Esta historia es una adaptación de un fic que leí. Abran sus mentes y espero que les guste.
Capitulo 1.
EL JARDÍN FLORECE...
Hoy es sábado, y mientras Albert se ve en el empañado espejo del baño recuerda casi sin querer el día que conoció a Charlie, no le importó su existencia ya que todo estaba bien en su vida y no asumió la necesidad de amargarse a pesar de que tuvo tiempo para conocerlo por unos pocos minutos.
Aquel día del año pasado transcurrió así, como si nada, porque Charlie iba a una cita ''seguro alguien tan varonil y especial como él'' pensó Albert y no le prestó más atención a aquel americano rebelde, pero no quedó allí, porque Charlie se le quedó clavado en algún sitio de su alma, de su corazón, el novio de Alber le había dicho ese día que ese rebelde Charlie gustaba de él, le pareció absurdo y lo olvido, hasta que un par de días después lo pensó... es absolutamente estúpido, se dijo, el no creía en el amor desde que George lo dejó para partir a Europa sin retorno alguno, Albert no creía en el amor de lejos, y menos que un muchacho tan varonil y bien parecido se fijase en él, le parecía de tontos estar así por un muchacho que apenas había visto un par de veces en su vida, pero que le parecía la visión más masculina que hubiese visto en su vida, creía que eso de amar a distancia era un jardín demasiado denso y peligroso que él no se atrevía a adentrarse por su cobardía.
Su pobre espíritu lo llevó a condenar a esos amantes que entregan todo a distancia, clasificándolos de tontos... hasta que la vida se le apareció en forma de Charlie nuevamente, el sábado anterior, en un bar rosa donde se sentía tan bien debido a que los únicos que lo frecuentaban eran ''hombres de dudosa virilidad'' con un inesperado y anhelado beso que acallo todo cuanto pudiese decir, al día de hoy, Charlie debe partir y Albert desea que el tiempo se detenga ahora, en ese mismo instante, en medio del bullicioso y cosmopolita Chicago que lo ve esconderse de nuevo entre las ruinas de su entereza, una ciudad que se ha convertido de pronto en un jardín que florece, debido al amor que está floreciendo en su corazón...
SIEMBRAS DEL PASADO...
Las cita es las 10, son las nueve con diez y Albert va saliendo de su mansión ubicada en las zonas exclusivas y cosmopolitas de Chicago, enfundado en su traje rojo pasión (de prostituta como lo llama él) y su camisa de cierre del mismo color que lo hace ver más blanco y rubio de lo que usualmente se ve ''voy a llegar tardísimo '' murmura mientras apresura su paso y envía un mensaje de texto para excusarse y reportarse por la tardanza. Candy su entrañable hija y amiga va con él, a conocer a su rebelde y enamorado chico, ''él que quiere puede'' le había dicho ella en una de las tantas veces que hablaron del amor a la distancia.
Llegaron al lugar acordado, Charlie no respondía al mensaje de texto y Albert supuso que aún dormía, al menos podía esperarlo más y caminar en calma, en su caminar se sintió melancólico, Candy miró en su rostro una extraña expresión de nerviosismo y melancolía que parecía consumir a su amigo.
-es irónica la vida-, le dijo Candy.
Tú esperaste tanto por este día y yo no quería que llegara, no puedo quedarme en este momento de la vida.
Charlie había respondido el texto ''Amor, estoy bañándome, espérame, llego en un momento'' Albert respiró hondo y respondió ''está bien mi amor, por ti espero lo que quieras'' y así fue, en un restaurante denominado El Poco Coco Loco con poca afluencia de personas, Charlie anuncia que va en camino, que en pocos minutos llegará a su cita, los minutos pasan como pesada tortura para Albert, esa espera lo desespera, finalmente. Su espera acabo, a las diez con quince minutos.
Charlie aparece frente a él, lleva unos Jeans azul deslavados, unas zapatillas deportivas del mismo color, camiseta que indica una leyenda que dice '' I'm with a dumb'' se ven como encontrándose luego de miles de años, sonriendo y dejando escapar todas esas mariposas locas y cursis, a ambos se les ilumina la vida con sólo verse a los ojos.
De esta manera comienza la agenda de este planeado día de despedida, primero a comer una deliciosa langosta al termidor en el mejor restaurante de la Cosmopolita Chicago, luego ir al cine a ver Diario de una pasión, luego por la tarde pasar un par de horas en un modesto motel ya que Charlie debe partir temprano.
Albert pide un carruaje y ahí mismo se van, a ser felices, a tratar de no pensar en mañana por unas escasas horas que les quedan juntos, Albert cree en ese momento que es posible olvidarse de su vida por instante, de la opresión y ajetreo de su vida diaria, donde sabe que en cuanto se acabe su tiempo con su amado, deberá regresar a su cotidianidad...
