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Responde a la siguiente petición de Mikah Valyria: "Prim tiene 17 años y está comprometida con Peeta Mellark, el hijo menor del panadero. Pero Peeta tiene sentimientos hacia Katniss, la hermana de esta. Así que ella deberá luchar para ser la única dueña de su amor (...) Mientras más novelero sea, será genial. Ubicado dentro del mundo de Panem."
Disclaimer: Basado en la conocida saga de Suzanne Collins: Los Juegos del Hambre. Aquello que reconozcan del universo de los libros es de ella, el resto mío.
Prometidos
Prim es el orgullo y la esperanza de su madre, quien no desea que repita sus mismos errores y le procura el más brillante de los futuros, por eso la ha comprometido con el hijo menor del panadero, un bombón llamado Peeta Mellark, sin saber que éste ha amado en secreto a su hija mayor Katniss desde que ambos eran unos niños. En un principio Prim se rehúsa a llevar a cabo un matrimonio por conveniencia, pero esto cambia una vez que empieza a conocer a su prometido.
I
Nuestras circunstancias de vida no fueron particularmente afortunadas. Como sabrán, vivir en el Distrito Doce no es ni por asomo fácil, hay que pelear con el hambre, la miseria y la muerte cada día, eso es algo que mi hermana y yo aprendimos demasiado pronto, por desgracia. Lo bueno es que nos hemos curtido con el sufrimiento, que somos unas luchadoras, que de ninguna manera nos dejaremos vencer pues hemos tenido el mejor de los ejemplos en nuestra madre...
La historia que quiero contarles empezó cuando mamá, la hija única de una pareja de boticarios, se enamoró de nuestro padre, un chico cuyo futuro estaba escrito: él no podía aspirar más que a ser un minero, al menos legalmente, ya que, de manera ilícita, cazaba en el bosque fuera de los lindes del distrito. No resulta asombroso que mamá se enamorara de él, si te pones a pensar que papá además de ser atractivo tenía una voz capaz de enamorar hasta a los ángeles. Fue tan grande su amor que renunció a una vida relativamente cómoda y escapó con papá yéndose a vivir al barrio minero, desprovista de cualquier herencia y de su anterior status. Lamentablemente la felicidad no fue duradera, yo apenas estaba empezando a mudar los dientes de leche cuando papá murió en un espantoso accidente en las minas.
Tras la muerte de papá nuestra madre cerró en banda su corazón al amor e hizo de todo para regresar a su antigua posición como boticaria, fue una ardua lucha, pero a base de esfuerzos lo logró: Primero utilizó la compensación por la muerte de papá para rentar una pequeña casita, donde reabrió la botica, la cual estaba siempre surtida de medicinas gracias a la ayuda de Katniss, quien había aprendido a moverse en los bosques junto a papá cuando él estaba vivo, se encargaba de recoger las plantas medicinales, también nos traía carne fresca, tubérculos y frutas; las cuales además de abastecer la despensa, solía intercambiar en el mercado negro por productos poco asequibles. Éramos una rareza total, tres mujeres solas, pero empecinadas en no dejarnos vencer por la adversidad.
Yo también quería sentirme útil, así que fui aprendiendo de sanación junto a mamá y con el tiempo nos fuimos compartiendo la carga. Algunas veces, cuando los accidentes o epidemias atiborraban de pacientes nuestra pequeña sala, incluso Katniss debía ayudar, aunque nunca ha sido del todo hábil en esto, cuando hay sangre de por medio es mejor no contar con ella, sale corriendo derechita al bosque.
Así fue que superamos los embates de la vida, por fortuna aquí seguimos, juntas las tres, con el tiempo mamá reunió lo suficiente para comprar una casa más céntrica y más grande, arriba hay dos dormitorios, aún comparto la alcoba con Kat, y abajo además de la cocina y una salita tenemos una pequeña habitación donde mamá hace sus consultas.
Ya Kat tiene veintiún años, su mayor temor es que yo salga cosechada en mi último año como elegible y no pueda hacer nada para salvarme. Yo en cambio he superado ese miedo, no tengo más papeletas que las que me corresponden por mi edad, al igual que mi hermana, el esfuerzo de mamá aunado a los aportes que hacíamos Kat y yo, permitieron que nunca recurriéramos a las teselas. Estoy todo lo segura que podría estar.
Acá en el Doce es una especie de tradición hacerse de novios después de superar las siete cosechas, y cuando Kat lo hizo mamá le permitió hacerse novia de Gale Hawthorne, un chico de la Veta, que perdió a su padre en el mismo accidente que se llevó al nuestro. A veces Gale me recuerda tanto a papá que incluso llego a pensar que Katniss lo aceptó en parte por eso, ya que siempre se había mostrado reticente a tener una pareja y a traer hijos al mundo, fue una sorpresa cuando nos enteramos, pues parecían sólo buenos amigos, pero supongo que en el bosque pasaban más cosas de las que ella me contaba.
Gale es un chico valiente y luchador, es tan parecido a Katniss que a veces parecen más hermanos que ella y yo. A diferencia de ellos yo he heredado los rasgos de mi madre: la tez clara, el cabello rubio y los ojos azules, característicos de mis actuales vecinos y en ellos ha puesto mamá mi futuro y mi destino, tengo diecisiete años, acabo de superar mi penúltima cosecha y mamá se dio a la tarea de arreglar un acuerdo nupcial para mí... el escogido ha sido el hijo menor de los dueños de la panadería.
Nunca había considerado para mí un matrimonio por conveniencia, no sospeché siquiera las intenciones de mamá ya que había sido bastante laxa con mi hermana. Nunca lo habría aceptado de no ser por lo que sentí la primera vez que vi a Peeta Mellark.
Él y sus padres fueron invitados a una cena en mi casa, la mujer era poco expresiva y de hecho algo huraña, lucía amargada con el ceño permanentemente fruncido y sus labios, casi inexistentes, permanecían pegados en un gesto de evidente desagrado, el esposo en cambio se mostraba demasiado afable, en especial con mamá. Y él, Peeta, lucía una expresión indescifrable que me hacía cuestionarme hasta qué punto también él estaba siendo forzado. Es un hombre atractivo, de anchas espaldas, alto y con pecas, que se veía algo incómodo ante la situación.
En casa todo estaba preparado para la ocasión, todo pulcramente ordenado, la cena preparada por mamá y a través del viejo reproductor sonaba una música suave, animando el ambiente, también nosotras nos engalanamos, las tres vamos con unos elegantes atuendos que generalmente no usamos: Mi madre un vestido negro y unos zapatos a juego, a Katniss, que está presente por curiosidad más que por otra cosa, hubo que obligarla a ponerse el vestido color verde que usó para su última cosecha, y yo luzco un vestido nuevo de satén de un pálido tono rosa, mamá lo mandó a hacer con la señora Pitman especialmente para la ocasión.
Me avergüenza incluso mirarlo a los ojos y tanto él como yo permanecemos en silencio durante la velada. El comedor se siente pequeño ante la presencia de tanta gente, no puedo creer lo extraña e inesperada que es la situación, frente a mí está sentado el hombre que ha de ser mi esposo. La idea es rápidamente desechada cuando me siento enrojecer.
No sé, es increíble estar en esta situación, a mi lado Katniss sonríe quedamente en varias oportunidades, pero sé que lo que verdaderamente desea es estallar en carcajadas ante lo irónico y absurdo de todo esto. Y yo siento la necesidad de retorcerle el cuello.
¿Por qué a mí, mamá? ¿Por qué con Kat fue todo más fácil...? Siempre Kat ha reclamado que yo soy la niña consentida, la favorita de mamá, pues de poco me ha servido, ella tiene lo que a mí nunca me dará: Libertad.
¿Qué les ha parecido esta señora Everdeen? Gracias a su actitud sus hijas han recibido un ejemplo de constancia. Obviamente nunca ocurrió lo del pan y Kat jamás se interesó por Peeta. Pero él sí la escuchó el primer día de clases, con el mismo efecto, se enamoró locamente de la chica de la trenza.
