Disclaimer: El anime/manga Katekyo Hitman Reborn! no me pertenece, todos sus personajes y contenido pertenecen a Akira Amano.
TIW. .Gekokujou.
Esto terminó siendo NADA parecido a lo que era la idea original, así que me considero todo un especimen en evaluación (?).
Pairing: G/Giotto, G/Tsuna, Tsuna/Gokudera/Tsuna. Una freaking cool orgía (?). Todos los hints habidos y por haber.
Advertencias: Ambientado en el relleno del anime de la Familia Primo, específicamente en la prueba de Herencia de Gokudera. Obviamente me inventé varios puntos y... desvarié 8DU. Y es cortito, G es alguien... complicado.
Para él, era como comenzar de nuevo. Esa sensación de responsabilidad y de deber protección hacia una persona, le ponía melancólico sin quererlo, muchos años habían pasado; pero nada podría cambiar el curso de sus recuerdos. Los combates, los amigos, nakamas, el dolor de la traición... las pasiones. Todo se le arremolinaba en la cabeza cuando miraba a los ojos del Décimo Vongola, mientras él se mantenía disfrazado, porque sabía que a ese joven le quedaba mucho por atravesar y aprender.
Tampoco quería que tuviera que atravesar lo mismo por lo que pasaron ellos, pero era absolutamente necesario, y dolía más pensar aquello cuando su mente le jugaba malas pasadas y esos ojos dejaban de ser chocolates para ser dos fuentes de agua dulce, y el cabello lograba degradarse en tonalidades hasta llegar al rubio oro. Porque ambos eran iguales, y con ambos, él tenía el mismo deber.
Sólo podía esperar y confiar en su resolución como un Jefe valiente, mientras él intentaba asegurarse de la estabilidad de los lazos entre él y su Guardián, para que no comentan los mismos errores.
Para que no cometan los mismos que él hizo.
Bajo la fachada del italiano platinado, supo controlar la incómoda sensación del fatídico hormigueo en sus manos, que aún sentían la sensación a sangre tibia, desesperadas en detener inútilmente la hemorragia de una herida, mientras unos ojos celestes le decía que aquello era lo que tenía que pasar.
Pero para él, jamás debió ocurrir.
Sabía que Giotto podía palmar la calidad de sus culpas y de sus actuales pensamientos, pero no tenía intenciones de censurarlos o detenerlos, porque tampoco harían el peso más liviano.
Se encargaría de que Hayato Gokudera fuera una buena Mano Derecha, una mejor de lo que él pudo llegar a ser.
Los comentarios son bienvenidos.
