azules. Ahora el joven poseía unos alborotados mechones rubios que caían desordenadamente de un lado a otro sin seguir un patrón en específico, pero que permanecían inmóviles en su lugar.

Intentó despertar a la menor nuevamente, pero era en vano. La chica no quería despertar o más bien, no quería dejar la comodidad y el calor que le proporcionaban las sábanas. Ante esto, el joven comenzó a sacudirla del hombro. Primero fue suave, como si se tratara de algo frágil, pero como el chico no tenía mucha paciencia, al rato comenzó a remecerla con más fuerza, haciendo que la chica comenzara a reír.

— ¿Estabas despierta, no? — pregunta el chico como si conociera el truco de la muchacha.

— Claro que no, Keith. Sabes que tengo el sueño pesado. — dice haciendo un guiño a su hermano mientras saca su lengua en gesto burlesco.

— Pues ya vas tarde a tu primer día, y no, no estoy bromeando — responde Keith con un aire irónico esperando una reacción de su hermana menor.

La chica mira el reloj de su velador y se da cuenta de que su hermano no bromeaba, por lo que se dispone inmediatamente a prepararse para ir a la escuela, no sin antes sacar a a su despertador personal de su habitación.

— Te estaré esperando abajo, Mira — dice Keith riendo ante la escena de su hermana neurótica por la hora. Su única respuesta fue el cierre de la puerta del baño mientras en su interior alguien exclamaba un ¿Dónde quedó la toalla!

Una vez lista la chica bajó a desayunar pero al darse cuenta de que no tenía mucho tiempo, tomó una caja de jugo y una tostada, la cual se llevó a su boca mientras corría hacia la salida de su casa. Vio que su hermano ya estaba tomando el autobús, se quitó la tostada de la boca y gritó que la esperaran. Keith giró a ver como Mira se acercaba y le sonrió.

— No seas tan dramática, hermanita.

Sin nada que decir, la chica se dirigió a tomar asiento junto a la ventana mientras terminaba su desayuno improvisado. De repente, múltiples pensamientos nublaron su mente. Sí, estaba nerviosa, este era su primer día en su nueva escuela después de haber pasado varios años en el extranjero viviendo con su madre. Sus padres se habían divorciado y con ello, ambos hermanos fueron separados perdiendo contacto casi por completo de no ser por el milagro de la tecnología.

Los recuerdos seguían distrayéndola de la realidad y no podía evitar ver, a través de su reflejo, la figura de su madre: una mujer bella con la cual compartían rasgos muy similares y con quién compartió toda su vida, en especial sus últimos diez años.

La nostalgia se hizo presente en el rostro de la chica y luego el horror se vio en sus ojos a la vez en que sus manos temblaban ansiosas. Su hermano no pudo evitar notar el cambio que sufría la joven por lo que la tomó de los hombros y la sacudió levemente mientras decía su nombre repetidas veces.

— Mira ¡Mira! ¿Estás bien? ¡Reacciona!

La chica, con sus labios temblorosos, logró emitir lo que pareció ser un suave gemido, llevando sus manos hacia su cabeza sujetándola firmemente haciendo que sus uñas indagaran en la piel de ésta. Ante esta escena, Keith se preocupó aún más.

"Oh no… está ocurriendo de nuevo…" — pensó el adolescente mientras buscaba una forma de tranquilizar a la chica para no llamar la atención de los demás.

— ¡Keith! Mamá está… por mi culpa está… — titubeó la chica.

— ¡Mira, cálmate! — exclamó el joven captando la atención de su hermana. — ¡No es tu culpa, esas cosas pasan! Yo… — Desvió su mirada hacia el suelo. Un silencio incómodo se generó entre los dos y, como un acuerdo silencioso, ambos rompieron tanto el contacto físico como visual.

— Lo siento — pronunció la menor.

— Está bien, no te preocupes — respondió automáticamente el chico.

El bus escolar se detuvo, y para ambos muchachos les resultaba inverosímil el que el recorrido desde su hogar hasta su escuela hubiera sido tan corto. Uno a uno fueron descendiendo del vehículo para encontrarse con aquella infraestructura que verían casi todos los días en los próximos meses del año.